Este fue un año muy difícil para todos en este
mundo, sobre todo para mí. Debido a problemas externos, padecí una enorme
depresión que quizá tuvo un gran impacto en mis entradas, tuve que tomar varias
pausas por dificultades con varias entradas, sobre todo las relacionadas con
octubre, además de que en noviembre me contagié con COVID-19 el cual, aunque me
tuvo con mucha fiebre un día, también me perjudicó en las entradas, sobre todo
en las relacionadas con Lo que el viento se llevó.
Este es un momento para repasar que novelas,
cuentos u obras de teatro fueron bastante difíciles de leer para mí este año,
así que vamos a empezar.
Los versos satánicos de
Salman Rushdie – Digamos que esta novela es más conocida por la polémica en
torno a su contenido que al contenido en sí. Si uno no está familiarizado con la
cultura y la religión islámica, es difícil comprenderla. Además, el ritmo de
los relatos en ella se diluye conforme avanza la novela.
Buenos presagios de Neil
Gaiman – Como no está dividida en capítulos, sino que es una narración larga
con algunas pausas y escrita en forma de novela dialogada, su lectura es
compleja. Aun así, la novela está llena de humor y mordacidad. Recomiendo su
lectura.
El acoso de
Alejo Carpentier – Debido a que hace demasiadas vueltas en la historia, la
misma se hace complicada sin necesidad de hacerlo. Además, el lenguaje
rebuscado y los párrafos excesivamente largos hacen la lectura complicada.
Digamos que el experimento de hacer una novela donde la música es parte
integral de la trama no funcionó muy bien para Carpentier.
La ciudad y los perros de
Mario Vargas Llosa – Los múltiples hilos conductores que tiene la novela son
los que generan mayor complejidad en la lectura de esta novela. Sin embargo, su
retrato sobre el ejército, la crítica sobre cómo la educación castrense puede
dañar la conciencia del individuo y la consigna de “comer o ser comido” son
elementos que nunca se dejan pasar.
Carta a mi madre de
Georges Simenon – En la carta Simenon hace muchas divagaciones sobre su
relación con su madre, por lo que es complejo leerla, aunque su retrato de la
relación entre una madre y su hijo siempre es bienvenida.
Las Bacantes de Eurípides – Aunque la novela
para hacer un punto de vista materno, pues la novela como tal la analizaré el
próximo año, es una novela que tiene muchos elementos que dificultan su
comprensión.
El vino de la soledad de
Irène Némirovsky – Al ser una novela de tipo aprendizaje, abarca la vida de la protagonista
desde su niñez hasta su juventud, y dado el estilo de Némirovsky, la novela no
es fácil de comprender. Sin embargo, si se le da una segunda oportunidad, se
encontrará una relación carente de afecto y llena de rivalidades entre madre e
hija.
La abeja reina de
Robert Holles – Aunque es una novela de suspenso, esta es una de las novelas
más perturbadoras que he leído en mi vida, en particular el capítulo 17, que a
pesar de lo repugnante que podría llegar a ser, es necesario leerlo para
comprender mejor la trama, si se tiene el deseo de seguir leyendo, porque este
capítulo puede hacer que mucha gente deje de leer la novela.
Por favor, cuida de mamá de Kyug-Sook
Shin – Como en ella se usan dos tipos de narradores: narrador paradiegético
(segunda persona) y narrador homodiegético (primera persona), esto crea
dificultades a la hora de leerla, más que nada porque el narrador en segunda
persona es el más difícil de usar. Sin embargo, uno encontrará una historia sobre
una mujer que esconde más de lo que su apariencia muestra, su difícil vida y la
relación con tres de sus hijos y un final que deja la libertad de imaginar lo
que ocurrirá. La recomiendo mucho.
Todos eran mis hijos de
Arthur Miller – Teniendo un argumento y desarrollo similares a los de El pato salvaje, esta obra nos plantea
varias preguntas: ¿es mejor confrontar la verdad o dejarla escondida? ¿Es mejor
seguir adelante con nuestra vida o permanecer aferrado al pasado? En ella estas
son respondidas y mantiene la línea de Muerte de un viajante de
criticar el sueño americano.
Zipper y su padre de
Joseph Roth – Otra novela de aprendizaje cuyo ritmo lento hace que no siempre
se pueda comprender. De hecho, es necesario leer varias veces para entenderla.
La hija del este de
Clara Usón – Como ocurre con novelas como El cuento de la criada, los capítulos
impares siguen la historia de la protagonista, mientras que los pares tratan
sobre la historia de los Balcanes desde la Edad Media hasta la década de 1990,
además de los personajes históricos relacionados con las Guerras Yugoslavas.
Suena difícil, pero es una historia llena de historia, tragedia y magníficos
retratos sobre la paternidad entre las distintas etnias que pueblan en los
Balcanes.
Pálido caballo, pálido jinete de Katherine Ann Porter – Escrito por una sobreviviente de la
influenza de 1918, este es un excelente relato y retrato sobre cómo una mujer
padecida dicha enfermedad, su lucha para sobrevivir y cómo cambia su vida una
vez se recupera.
Cóndores no entierran todos los días de Gustavo Álvarez Gardeazábal – Es una novela que no está dividida
en capítulos, a pesar de que no es larga, por lo que uno debe leerla con mucho
cuidado y de forma continua para poder comprenderla. Describe el ascenso y la
caída del jefe de uno de los primeros grupos armados en
Colombia, y cómo una idea puede terminar corrompiéndose y siendo peor que el
mismo problema para lo que fue creada.
En Chimá nace un santo de
Manuel Zapata Olivella – Como la novela está dividida en cuatro partes, que se
narran de manera continua, haciendo la lectura un tanto dificultosa. Hace un
retrato del sincretismo religioso y a la vez es una crítica a los denominados
“santos populares”. En ese sentido, la novela hace bien su trabajo, pero la
manera cómo está dividida hace que leer cada una de sus cuatro partes sea
difícil.
El otoño del patriarca de
Gabriel García Márquez – Esta novela es el más grande reto de lectura que
cualquiera pueda hacer, pues sus seis capítulos están escritos con una oración
tan larga que ella sola es todo el párrafo y a la vez es todo el capítulo y
posee varios narradores. A pesar de tener un alto nivel de dificultad, su
descripción y su crítica hacia las dictaduras sigue estando vigente el día de
hoy ¿Se puede leer? Por supuesto, pero recomiendo dejarla como el último libro
cuando se está leyendo a Gabriel García Márquez.
Los pecados de Inés de Hinojosa de Próspero Morales Pradilla – Una novela que narra la vida de una
mestiza que prefiere seguir las pasiones de su corazón y vivir su sexualidad
bajo sus propios términos en lugar de las reglas que le impone la sociedad de
su tiempo, sociedad que jamás la aceptará, lo que la lleva a cometer crímenes.
Muy recomendada, a pesar de su longitud.
Pantalones azules de Sara
Gallardo – Es una típica historia de amantes desventurados que no terminan
juntos por los prejuicios religiosos y sociales de la época, de los cuales uno
de los dos no logra desprenderse. Creo que la novela hubiera explorado más la
relación entre ambos, porque al leerla deja esa sensación, pero al mismo tiempo
muestra la dificultad de una relación interreligiosa en una época histórica
bastante convulsiva en la Argentina.
Un grito de amor desde el centro del mundo de Kyoichi Katayama – La historia se desarrolla bien, pero su
concepto se ha usado en tantas otras novelas, que esta no resulta innovadora. Sin
embargo, el tema sobre la muerte y los amores imposibles hacen que la novela
cumpla con las expectativas que se esperan de ella.
La hija del marqués de
Alexandre Dumas, padre – Aunque la novela tiene diecisiete capítulos, el
capítulo nueve recoge un diario que hizo la protagonista durante la época del
Terror en París. Sin embargo, el problema no es ese sino el ritmo de los
primeros capítulos y las inconsistencias históricas que hacen trabajosa su
lectura.
El aro de Kōji Suzuki – Esta es una
novela que se debe leer de manera minuiciosa porque, de lo contrario, será muy
difícil de comprender. Allí se muestra como no seguir las instrucciones o ser
descuidado puede causar la muerte de cualquier persona que vea el vídeo y cómo
la venganza puede ser realmente destructiva. Sin embargo, posee un gran giro
final que deja la posibilidad de pensar si el protagonista tendrá éxito o no.
El monte de las ánimas de
Gustavo Adolfo Bécquer – El cuento hace un excelente uso de los recursos
narrativos que hacen parecer que la historia es más bien presentada en lugar de
narrada. También es una muestra de que Bécquer era capaz de manejar tan bien
como la poesía.
El monje de
Matthew Gregory Lewis – La novela tiene una gran longitud (cerca de 500
páginas) y sus capítulos son bastante largos, pero lo que la diferencia de
muchas novelas góticas es que el mal es representado de manera mucho más amplia
que el bien, pues las otras lo hacen de manera más equilibrada. También muestra
como los clérigos se aprovechan de sus posiciones para cometer abusos y toda
clase de crímenes, algo que por desgracia está más vigente que nunca.
Otra vuelta de tuerca de
Henry James – El estilo de narración hace que la imaginación del lector vea la
historia de varias maneras y se pregunta si la narradora está diciendo la
verdad o no o solo es producto de una mente trastornada. Sin embargo, puede que
el ritmo lento de la novela no sea del agrado de cualquier lector.
Rhett Butler de
Donald McCaig – Como la novela en la que estaba basada, es bastante larga
porque básicamente es la misma historia contada a través del punto de vista de
Rhett Butler, uno de los personajes más populares y un gran ejemplo del pícaro
estadounidense. Si se es amigo de las novelas largas y de los puntos de vista
alternativos, esta es una gran opción. Sin embargo, ver la misma historia hace
que uno se pregunte si esta novela debió existir.
Scarlett de
Alexandra Ripley – Quizá la razón por la que mucha gente detesta esta novela es
porque la personalidad de Scarlett cambia bastante en ella, aunque mantiene su
espíritu persistente y luchador. En personajes está un poco mejor trabajada que
McCaig y se puede leer si el número de páginas no intimida al lector, pero
también deja la sensación que esta novela es innecesaria en el universo de Lo
que el viento se llevó.
La peste de
Albert Camus – Los elementos filosóficos de la novela la convierten en uno de
los retos de lectura más difíciles que existen. A mí me llevó tres intentos
para poder hacer la entrada y entenderla correctamente, razón por la que tome
un descanso en una semana de noviembre. Es un retrato sobre cómo las actitudes
que las personas tomarían durante una epidemia y cómo las autoridades
manejarían la situación, pero también muestran las creencias individuales y
cómo las mismas pueden cambiar al encarar un gran acontecimiento. Muy
recomendada.
Entre los libros que entran en el campo
personal de Sorpresas del Año están La trilogía tebana (la cual siempre sorprende,
puesto que siempre se le encuentran detalles), Un tranvía llamado Deseo, La luz en casa de los demás, Heidi, Emily de Luna Nueva y Calixto Garmendia.
Las novelas que no cumplieron con mis
expectativas o de plano me decepcionaron mucho este año son las ya mencionadas
Los versos satánicos y El acoso. De ellas debo decir que tenía altas
expectativas; la primera, por ser objeto de controversia de la que ya hablé en
la entrada y la segunda, porque había leído dos novelas de este autor que me
encantaron. Por desgracia, ninguna de las dos cumplió con lo que yo esperaba de
ellas.
Esperemos que este 2021 sea un año mejor para
todos nosotros y que a la vez pueda lograr todas las metas que me he propuesto.
Les deseo Feliz Navidad y Feliz Año 2021.
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