LO QUE DICEN TUS OJOS
Para seguir con el Mes del Amor y la Amistad, pasamos de Francia a Arabia Saudí. De un hombre que revela sus secretos más profundos e íntimos a una mujer que se impone un exilio para alejarse de una desilusión amorosa para encontrar el amor verdadero y apasionado, con un hombre cuya cultura y religión son completamente diferentes a la suya. Ese el argumento de Lo que dicen tus ojos de la escritora argentina Florencia Bonelli, a la cual retomó luego de que hace cuatro años leyera su novela Nacida bajo el signo del toro.
Lo que dicen tus ojos se divide en veintiún capítulos y un
epílogo que recoge la historia varios años después del tiempo original en el
que se desarrolla la novela. Esta novela hace parte del Reto Pictoline de
lectura de este año y se desarrolla entre 1961 y 1962, pero el epílogo hace un
breve recorrido desde 1964 hasta el año en que se publicó, que fue 2006.
La protagonista de la novela es Francesca
De Gecco. Hija de dos inmigrantes sicilianos, Vincenzo De Gecco y Antonina
D’Angelo, Francesca nació en Córdoba, pero creció en Arroyo Seco, en la casa de
los Martínez Olázabal, donde su madre trabajaba como cocinera para dicha
familia luego de la muerte del padre, ocurrida cuando Francesca tenía seis
años.
La falta de un padre no fue tan traumática
para Francesca, pues esta figura fue suplida por su padrino Alfredo «Fredo»
Visconti, otro inmigrante italiano muy amigo del padre de Francesca.
A pesar de ser solo la hija de la cocinera,
Francesca recibió la misma educación que las hijas de la familia Martínez
Olázabal, gracias a Don Esteban, padre de ellas y un hombre benefactor para con
ella. Además de su natal español y del fluido italiano que habla con su madre
siciliana, Francesca también habla francés e inglés, lenguas que le serían
útiles al trabajar como secretaria de cónsul en Ginebra y luego como secretario
del embajador en Riad. Allí conoce a Kamal, un hombre que ya la había conocido
desde antes, en Ginebra.
Francesca se vuelve funcionaria de
relaciones exteriores luego de haberse enamorado de Aldo Martínez Olázabal, el
hijo del patrón de su madre. Ante el repentino y forzado matrimonio de Aldo y
por temor a que ella se convierta en amante de él (algo que ya había ocurrido
el padre de él), su padrino Fredo y Don Esteban acuerdan conseguirle un puesto
como secretaria del cónsul argentino en Ginebra. Francesca acepta de manera
voluntaria para alejarse por completo de Aldo.
Ya en Ginebra, Francesca se desempeña bien
para el distraído y torpe cónsul y se hace amiga de Marcela, la otra
funcionaria. Pero los celos de la esposa del cónsul, que la había engañado con
la predecesora de Francesca, provocan el traslado de la joven a la embajada de
Arabia Saudí. A Francesca no le entusiasma su nuevo destino por su visión que
su devota madre le ha inculcado sobre los musulmanes; sin embargo, lo acepta
para no regresar a la Argentina.
Ya en Arabia, Francesca debe adaptarse a
las costumbres y a las leyes de un país musulmán, que no le impiden conocer a
Kamal Al-Saud, el hijo del rey de dicha nación, del que se enamora
perdidamente, como nunca lo hizo de Aldo, y vive una relación intensa a pesar
de que las familias de ambos se oponen a que se casen.
Sin embargo, su religión y el hecho de tener
la atención de Kamal la hizo blanco de terroristas islámicos pues termina
siendo secuestrada por estos. Aunque es rescatada, el secuestro es suficiente
para poner a prueba su relación.
Francesca no es precisamente sumisa: puede
llegar a ser malhumorada y mordaz cuando la situación se da, pero en general es
amable, atenta y trabajadora como persona, así como inteligente, elocuente y
rápida para aprender cómo se ve en la reunión en la embajada argentina cuando
menciona el rol de los ingleses en la división del Medio Oriente de acuerdo a
sus intereses.
Kamal Al-Saud es el interés amoroso de
Francesca. Es hijo del Ibn Saud, rey de Arabia Saudí, y de una de muchas
esposas, una mujer hija de una francesa. Se educó en el Reino Unido y en
Francia, por lo que tiene una educación excelsa, sin olvidar su querido país,
al cual ama. Al morir su padre y con el ascenso de su hermano Saud, se
convirtió por un tiempo en primer ministro, pero lo dejó por sus diferencias
con su hermano, que no ve con buenos ojos sus relaciones con los Estados Unidos
y las naciones europeas y su negativa a la OPEP1. Se dedica a viajar
alrededor de Estados Unidos y Europa, para cultivar buenas relaciones con los
mandatarios y los gobiernos de estos países. Por supuesto, también se dedica a
tener todo tipo de amoríos. En general, es bastante pícaro, pero es persistente
y decidido, como lo demuestra mientras lo sigo describiendo.
En un viaje a Ginebra y al asistir a la
fiesta de independencia de Venezuela, conoce a Francesca y se enamora de ella
al instante, al punto de hacer que la trasladaran a la embajada argentina de
Arabia. Allí por fin tiene la oportunidad de acercarse a ella y los dos
comienzan una relación a pesar de la oposición de las familias de ambos por ser
de religiones diferentes.
Cuando ocurre el secuestro de Francesca, él
decide alejarse de ella cuando es rescatada por temor a que ella vuelva a ser
usada en su contra. Sin embargo, esto lo lleva a debatirse si es más importante
su derecho al trono o el amor que siente por Francesca antes de tomar una
decisión clara y firme que cambiará para siempre su vida.
Alfredo «Fredo» Visconti es el padrino de
Francesca. Proviene de un linaje noble del Valle de Aosta, en el norte de
Italia. Su familia era adinerada, pero el dinero se esfumó por la ludopatía de
su padre, lo que lo llevó a su suicidio y el posterior viaje a Argentina de
Fredo y de su hermano Pietro, que murió en Buenos Aires tres años después por
una infección en la garganta. A bordo del Stella
del mare, Fredo se hizo amigo de Vincenzo, el padre de Francesca cuando se
conocieron en el barco que los llevaba a Argentina y se convirtió en el padrino
de Francesca, velando por su bienestar tras la muerte de Vincenzo. Fue él que
el propuso que Francesca se fuera a trabajar en el exterior tras su fallido
romance con Aldo y el que más está a favor de que ella se case con Kamal, en
parte por el amor no correspondido que él siente por Antonina, la madre de
Francesca.
Aldo Martínez Olázabal es el hijo de la
familia Martínez Olázabal. Enamorado de Francesca y luego de que tuvieran una
breve relación amorosa, Aldo se ve obligado a contraer matrimonio con su novia
porteña, Dolores, luego de que su madre se opusiera a que él se casara con
Francesca. No ayuda que él tuviese relaciones íntimas con Dolores durante su
compromiso, por lo que las madres de ambos presionaron para el casamiento.
Aldo representa el contraste de Kamal. Donde
Kamal es valiente al confrontar a su familia y capaz de hacer todo lo posible
para estar con la mujer que ama, Aldo es cobarde puesto que se deja intimidar
por su madre y no es capaz de renunciar a su asignación ni de no casarse con
una mujer que no ama solo para mantener la honra y su estilo de vida. Sin
embargo, el estar casado no le impide seguir suspirando por Francesca al punto
de querer separarse de su esposa si eso significa regresar con una Francesca
que ya no lo ama.
Antonina D’Angelo es la madre de Francesca.
Su historia de amor con Vincenzo De Gecco fue una versión menos trágica de
Romeo y Julieta, pues ambos provenían de pueblos sicilianos rivales. Sin
importar los odios entre sí, Vincenzo y ella se enamoraron y se casaron, pero
decidieron embarcar a la Argentina para empezar una vida nueva como una pareja
casada.
Luego de conocer abordo a Fredo Visconti, Antonina
y Vincenzo se establecen en Córdoba y no mucho después tuvieron a Francesca;
sin embargo, Vincenzo muere unos pocos años después cuando Francesca solo tenía
seis años, por lo que Antonina se ve obligada a emplearse como cocinera en la
mansión de una familia rica cordobesa, los Martínez Olázabal. Antonina es una
persona muy devota, por lo que la idea de que su hija contraiga matrimonio con
un musulmán no le hace la menor gracia, pero para ella la felicidad de su hija
también es importante. Ella misma es el interés amoroso de alguien que siempre
la ha amado.
Sofía Martínez Olázabal es una de las
amigas más importantes de Francesca. Ella comprende los amores imposibles de su
amiga más que nadie porque ella pasó por lo mismo al enamorarse de Nando, un
empleado de su padre, y del que fue separada a instancias de la madre de ella,
una mujer a la que solo le importa la reputación de la familia y lo que piense
la alta sociedad. Luego de que Francesca abandona Argentina, Sofía se
reencuentra con Nando y reestablecen su relación al mismo tiempo que Francesca
regresa entristecida a Argentina. Ella es la que le dice que no se rinda y que
siga adelante con su vida.
La novela me recuerda a otra novela
argentina que leí hace cuatro años, Pantalones azules, pues las dos presenta a una pareja de
religiones, culturas y crianzas diferentes. Además, ambas novelas se
desarrollan a principios de la década de 1960, una época de gran inestabilidad
política y económica tanto para Argentina como para Arabia Saudí, con el
primero sufriendo golpe de estado tras golpe de estado y el segundo buscando
tener el control del precio mundial del petróleo mediante la creación de la
OPEP, pero al mismo tiempo habiendo superado recientemente una grave deuda
interna y externa ocasionada en parte por el ostentoso estilo de vida de Saud,
el rey en aquel entonces, al que consideraban como un incompetente.
Si en Pantalones
azules la relación era entre un católico devoto, antisemita y nacionalista
y una joven de familia inmigrante que huyó de la persecución nazi y que se
siente más identificada con sus raíces judías que con el catolicismo que le han
inculcado, en Lo que dicen tus ojos,
la relación se da entre un musulmán de sangre real y criado en las más
absolutas comodidades y una argentina católica de bajos recursos económicos,
hija de una pareja inmigrante siciliana y huérfana de padre.
La gran diferencia entre los personajes
radica en la madurez, la disposición y el sacrificio que Francesca y Kamal
están dispuestos a hacer con tal de que su relación funcione sin importar los
obstáculos ocasionados por la religión, la cultura y la familia y poseen la
suficiente flexibilidad como para aceptarse el uno al otro y seguir adelante
con su amor, cosas de las que tanto Alejandro como Irma carecen.
Un detalle de la novela son las continuas
historias de amores sin barreras. Además de Francesca y Kamal y Vincenzo y
Antonina, también está Juliette y Harum, los abuelos paternos de Kamal, siendo
ella una francesa católica y él un beduino musulmán. Otra pareja que se ama a
pesar de las diferencias son Sofía y Nando, los cuales vienen de entornos
sociales distintos. Todo ello muestra que Francesca y Kamal tienen todas las
posibilidades de ser felices pese a las adversidades por las que pasan.
A diferencia de Nacida bajo el signo del toro que se caracteriza por sus
referencias astrológicas y literarias, en Lo
que dicen tus ojos prima la descripción de los paisajes y la arquitectura
del Medio Oriente. La ambientación de ciudades saudíes como Jeddah y Riad y del
yacimiento arqueológico jordano Petra está muy bien lograda y hace que uno
sienta que se encuentra en el mismo ambiente, pero este último tiene algo más
pues en un momento del libro, Kamal menciona que Jordania debería ser parte de
Arabia Saudí y no un engendro inventado por los ingleses. Ese país resulta
importante en el último tercio de la novela.
Como es de esperar, al ser una novela
ambientada en Medio Oriente en algún momento es necesario que se trate el tema
del terrorismo islámico. En algún momento, Francesca y Kamal deben hacer a
terroristas musulmanes, los cuales buscan acabar con Kamal y todo lo que él ama
para evitar que un aliado de los estadounidenses como él se convierta en rey.
En general, Lo que dicen tus ojos es una novela cuya ejecución está mejor hecha
que en Pantalones azules, pues los
personajes están más desarrollados y la trama se desenvuelve mucho mejor. Al
principio, cuando leí su argumento pensé que sería similar a las novelas de la
editorial Harlequin, conocidas por sus ritmos de lectura rápidos, personajes
planos y finales melosos. Nada más lejos de la realidad: la novela se siente
desenvuelta y da la oportunidad a una mujer herida a que recupere su fe en el
amor y a un hombre de acercarse a la mujer que ama. No siente para apresurada
ni lenta, solo va a su ritmo. Es una excelente novela para comenzar con
Florencia Bonelli o para aquellos que quieran una historia de amor entre
culturas diferentes. Sin duda, la recomiendo. Es el momento de dejar Arabia.
NOTA
1 Acrónimo de
Organización de Países Exportadores de Petróleo. Fue creada en 1960 como una
organización cooperativa para los países productores de petróleo y dependientes
del mismo para influir en el mercado petrolero mundial y maximizar las
ganancias.
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