LA LUZ EN CASA DE LOS DEMÁS



Advertencia: para los que no han leído esta novela, habrá algunos destripes.
Para terminar el Mes de la Mujer, analizaré la novela La luz en casa de los demás de la escritora italiana Chiara Gamberale.
La luz en casa en los demás trata sobre Mandorla, una niña de padre desconocido que cuando su madre, la administradora del edificio 315 Grotta Perfetta, muere, todos los ocupantes de este deciden criarla luego de saber que uno de los hombres del edificio podría ser su padre, pero ninguno la asume por temor a que alguna de las familias de ese edificio sea destruida. Así y durante once años Mandorla se cría con una mujer mayor soltera, una joven familia que luego se desintegra, una pareja gay, una pareja de hecho y una familia tradicional. La historia se desarrolla en Roma entre 1999 y 2010, aunque hay muchas analepsis que muestran la vida de los inquilinos y la de Mandorla.
La novela tiene una estructura peculiar: se compone de un prólogo llamado Mamá y nueve capítulos, siete de ellos divididos en varias partes, algunas de ellas con recuerdos de los inquilinos mezclados con los recuerdos y la historia de Mandorla. Por ello, la novela está compuesta de la siguiente forma:
Antes: 5 partes, por ser cinco los pisos del edificio.
Después: un solo capítulo.
¿Y luego?: 5 partes correspondientes, de nuevo, a cada uno de los pisos del edificio.
Dos semanas después, o poco más o menos, En el primer piso: un solo capítulo.
¿Y ahora? (Once años después): un solo capítulo.
En el primer piso: 4 partes.
En el segundo piso: 4 partes.
En el tercer piso: 7 partes.
En el cuarto piso: 4 partes.
En el quinto piso: 8 partes.
En los capítulos En el primer piso, En el segundo piso y En el cuarto piso hay una introducción que suele tratar sobre la llegada de Mandorla a cada piso.
Ahora hablaré de los personajes. La protagonista no sólo es Mandorla, sino también todos los habitantes del 315 de Grotta Perfetta, los cuales viven en el edificio distribuidos de esta manera.
Primer piso: Tina Polidoro.
Segundo piso: Samuele, Caterina y Lars Grò.
Tercer piso: Paolo de Santis y Michelangelo Arca
Cuarto piso: Lorenzo Ferri, Lidia Frezzani y su perro Efexor.
Quinto piso: el ingeniero Barilla, su esposa Carmela y sus hijos Giulia y Matteo.
Mandorla es la hija de María, la administradora del edificio 315 de la vía Grotta Perfetta en Roma. Nació sietemesina el 25 de octubre de 1993 y por su tamaño al nacer fue llamada Mandorla (almendra en italiano). Cuando su madre muere en diciembre de 1999 y tras leer una carta de ella escrita el día en que nació y donde hay una pista del posible padre de Mandorla, entre todos los inquilinos del 315 de Grotta Perfetta deciden criarla y así ella vive distintos estilos de crianza, por lo que ella crece bien protegida, aunque un poco ingenua y temerosa de la vida.
En contraste con la protegida y tranquila vida que ella vive en el 315 de Grotta Perfetta y las relativas buenas relaciones con los habitantes del edificio, Mandorla es incapaz de hacer amigos de su edad o como ella los llama Otros Niños de Mi Edad (ONME), que la tachan de rara y la apodan espantapájaros. Sólo Matteo Barilla, que vive en el quinto piso del edificio, logra que los ONME la tratan con algo de respeto.
Sin embargo, Mandorla sólo logra socializar con Matteo, con Eva Brandi y con Palomo Carnevale, y por su ingenuidad desconfía de los dos primeros porque Eva termina siendo novia de Matteo (por quien Mandorla sentía algo más) y prefiere confiar en Palomo, un muchacho que se enreda en malos pasos y que hace que Mandorla pase una noche en la cárcel. Pronto Mandorla pasa su etapa rebelde, supera su ingenuidad (y a Palomo) y desea un futuro brillante para ella, sin importarle quién es su padre biológico.
María es la difunta madre de Mandorla y era la administradora del 315 de Grotta Perfecta. Aunque muere al principio de la novela, siempre está presente en espíritu para su hija cuando ella más lo necesita.
Tina Polidoro es la habitante del primer piso y aunque adopta a Mandorla, la cría desde los seis años hasta los diez años. Nació en junio de 1930 y es una maestra pensionada. Durante un tiempo vivió con su anciana madre, que eventualmente falleció, y se sabe que tiene dos hermanos gemelos con los que tiene poca relación. Únicamente recibe visitas de Gianpietro Costanza, un exalumno suyo que padece tartamudez y que también era amigo de María. Debido a su edad y su soledad, comienza a creer personas que no existen y a recordar cosas y a personas que vivían en el barrio como un delincuente llamado Mundoperro, que hacía de las suyas. Este miedo a Mundoperro es algo que Tina le transmite a Mandorla, miedo que la niña tendría durante gran parte de su vida a pesar de posiblemente Mundoperro debía de estar muerto.
Samuele Grò vive en el segundo piso junto a su esposa Caterina y su hijo Lars, que nació en mayo de 1999, y se ocupan de Mandorla cuando ella tiene diez años. Es cinéfilo y aspirante a documentalista con más ínfulas que talento, que cree que le robaron la idea de Mujer bonita, que las instituciones culturales de su ciudad están en su contra, que Clint Eastwood es un mal director de cine. En fin. Su amor por el cine es tal que nombró a su hijo por el director de cine danés Lars Von Trier. Sin embargo, pronto descubrimos una faceta de él que termina acabando con su matrimonio.
Caterina Grò es la esposa de Samuele y es abogada. Debido a que Samuele se ocupa de Lars y de intentar despegar su carrera en el cine, Caterina es la que sostiene económicamente el hogar. Cuando su matrimonio falla, ella empieza a salir con un abogado que es relevante para la historia actual, de la Mandorla de 17 años.
Luciano Pavarotti (sin relación con el tenor) es un abogado que se va a vivir con Caterina unos años después de su divorcio con Samuele. Al principio se lo veía como alguien que podría quebrar el status quo del 315 de Grotta Perfetta debido a que considera que no se puede seguir manteniendo a Mandorla en la ignorancia sobre su padre biológico e insiste en una prueba de ADN. Incluso decide analizar si la niña es digna de seguir estando bajo la tutela de los habitantes del edificio. Sin embargo, resulta ser un personaje clave para la situación que acaba con Mandorla estando una noche en una celda. Como dato curioso y pese a no tener parentesco con el tenor, posee una magnifica voz de canto.
Paolo de Santis y Michelangelo Arca, nacidos en 1968, son una pareja gay que vive en el tercer piso desde 1994 y se hacen cargo de Mandorla cuando ella cumple once años. Poseen altos recursos económicos que pueden permitirse gracias a la joyería familiar de Paolo, por lo que pudieron llevar de viaje a Mandorla a la ciudad de Nueva York. También le regalaron unos pendientes de oro y coral que Mandorla atesora. Lo que está claro que Paolo no es el padre de Mandorla dado que él lo reconoce esto y su aversión hacia María, la difunta madre de Mandorla. Paolo es severo y celoso mientras que Michelangelo es más relajado y cariñoso. Con ellos Mandorla se entera de la historia sobre los movimientos de la comunidad LGBTI+ y presencia un Desfile del Orgullo Gay, aunque no comprende muy bien el porqué de todo ello, algo que muestra la ingenuidad y la ignorancia en la que ella vive.
Lorenzo Ferri, nacido en 1958, y Lidia Frezzani, nacida en 1968, son la pareja de hecho que vive en el cuarto piso junto a su perro Efexor y se ocupan de Mandorla cuando Mandorla está por cumplir catorce años. Lorenzo es escritor y columnista y Lidia es locutora de radio. Sin embargo, la suya no es una relación feliz: los dos son infieles mutuamente, pero por alguna razón se mantienen juntos. Lorenzo no comprende bien porque aún quiere a Lidia si siempre la engaña y la saca de quicio. También ellos llevan a Mandorla de viaje, en su caso, a la India.
Lorenzo proviene de una familia de intelectuales, siendo su padre profesor de Paleontología y su madre una traductora de ruso y firme feminista de la segunda ola y ambos eran mutuamente infieles, algo que Lorenzo aprendió muy bien. Por ello, Lorenzo es un hombre intelectual, aunque algo melancólico y ansioso, por lo cual ha acudido a psiquiatras desde niño. De Lidia se sabe muy poco, excepto que cuando era adolescente dividió su tiempo entre sus padres que se divorciaron cuando su madre abandonó a su esposo, un hombre de carácter sensible.
El ingeniero Cesare Barilla, nacido en 1953, su esposa Carmela, con la que está casado desde 1984, y sus hijos Giulia, nacida en 1987, y Matteo, nacido en 1993, viven en el quinto piso y se hacen cargo de Mandorla cuando ella está a punto de cumplir diecisiete años. El ingeniero Barilla siempre ha sido una persona que le gusta planificar todo en su vida para que no ocurra ningún contratiempo, pero a su pesar no ha podido controlar tres cosas: una varicela que contrajo en febrero de 1980, que tuviera una hija y un hijo en lugar de dos hijos y la rebeldía de Giulia. Sin embargo, si se casó con una mujer de su pueblo: Carmela, con la que está seguro de que tendría una mujer fiel y devota al hogar.
No se debe pensar que el hecho de que el ingeniero Barilla planeaba tener dos hijos varones es por machismo, su plan se debe más bien a la protección. El ingeniero Barilla conocía a las mujeres romanas y sabía que si tenía una hija en Roma esta se echaría a perder. Sus temores no terminan siendo infundados.
Durante la infancia de Mandorla, Giulia es una adolescente rebelde, que la llama “niña de m*****” por su origen y que sale con hombres casados, entre ellos uno de los vecinos del 315 de Grotta Perfetta, pero la ida de la joven a Londres y un evento traumático la hacen reflexionar, madurar y revelarle a Mandorla la razón de su odio hacia ella, como se ve en la conversación que tiene con ella en la fiesta que le hacen a Mandorla antes de que parta para Irlanda.
Matteo Barilla actúa como protector de Mandorla y como su amigo durante varios años junto con Eva Brandi. Mandorla empieza a tener sentimientos románticos, pero cuando Matteo se hace novio de Eva, la relación de ambos se deteriora y no vuelve a ser la misma.
Eva Brandi es una compañera de clase de Mandorla y Matteo con la que forman una especie de trio de amistad, pero en realidad hay muchos celos y envidia de pensamiento por parte de Mandorla, que se siente menos que Eva a pesar de que todos los vecinos le hacen ver que ella debe aceptarse tal y como es.
Palomo Carnevale es un muchacho dos años mayor que Mandorla, pero que va a la misma clase que ella. Tiene un origen problemático pues su madre, que lo nombró por el actor mexicano Eduardo Palomo, lo tuvo cuando tenía quince años y cuando se supo del alcoholismo de ella, se le retiró de su custodia y fue llevado a un colegio de monjas que luego de dos años cerró. Después de ello, fue dado en adopción a los Carnevale, que aunque lo criaron con amor, encararon grandes dificultades debido a las constantes depresiones de la señora Carnevale. Por ello y para enamorarla, Palomo le cuenta una historia falsa a Mandorla y la hace rebelarse contra los habitantes del 315 de Grotta Perfetta.
La novela trata temas como la drogadicción, los derechos de la comunidad LGBTI, la infidelidad y los conflictos de la adolescencia.
Uno de los temas más importantes es el crecimiento durante la adolescencia, una  etapa particularmente difícil para Mandorla debido a su incapacidad para socializar con los ONME, su amor imposible por Matteo Barilla y su ingenuidad, tres cosas que la hacen presa de muchachos de mala reputación que casi la hacen terminar en la cárcel. Por suerte para ella, el amor de todas las personas del 315 de Grotta Perfetta prevaleció sobre su rebeldía.
Cuando Mandorla empieza a convivir con Paolo y con Michelangelo, se entera sobre la comunidad LGBTI. Aunque Mandorla presencia el Desfile del Orgullo Gay en Roma, aún no está segura de por qué ellos no deberían también tener deberes, como cualquier ciudadano. Esto no quiere decir que sea homofóbica, sino que ella misma no comprende del todo el movimiento LGBTI.
La drogadicción es algo que se menciona algunas veces en la novela. Por ejemplo, están tres adictos que acechan el vecindario donde se ubicaba el edificio: Mundoperro, Piolín y Bandana, que robaban a todo el que pudieran para costear su adicción y se da a entender que Palomo trafica con sustancias ilícitas para ganar dinero.
La luz en casa de los demás es una novela de madurez que nos muestra el crecimiento de una niña hasta su adultez en donde ella observa el modo de vida de sus vecinos, que la crían a la manera de cada uno. Todos en cierta forma se convierten en sus padres y sus madres pues siempre están atentos a sus necesidades y a sus sentimientos. Es una novela que tiene muchas facetas, con ternura y oscuridad a la vez, una revelación inesperada y un final que no decepciona, pero que nos deja el concepto de que la familia no es en la que uno nace sino en la que uno se cría. Simplemente lo recomiendo.
Con esta novela, concluyo el Mes de la Mujer, un mes lleno de historias de mujeres que se abren paso en la sociedad aunque algunas puedan ser aniquiladas en el proceso. Otras sólo buscan su propia identidad para hallar en sí mismas. Espero que este mes les haya gustado. Gracias y hasta luego.

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