CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA


Advertencia: para los que no han leído la novela, habrá destripes (spoilers).
Para empezar el Mes Colombiano lo hago con la novela Crónica de una muerte anunciada que fue publicada en 1981.
Creo que todos ya sabemos de qué trata Crónica de una muerte anunciada. Es una de las novelas más populares de Gabriel García Márquez y una de las más leídas. En lo personal, pienso que esta es una de sus últimas novelas de calidad ya que a mi parecer sus últimas obras son más simples o carecen de esa esencia mágica que sólo sus libros más antiguos poseen.
Crónica de una muerte anunciada está compuesto por sólo cinco capítulos largos. Sin embargo, es una de las novelas más cortas de la bibliografía de Gabriel García Márquez, por lo que se puede leer en una tarde siempre que no se tenga dificultades para comprenderla. Sí, así es. A pesar de su longitud, tiene el típico estilo García Márquez: lleno de analepsis y prolepsis, a los cuales se les unen varias voces que pertenecen a varios testigos y personas que conocieron al asesinado, Santiago Nasar. La historia se desarrolla a principios de la década de 1950 en un pueblo de la región Caribe que está inspirada en un caso de asesinato ocurrido en la población de Sucre, departamento de Sucre en 1951.
No se tiene mucho tiempo para construir a los personajes pues son demasiados y el estilo policiaco y periodístico de la novela tampoco no lo permite. Aun así, mediante las entrevistas de las personas que conocieron a Santiago Nasar es posible precisar cómo son algunas de ellas.
El asesinado, Santiago Nasar Linero, era un joven de veintiún años dueño de una finca llamada El Divino Rostro y pertenecía a la segunda generación de una familia de árabes1 asentada en el Caribe. Vivía solo con su madre, Plácida Linero, además de la cocinera familiar Victoria Guzmán y la hija de esta, Divina Flor. Era el único hijo de un matrimonio no muy bien avenido y su padre había muerto tres años antes de que la historia tuviera lugar, lo que obliga a dejar los estudios para administrar el patrimonio familiar.
Al pertenecer a la comunidad árabe y hacer parte de la tercera generación, Santiago Nasar era visto con recelo por la mayoría de los habitantes del pueblo pues sus costumbres y su manera de actuar eran distintas del resto del pueblo. Incluso hablaba árabe, la lengua de sus ancestros, siendo el único de la tercera generación de árabes que podía hacerlo.
La mujer por la que se ocasionó la tragedia es Ángela Vicario, la menor de cinco hermanos. A diferencia de los Nasar, los Vicario eran de bajos recursos económicos pues el padre, que había sido el sostén de la familia, estaba ciego y por ello Pedro y Pablo eran los que mantenían a la familia mediante el negocio de cría de cerdos. También eran una familia tradicionalista que criaban a los hombres para ser hombres y las mujeres para casarse y convertirse en amas de casa.
Ángela era la más hermosa de las tres hijas sobrevivientes y por ello se esperaba que contrajera matrimonio más temprano de que lo habían hecho sus hermanas mayores, que se casaron a una edad tardía. Por eso, la familia Vicario se entusiasma mucho cuando un forastero llamado Bayardo San Román pide la mano de Ángela y lo aceptan, más aún al descubrir que viene de una familia reconocida.
Bayardo San Román Simmons pertenecía a una familia acomodada como Santiago Nasar y sería el forastero en el pueblo; sin embargo, su encanto ante el pueblo y los Vicario hacen que todos se entusiasmen con él y él manda traer a su familia para mostrar que su familia era reconocida y que podría proporcionarle un buen nivel de vida a Ángela. Además, su padre era un veterano de la guerra de finales del siglo XIX que logró derrotar al coronel Aureliano Buendia, lo que ayudó a Bayardo San Román ganarse el beneplácito del pueblo.
En este sentido, Bayardo San Román funge como contraste de Santiago Nasar. Aunque Santiago Nasar había nacido en el pueblo y era tan rico como Bayardo San Román, su carácter mujeriego y arrogante, su estilo de vida relativamente aislado y sobre todo su ascendencia árabe no lo hacían muy querido entre el pueblo. Para una muestra, está la forma como el pueblo veía la boda de Bayardo y Ángela y la esperada entre Santiago y Flora, que ya sabemos que pasó con eso.
A pesar de que Bayardo San Román y Santiago Nasar estaban comprometidos en matrimonios arreglados, muchos veían el matrimonio entre Bayardo y Ángela como el acontecimiento del año, por así decirlo, debido su carácter inesperado y porque un hombre de gran reputación se casaría con la joven más bonita del pueblo. En cambio, el futuro matrimonio entre Santiago y su prometida Flora Miguel era visto como predecible; primero, porque era el típico matrimonio entre árabes pues esa comunidad se casaba entre sí y segundo, aunque mucha gente sentía que Flora se casaba por conveniencia también lo hacía porque ya estaba pasando de la edad de casamiento y ella temía que siempre fuese la madrina, pero no la novia. Esta manera de pensar muestra la doble moral de un pueblo que desprecia a uno de sus lugareños por tener una idiosincrasia distinta y al mismo tiempo recibe a un forastero con los brazos abiertos porque este sí comparte las mismas costumbres de ellos.
Varias de las personas que el narrador entrevista para escribir la historia de la muerte de Santiago Nasar son narradores no fiables, un tipo de narrador que ya he analizado muchas veces en este blog, así no entraré en detalles sobre su definición. Un ejemplo es Victoria Guzmán, la cocinera de la familia Nasar. Ella es una narradora no fiable en el sentido de que tiene una opinión sesgada sobre Santiago Nasar al definirlo como persona con dos palabras: una m*****. Y es sesgada debido a su relación negativa con la familia para la que ha trabajado durante muchos años. Por el contrario, su hija Divina Flor es una testigo más precisa y creíble al tener menos sesgo.
Entre otros narradores no fiables se encuentran Polo Carrillo y su esposa Fausta López que probablemente lo consideraban culpable de la deshonra de Ángela Vicario debido a su prejuicio contra las personas de ascendencia árabe. La misma Ángela Vicario se puede considerar como una por su insistencia en mantener a Santiago Nasar como el hombre que la deshonró a pesar de que las posibilidades eran remotas.
Otro detalle que se muestra es muchas de las cosas que se dicen son testimonios retirados, que son declaraciones que una persona dice sólo porque otra se lo dijo. Por lo general, los testimonios retirados también entran en la categoría del narrador no fiable. Un ejemplo sería la propia madre del narrador, Luisa Santiaga, que le cuenta a su hijo algunos detalles sobre Pura de Vicario que le contó la misma Pura. Debido a Purísima del Carmen no habla de manera directa con el narrador sino a través de otras personas, no hay forma de saber si lo que dijo Luisa Santiaga a través de Pura es cierto pues es la narración de una tercera persona.
Uno de los temas que trata Crónica de una muerte anunciada es el machismo. Por ejemplo, los gemelos Vicario se niegan a hacer mediación en el convenio matrimonial entre su hermana y Bayardo San Román pues lo consideran “vainas de mujeres”, algo que contradice una antigua norma no escrita que dice que el jefe de la familia era el encargado de hacer las negociaciones matrimoniales. El hecho de que los gemelos Vicario se alejaran de lo que sería su deber como cabezas de familia es un signo de su hipocresía pues decidieron no involucrarse en el arreglo matrimonial, pero sí en la venganza.
Sin embargo, el machismo en la novela no sólo proviene del hombre sino también de la mujer pues los personajes femeninos se muestran poco solidarios entre sí, al ser tan hipócritas como cualquier hombre. Analicemos a algunas de ellas.
Pura, la madre de Ángela Vicario, la pone en un matrimonio arreglado y cuando este resulta un desastre, la culpa del mismo y la maltrata de forma física y psicológica para confiese quién le quitó su honra.
La prometida de Pablo Vicario, Prudencia Cotes, y su madre estaban a favor de que los gemelos Vicario limpiaran su honor y de hecho Prudencia dudaba en casarse con Pablo si él no se vengaba. Este pensamiento hace que el nombre de ella suene más irónico.
Flora Miguel, la prometida de Santiago Nasar, ni siquiera considera que él sea inocente y lo repudia delante de su familia porque ella piensa que los Vicario obligarán a Santiago a casarse con Ángela para limpiar su honra y que ella se quedará solterona pues no hay más hombres solteros en la comunidad árabe.
Eso sí, hay algunos pensamientos sobre hombres y mujeres que eran acordes con la época. Por ejemplo, está el siguiente cuando describe a la familia Vicario:
Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para casarse.
p. 18

La novela tiene una pequeña conexión con Cien años de soledad. El padre de Bayardo San Román, Petronio San Román, pertenecía al Partido Conservador y era héroe de las guerras de finales del siglo XIX y se había hecho conocido por haber hecho huir al coronel Aureliano Buendia de Tucurinca.
En Crónica de una muerte anunciada se plantean muchas dudas sobre varios detalles: la deshonra de Ángela Vicario, la culpabilidad de Santiago Nasar y que posibilidades había de que alguien hubiera evitado el asesinato de Santiago Nasar o de que él mismo se salvara.
En el primer detalle se muestra lo difícil que hubiera sido para Ángela Vicario perder la virginidad al venir de una familia tradicionalista y teniendo una madre estricta, autoritaria y controladora. Además, muestra como ella tuvo la oportunidad de librarse del matrimonio, pero prefirió seguir adelante por temor a su madre. También es una manera de enviarle al lector el mensaje sobre cómo el excesivo control lleva a una persona a rebelarse contra él de las peores maneras.
En cuanto a la culpabilidad de Santiago Nasar, sólo se llega a una conclusión: él era inocente, lo que deja la duda sobre con quién estuvo Ángela Vicario. Esto es algo que nunca se sabrá por las respuestas evasivas de ella y su insistencia en señalar a Santiago Nasar. Es posible que Ángela insistiera en que el culpable era Santiago Nasar debido a que ella en el fondo no lo apreciaba por el carácter presumido de él y por la manera en la que se refería a ella, por lo que lo usó como chivo expiatorio.
El tercer detalle muestra que todos pudieron haber hecho algo para salvar a Santiago Nasar o al menos informarle que lo iban a matar, pero nadie lo hizo. Estas personas se dividen en tres grupos. El primero lo conforman los que no creyeron que los gemelos Vicario matarían a Santiago Nasar. El segundo son aquellos que pudieron ayudarlo, pero no quisieron por sus prejuicios hacía él, mientras que al tercero pertenecen los que sí quisieron salvarlo, pero no pudieron. Para resumir, los tres grupos son los que no lo creyeron, los que no quisieron y los que no pudieron y todo esto resume la hipocresía de un pueblo que sabía sobre su muerte, pero no hizo nada para evitarla.
Ahora uno se pregunta: si el pueblo no lo ayudó para nada, ¿el mismo Santiago Nasar tenía forma de evitar la muerte? Hay detalles en la novela que muestran que de haber hecho seguido su rutina de siempre o de haber escuchado las sugerencias de sus mayores habría salvado su vida. Esos mismos detalles son los que el lector descubre cuando lee la novela.
Crónica de una muerte anunciada tiene una excelente narración descriptiva como se ve cuando describe la casa de los Nasar, la boda de Bayardo y Ángela y los regalos que ambos recibieron, y un gran uso de recursos narrativos para mostrar la ironía de la trama y la propia doble moral de los habitantes del pueblo. No es la mejor novela para empezar con Gabriel García Márquez, pero si uno ya leído las colecciones de cuentos y luego El coronel no tiene quien le escriba, es posible leer esta novela.
NOTA
1 A finales del siglo XIX y principios del siglo XX hubo una inmigración masiva de habitantes del Imperio Otomano, en particular de territorios como Líbano, Palestina y Siria que huían de su país por razones políticas, religiosas (muchos de ellos eran cristianos) y económicas y acabaron por asentarse en Colombia, en particular en la Región Caribe. Como la mayoría de ellos llegaban por Puerto Colombia, muchos de ellos se establecieron al principio en el occidente de la Región Caribe, en departamentos como Atlántico, Bolívar y Córdoba; pero luego algunos de ellos se expandieron más allá del Caribe y llegaron a departamentos de la Región Andina y Pacífica. Como muchos de ellos llegaban con documentos del Imperio Otomano, se les llamó de manera errónea “turcos”, término que se sigue usando hasta el día de hoy en Colombia.

BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA MÁRQUEZ, G. Crónica de una muerte anunciada.

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