SILENCIO



Para celebrar la entrada número 250, esta semana analizaré la novela Silencio del escritor japonés Shusakū Endō, publicada en 1966. Como es habitual con autores que no son muy conocidos en esta parte del mundo donde vivo, haré una pequeña biografía sobre él.
Shusakū Endō nació el 27 de marzo de 1923 en Tokio. Poco después de su nacimiento, sus padres se mudaron a Kwantung, un territorio al noroeste de China, controlado en ese momento por los japoneses, en donde vivió hasta 1933, cuando sus padres se divorciaron y su madre regresó con él a Japón. Al año siguiente, se bautizó como católico y tomó el nombre de Pablo.
En 1943 Endō comenzó a estudiar en la Universidad de Keio pero la Segunda Guerra Mundial interrumpió sus estudios, por lo que tuvo en emplearse en una fábrica de municiones y escribir en revistas literarias. Después de que la Segunda Guerra Mundial concluyera y luego de pasar por la Universidad de Waseda, Endō finalmente viajó a Francia para estudiar en la Universidad de Lyon, en donde terminó en 1953. Los tres años que siguieron a su graduación en Francia fueron decisivos para la vida de Endō. Recibió el Premio Akugatawa por su novela Hombres blancos, se casó con Junko Okada y tuvo un hijo, Ryūnosuke.
Aunque su salud siempre fue delicada, Endō se mantuvo activo y popular a pesar de recibir críticas por parte de los cristianos japoneses. Sus novelas reflejan muchos de sus sentimientos que sentía por ser sentirse fuera de lugar al pertenecer a una minoría (cristianos japoneses) que al mismo tiempo lo censuraba y sus muchas enfermedades. Al haber cultivado varios géneros y estar su obra ligada al cristianismo, en concreto al catolicismo, es comparado con Graham Greene y a menudo se lo llama “el Graham Greene japonés”.
En 1994, Endō fue candidato al Premio Nobel de Literatura, pero perdió frente a su compatriota, Kenzaburō Ōe. Sin embargo, se le concedió la Orden de la Cultura en su país un año después. El 29 de septiembre de 1996 Endō falleció en el Hospital Universitario Keio por complicaciones relacionadas con la hepatitis.
Silencio es una novela que trata sobre un sacerdote portugués que es enviado a Japón como parte de la misión católica de evangelización en Asia en una época en donde se perseguía al cristianismo en el país del sol naciente. Allí es torturado y obligado a tomar una decisión que cambiaría su vida. La novela consta de un prólogo, nueve capítulos y una especie de epílogo llamado Diario de un oficial de la residencia cristiana y se desarrolla entre 1638, poco después de la Rebelión de Shimabara1 y un año antes de la instauración del sakoku2 en Japón, y 1681.
Sebastião Rodrigues, erróneamente traducido como Sebastián Rodrigo en algunas ediciones en español, es un sacerdote jesuita que es enviado a una misión de evangelización en Japón, un país en donde el cristianismo es perseguido con toda violencia. No sólo está dispuesto a proseguir con su misión de convertir a los gentiles en dicho país sino también a averiguar el paradero de su maestro, el padre Ferreira, que también fue enviado a Japón, que apostató contra la Iglesia Católica y cuyo rastro se perdió cinco años antes del viaje del padre Rodrigues.
Ya en Japón, el padre Rodrigues se da cuenta de la fe de los creyentes japoneses pero también de la crudeza con la que son perseguidos por el bakufu3, que no desea que una religión extranjera se expanda por todo Japón y así evitar la intromisión por parte de las Coronas española y portuguesa, que están expandiendo sus imperios, por lo que los cristianos japoneses practican su religión en secreto, a pesar del peligro.
Pronto es traicionado y encarcelado, pero a diferencia de los demás jesuitas y los cristianos japoneses que lo acompañaban, es mantenido con vida, si bien bajo constante interrogatorio y estricta vigilancia por órdenes de Inoue, el señor de Chikugo4, que prefiere que apostate a ejecutarlo. Poco a poco, su fe va disminuyendo hasta que ocurre el clímax.
Inoue es el señor de la provincia de Chikugo. Es partidario de la crueldad hacia los cristianos y de acabar con el cristianismo en Japón, pero al mismo tiempo le brinda la oportunidad al padre Rodrigues de que apostate para salvar su vida, siempre que se adapte a las costumbres japonesas. Para él es más fácil quebrar la fe y la voluntad de quienes dirigen a los creyentes que ejecutarlos.
Ichijirō es un campesino converso al cristianismo que vendría siendo el Judas de la historia. Es demasiado cobarde para mantener la lealtad frente a sus hermanos e incluso a los sacerdotes, pero eso no le impide estar buscando siempre la absolución del padre Rodrigues sin importar que este esté en prisión.
El padre Ferreira fue el maestro del padre Rodrigues en Portugal y fue uno de los sacerdotes enviados a Japón para evangelizar a la población, tal como hizo San Francisco Javier, el primer sacerdote que llegó al Extremo Oriente a hacer lo mismo. Sin embargo, fue capturado por el bakufu, apostató contra la Iglesia Católica y su rastro se perdió en 1633. De hecho, una de las razones por las que el padre Rodrigues viaja a Japón es para saber que ocurrió con su maestro. Más adelante en la novela, se descubre su destino.
Silencio muestra la difícil historia del cristianismo en Japón y cómo el bakufu se encargó de reprimirlo para evitar cualquier influencia extranjera, en especial los Imperios español y portugués, que pudiera ser un peligro a la larga para el régimen de los Tokugawa, lo cual incluía el cristianismo. De hecho, la Rebelión de Shimabara se debió a que los campesinos cristianos se sublevaron contra los señores feudales de la península de Shimabara a causa de los excesivos impuestos y por la prohibición del cristianismo. Esta rebelión, que llevó a la creencia de que el cristianismo sería peligroso para la estabilidad de los Tokugawa, fue una de las razones por las que se implementó el sakoku.
Si bien en Silencio se muestra la fidelidad y la dignidad de los cristianos a la hora de asumir su muerte de manera que recuerda a los días del Imperio Romano, también se ve como una persona poco a poco va perdiendo la fe a medida que se inunda en la ciénaga que es Japón como dice uno de los personajes. Al meter allí la fe inicial pierde todas sus raíces hasta que queda como un cascarón vacío. Es lo que pasa con Sawano Chan y podría pasar con Rodrigues, pero el final nos revela mucho más sobre este último.
La novela tiene un buen concepto y no se le da mal la ejecución, pero tiene un ritmo lento que puede hacer que el lector se aburra y deje de leerla, por lo que no estoy segura de que Silencio sea una novela para todos.
NOTAS
1 Levantamiento de campesinos japoneses cristianos contra los impuestos elevados para construir el Castillo de Shimabara y las políticas del shogunato Tokugawa que ocurrió entre el 17 de diciembre de 1637 y el 15 de abril de 1638. Tuvo una represión violenta por parte de los Tokugawa, apoyados por Holanda, el único país occidental con el que Japón tenía contacto comercial. Luego de la ejecución de los rebeldes y los simpatizantes, el bakufu prohibió el cristianismo (algo que se mantendría así hasta 1871) y expulsó a los portugueses, que eran los que promovían el cristianismo en Japón.
2 Política exterior aislacionista implementada desde 1633 que prohibía la entrada de extranjeros a Japón, así como la salida de los japoneses del país. Sólo se permitió el comercio parcial con China, Holanda y Chosen (actual Corea), en pequeñas islas artificiales lejanas del archipiélago japonés como tal. El sakoku duró hasta 1853, cuando el comodoro Matthew C. Perry llegó a Japón con una flota de buques de guerra a exigir la apertura del comercio sin restricciones y forzar la firma del Tratado de Kanagawa, seguido del Tratado de Amistad y Comercio. Literalmente, sakoku significa país cerrado.
3 Véase nota 6 de El tatuaje de la concubina.
4 Antigua provincia que hoy corresponde a la parte sur de la prefectura de Fukuoka, en la isla de Kyūshū.

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