OCHO MUJERES


Luego de haber tenido un mes ocupado por el Halloween, elegí una obra de teatro que trata de resolver un misterio en la que ocho mujeres son sospechosas de un homicidio. Dicha obra es Ocho mujeres del dramaturgo francés Robert Thomas, publicada en 1961.

Ocho mujeres es una obra de teatro de tres actos en la que, precisamente, ocho mujeres sospechan entre sí, luego de que Marcel, el sostén de la familia, fue asesinado de una sola puñalada. Este hecho hace que todos los rencores y secretos que han estado ocultos en lo más recóndito de sus corazones salgan a flote. La obra se desarrolla en diciembre de comienzos de la década de 1960.

Al tratarse de un reparto coral, ninguna de las ocho mujeres tiene mayor o menor importancia entre sí. Todas son protagonistas por igual.

Empecemos con Gaby, la matriarca de la familia, esposa de Marcel y madre de Suzon y Catherine, sus hijas en común. Hace mucho tiempo que su matrimonio con Marcel está acabado y que, de hecho, quiere irse con su amante, del cual se revela su identidad hacia el final de la obra. A menudo es criticada por no haber sabido criar a sus hijas y por ser poco generosa o al menos esto último lo ven así Augustine y Mamy, las cuales viven de Gaby, y consideran que esta las echará de su casa ahora que Marcel ha muerto.

Suzon es la hija mayor, la cual estudia en un colegio fuera de la ciudad. Su madre cree que es una muchacha sensata y brillante, que está destinada a contraer un buen matrimonio, pero cuando Suzon revela que está embarazada ante todas (y que posiblemente regresó a casa para pedirle ayuda a su padre), la ven como una muchacha inconsciente e irresponsable. Augustine la ve como el epítome de las tendencias de la década de 1960, que ella considera decadente. Por su parte, a su madre Gaby lo que más le importa es que su hija haya quedado embarazada antes de casarse, debido a la manera como la sociedad veía a las madres solteras en dicha época.

Catherine es la hija menor, de 14 años. Tiene un carácter animado y que las demás mujeres de la casa encuentran irrespetuoso. Irónicamente, y a pesar de parecer la que menos lo respeta, es la más cercana a su padre, al punto de que ella tiene un rol muy importante en el final. A Catherine le gusta leer, sobre todo novelas policiacas, de espionaje y de aventuras. El hecho de que le guste leer es esencial en la obra porque esto sería determinante en el final.

Augustine es la hermana soltera de Gaby y cuñada de Marcel. Es una persona bastante neurótica, algo que desespera bastante a Gaby y a Mamy. Constantemente se queja de tener taquicardia y critica a menudo a Gaby porque considera que no supo criar a sus hijas, lo que hacen que ambas se mantengan en conflicto. Además, se revela que le gusta a Marcel, pero que este la rechazó.

Mamy es la madre de Gaby, suegra de Marcel y abuela de Suzon y Catherine. Muestra una gran preferencia por Augustine, en detrimento de Gaby, lo que  ocasiona la rivalidad entre ambas hermanas, además de una gran avaricia cuando se revela que se negó a ayudar a su yerno para que este pague unas deudas.

Pierrette es la hermana soltera de Marcel, que él sostiene económicamente. En la obra, se la llama «la tía de vida alegre» porque ella se dedicaba al striptease en París. Sin embargo, Pierrette está consciente de que por su edad, no puede seguir con ese oficio, por lo que busca una forma de mantenerse en el sentido económico. Para ello, se revela que se enamoró de un hombre del que se revela su identidad al final de la obra e intenta pedirle dinero a su hermano para ayudar a dicho hombre.

Madame Chanel es el ama de llaves de la familia y lleva 15 años trabajando en dicha casa. Es muy amiga de Pierrette al punto de que ambas juegan a las cartas junto con Marcel.

Louise es la nueva empleada doméstica de la casa, pues solo lleva dos meses trabajando allí. Al parecer estudió enfermería, por comentarios que hacen las otras mujeres y por el hecho de que socorre a Madame Chanel cuando esta sufre un desmayo. La razón por la que trabaja en la casa como empleada se menciona al final y tiene mucho que ver con Marcel.

Si bien Marcel nunca aparece en la obra, eso no significa que su presencia sea menos importante que cualquiera de las ocho mujeres. Como Pepe el Romano en La casa de Bernarda Alba o el conde de La señorita Julia, Marcel es la presencia que mueve los hilos del resto de los personajes pues su muerte ayuda a destapar todos los secretos y las mentiras que las ocho mujeres esconden entre sí y la manera en cómo todas ellas lo ven. Él es el sostén del hogar pero al mismo tiempo es menospreciado y utilizado por la mayoría de los personajes.

Ocho mujeres nos muestran como tres generaciones de mujeres chocan entre sí ante un evento en el que todas están involucradas y trata temas como la infidelidad y la maternidad soltera, pero también hace algo innovador para la época: crear un misterio en el que se investiga el posible asesino, el cual se encuentra en casa y que es una de las ocho mujeres. Esto último hace que las mujeres desconfíen entre sí, se ataquen la una a la otra y revelen sus mayores secretos. Lo que ellas no saben es que todo es parte de un plan para que, precisamente, saquen a relucir sus verdaderas personalidades.

La infidelidad es algo que se muestra en Ocho mujeres, por parte de Gaby y otro personaje. Gaby no solo engaña a su esposo sino que, además, está dispuesta a abandonarlo, algo que su hija Suzon revela cuando menciona que, intentando buscar los medicamentos de su tía Augustine, encuentra las maletas de su madre ya preparadas. Nos enteramos que su amante es un hombre rico o que, al menos, su situación económica es mucho más estable que la de Marcel.

Ahora voy a hacer un poco de contexto con respecto a Suzon. Tengan en cuenta que la obra se publicó en 1961, que si bien sería el comienzo de la década de la contracultura, aún estaban presentes los valores conservadores que dominaron las primeras décadas del siglo XX, aun en un país no tan conservador como Francia. En esta época se consideraba que ser madre soltera era deshonroso, por lo que, por lo general, sufrían rechazo social. Para las mujeres de la casa, en particular Gaby y Pierrette, Suzon ha dañado su vida al quedarse embarazada sin haberse casado y saben que será blanco de discriminación por esto.

Si se piensa que Gaby consideraría que un aborto sería una opción para «preservar» la reputación de su hija, esa tampoco es una opción pues en ese entonces los abortos en Francia eran ilegales1, por lo que los se realizaban en la época no se hacían bajo condiciones higiénicas adecuadas. Dar en adopción al bebé estaría bien, pero al parecer Suzon quiere conservar a su hijo, por lo que sí o sí ella ha decidido criar a su hijo por su cuenta.

Algo que también cabe destacar es la rivalidad entre hermanas, como la que se ve entre Gaby y Augustine. Gaby se resiente de Augustine por ser la preferida de la madre de ambas y Augustine también se muestra envidiosa de su hermana porque desearía tener todo lo que ella tiene: dinero, esposo y prole, algo que la orilla a intentar coquetear –sin éxito– con su cuñado. La relación de hermanas entre Suzon y Catherine contrasta bastante con la de su madre y su tía, pues durante la obra las dos demuestran llevarse bien.

Una referencia que hace la obra es a otra obra de teatro francesa: El enfermo imaginario del dramaturgo Moliére, en particular a su tercer acto. Para que pueda entender mejor lo que quiero decir, les recomiendo leer primero El enfermo imaginario y prestar atención a ese tercer acto para después seguir con Ocho mujeres.

No tenía muchas expectativas de esta obra y debo decir que encontré su estilo y su premisa innovadores, al menos para su tiempo, pues no sé si hay otras obras de teatro que sean capaces de crear un misterio que demuestre la verdadera manera de ser de los personajes. A pesar de todo, me gusta el final, ya que no es el típico final forzado, sino uno más bien inesperado, aunque puede que sea un poco chocante para muchos. Aun así, recomiendo mucho leer Ocho mujeres.

NOTA

1 El aborto no sería legal en Francia hasta 1975.

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