DIARIO DE UN LOCO

Esta semana, analizaré el cuento Diario de un loco del escritor ruso Nikolai Gogol. Este cuento, escrito en 1835, se puede encontrar en la compilación Cuentos petersburgueses o Historias de San Petersburgo de 1843, la misma en la que se encuentran La nariz y El capote, cuentos que ya he analizado en este blog.

A diferencia de muchos relatos y tal como su nombre lo indica, El diario de un loco está escrita en forma de diario personal. A medida que el protagonista se sumerge en su insanidad, va escribiendo fechas incoherentes e inexistentes, entradas que describe su completa inestabilidad mental.

El protagonista es un consejero titular llamado Aksenti Ivanovich Poprischev, un hombre soberbio con ínfulas y delirios de grandeza, algo que es posible entender con facilidad en la primera entrada de su diario. Su linaje noble lo hace creerse superior a otros, en especial a aquellos que tienen un rango superior, e insultarlos. Considera que esa gente es indigna de sus rangos y que él debería estar por encima de ellos. Con esos antecedentes, es fácil suponer que no es precisamente un personaje escrito para que le agrade al lector. Muestra, además, pensamientos que rayan en la misoginia y la xenofobia.

Desde el principio del cuento, vemos como Poprischev ya muestra signos de inestabilidad mental al creer que un par de perros pueden hablar entre sí y escribirse correspondencia, la cual él «lee» para saber más de la dueña de uno de los caninos. Luego de perder interés en la joven, descubre que España necesita un nuevo monarca y decide postularse para el puesto antes de permitir que sea una mujer la que suba al trono. Con ello en mente, se hace su propio manto ante la tardanza de los funcionarios españoles en ofrecerle la corona y se hace llamar Fernando VIII. Sin embargo, lo cierto es que la conversación de los perros, la correspondencia entre ambos y su búsqueda de la corona española no son más que productos de su desequilibrada mente, pues cuando lo llevan supuestamente a ser coronado en lo que él cree que es la sala de un palacio de Madrid en realidad sigue siendo Rusia. En realidad, Poprischev no salió nunca de Rusia y acaba en un lugar donde sigue rumiando y expresando pensamientos absurdos e incoherentes, como creer que La Luna es fabricada en Hamburgo, que desde Italia se puede ver Rusia, que lo persiguen los ingleses y los franceses y la Inquisición es responsable de su extraño confinamiento.

A través del cuento, Gogol nos muestra un hombre cuya sanidad va descendiendo a medida que sus delirios se apoderan de él. Se molesta ante el rechazo de la joven hija de su jefe, a pesar de que es posible que ella ni siquiera haya hecho intercambio de palabras con él. Tiende a pensar que es mejor que nadie por su origen noble y que eso podría llevarlo a ser monarca en el trono que él quiera, por lo que siente un enorme desprecio por aquellos que no son iguales a él o que supuestamente sienten envidia de él.

Sin embargo, la realidad es que Poprischev está muy lejos de su realidad pues en realidad no es la persona importante que él piensa sino un hombre que está perdiendo la cordura y no es capaz de ver lo que ocurre a su alrededor o a sí mismo.

Debido al estado mental de Poprischev, él hace referencias que son inexactas en el mejor de los casos. Sin embargo, cuando habla sobre el trono vacante de España, menciona que el sucesor es una mujer. Considerando la época en la que el cuento se escribió, es muy posible que se trate de Isabel II de España, hija de Fernando VII, que fue proclamada reina en 1833 tras la muerte de su padre, el cual había promulgado la Pragmática Sanción de 1830, que permitía que las mujeres fueran monarcas si no tenían hermanos varones, lo cual era el caso de Isabel II, puesto que solo tuvo una hermana menor antes de la muerte de su padre.

La llegada de Isabel II al trono fue recibida con no poca oposición, en particular de su tío Carlos María Isidro, que había sido Príncipe de Asturias hasta el nacimiento de Isabel. Desde el punto de vista de él, consideraba que tenía más derecho al trono español por ser el pariente varón más próximo de Fernando VII, por lo que intentó derogar la Pragmática Sanción para evitar el ascenso de Isabel. Esta disputa inició las llamadas Guerras carlistas.

Poprischev, que ya de por si considera a las mujeres como seres desleales, tontos, superficiales e interesados, ve el ascenso de una mujer a un trono como algo absurdo, sin razón de ser. Para él, un monarca siempre debe ser varón. Sin embargo y en su estado de locura, ignora (accidental o deliberadamente) a Carlos María Isidro, el otro pretendiente al trono español, por lo que, en su cabeza, ya desquiciada y dominada por sus delirios de grandeza, él se ve a sí mismo como el nuevo rey de España, Su Majestad Fernando VIII. Sí, Poprischev solo ve lo que quiere ver.

En conclusión, Diario de un loco es el retrato de una persona que se va consumiendo en la locura al mostrar como los delirios de grandeza de una persona la llevan a perderse dentro de su mente. En ese sentido, es un cuento que yo recomendaría.

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