ENTREVISTA CON EL VAMPIRO
Y pasamos del Medio Oeste de los Estados Unidos a una ciudad peculiar tanto por su historia general como por su cultura, la cual se podría decir que es un matrimonio con los grupos que habitaron dicha ciudad: franceses, indígenas y africanos. Dicha ciudad no es otra que Nueva Orleans. Y allí nació y creció un hombre que se convirtiera en un ser inmortal y que debe vivir con los tormentos emocionales que ha padecido a lo largo de su vida. Ese hombre es el protagonista de la novela Entrevista con el vampiro.
Entrevista con el vampiro fue la opera prima de la escritora
estadounidense Anne Rice y la primera entrega de su famosa saga Crónicas
vampíricas. Está dividida en cuatro partes y no tiene capítulos, a pesar de que
cada una de sus cuatro partes hace pausas, algo que ya había visto en otras
novelas. La novela vio la luz por primera vez en 1979 y además de Nueva
Orleans, parte de la historia se desarrolla en París, Francia.
La primera parte comienza cuando Daniel Molloy, un periodista, entrevista
a Louis de Pointe du Lac, un vampiro que le cuenta sobre los primeros años de
su vida, como por ejemplo la muerte de su hermano y cómo ello lo afectó, cómo
se convirtió en vampiro, su relación con Lestat y con Claudia, los problemas
que Lestat causaba y cómo después, de crearlo muerto, huye con Claudia de Nueva
Orleans hacia Europa para buscar allí más vampiros, tal como siempre le dio a
entender a Lestat.
La segunda parte es breve y se encarga de mostrar el trayecto en
barco desde Nueva Orleans hasta el Mar Mediterráneo. Al igual que Lestat,
Claudia demuestra una gran sed de sangre, algo que se manifestaría en el ataque
y la muerte de varios pasajeros.
La tercera parte nos muestra su llegada al Viejo Continente y cómo
recorre junto a Claudia varias ciudades de Europa Oriental buscando a otros
vampiros como ellos hasta que llegan a París y conocen el Théâtre des Vampires,
un viejo teatro en el que vive un grupo de vampiros cuyo líder de facto es el carismático Armand. Al
principio, parece que Louis logra encajar entre ellos y en especial con Armand
pero no así Claudia. Sin embargo, de a poco Louis se da cuenta de que los
vampiros del Théâtre des Vampires tienen intenciones más siniestras de lo que se
imagina. Las cosas terminan muy mal para casi todos y solo un viejo amigo le
salva la vida.
En la cuarta y última parte Louis y Armand viajan por varios países
y antiguas culturas, pero todo lo que Louis vivió en París resulta demasiado
para su siempre atormentada psique por lo que sigue solo su camino y siente
nostalgia por Nueva Orleans, por lo que regresa allí. Ya en Nueva Orleans, se
reencuentra con Lestat, con el que tiene una larga y compleja conversación,
aunque decide seguir su vida de vampiro en soledad. Ahí Louis decide terminar
la entrevista con Daniel, que no piensa lo mismo que él.
El protagonista de la novela es Louis de Pointe du Lac. Nacido en
Nueva Orleans a finales del siglo XVIII en el seno de una familia francesa que
había emigrado a Louisiana. De sus padres hereda una plantación de índigo,
Pointe du Lac, en la que vive con sus dos hermanas. Vive con la constante
angustia de haber visto morir a su hermano y desea morir también,
convirtiéndose en una persona cínica y autodestructiva. Un día de 1791, se encuentra
con Lestat de Lioncourt, el cual lo convierte en vampiro. Pronto los dos
comenzarían una relación marcada por la obsesión y la manipulación de Lestat,
que es el causante de muchos problemas para Louis, solo para evitar que lo deje.
Además, le causa problemas a Louis al alimentarse con la sangre de los esclavos
de la plantación, algo que causaría una revuelta por parte de los
supersticiosos esclavos, que creen que Louis y Lestat son demonios.
De personalidad retraída, Louis es un ser atormentado por la muerte
y que de manera constante siente que la vida de vampiro es una maldición y que
solo le ha traído sufrimiento, pero al mismo tiempo no tiene la voluntad de
suicidarse por las dos únicas vías para un vampiro (decapitación y exposición
al sol). La idea de matar a alguien para saciar su sed no le es muy agradable,
prefiriendo hacerlo con animales, en especial ratas. A pesar de ello, está
dispuesto a luchar por los suyos si la situación lo requiere.
Las relaciones amorosas de Louis tienden a ser muy tormentosas,
tanto como ellas como ellos porque sí, Louis es bisexual. Lestat resulta ser
obsesivo hacia él, busca métodos y recurre a la manipulación para hacer que
Louis se mantenga a su lado sin importar cuán asqueado se sienta Louis, como el
asunto de Claudia, algo que a la larga se le devuelve con ella.
Y hablando de Claudia, ella tiene que luchar con el hecho de tener
una mente que no coincide con su cuerpo (ya lo explicaré más adelante cuando
hable de ella) y vive con la paranoia de que Louis la deje, por lo que ella, al
igual que Lestar, también logra que él se someta a su voluntad.
Su último amante es el jefe de
facto del Théâtre des Vampires, Armand, con el que hace migas tan pronto
como se conocen, algo que hace que entre en conflicto con Claudia, su entonces
acompañante. Luego del desastre del Théâtre des Vampires, los dos se convierten
en pareja pero la sombra de Claudia siempre está sobre ellos, más aún cuando
Louis se entera del rol de Armand en el desastre del Théâtre des Vampires. Quizá,
por todo lo que vive a lo largo de más de un siglo, Louis decide dejar de lado
las relaciones amorosas.
Lestat de Lioncourt es el ser que convierte en vampiro a Louis. A
diferencia de Louis, él sí parece disfrutar su vida como vampiro y todo lo que
ello implica, por lo que tampoco le importa matar gente para saciar su sed.
Lestat llega a vivir a Pointe du Lac, la plantación de Louis, en
compañía de su padre, que ya es muy mayor, está ciego y muy enfermo. Pero
incluso allí no deja de causar problemas, puesto que tortura a los esclavos
antes de matarlos, llevando a que estos se rebelen en contra de Louis. Ante
este problema, Lestat opta por matar a su padre para que él y Louis puedan
escapar sin problemas de los esclavos y de los que sospechan sobre la verdadera
naturaleza de ambos.
Para mantener a Louis a su lado, hace que este convierta a una niña
de cinco años en vampira. Esta pequeña sería Claudia, que sería una especie de
hija para ambos. Lestat intenta mantener una relación con ella, pero a ella le
gusta Louis y desprecia por completo a Lestat, razón por la que ella lo ataca y
lo da por muerto. Sin embargo, Lestat reaparece más tarde ante Louis en una
situación bastante compleja, para luego volver a desaparecer.
Varios años después, Lestat se reencuentra con Louis y ambos tienen
una conversación en la que ambos hablan de Claudia, del tiempo de Louis en el Théâtre
des Vampires y su tiempo con Armand. El hecho de que Louis deje de hablar
cuando menciona su último encuentro con Lestat y lo que piensa Daniel, es un
gancho argumental para la siguiente novela.
Claudia es la «hija» de Louis y Lestat. Antes de ser convertida en
vampira, Louis y Lestat la encuentran junto a su madre muerta y a ella
moribunda a causa de la peste, epidemia que asolaba a Nueva Orleans en ese
entonces. Louis se alimenta de ella en un momento de debilidad, dada su
preferencia a alimentarse de animales, y decide hacerle beber su sangre para
que no muera por órdenes de Lestat y de manera no muy voluntaria.
En un principio, las cosas marchan bien entre los tres pero con el
pasar de los años la mente de Claudia, como es natural, madura y empieza a
desarrollar sentimientos por Louis, al tiempo que aborrece a Lestat, pero eso
no le impide adoptar su hábito de torturar antes de matar a sus víctimas. Al
mismo tiempo se da cuenta de que, aunque su mente es adulta, su condición de
vampira hará siempre que tenga el cuerpo de una niña de 5 años, es decir, no
puede envejecer pero tampoco crecer. Claudia es el perfecto ejemplo de cómo la inmortalidad
y la falta de envejecimiento no siempre son lo mejor, pues ella resiente el ser
una vampira y desearía que la hubieran convertido a una edad más tardía.
La frustración constante de tener un cuerpo que no coincide con su
mente la lleva a buscar un(a) compañero(a) que pueda estar con ella, tal como
Lestat lo hizo con Louis y este con ella, porque tiene miedo de que Louis un
día la deje, ante su incapacidad de socializar con el grupo del Théâtre des
Vampires porque esto la consideran abominación, razón por la que convierte a
una fabricante de muñecas, lo que muestra su deseo de seguir sus instintos y a
la vez el hecho de tener una cuerpo de niña para el resto de su vida. Las cosas
no acabarían bien para ella.
Armand es el algo así como el jefe del Théâtre des Vampires, ya que
él no se considera como tal. Carismático y culto, de inmediato Louis y él
forman una relación y que, en apariencia, parece más estable que las que Louis
ha tenido con Lestat y con Claudia. Pero pronto se revela su verdadero rol en
el desastre del Théâtre des Vampires, el cual nunca ha dejado de atormentar a
Louis, mostrando un lado cruel y cínico de su personalidad.
Santiago es el segundo al mando del Théâtre des Vampires. Es el
encargado de guiar a Louis y a Claudia hasta dicho lugar, aunque en realidad no
habla mucho. También oculta una parte siniestra suya, ya que tiene un rol
directo en el desastre del Théâtre des Vampires.
Madeleine es una fabricante de muñecas a la que Louis acude para
regalarle muñecas a Claudia y con la que esta última se encariña mucho, diría
bastante. Podrán intuir que ocurre con ella.
Un detalle de la novela que ya había sido explorado en Carmilla son
las relaciones amorosas entre el colectivo LGBT+ porque en Entrevista con el
vampiro vemos como varios personajes tienen amores con vampiros de distintos
géneros. Un ejemplo es Louis, que llega tener amoríos con Lestat y con Armand,
que son de género masculino, pero eso no quiere decir que no haya tenido
relaciones con mujeres. En la saga es posible verlo.
Además, Louis es el objeto de limerencia por parte de Claudia.
Además de la notable diferencia de edad, puesto que Louis es varias décadas
mayor que Claudia, está el hecho de que cualquier amor entre ellos es imposible
debido al cuerpo eternamente infantil de ella. Ante esto, Claudia siente la
necesidad de tener un nuevo compañero, uno que la acepte y que esté dispuesto a
pasar una triste vida inmortal por ella.
Lestat tampoco es ajeno a las relaciones con otros vampiros.
Sabemos que él decidió convertir a Louis para tener un compañero y un amante
por la eternidad. Sin embargo, no está claro si es bisexual como Louis o solo
es gay. Quizá esa respuesta se halle en el libro homónimo, aunque no creo que
vaya a continuar leyendo Las crónicas vampíricas.
La novela también plantea preguntas psicológicas que personajes
como Louis y Claudia se realizan todo el tiempo. Por ejemplo, Louis suele
preguntarse: ¿cuándo se acabará la angustia que me carcome?, aunque en el caso
de Louis llega a rayar en lo molesto pues a pesar de despreciar su
inmortalidad, al mismo tiempo no tiene la voluntad de acabar con su vida.
Las preguntas de Claudia se me hacen mucho más interesantes y
realistas. Para ella, lo que piensa de manera constante es ¿por qué me
convirtieron en vampiro a los 5 años? ¿Qué hago si mi cuerpo no coincide con mi
mente y nunca lo hará? Los dilemas de Claudia son mucho más dolorosos que los
de Louis, pues bajo su punto de vista la inmortalidad es mucho tormentosa ante
su incapacidad de crecer.
¿Por qué dije que quizá no seguiría leyendo Las crónicas vampíricas? Aunque me gustó el contenido viajero y psicológico que tiene Entrevista con el vampiro, un formato en el que no hay capítulos pero sí pausas hasta el término de una de sus cuatro partes, hace la lectura tediosa y pretenciosa. Este tipo de formato no es tan adecuado para una novela de más de 200 páginas por eso mismo. Además, las luchas psicológicas de Louis y Armand se siente forzadas y es difícil que empatice con ellas. Por el contrario, la que tiene Claudia es la que yo consideraría más plausible porque plantea los desafíos e inconvenientes que sufriría alguien que alcanza la inmortalidad a tan temprana edad. ¿Recomendaría Entrevista con el vampiro? Por mi parte, esta es una novela de la que esperaba bastante dado el renombre de la autora, pero en su lugar fue decepcionante. Esta vez dejaré su lectura a conciencia de cada quien.
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