KALLOCAÍNA


Esta semana analizaré la novela Kallocaína de la escritora sueca Karin Boye. Al no ser una escritora muy conocida, haré una breve biografía sobre ella.

Karin Boye nació el 26 de octubre de 1900 en la ciudad de Gotemburgo, dentro de una rica familia que se mudó a Estocolmo cuando ella tenía 8 años. Allí estudió en la Åhlinska skolan hasta 1920, para luego asistir al seminario Södra, un programa de profesorado, con el fin de convertirse en maestra de escuela. Más tarde estudió en la Universidad de Uppsala entre 1921 y 1926.

Fue su tiempo en la universidad que publicó su primer libro de poemas, Moln (Nubes). Mientras vivió en Uppsala perteneció a la Liga Clarté Sueca, un grupo antifascista, y se convirtió en miembro de Nya Idun, una organización femenina. En 1929 Boye se casó con un miembro de Clarté, Leif Björck, siendo este matrimonio una relación de amistad y no amorosa.

En 1931 y junto a Erik Mesterton y Josef Riwkin, Boye fundo la revista de poesía Spektrum, la cual presentó a los lectores suecos los trabajos de T. S. Eliot y de los surrealistas. Además, Boyé junto con Mesterton se encargó de traducir al sueco gran parte de los trabajos de Eliot y se convirtió en miembro de la sociedad literaria Samfundet De Nio en 1931 hasta su fallecimiento en 1941.

En 1932 Boye se separó de Björck y comenzó una relación lésbica con Gunnel Bergström, la primera esposa del poeta Gunnar Ekelöf, al cual dejó por Boye. Luego de sufrir depresión, Boye se fue de Estocolmo y se ve a vivir por un año a Berlín. Allí se trató con psicoanálisis, la cual ayudó a confirmar su orientación sexual. En Alemania, ella conoció a Margot Hanel, doce años menor, con la que vivió el resto de su vida y a la que se refirió como su esposa.

Con su renuncia a Spektrum, Boye tuvo que vivir a base de traducciones, publicaciones de historias cortas en revistas literarias y críticas literarias para periódicos. Entre 1936 y 1938 Boye trabajó como docente en una escuela pero también sufrió depresiones e intentos de suicidio que la persiguieron hasta que logró quitarse la vida el 23 de abril de 1941 a los 40 años al tomar una sobredosis de pastillas para dormir. Su cuerpo fue encontrado cuatro días después y su pareja también se suicidaría el 30 de mayo de ese mismo año. La colección de poemas De sju dödssynderna, que Boye dejó sin terminar, se publicaría de forma póstuma en 1941.

La poesía que Boye publicó durante su tiempo en Uppsala (1921-1930) abordaba el derecho a la libertad individual en relación a la cristiandad, tema que abordó en posteriores poemarios como Gömda land (País oculto) y Härdarna (Los hornos). Otros elementos habituales en los poemas de Boye fueron la adoración de la belleza, el espíritu de lucha y el movimiento dinámico. Además, estos solían tener una forma rítmica distintiva e idiosincrática.

La poesía de Boye posterior a su vida en Uppsala tuvo como elementos principales el árbol como simbolismo, algo que se vio en el poemario de 1935 För trädets skull (Por el árbol), un trabajo que fue criticado en su época pero que hoy en día se la considera su mejor recopilación poética.

Además de sus poemas, Boye también escribió compilaciones de historias cortas y novelas. En su primera novela, Astarte, publicada en 1931, se hace crítica de la cultura burguesa, algo que la llevó a ganar un premio literario. Su novela de 1934, Kris (Crisis) describió su crisis religiosa y su lesbianismo. Boye también exploró el juego de rol masculino y femenino en sus novelas Merit vaknar (El despertar de los méritos) y För lite (Muy poco).

Su novela más conocida y leída, Kallocaína, fue publicada en 1940. Inspirada por su visita a Alemania durante el ascenso del nazismo, Kallocaína retrata una sociedad distópica al estilo de 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley (aunque Kallocaína se escribió casi una década antes que la novela de Orwell). La novela fue adaptada al cine en 1981 y fue una gran influencia en la película de 2002 Equilibrium.

Kallocaína es una novela que no está dividida en capítulos ni posee pausas, algo que puede dificultar su lectura. La historia se desarrolla en el Estado del Mundo, un país creado con todas las naciones, en un estilo totalitario que recuerda a 1984 por el hecho de que los habitantes suelen recibir las cosas contadas como por ejemplo somníferos, los cuales a cada ciudadano se les da una ración mensual (Boye, p. 34). A los miembros del Estado del Mundo se les llama conmílites. El Estado del Mundo sufre de una natalidad baja, a lo que no ayuda la alta tasa de divorcios. Una vez que los niños alcanzan cierta edad asisten a un campamento infantil y luego al juvenil en donde se les enseña a ser buenos conmílites y reciben instrucción militar.

Para que dos conmílites puedan conocerse y comenzar una relación deben asistir a una velada de celebraciones y conferencias, ya que es la única forma en la que los conmílites pueden socializar. Una conmílite no pueda estar en la casa de un conmílite si este se encuentra solo, aunque este sea soltero o casado (Boye, p. 76), a menos que haya un testigo.

Leo Kall es el protagonista y el narrador de la historia. Trabaja en un laboratorio en el que se encarga de fabricar un suero que él llama kallocaína, el cual está diseñado para que una persona pueda confesar de manera más fácil y veraz. Con ello, Kall pretende que su kallocaína sea usado en los delincuentes para que estos puedan confesar sus delitos con toda sinceridad, ya que estarían imposibilitados para mentir, algo que lo hace entrar en conflicto con su superior Rissen y luego con Karren, el jefe de policía.

Kall está casado con Linda y ambos son padres de tres hijos: Ossu, Maryl y Laila. Anteriormente estuvo casado con una mujer de la que se divorció ante la esterilidad de ella. Debido a que los matrimonios en el país se disuelven una vez tienen descendencia, Kall piensa que su esposa lo está engañando con su jefe de control, más aún cuando las autoridades lo obligan a disculparse por un discurso que dio en un campamento juvenil y que no fue del agrado del Ministerio de Propaganda por mostrar abatimiento. Por ello lo único que tranquiliza a Leo es su trabajo con el suero. Leal miembro del Estado del Mundo, pronto se da cuenta del uso que Karren quiere darle a la kallocaína y comprenden que si la usan para condenar a las personas sin un juicio justo como Karren quiere, ellos perderían su pensamiento y, por ende, aquello que todavía lo hace individuos.

Linda es la esposa de Kall, con la que tiene un segundo matrimonio aún más desdichado que el primero. Al pensar que su esposa lo ha estado engañando con Rissen, Kall le inyecta la kallocaína y ella empieza a destapar todas las frustraciones que tiene estando casada con Kall.

Edo Rissen es el jefe de control de Kall. Conoce a Linda porque ambos trabajaban en una fábrica de alimentos, por lo que Kall cree que ella tiene un romance con él. Es un hombre que le gusta generalizar. Para él, todo delincuente es delincuente cuando se lo acusa de un delito aunque no lo haya cometido. En su creencia, «ningún conmílite mayor de cuarenta años tiene la conciencia tranquila de verdad» (Boye, p. 69). A diferencia de Kall, Rissen considera que la kallocaína haría perder la privacidad y es bastante cínico en lo que respecta a las ideas colectivistas del Estado del Mundo, además del típico burócrata obstructivo. No sorprende que Kall quiera buscar hacer lo posible para que la kallocaína se use con los acusados y sacar a Rissen de la supervisión. Sin embargo, no contaría con que Kall y un joven se adelantarían y lo delatarían, algo de lo que más tarde ambos se arrepentirían y querrían deshacer, pero el jefe de policía no cedería.

Karrek es el jefe de policía y el verdadero villano de la novela. Al presenciar las propiedades de la kallocaína, desea usarla en los sospechosos de delitos para hacerlos confesar lo que fuese algo que pone en alerta a Kall porque sabe que al hacerlo estaría violando la libertad de pensamiento del individuo, por lo que detener o ralentizar las acciones de Karrek. Sin embargo, Karrek está dispuesto a deshacerse de todo aquel que pueda ser un problema enviándolo a juicios injustificados y a prisión.

Linda Kall es la esposa de Kall. A pesar de tener tres hijos, el matrimonio pasa por dificultades al punto de que los dos se han distanciado casi completamente. Sumado a eso, Kall cree que ella lo engaña con Rissen, su amigo de la fábrica y que quizá esa es la razón del distanciamiento.

135 es un hombre que hace parte del Servicio de Víctimas Voluntarias. Cuando le inyectan la kallocaína, revela sus frustraciones laborales, sus fracasos amorosos, su odio hacia las mujeres y su deseo de morir.

Uno de los temas principales de Kallocaína es la libertad de pensamiento. En el Estado del Mundo, se critica bastante que una persona tenga libertad de pensamiento individual puesto que se prefiere que el grupo o la colectividad y el honor sean más importantes que lo que piense alguien (Boye, p. 27-28, 52). Por ello, Karrek quiere usar la kallocaína para encontrar quién es un verdadero creyente del Estado del Mundo y quién es un individualista para que pueda ser enviado a la cárcel o ejecutado. Para él, que alguien piense por sí mismo es una persona peligrosa porque sería una persona inconformista y desconfiada, cuya manera de pensar podría ser imitada por otros conmílites, al llevarlos a cuestionar lo que conocen (Boye, p. 187).

Esto es precisamente en un principio lo que buscaba Kall. Él quería que la kallocaína fuese usada para hacer lograr una confesión veraz por parte de cualquier delincuente y hacer juicios más adecuados. Sin embargo, luego de usarla en Linda se da cuenta de que sus temores y celos eran infundados, por lo que su acusación hacia Rissen era una mentira y que la kallocaína sería usada para detectar a los focos rebeldes del Estado del Mundo, por lo que intenta salvar a Rissen y que su invento no sea usado para destruir la libertad de pensamiento. Ya en el inicio sabemos cómo terminará la cruzada de Kall, por lo que en Kallocaína lo más importante es saber qué lleva a Kall a prisión por veinte años, al estilo de Crónica de una muerte anunciada y La carroza de Bolívar.

En general, Kallocaína es una historia distópica que recuerda a Un mundo feliz, solo que la droga se usa para descubrir a los disidentes en lugar de para adormecer la falta de conformidad y hacer felices a los habitantes de la Tierra. Una historia cuyo concepto no es original pero tiene una gran ejecución, aunque considero que la novela se hubiera beneficiado de una distribución por capítulo y no una narración, puesto que hace que la lectura sea más complicada de lo que debería ser. Igual es una buena novela que recomiendo.

 

BIBLIOGRAFÍA

Boye, K. Kallocaína.

Wikipedia. Karin Boye. https://en.wikipedia.org/wiki/Karin_Boye

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