LA ABEJA REINA



Para continuar con el Mes de la Madre, lo haré con la novela La abeja reina del escritor británico Robert Holles, publicada en 1978.
La abeja reina está compuesta por 23 capítulos y se desarrolla en Gran Bretaña entre marzo y octubre de 1974, un año de transición para dicho país que tuvo dos elecciones generales a causa de la crisis económica y política que atravesaba el Reino Unido en aquella época. Fue también el famoso año del parlamento colgado, es decir, en el que no hubo mayoría absoluta, algo que no ocurría desde 1910 y que sólo dos ocurriría dos veces más, una en 2010 y otra en 2017. Las últimas páginas del último capítulo se desarrollan el 7 de mayo de 1977.
El nombre original de la novela es Spawn, que significa prole o semilla, siempre en el sentido de descendencia. El título cobra más importancia debido al argumento de la novela y que puede ser aberrante para algunos.
Marianne Seal es la protagonista de la novela, que tiene veintiocho años al inicio de la novela. Siendo trabajadora social y al estar en contacto con niños, tiene un gran deseo de ser madre, pero luego de tres años de vivir con un redactor estadounidense, no ha podido cumplir con ese sueño. Por eso acude al doctor Stephen, que es uno de los pocos ginecólogos que atienden a parejas no casadas, sin saber que el deseo de cumplir su sueño terminaría convirtiéndose en una pesadilla.
El doctor Stephen es un ginecólogo que se especializa en infertilidad y atiende a todo tipo de parejas, sin importar sin están casadas o no. Por ello, atiende el caso de Marianne pero el doctor Schultz se apersona de su caso cuando los agentes de inteligencia israelí empiezan a perseguirlos. Luego, su verdadera identidad y sus antiguas conexiones son reveladas.
Nicholas “Nick” Kirkham es la pareja de Marianne (no su esposo, puesto que no están casados). Nacido en la ciudad estadounidense de Boston, se fue a vivir a Gran Bretaña por su amor a la tranquilidad que proporciona la vida en dicho país. Trabaja como redactor teatral y es aspirante a dramaturgo. No está muy entusiasmado con ir a una clínica de fertilidad con Marianne, pero desea complacer a Marianne en su sueño de tener un hijo. Al final, su desconfianza hacia el doctor Stephen lo hace indagar en lo que en realidad ocurre y esto le cuesta muy caro.
Charles Moresby Fenton Fox-Hillyer es un ex militar de ideas que muchos no comprenden pues considera a Hitler con un genio aunque también ve en el mismo sentido a Churchill. Debido a su interés en la investigación del doctor Stephen, se encarga de mantener vigilados y aislados a los involucrados en la investigación, incluyendo a Marianne. Pronto se descubre cuál son sus verdaderos intereses, que están lejos de cualquier ideología política.
Barry Eckstein es un agente de inteligencia israelí que está investigando los movimientos del doctor Stephen y descubre sus nexos con Rudolf Buechner, un antiguo médico nazi maestro de Stephen, y con el doctor Schultz, del cual descubre su verdadera identidad. Se debate entre su deber de proteger vidas inocentes o seguir las órdenes de sus superiores, ya que él cree que un bebe nonato no necesariamente será malo desde el nacimiento.
El doctor Schultz es el villano principal de la historia. Cuando se da cuenta de que los israelíes (a quienes odia con toda su pasión) están pendientes del caso de Marianne Seal, se encarga de esconder a todos los involucrados para evitar que los judíos se hagan con Marianne. Pronto se revela su verdadera identidad y cuáles son sus intenciones con el bebé de Marianne.
El doctor Heinrich Buechner es un personaje que para el momento de la historia ya ha fallecido, pero que es importante la trama. Fue un médico ginecólogo especializado en inseminaciones artificiales y congelación de muestras de semen para su conservación, lo que llamaría en medio de la Segunda Guerra Mundial la atención de los nazis y que lo llevaría a una disputa moral entre sus principios como médico y los ideales supremacistas de los nazis, algo en lo que su esposa también resultaría involucrada, con trágicos resultados. Lo que haría durante la Segunda Guerra Mundial sería vital para el desarrollo de la novela y su discípulo.
Uno de los temas que trata La abeja reina es el eterno debate entre la naturaleza y la crianza. En la novela, hay varias personas que se inclinan por un lado o por otro, aunque algunos de ellos empiezan a dudar sobre sus creencias.
En el lado de la naturaleza se encuentran los agentes israelíes y Stephen. Los agentes quieren acabar con Marianne y con su bebé nonato por el temor de que dicha criatura vaya a sembrar el mal sobre la humanidad como ya había pasado en la Segunda Guerra Mundial cuando ocurrió el Holocausto (o Shoah como ellos lo llaman). Stephen se niega a usar una muestra de semen que Schultz le ha exigido usar por las mismas razones que los israelíes, pero al mismo tiempo cree que si Marianne le da una buena educación al niño, este será una persona equilibrada.
En el lado de la crianza tenemos a Schultz, que quiere hacerse cargo de la educación del hijo de Marianne para convertirlo en el líder por el que ha esperado desde hace treinta años, pero al mismo tiempo teme que el pequeño no se sienta inclinado hacia la ideología nazi, resulte ser homosexual (uno de los muchos grupos que los nazis perseguían) o no tenga el carácter suficiente para ser líder. También se destaca Barry Eckenstein, el agente a cargo de la investigación, que no cree que la criatura vaya a ser malvada sólo porque sí, sino que podría ser una persona de bien si recibe una crianza adecuada.
Debemos hacer un poco de contexto de la época en la que se desarrolla la novela. Hay que tener en cuenta que a mediados de esa década se estaban dando los primeros avances en reproducción asistida, los cuales finalmente darían lugar a nacimientos exitosos, como Louise Brown, la primera persona nacida por fecundación in vitro (FIV) del mundo, que nació precisamente en Gran Bretaña. Este uno de los temas que se muestra en La abeja reina, pese a que cuando se escribió Louise Brown no había nacido todavía. De hecho, es una gran coincidencia que en el año en el que nació (1978) también se publicó la novela.
También se muestra mucho el estigma social y cultural que encaraban las parejas que vivían en unión libre en la época, como se ve con Marianne y Nick. Marianne quiere buscar a un ginecólogo pero no encuentra a alguno dispuesto a atenderla porque no está casada con Nick y sólo el doctor Stephen se compromete a ayudarla. Más tarde, el hecho de que ella y Nick no eran casados desempeñaría un rol importante en lo que le ocurriría tan a ella como a Nick.
Es evidente que Holles hizo datos fidedignos para su novela, pues hace muchas referencias a distintos oficiales como Heinrich Himmler, Martin Bormann y Alfred Jodl, además de varios médicos del Tercer Reich como Ludwig Stumpfegger (cirujano personal de Hitler), Karl Brandt (médico personal de Hitler que estuvo a punto de ser ejecutado por este), Theodor Morell (el otro médico personal de Hitler) y Carl Clauberg. Este último es importante en el trabajo de Buechner y de su discípulo. También se ve que Holles tenía conocimiento de la drogadicción de Hitler en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial y eso es patente en la novela. En La abeja reina también se hace referencia a la masacre de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972.
Sin embargo, Holles también muestra como dos grupos que se oponen mutuamente están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para conseguir lo que desean. A los agentes israelíes no les importa matar a una mujer inocente junto con su criatura nonata con tal de evitar un segundo Holocausto y por supuesto, los nazis de la novela tampoco sienten remordimiento a la hora de asesinar a quien sea y de usar a un pequeño para sus fines. En resumen, tanto los judíos como los nazis de La abeja reina son radicales y persistentes para conseguir sus objetivos.
Lo que no me agrada que varios sitios clasifiquen a La abeja reina como novela de terror. En realidad, es una novela de suspenso porque está hecha para mantener al lector en tensión y a la expectativa de lo que va a ocurrir, pero también tiene un poco de horror psicológico puesto que cumple con la función de repugnar cuando ocurre un evento aterrador. En La abeja reina, el capítulo 17 maneja el horror psicológico a la perfección.
Seré honesta: esta no es una novela que todos leerían. Sí, tiene un buen tono de novela negra, pero es un trabajo que yo consideraría divisivo: te puede gustar por su concepto o asquear por la temática que maneja, la cual alejaría a cualquier lector, en particular el capítulo 17. Es mejor leer la novela para poder crear una opinión propia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

TIERRA DE JAUJA