LIBROS QUE FUERON UN RETO EN 2022
Debido a que estoy por entrar en las etapas finales de mi carrera, me mantuve muy ocupada por lo que no leí tanto libros para el blog como hubiera querido e incluso decidí incluir alguna de esas novelas en la propia página para no perder tiempo o espacio (ej. El proceso y Madame Bovary). Para disminuir la interferencia entre mis estudios y mi blog, incluso opté por leer textos de corta duración o novelas que yo ya tengo en versión impresa y aun así, a veces hubo momentos en que solo publiqué cada 15 días.
Más allá de mis estudios, hubo otra razón por la que no hice
entradas durante casi todo agosto. Debido a una situación familiar, entré en
una crisis de ansiedad y depresión que incluso me hizo considerar abandonar o acabar
con el blog y hasta pensar en el suicidio. Esas tres semanas fuera del blog me
sirvieron para concentrarme en mis estudios y estabilizarme. Aun no estoy al
100%, pero al menos siento que puedo mantenerme tranquila por varias semanas y
me mantengo bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico constante.
Volviendo al blog, hubo novelas que fueron bastante complejas para
mí por su estilo, su duración y su complejidad de lectura y esas son de las que
hablaré esta semana. No siendo más, empezaré.
La pasión según G. H. de
Clarice Lispector – Al ser una novela de género psicológico, quizá se necesite
leerle más de una vez para comprenderla, a menos que la narrativa psicológica
sea del agrado del lector.
Cartucho de
Nellie Campobello – Su estructura similar a la de la novela Pedro Páramo puede
intimidar e incluso desalentar a un lector casual. Sin embargo, la novela es un
gran testimonio de la Revolución Mexicana a través de los ojos de personas que
hicieron parte o que fueron testigos de la Revolución pero que han sido
ignoradas a lo largo de dicho periodo histórico: las mujeres. Esta es una
novela que yo recomiendo para los que les gustan las novelas relacionadas con
la Revolución Mexicana pero que al mismo tiempo quieren un punto de vista
distinto del que proponen novelas como Los de abajo.
Mamita Yunai de
Carlos Luis Fallas – Una novela que trata sobre las injusticias de las empresas
multinacionales sobre los locales, a los que explotan en el sentido laboral y
los someten a toda clase de abuso y ofrece un retrato de las fincas bananeras
de comienzos del siglo XX. Para ser una novela de denuncia social, la verdad no
quedé muy satisfecha con ella por causa de su ritmo lento. No llenó mis
expectativas.
Angelita y Miguel Ángel de
Andrés Caicedo – Es y no es la típica historia de dos adolescentes, pues en la
relación no hay una verdadera fidelidad y al final los dos deciden seguir con
sus vidas, aunque como es de esperarse con Andrés Caicedo siempre hay un final
inesperado y turbio. Lo que dificulta su lectura es el cambio constante de
narrador pues en un punto no sabe si habla Angelita o si lo hace Miguel Ángel.
Eso sí, la encontré un poco mejor que ¡Que viva la música!
La serpiente sin ojos de
William Ospina – La tercera entrega de la Conquista de la Amazonia y la que
cierra dicha trilogía que trata sobre la vida de Pedro de Ursúa y el contador
de historias. No solo es una historia de aventuras, también es un relato de
amores desventurados, un hombre y una mujer que la vida lo llevó a conocerse y
a estar juntos, incluso en la más espesa selva y en la muerte. Es una historia
que te permite explorar e imaginar lo que ocurría en el Perú del siglo XVI. El
nivel de lectura es el menos difícil de los tres, aunque el único punto en
contra es el desarrollo como personaje de Inés, que está diseñada para ser un
interés amoroso y nada más. Aun así, no tengo duda que este es un gran broche
de oro para esta magnífica trilogía.
La pluma escarlata de
Maeve Binchy – Como es lo habitual en las novelas de Binchy, detrás de una
narrativa coral y un poco sentimental, plantea varios temas como la disfunción
familiar y el duelo fetal; pero también enseña que, sin importar lo que pasa,
lo más importante es luchar por nuestros sueños y dejar atrás lo que no nos haga
bien en la vida. Es una novela que yo recomiendo mucho, si su longitud no es un
problema.
El infierno de los espejos de Edogawa Ranpo – No hay duda de que por qué este autor es uno de
los mejores autores clásicos de la lengua japonesa. Este cuento, que tiene un
corte similar a los que se puede encontrar en los cuentos de Saki o los de
Edgar Allan Poe, nos presenta una historia extraña e inquietante con un final
inesperado y macabro. Lo importante en el relato es la manera como este se
desarrolla y como una obsesión puede llevar a la locura, algo que no muchos
autores pueden plasmar de manera eficaz. Si les gustan los cuentos de Poe o los
de Saki, este cuento les encantará en el buen sentido.
Entrevista con el vampiro de Anne
Rice – Esta novela me generó sentimientos encontrados: por un lado, me gustó la
exploración de las relaciones amorosas asociadas a la comunidad LGBT+, los
planteamientos psicológicos que se hacen los personajes de manera constante y
el estilo aventurero que a veces tiene. Sin embargo, la novela tiene varios
problemas como el formato en el que fue escrita, lo cual dificulta su lectura,
y las problemáticas de ciertos personajes que no sienten naturales y es difícil
sentir empatía por ellos. Debido al renombre de la autora, tenía muchas
expectativas, pero sin duda este trabajo me decepcionó muchísimo, al punto de
no estar segura de que querer continuar leyendo la saga de Las crónicas
vampíricas.
El jefe de posta de Aleksandr Pushkin – Esta es una historia
desgarradora. Nos muestra a un padre que vive en un puesto de correo y, junto
con su hija, atienden a distintos funcionarios que llegan allí. Pero un
incidente que involucra a su hija lo hace añorar y no saber qué será de ella.
Este cuento tiene un desarrollo bastante firme y sin rapidez o lentitud, que
muestra las duras condiciones en que vivían los rusos de las estepas, además de
mostrarnos un final esperado y muy triste. No es apto para personas sensibles.
Un episodio vergonzoso de
Fiódor Dostoiévski – Una historia que nos muestra, como es habitual, como las
personas que tienen el poder y la influencia destrozan y humillan a los que están
por debajo de su posición incluso aunque esta no sea la intención. Sin embargo
y a diferencia de muchos relatos que tienen finales tristes, inesperados, donde
el poderoso se sale con la suya, aquí vemos un final positivo y catártico,
típicos de los trabajos de Dostoiévski. Si no me creen, lean Crimen y castigo o
cualquier otra obra de este autor y entenderán porque lo digo.
El padre Sergio de Lev
Tolstói – Un cuento que nos muestra a un hombre que se convierte en un monje
por una desilusión con el mundo, como lucha contra demonios literales y
figurativos, como entiende que ser un religioso no es su vocación y sufre un
final que no esperaba o que tal vez sí. La mente de Tolstói no deja de mostrar
como a veces del sufrimiento surge la paz espiritual y para con el mismo ser
humano. No es un cuento que recomendaría a todos.
Como los años anteriores, hablaré sobre las Sorpresas del Año,
novelas que no son tan bien valoradas o de las que no tenía muchas expectativas
y me gustaron bastante. Entre las Sorpresas destaco Ana de la isla (Lucy Maud Montgomery casi
nunca me decepciona); Madame Bovary (con ella se puede aplicar
el dicho de que no se debe juzgar un libro por su portada o por su título); Bambi, una vida en los bosques; La abuela Lola; Hōzuki, la librería de Mitsuko; El ansía y Ocho mujeres.
En cuanto a las Decepciones de Año, están aquellos trabajos
literarios que no cumplieron mis expectativas o que están sobrevalorados desde
mi punto de vista. Aparte de Mamita Yunai y Entrevista con el vampiro, la
novela que más me desilusionó este año fue La mecánica del corazón. La sentí
demasiado genérica, a pesar de su estética steampunk.
Quizá la trama se plasme mejor en la película animada (la cual no he visto).
Espero que este 2023 sea más positivo para todos y para mí, para
que pueda seguir con mis estudios y con el blog. De aquí hasta principios de
enero me tomaré un descanso para buscar estabilizar mi salud mental. Les deseo
una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.
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