EN CHIMÁ NACE UN SANTO
Para continuar el Mes Colombiano, lo haré con la novela En Chimá nace un santo del escritor, médico y antropólogo loriquero Manuel Zapata Olivella, la cual fue publicada en 1964. Como este autor es poco conocido fuera del país, haré una pequeña biografía a través de lo que he investigado.
Manuel Zapata Olivella nació el 17 de marzo de 1920 en la ciudad de
Santa Cruz de Lorica, por lo que este año se cumplió el centenario de su
nacimiento. Su familia siempre estuvo relacionada con la cultura caribeña
colombiana y sembraron el orgullo por su origen étnico, por lo que desde
pequeño mostró interés en la diversidad de la misma, en especial por la
afrocolombiana. Una de sus hermanas fue la bailarina y folclorista Delia Zapata
Olivella. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia, pero se
dedicó a las investigaciones antropológicas y etnográficas, además de ser
activista en contra del racismo hacia los afrocolombianos.
En las décadas de 1950 y 1960 las investigaciones de Zapata Olivella
en torno a la etnografía le permitieron publicar libros sobre la cultura
afrodescendiente. También publicó novelas como He visto la noche (1953), La
calle 10 (1960) y Chambacú, corral de negros (1963). Para los años 1970 él
impulsó la creación de comunidades dedicadas a la investigación, espacios de
encuentros y discusión tanto sobre la cultura afrocolombiana y los movimientos
de las negritudes en distintos continentes, así como distintas entidades y
eventos en pro de las comunidades afrodescendientes de Latinoamérica.
En 1983 Zapata Olivella publicó la que sería su novela más popular:
Changó, el gran putas y se dedicó a los espacios radiales, que lo hizo ganador
de un Premio Simón Bolivar a mejor programa radial gracias a su programa Enciclopedia
audiovisual de la identidad colombiana. Para la década de 1990 continuó sus
viajes por Colombia, Estados Unidos y Europa, a pesar de sus dificultades
económicas y su cada vez más debilitada salud. En 2002 recibió el premio a la Vida
y Obra del Ministerio de Cultura de Colombia, dos años antes de su muerte,
ocurrida el 19 de noviembre de 2004 en Bogotá. Luego de su fallecimiento, su
cuerpo fue cremado y sus cenizas fueron esparcidas por el río Sinú.
Volviendo a En Chimá nace un santo, esta novela trata sobre Domingo,
un hombre que no puede caminar y al cual se le atribuyen muchos milagros que
realizan con sus dibujos o cuando le besan las manos, lo cual obviamente
entraría en conflicto con el párroco de Chimá. Conforme avanza la novela, vemos
que los chimateros en realidad sufren del síndrome del emperador desnudo, pero
se lo dejaré a ustedes para que puedan leer la novela y entender por qué lo
digo.
La novela se divide en cuatro partes, las cuales no están divididas
en capítulos pero sí en pausas, lo cual permite pasar de una escena a otra;
aunque esto puede resultar dificultoso en la lectura.
En la primera parte se nos muestra el incendio que arrasa la casa
de la familia de Domingo y cómo el padre Berrocal, párroco de Chimá logra
salvar a Domingo de morir quemado. Luego de este suceso, la gente asume que
Domingo posee santidad y empiezan a pedir milagros, que ellos asumen como
ciertos. Pronto, comienza las disputas entre lo que siguen los “milagros” de
Domingo y el padre Berrocal.
La segunda parte trata sobre la muerte de Domingo y lo que implica
para los chimateros, que toman muy en serio su palabra y son guiados por
Jeremías, antiguo sacristán del padre Berrocal y autoproclamado profeta de
“San” Domingo de Chimá. Pero incluso la creencia en Domingo divide a su
familia, como se ve en las distintas creencias entre su Rafaela y sus hermanas
Andrea y Balaude.
En la tercera parte a los seguidores de San Domingo se les ocurre
sacar sus restos y sepultarlos luego de dos años de su muerte, pero esta vez en
la parroquia del pueblo, a pesar de la negativa del padre Barrocal. Aquí vemos
que la creencia de los seguidores de San Domingo no está bien fundamentada, lo
cual explica el resultado del sermón que hace el padre Barrocal.
La cuarta parte es corta pero bastante peculiar. Una serie de
acontecimientos y muertes extrañas acaban dándole un giro inesperado a la
novela, en el que al final las autoridades se enfrentan a los chimateros, que
están convencidos de la santidad de Domingo.
Domingo es el protagonista de la novela. Muchos habitantes de su
pueblo le atribuyen poderes curativos asociados a los santos a través de los
dibujos de santos que hace o si las personas besan sus manos, etc., a raíz de
un incendio en su casa en el que salió ileso a pesar de que las llamas estaban
cerca de él. Como si fuera una ironía, el que lo rescató fue el padre Berrocal,
párroco del poblado.
Aunque Domingo muere en el primer tercio de la novela, su
influencia en los chimateros se mantiene fiel y firme al punto de que personas de
otras partes de Córdoba viajan a su tumba desde distintos lugares de Córdoba
para pedirle milagros, siendo llamado San Domingo de Chimá.
Jeremías es ex sacristán de la parroquia. Es una persona que cree
mucho en la superstición, por lo que no es de extrañar que él sea el principal
promotor del culto a Domingo y siendo considerado como su profeta. Jeremías
está consciente de lo que ocurre, pero en realidad no le importa porque él cree
en los milagros de Domingo.
El padre Berrocal es el párroco de Chimá. Al igual que Jeremías,
también se crío entre supersticiones, pero a diferencia de Jeremías, el cual
piensa que ambas se pueden complementar, el padre Berrocal piensa que ambas no
pueden coexistir y se debate mucho entre mantener su fe en Dios o seguir las
supersticiones. Al final prefiere mantener su fe, hace todo lo posible para
acabar con el culto a Domingo y volver a la gente a las verdaderas creencias
así que tenga que usar métodos duros.
La novela trata sobre el sincretismo religioso, muy común en
Latinoamérica, que es una mezcolanza de doctrinas cristianas con tradiciones
religiosas de las culturas afro e indígena. Un ejemplo se ve en el culto a San
Domingo de Chimá. Aunque sigue elementos similares al catolicismo, también
combina las creencias de las distintas etnias que han poblado el Caribe
colombiano como se ve en las formas como ellos realizan su culto.
Por supuesto, como el sincretismo religioso es una fusión de varias
creencias, es visto como una herejía, tal como ocurre en la novela cuando el
padre Berrocal condena el culto a Domingo e intenta hacer todo lo posible para
acabarlo. Sin embargo, para él todo da un giro inesperado.
Algo que también resalta de En Chimá nace un santo es que Zapata
Olivella hace un excelente trabajo al plasmar sus investigaciones sobre los
llamados santos populares, los cuales son personas ya fallecidas u otras
entidades espirituales a las que se les atribuyen milagros, pero que no están
considerados santos por ninguna iglesia. Al querer tratar ese tema, Zapata
Olivella creó a Domingo para así mostrar la creencia del pueblo en un santo
popular, además de cómo la Iglesia y las autoridades intentan acabar con este
culto.
La novela tiene un buen concepto y logra hacer una gran ejecución del mismo, pero la manera como están distribuidas sus partes hacen que cada una de ellas sea larga y difícil de seguir. Por lo demás, está bien y por ello lo recomiendo.
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