LOS VERSOS SATÁNICOS



Advertencia: para los que no han leído la novela, esta entrada tiene destripes.
Esta semana analizaré una de las novelas más controvertidas de la historia y que le valió una fatua a su autor. Por el título y la descripción, ya saben de qué hablo. Me refiero a la novela Los versos satánicos del escritor indobritánico Salman Rushdie.
Desde el principio, tenía la meta de hacer la entrada el pasado mes de noviembre porque el año pasado se cumplieron 30 años de la emisión de la fatua contra Rushdie, pero debido a mis deberes con la universidad, no fue posible. Ahora en vacaciones, aproveché para leer la novela como se debe.
Volviendo a la novela, Los versos satánicos se divide en nueve capítulos, estando los impares divididos de forma irregular: el primero tiene cuatro partes, el tercero cinco, el quinto dos, el séptimo tres y el noveno y último una. Los capítulos pares no tienen ningún tipo de división, algo que ya había visto en El cuento de la criada. Además, su narración no es lineal sino enmarcada, es decir, una historia dentro de otra historia.
La novela sobre dos actores indios, Gibreel Farishta y Saladin Chamcha, que caen de un avión que estalló y sufren una gran transformación durante su caída. Gracias a ello, son protagonistas de varias historias y uno de ellos tiene visiones que hacen parte de la narración de la novela. Sí, la novela es de narración enmarcada.
Gibreel Farishta es un actor estrella de Bollywood que ha logrado un gran éxito y con él, los típicos excesos de la fama: fiestas, alcohol y mujeres, pero finalmente fijo sus ojos en Alleluia Cone. Después del secuestro y la caída, tiene una transformación que hace que todos lo vean como un ser inmaculado cuando en realidad es todo lo contrario. Con el tiempo su cordura se va deteriorando y su obsesión por Alleluia crece al punto de provocar la desgracia para ella y para él. Siente un gran orgullo por ser quién es y por su país, pero no sigue fielmente su religión (islam).
Saladin Chamcha, cuyo nombre de pila es Salahuddin Chamchawala, es un actor pero, a diferencia de Gibreel, es un actor de voz. Debido a su capacidad para imitar acentos, presta su voz a comerciales, programas de televisión y películas, lo cual le ha permitido vivir con comodidades aunque trabaje tras bambalinas. Puede que esta habilidad esté relacionada con su rechazo a su origen indio y a su preferencia por adoptar la cultura de su país de residencia, que es Gran Bretaña.
Como contraste del obsesivo Gibreel, Saladin está casado con una mujer, una aristócrata inglesa llamada Pamela Lovelace, pero para el momento en que se desarrolla la novela, el matrimonio está casi completamente roto ya que los dos están distanciados ante el trabajo y la esterilidad de Saladin. Su transformación provoca desconfianza ante las personas que lo encuentran y lo mete en problemas; sin embargo, las dificultades que padece a causa de su transformación lo ayudarían a pensar mejor en cómo ha vivido su vida y como encauzarla.
Además de su esposa, tiene una relación sentimental con Zeenat “Zeeny” Vakil, una mujer que conoce durante un viaje a Bombay y que se convertiría en un apoyo para él en la última parte de la novela. Además se da a entender que siente algo más que una amistad por su compañera de trabajos de voz, Mimi Mamoulian.
Alleluia “Allie” Cone (apellido original Cohen) es una hábil escaladora profesional experta en ochomiles, pese a tener los pies planos. Nacida en Londres, es hija de dos inmigrantes judíos polacos, Otto y Alicja Cohen, siendo Otto un sobreviviente del Holocausto que anglicanizó su apellido judío para deshacerse de su pasado y hacer una nueva vida, algo que no fue suficiente considerando su suicidio cuando ya era anciano. Allie tuvo una hermana mayor, Ellaynah (Elena), que tuvo una exitosa y corta carrera como modelo y que murió a los veintiún años por sobredosis de drogas.
Allie tiene sentimientos encontrados heredados como su padre entre seguir las costumbres judías o las inglesas, que también se reflejan en seguir con su carrera de escaladora pese a que sus pies planos le están causando problemas. Tampoco le importa mucho enamorarse con un indio musulmán, pero no está segura de que seguir en una relación tóxica con un hombre cuya cordura va desapareciendo. Sus intentos de dejarlo sólo aumentarían lo que más adelante ocurriría.
Pamela Chamcha (de soltera Lovelace) es la esposa de Saladin. Luego de llevar varios años casados, el matrimonio es prácticamente acabado ya que no pueden tener hijos y Saladin vive sólo para su trabajo. Cuando se cree a Saladin muerto, se debate entre sus sentimientos de si él está vivo o muerto pero eso no le impide tener un romance con Jumpy Joshi, amigo de Saladin, con el que finalmente logra lo que siempre deseó con Saladin y que nunca pudo lograr. Pero las cosas no acabarían bien para ella.
Zeenat “Zeeny” Vakil es una joven de Bombay que Saladin conoce cuando va a ver a su padre, del cual está distanciado. Ambos tienen un romance que debe acabar cuando Saladin regresa a Londres pero lo reactivan cuando él regresa a Bombay para ver otra vez a su padre, que está moribundo. Zeeny es intuitiva, leal y culta, algo que a Saladin le atrajo mucho.
Los versos satánicos es una novela que nos muestra como una transformación, ya sea física o emocional, puede ser beneficiosa o perjudicial. Para Saladin, al principio fue difícil por su odio a sí mismo, generado por su rechazo a su origen indio a causa de su tensa relación con su padre. Esto le causó grandes problemas pero después logra recuperar su autoestima y el amor por sus raíces indias.
En el caso de Gibreel, esta hace que su soberbia aumente y le cause problemas no sólo a él sino a los que lo rodean. Además, su salud mental se deteriora al punto de causar una tragedia en su vida.
No sólo la novela trata sobre dos hombres que sobrevivieron a la explosión de un avión y que sufren una transformación física y mental, también se cuentan varias historias que nos muestran cómo se formó el islam desde el punto de vista del escritor y sobre varios de los personajes secundarios de la novela como Pamela Chamcha, Mahuddin y las dos Ayeshas. Precisamente, fueron las historias que aparecen en las partes II y IV las que motivaron la fatua contra Rushdie que le ha llevado a vivir en la clandestinidad y custodiado por la Corona británica desde 1989; sin embargo, dejaré que ustedes lo descubran por sí mismos.
Incluso los personajes secundarios tienen historias interesantes y con bastante ironía. Un ejemplo es el padre de Allie pues pese a ser historiador de arte intenta dejar de lado su pasado en los campos de concentración y su herencia judía. También es un ejemplo de que dejar de lado el pasado sin confrontar tus problemas internos sólo lleva a la tragedia. La misma Allie es una ironía pues es una escaladora profesional y exitosa a pesar de tener los pies planos. La conclusión para Saladin resulta una ironía dado como empieza su historia y su pensamiento.
Debido a su narración enmarcada y su estilo de realismo mágico, Los versos satánicos no es una novela fácil de leer. Las historias que aparecen en la novela y los saltos de tiempo hacen que más de un lector se confundiera. En mi caso, tuve que leerla dos veces para poder comprender y captar detalles que no logré la primera vez y aun así fue bastante difícil. La historia principal tiene una buena premisa, los personajes son interesantes y su ejecución es más o menos buena, pero los relatos adicionales son bastante confusos para una persona que no sabe mucho sobre la cultura musulmana y se pierden conforme finaliza la novela. Debido a esto, no es una novela que yo le recomendaría a todos.

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