TRILOGÍA LORQUIANA

Y pasamos de una mujer que se marcha de su hogar para encontrar su lugar en el mundo a un grupo de mujeres desafortunadas. Y no hay mujeres más desafortunadas que las protagonistas de los tres libros más representativos de Federico García Lorca. Los tres tratan sobre la situación de la mujer en la España pre-Guerra Civil y en especial en Andalucía, región de dónde era oriundo García Lorca. Estos tres libros son Bodas de Sangre, Yerma y La Casa de Bernarda Alba, los cuales conforman una trilogía no oficial que muchos lectores y aficionados a las obras de García Lorca llaman “trilogía lorquiana”.
Las protagonistas de estos libros tienen en común su carácter apasionado y emocional, cómo intentan luchar contras las conservadoras costumbres de la sociedad española de su tiempo (en particular el Sur) y el que ellas se rebelan contra los tradicionales hábitos de manera brusca y tristemente nunca triunfante.
BODAS DE SANGRE


Las mujeres protagonistas de Bodas de Sangre son la madre del novio y la novia. La madre, que no se ha recuperado de la muerte de su marido a los tres años de matrimonio y de la de su hijo mayor, está por concretar el matrimonio de su hijo menor con una joven que vive en una casa lejos del poblado en el que ella y su hijo viven. Pero para ella hay una nube sobre esa aparente alegría puesto que la novia había tenido un noviazgo con un hombre llamado Leonardo, cuya familia es culpable de la muerte de su esposo y de su hijo mayor. Como aún cree que la novia aún sigue amando a Leonardo ella teme lo peor para su hijo.
Por su parte, la novia, a diferencia de su novio, viene de un matrimonio sin amor ya que su madre se casó por conveniencia y murió años después. Cuando tenía quince años se enamoró de Leonardo pero su padre se negó a aprobar el matrimonio. Ante tal rechazo, Leonardo tomó a una prima de la novia y se casó con ella para olvidarse del rechazo; sin embargo no lo logró. Por su parte, la novia conoce al novio y su padre aprueba el matrimonio por las condiciones económicas de la familia del novio a pesar de la que la novia no siente lo mismo por él, tal como lo vemos en la obra. Más aún, ella sigue viéndose con Leonardo, tal y como lo comenta su criada.
El día de la boda y durante la fiesta, la novia se fuga con Leonardo y el novio los persigue, sordo a las advertencias de su madre, la cual teme que se repita la historia de su padre y su hijo mayor. Cuando el novio finalmente los encuentra, se enfrenta a navaja con Leonardo y ambos caen abatidos. En el funeral la madre se resigna a llorar sola la pérdida de su descendencia y su maternidad inútil mientras que la novia no deja de sentirse culpable por causar indirectamente la muerte de ambos hombres: su esposo y el hombre que siempre amó.
Uno de los detalles de la madre es que tiende a hablar de la tierra. No es extraño dado que a la tierra se la llama madre y ese elemento representa la tranquilidad y la calma, cualidades principales del personaje. El hecho de que la madre desea que su hijo se case tan pronto como sea posible se debe a que quiere que él se libre del trágico destino que han sufrido su padre y su hermano mayor y que finalmente cumpla su deseo de tener su casa y sus tierras llenas de nietos, sobre todo, nietas, lo que manifiesta su deseo de paz y tranquilidad ya que asume que los hombres tienen un amor nato por la violencia y que ese gusto causó la muerte de sus seres queridos. Sin embargo, cuando se entera de que Leonardo fue el anterior novio de la prometida de su hijo piensa que es mejor que su hijo no se case con ella puesto que teme por la vida de su hijo pero prefiere callarse, un gran error que le costaría la vida a su hijo. Al perder a toda su familia y cualquier posibilidad de nietos, la madre decide que es mejor vivir resignada y enterrarse en vida.
El personaje de la novia representa la pasión y la impulsividad, características contrarias a las de la madre. La novia acepta casarse con el novio por conveniencias económicas y porque no desea quedarse en su casa soltera. Sin embargo, tanto ella, como su padre y su criada están conscientes de que ella no quiere al novio pero quieren que mantenga su compromiso. Durante los días del compromiso e incluso antes de salir para la iglesia, la novia se vio con Leonardo y siempre observamos que sus conversaciones indican que la pasión entre ellos no se ha apagado y que por el contrario arde aún más, por lo que deciden escaparse. También vemos que la novia no mide las consecuencias de sus actos, lo que demuestra su falta de sensatez y reflexión, lo que termina acabando con las vidas del novio y Leonardo. Al reconocer su culpa, desea que la madre la mate pero esta prefiere que la novia viva con los remordimientos de sus acciones, lo cual es una muerte en vida.
YERMA

Si el personaje de la Madre en Bodas de Sangre representa a la maternidad inútil, Yerma simboliza la maternidad frustrada. Ella desea más que nada ser madre y esa es su única meta en la vida. Por eso se casó con Juan en un matrimonio concertado por su padre pensando que él era el hombre que creía que podía darle hijos, aunque Yerma en realidad no sienta amor o cariño por él. El no tener hijos la frustra y esto hace que se obsesione aún más por tenerlos.
Yerma (cuyo nombre significa estéril) desearía que Juan apoyara sus deseos de ser madre, pero este se muestra frio e indiferente en cuanto Yerma toca el tema. Siempre la manda a callar o cambia el tema cada vez que Yerma le refiere su deseos de tener hijos y al contrario le dice que no necesita tener hijos para sentirse realizada como mujer porque ella tiene una vida cómoda y tranquila que él le brinda gracias a su trabajo duro. Yerma siempre desafía a su esposo saliendo sola a sabiendas que ello no le gusta y sin importarle su reputación. Lo único que ella busca con sus salidas es una manera de poder tener un hijo recurriendo a oraciones y peregrinaciones.
A lo largo de la obra vemos que otros personajes femeninos con los que Yerma conversa le dan pistas interesantes que indiquen el por qué de su incapacidad para tener hijos luego de tres años de casada pero que también le crean más confusión. Las ancianas le dicen que no tendrá hijos si ella no está enamorada de verdad de su marido y a este no le interese, mientras que las muchachas le dicen que no martirice por ello ya que no se necesita tener hijos para sentirse feliz.
También observamos que el personaje de María sirve de contraste con el de Yerma, puesto que ella concibe luego de cinco meses de casada pero se muestra temerosa por su embarazo. En ese momento Yerma se convierte en un apoyo para ella y la hace ver las alegrías que le traería la llegada de su hijo. A pesar de su matrimonio arreglado, María ama genuinamente a su esposo a diferencia de Yerma que no siente el menor afecto por el suyo. María intenta que Yerma no se frustre por la falta de hijos y hace un vano intento de ayudarla tal como Yerma lo hizo cuando supo de su embarazo, pero esta no la escucha.
Sin embargo, también vemos que Yerma desperdicia dos oportunidades que se le presentan para tener hijos debido a su deseo de honradez y deber que le impide ser infiel a su esposo. En los primeros actos ella conversa con Víctor, un joven labrador por el que Yerma siente un verdadero afecto quizá cercano al amor, pero que se va del pueblo cuando Juan compra sus ovejas (es evidente que Juan sabe que Víctor ama a Yerma); y en el tercer acto la vieja alegre del primer acto le dice que se vaya a su casa con ella y su hijo con el que si podría tener un hijo e intenta hacerle ver que mientras esté con Juan nunca tendrá un hijo. Al dejar de lado estas dos opciones Yerma se condena a si misma.
Cuando Yerma finalmente confronta a su marido sobre su deseo de tener hijos este finalmente lapida sus ilusiones al decir que no piensa en tener hijos y que ello no le importa. Para Juan, lo único que le importa es Yerma y su honra, la cual piensa que ella ha manchado por su inconformidad con su vida cotidiana. Al saber que nunca tendrá un hijo, Yerma estrangula a Juan hasta la muerte, destruyendo cualquier posibilidad de tener un hijo.
LA CASA DE BERNARDA ALBA

El último de la trilogía, La Casa de Bernarda Alba, es quizá el más complicado porque involucra al menos siete personajes, todos femeninos y no hay un solo personaje masculino de manera presente pero si uno omnipresente, Pepe el Romano, el cual es un personaje que cataliza el resentimiento en que hay entre las cinco hijas de Bernarda, en especial las que están enamoradas de él: Angustias, Martirio y Adela.
Bernarda Alba, el personaje que da nombre al libro, es una mujer dominante, soberbia, tradicionalista y autoritaria. Ella se ha casado y enviudado dos veces y de sus dos matrimonios tiene cinco hijas. Debería ser comprensiva con sus hijas pero es abusiva con ellas, tanto física como emocionalmente. A su vez es la razón de por qué sus hijas no han podido contraer matrimonio ya que no les permiten emparentarse con los hombres del pueblo al considerarlos inferiores a ellas. Vemos que sus vecinas la acompañan en la misa por la muerte de su segundo esposo por aprecio a este, pero no la soportan precisamente por su personalidad. A su vez le importan los convencionalismos sociales y el qué dirán.
Entre las hermanas hay un claro odio porque todas desean casarse sólo para liberarse la autoridad de su madre, a la que todas menos Adela respetan pero detestan porque a causa de ella no han podido contraer matrimonio y nunca lo harán ya que su madre las encierra en un luto exagerado y porque económicamente no tienen muchas aspiraciones al tener una dote pequeña. Sin embargo, la única que podría salvarse de este terrible destino es Angustias, pues al ser la única hija del primer matrimonio de Bernarda, tiene una dote importante: para ella sola. Aparte atrae a Pepe el Romano, que está interesado en su dinero.
Es evidente que para Angustias su deseo de casarse con Pepe el Romano es para liberarse de su madre y lo ve como su única oportunidad dado que ya tiene 39 años, una edad matrimonial muy avanzada para la época. Su futuro matrimonio no es por amor, sólo es una mujer desesperada porque ve que el tiempo de casarse se le acaba. Pero ella tiene una ventaja que sus hermanas no tienen: el dinero, que la hace atrayente a pesar de ser demacrada y enfermiza. Sin embargo, no se da cuenta de que su prometido tiene relaciones con Adela, su hermana menor. Cuando en el tercer acto se descubre toda la verdad, Angustias se resiente ya que acaba de perder su única oportunidad para salir del infierno que es la casa de su madre.
Magdalena es, como lo indica su nombre, una persona triste y depresiva. Se dice que era la única que quería a su padre y por ello es la que más llora su pérdida. Ella se resigna a vivir el resto de su vida como solterona porque no tiene otra opción pero a diferencia de Martirio no desea el mal para el resto de sus hermanas y no le gusta la hipocresía, por lo que a veces no se guarda sus opiniones. Considera que Angustias no es la mujer adecuada para Pepe sino Adela, por su juventud, vigor y belleza.
Amelia, la tercera hija, es tímida, inocente y muy temerosa, en especial de su madre. Esto es notable ya que, de las cinco hijas de Bernarda, es la que menos habla. Como Magdalena, también está resignada a no casarse nunca pero aún piensa que el matrimonio debe ser únicamente por amor. Tampoco desea el mal para ninguna de sus hermanas.
Para mí, Martirio encarna las peores cualidades entre las hermanas. Es hipócrita, mentirosa, traicionera y venenosa. Es la más amargada de las cinco hijas de Bernarda, ya que cuando tuvo la oportunidad de casarse, su madre no consintió el matrimonio por considerar que su prometido era inferior a ella. No sólo está resignada sino que le desea el mal a cualquiera de sus hermanas. También está enamorada de Pepe el Romano y esta es la razón por la que escondió el retrato de él, pero ella prefiere que no sea de ninguna puesto que no quiere ver feliz a nadie. Por eso cuando se entera de la relación de Adela con Pepe, la delata y también es ella quien empuja al suicidio a Adela.
Adela, la menor, es la más rebelde de las hermanas y la única que no acepta la autoridad de su madre. Ella desea liberarse de la prisión de su casa a toda costa, aún si eso implique convertirse en la amante de Pepe. En una parte de la obra, se dice que Pepe en realidad está enamorado de Adela pero quiere casarse con Angustias por su dinero y por eso acepta que Adela sea su querida. Adela, en vez de mostrar sumisión al recibir los castigos de su madre, le rompe el bastón; de esta manera, desafiando su autoridad. Cuando una encolerizada Bernarda le dispare a Pepe pero falla, Adela piensa que su madre lo ha matado y Martirio se lo hace creer. Como cree que ha perdido su reputación, su única oportunidad de ser feliz e irse de su casa y siente que nunca podrá liberarse de su madre, se suicida como única opción para escapar de esa vida. Incluso vemos la hipocresía y el tradicionalismo de Bernarda al exigir que vistan el cuerpo de Adela para hacer creer a los demás que ha muerto virgen, en contraposición a todo lo ocurrido.
El personaje que pudiera haber evitado la tragedia viene siendo La Poncia, el ama de llaves de Bernarda. Ella inútilmente trata de advertir a Bernarda sobre las andanzas de sus hijas y de aconsejar a Adela que espere a que Pepe enviude y de que no desafíe a su madre, pero ambas están enceguecidas (Bernarda, porque cree en la “honra” de sus hijas; y Adela, por su pasión por Pepe) y no la escuchan. De todos modos es la palabra de una criada contra su patrona y sus hijas. Al ver que nadie está dispuesta a hacerle caso, La Poncia, como su homónimo Poncio Pilatos, deja que todo estalle por si solo.
En las tres obras vemos el común denominador de las tres tragedias. Las protagonistas tienen el gran deseo de hacer realidad sus sueños y sus deseos, pero la época y en el lugar en el que viven, los prejuicios y la imposibilidad de abandonar las tradiciones son las razones por las que estas protagonistas acaban envueltas en grandes desgracias.

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