DULCE VENENO MORENO

Para empezar con el Mes Colombiano, lo haré con la novela Dulce veneno moreno del escritor loriquero David Sánchez Juliao, del cual ya analicé No todo lo que brilla… y ¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá? La novela se publicó en 2009. De hecho, tengo un ejemplar de segunda mano de la editorial Seix Barral (actualmente descatalogado) que compré en una feria de libros en marzo de este año.

Dulce veneno moreno tiene 26 capítulos y se desarrolla en un vuelo de avión de Montería hasta Bogotá en el que un francés le cuenta una pareja colombiana a punta de wiskis sus desventuras en París y luego en Montería a causa de una mujer llamada Ludisbel.

Jean-Claude Poulenc solía ser un chef de cuisine1 en París, a pesar de tener estudios como ingeniero civil (carrera que nunca ha ejercido) y haber trabajado en un banco. Es propietario de un bistró llamado La Colombe, junto con su hermano Jacques, que solo es mencionado en la novela, sin aparecer. Desde joven, descubrió que le gustaban las mujeres de piel oscura, algo que aceptó luego de irse de luna de miel por el Sudeste Asiático con Jacqueline, su primera esposa, y ver los glúteos de una mesera de un bar en Bangkok. Por eso, no sorprendente que se sintiese atraído por Luisbel apenas la conoció, mientras ambos compartían un taxi y el taxista les sirvió de intérprete. Para entonces, él estaba tramitando el divorcio de Jacqueline.

Mientras que ambos iniciaron una relación romántica, Jean-Claude cada vez se sintió más enamorado de ella al punto de querer casarse con ella. Allí es donde considera que sus desgracias comenzaron, pues Ludisbel propuso que se mudaran a Colombia para casarse allí por la iglesia luego de hacerlo por lo civil en Francia, lo cual ocurre. Allí descubre que ella lo tenía como una especie de trofeo para presumirlo delante de su familia y su círculo social. Para colmo, rechaza trabajar como profesor universitario o como ingeniero por la seriedad que posee lo primero para él y porque nunca ejerció lo segundo, por lo que pasa su tiempo libre yendo a pescar con tres hombres locales, algo que tensa su relación con la familia de Luisbel, en especial su padre, que no está de acuerdo con su matrimonio. Los comentarios negativos que hacen la familia y el círculo íntimo de Luisbel sobre él, así como el tardío descubrimiento de las intenciones de Luisbel sobre su relación lo hacen tomar una decisión muy drástica para acabar con su matrimonio.

Jean-Claude es un hombre al que no le avergüenza dar a conocer sus preferencias por las mujeres de piel oscura, algo que descubrió cuando conoció a Nicole, una dama de la noche haitiana. Luego de tener una breve relación con una stripper estadounidense llamada Lilly Parker a la que consideraba insípida y de tener un matrimonio fallido con Jacqueline que lo recordó lo mucho que le gustaban las mujeres brunas, como él las llama, Jean-Claude lo vuelve a intentar con Ludisbel, con trágicos e inesperados resultados.

Ludisbel Brunal es el interés amoroso y segunda esposa de Jean-Claude. Una monteriana llegada a París a estudiar, conoce a Jean-Claude Poulenc en un taxi y los dos inician una relación. Ella influye en su creatividad como cocinero y empresario al enseñarle algunos platos de la gastronomía colombiana, en especial del Caribe, en particular de la sabana cordobesa, y al crear un pequeño local dentro del restaurante, La Colombie, en el que ella vende artesanías colombianas. Sin embargo, ella no logra imponer el sancocho pues Jean-Claude lo considera un plato para nada refinado y que su hermano jamás lo aceptaría dentro del menú.

A pesar de ambos viven juntos tan pronto como se conocen y entablan su relación, Ludisbel le oculta a su familia, aparentemente de pensamientos y costumbres conservadoras, que vive con Jean-Claude sin casarse, algo hipócrita puesto que más adelante descubrimos que ella es hija ilegítima y, por ello, su madre no puede estar en el lugar más exclusivo para la elite monteriana. Con el tiempo, le propone a Jean-Claude que se casen primero por lo civil en París y luego viajen a Montería para casarse por lo católico en la iglesia de las clarisas de Montería.

Todo esto representaría las dos caras de Ludisbel: durante su tiempo en Francia, se mostraba más colombiana que cualquiera, presumiendo de sus raíces al enseñarle a Jean-Claude algunas recetas culinarias colombianas como los plátanos tentación, que él cocina con Coca-Cola ante la falta de disponibilidad de la Kola Román2 en Francia, y vender artesanías del país en el restaurante de él. Mientras que al llegar en Colombia, Ludisbel se muestra como una mujer influida por la cultura europea, muy halagada de que la llamen doctora, aunque no tenga un doctorado, y que venden alimentos e indumentaria francesa como vendía artesanías en Francia, ignorando por completo sus raíces y costumbres locales, actitudes que su familia, lejos de criticar, está más que halagada de celebrar y se lamentan de que esté casada con un hombre inútil, como llaman a Jean-Claude. Este desengaño lo lleva a tomar una decisión drástica que lo lleva a consultar un abogado, un evento que termina en un giro argumental totalmente inesperado.

El escritor es el narrador. Se podría decir que una versión ficticia de Sánchez Juliao, pues menciona que vivió en París y fue diplomático de Colombia en varios países, al igual que el verdadero Sánchez Juliao. Si bien está intrigado en saber que le ocurrió a la esposa colombiana de Jean-Claude, no le gusta mucho que Jean-Claude divague mucho antes de proseguir con su historia. Se sabe que el escritor y su esposa conocieron a Jean-Claude mucho antes de que él conociera a Ludisbel, pero el hecho de que nunca hubiesen conocido a su primera esposa significa que lo conocieron antes de casarse con dicha o durante sus trámites poco antes de que él conociera a Ludisbel. O que tal vez Jacqueline nunca haya existido.

Cata es la esposa del escritor. Su nombre no es mencionado pero dado que Cata es hipocorístico de Catalina, es fácil suponer que ese es su nombre. Es médica o médico, como se llama a sí misma, para molestia de su esposo. Escucha con atención la historia de Jean-Claude y con su esposo se sorprende del secreto que Jean-Claude estaba guardando. No bebé alcohol, por lo que toma agua mientras su esposo y Jean-Claude toman whisky.

El Cholo, El Bola ‘e Nieve y El Melcocha son los tres compañeros de pesca de Jean-Claude en Montería. Ante la decepción de ver las actitudes de Ludisbel y de su familia, encuentra refugio en estos tres hombres cordobeses. Sus apodos vienen de sus orígenes, siendo un indígena de Tuchín, un afrodescendiente de San Antero y un mono (rubio) monteriano, respectivamente. El Cholo es mecánico, talentoso en fabricar escopetas y tiene un gran sentido del humor, El Bola ‘e Nieve es un billarista experto y le ganaba a cualquier que lo retara y El Melcocha es un excelente bailarín de salsa. Estos tres hombres del populacho fueron los que le permitiera a Jean-Claude vivir la vida en América Latina como siempre la soñó.

El señor Brunal es el padre de Ludisbel. Es un ganadero próspero, que posee lo que él llama «una catedral y varias capillas» (Sánchez Juliao, 2009, p. 175), es decir que, además de su esposa, él tiene otras mujeres, en concreto tres, y con todas ellas tiene varios hijos, siendo una de ellas la madre de Ludisbel. Luego de una conversación, el señor Brunal le da a Jean-Claude una frase que refleja el fracaso matrimonial entre este último y Ludisbel: «Entiendo, doctor, por qué a ese barco suyo ya no le funciona el ancla» (Sánchez Juliao, 2009, p. 176).

Narrativamente, Dulce veneno moreno posee esa estructura de narración enmarcada con la que me he topado en una de las últimas novelas porque hay tres personas en medio de un vuelo desde Montería hasta Bogotá que charlan, pero ese vuelo es solo el trampolín para Jean-Claude cuente la historia principal: su vida amorosa con Ludisbel.

La novela sugiere la típica relación entre un hombre del Viejo Continente y una mujer del Nuevo Mundo, pero la realidad es mucho más complicada de lo que parece, puesto que nos presenta a un hombre que siempre le ha gustado las morenas y a una mujer que se desarraiga de sus raíces cordobesas para adoptar las europeas. Para entenderlo mejor, es un hombre europeo que le gusta lo exótico, caribeño y de ébano que se casa con una mujer que prefiere lo europeo y lo «sofisticado» y rechaza lo que su esposo ama.

En Dulce veneno moreno, se menciona que las relaciones entre europeos con asiáticos, africanos e hispanoamericanos surgen porque se considera que es parte del gen conquistador que siempre han tenido. Así como ellos iban a su paso conquistando tierras, así hacen con hombres y mujeres de culturas distintas a las suyas desde Hernán Cortés y Malinche, pasando por Diana de Gales con Hasnat Khan y Dodi Al Fayed hasta Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguita (Sánchez Juliao, 2009, p. 101), por mencionar a unos cuantos. De hecho, Cata, la esposa del escritor, lo define así:

«Los europeos han tenido siempre alma de cazadores… cazadores de colonias y de hembras exóticas. Han sido también, no hay que negarlo, depredadores en esa cacería, aves de rapiña y, por tanto… de altanería, como las águilas o los halcones. (…) Aunque los españoles, desde luego, fueron, entre todos, los más propensos a poseer esos insólitos productos: si no, no existiría el mestizaje en nuestras tierras» (Sánchez Juliao, 2009, p. 101).

 

El principal problema es Jean-Claude se enamoró de Ludisbel por las características de su cultura caribeña colombiana, pero de las que ella misma reniega para convertirse en una europea más europea que Jean-Claude, la doctora Ludisbel. Ante esto, se dedica a la pesca y a hacerse amigo de tres hombres que la familia de Ludisbel llama negros de manera despectiva. Luego de que esto lo llevan a conocer Coveñas, él toma la decisión que toma para liberarse de lo que él rechaza, sabiendo que ya no podrá seguir teniendo lo que alguna vez amó.

La novela hace una fuerte crítica al clasismo de la sociedad colombiana, en particular la de la clase media caribeña, pues se muestra cómo estos rechazan su propia cultura para adquirir la europea, que ellos ven como sofisticada. Incluso se sienten reafirmados en sentirse superiores cuando se los llama doctor, aunque no haya estudiado un doctorado3. Para Jean-Claude, esto es desafirmación cultural y lo considera terrible. Sin embargo, Sánchez Juliao tampoco tiene en alta estima a la cultura europea, a la que considera que no es tan perfecta como la pintan. A través de las palabras de Jean-Claude, Sánchez Juliao escribe que los europeos, detrás de su aparente civismo, poseen una violencia imparable y destructiva, incluso más que la de otras culturas, y sobre todo, odian la traición:

«Mi amada Ludisbel cometió un acto de alta traición. Fue eso lo que en Europa llevó a la muerte a Mata-Hari. Los europeos somos implacables en eso, y somos en ocasiones más violentos, lo reconozco, de cuanto la gente cree, ¿no han observado ustedes, acaso, que llevamos dos mil años dizque civilizando al mundo, pero al mismo tiempo matándonos entre nosotros? ¡Habrase visto un continente igual! (…) En ocasiones me pregunto si, al someterlo, no fuimos acaso nosotros quienes enseñamos al resto del mundo a ser violento. También me pregunto si el eurocentrismo, eso de imaginar nuestra cultura como la única válida y legítima, no fue cuánto prohijó, además de tantos otros, los dos más execrables crímenes de la humanidad: la esclavitud y el holocausto» (Sánchez Juliao, 2009, p. 181).

 

Sánchez Juliao deja claro que, pese a sus defectos, América Latina es un lugar donde es posible hallar la felicidad o al menos algo cercano a la misma gracias a «[su] hedonismo nihilista, [su] iconoclastia ecléctica, el humor, la burla del ridículo de la existencia, la alegría como antídoto de la irremediable tristeza [y] el importa-nada». Son, precisamente, estas cualidades las que hacen a los latinoamericanos únicos y lo necesario que es mantenerlas.

El hecho de que Jean-Claude intente justificar su horrible acto por la traición de Ludisbel a sus raíces colombianas hace que se dude de su credibilidad como narrador, por lo que entra en esa categoría de narrador no fiable. Es difícil saber si todo lo que dice de Ludisbel y su gusto por las mujeres de piel oscura es cierto, sin embargo, es claro que su historia sobre La Columbe es veraz puesto que el escritor y Cata lo conocieron allí.

Otro problema que hay en la novela es el tratamiento de la violencia de género. Por ejemplo, el que Jean-Claude justifique un acto de violencia de género porque se dio cuenta de que Ludisbel solo lo quería como símbolo de estatus y las marañas legales que hizo reflejan su carácter capaz de salirse con la suya. Quizá con esto David Sánchez Juliao quería criticar a la justicia colombiana que, lejos de proteger a las mujeres, las pone en riesgo y luego le da penas irrisorias a los victimarios.

La novela no es lo que yo esperaba pues la contraportada haría pensar que la historia de amor entre Jean-Claude y Ludisbel no terminó bien, pero de hecho el final es mucho más impactante de lo que sugiere. Una historia que deja a nadie bien parado y que refleja que las culturas y los seres humanos tienen dos caras. Sin duda, la recomiendo.

NOTAS

1 Chef que dirige una cocina (o varias) y a los cocineros. También se le conoce como chef ejecutivo.

2 Bebida gaseosa de Colombia, muy popular en la Región Caribe de dicho país. Se caracteriza por su color rojo intenso y su sabor dulce, con toques de vainilla. Además de ser usada como bebida y como parte de remedios caseros, se ha popularizado su uso en platos del norte colombiano, es decir, la Región Caribe, como los plátanos en tentación, mencionados en la novela, y pan de sal remojado en Kola Román.

3 En Colombia, es costumbre llamar doctor a cualquiera que tenga un título universitario o que tenga una posición laboral, social y/o económica elevada. Se dice que surgió en las tertulias en los cafés bogotanos del siglo XIX en donde varios profesionales, en gran medida abogados, que solían tener en sus diplomas Doctor en Derecho (esta práctica desapareció en la década de 1960) y se llamaban doctores entre sí. Después, dicho tratamiento pasó a las clases más desfavorecidas, que solían (y suelen) este tratamiento como honorifico a cualquiera que consideraran superior en el ámbito social. Sin embargo, este tipo de tratamiento es criticado dentro del país por considerarse clasista y discriminatorio, por lo que en ciudades como Cali (2016) e Ibagué (2020) se eliminó su uso dentro de las comunicaciones de las alcaldías.

 

BIBLIOGRAFÍA

Sánchez Juliao, D. (2009) Dulce veneno moreno. Seix Barral.

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