¡POR FAVOR, VUELVE A CASA!
Advertencia: para aquellos que
no han leído esta novela, hay alerta de destripes (spoilers).
Como he manifestado varias veces, la colección
de libros Torre
de Papel de la editorial Norma influyó mucho al final de mi niñez y
el principio de mi adolescencia. Uno de los libros que leí en mi adolescencia y
que me sorprendió fue la novela ¡Por favor, vuelve a casa! de la escritora
austriaca Christine Nöstlinger. Esta semana, analizaré la novela de esta
autora, que falleció en junio de este año.
Antes de analizar la novela, haré una pequeña
biografía de Christine Nöstlinger. Nació en Viena el 13 de octubre de 1936 y
falleció en esa misma ciudad el 28 de junio de 2018, a la edad de 81 años. Se
crío en una familia de ideas antifascistas, dado que su familia y ella vivieron
las consecuencias del Anschluss y de la
Segunda Guerra Mundial, ideas que siempre manifestó a lo largo de su obra.
Después de terminar sus estudios en la escuela,
asistió a la Academia de Bellas Artes en Viena, en donde se graduó de artes
gráficas. Trabajó como artista gráfica en algunos periódicos antes de contraer
matrimonio con un periodista, Ernst Nöstlinger, con el que tuvo dos hijas.
Cuando entró en contacto con círculos de
escritores de libros infantiles, Nöstlinger se sintió motivada para escribir.
Su primer libro -que ella misma ilustró- fue Federica la pelirroja, publicada
en 1970. Al año siguiente publicó Los chicos del sótano mágico, con el que ganó
el Deutscher Jugendbuchpreis, un
premio destinado a la mejor obra juvenil en Alemania.
Entre las novelas que escribió se encuentran la
serie de libros de Pit y Anja (1972), la serie de Gretchen (1981 - 1988), la
serie de Susi y Paul (1984 - 1993), la serie de Franz (1984 - 2005), la serie
de Mini (1992 - 2007), así como novelas entre las que se encuentran Un marido
para mamá (1974), Konrad o el niño que salió de una lata de conservas (1975),
Piruleta (1977) y Pepito (1977). Nöstlinger fue galardonada con los dos premios
más importantes de la literatura infantil, el Premio Hans Christian Andersen en
1984 que es llamado el Nobel de la literatura infantil; y el Premio Memorial
Astrid Lindgren en 2002.
Los temas que Christine Nöstlinger trataba en
sus libros como la discriminación, el racismo y el aislamiento tienen mucha
correlación con los sistemas de la familia, la vida escolar y la educación,
siempre con una inclinación contra el autoritarismo. Además, sus trabajos
entran en la categoría de bildungsroman
o novela de aprendizaje, que son historias que suelen tratar la transición de
la niñez a la adultez, en el que el cambio del personaje es importante. Por lo
general, sus libros están dirigidos a lectores de entre 5 y 12 años.
La novela de esta semana se publicó por primera
vez en 1974 con el título Ilse Janda, 14 oder Die Ilse ist weg que se
traduciría algo así como Ilse Janda, 14 años o Ilse se ha ido. En el mundo
hispanoparlante apareció por primera vez en 1994 de la mano de Norma en su
colección Torre de Papel en la categoría de la Torre Verde. La editorial le dio
el título de ¡Por favor, vuelve a casa!, que considero muestra la ansiedad de
la protagonista de buscar, encontrar y hacer que su hermana regrese. Ahora que
lo pienso, ninguno de los títulos -ni el original ni el español- son muy
buenos. El título en alemán es muy poco original y el de español exagera con ello.
Como ya dije en El
papagayo azul, la sección Torre Verde fue descontinuada alrededor
de 2002 cuando Norma relanzó y renovó Torre de Papel; sin embargo, unos cuantos
títulos que estaban en la Torre Verde pasaron a una colección de libros
dirigidos a adolescentes, Zona Libre, existente desde 1998. Esta novela fue una
de las pocas que tuvo ese privilegio y a la fecha no ha estado fuera de
impresión.
Las dos ediciones de la novela que ha sacado Zona Libre.
La novela tiene como protagonista a Érika
Janda, que busca descubrir el paradero de su hermana mayor, Ilse, que ha huido de
la casa familiar después de tener varios pleitos con la madre de ambas. En vez
de esperar que la policía haga su trabajo, decide hacerlo ella misma para que
su hermana no sea enviada a un hogar juvenil o un internado y para ello busca a
las personas que tuvieron contacto con ella en las últimas semanas.
A pesar de ser una novela, ¡Por favor, vuelve a
casa! no está dividida en capítulos, sino que es una narración larga con
algunas pausas, algo así como Papá Puerco
de Terry Pratchett. Por suerte, las pausas son colocadas de manera adecuada
para que el lector pueda comprender mejor lo que está leyendo. No está claro en
que ciudad austriaca se desarrolla la historia; lo único que sabe es que la
ciudad tiene un puente sobre el Río Danubio. Si bien hay cuatro poblaciones en
los que el Danubio pasa por Austria -Linz, Krems an der Donau, Tulln an der
Donau y Viena, la capital-, la ciudad podría ser Viena, por ser la ciudad más
poblada y porque Nöstlinger vivió allí durante toda su vida.
Érika Janda es la protagonista de la novela, al
tener el foco principal y ser la narradora homodiegética, interna, testigo y no
fiable de la historia. Está por cumplir doce años y a diferencia de la mayoría de los
personajes, su descripción física no es mencionada porque ella no se describe a
sí misma. Sólo se sabe que tiene una bella sonrisa y que sus expresiones
faciales son agradables. De esta manera, Nöstlinger hace que el lector pueda
imaginar como es su aspecto físico. Ella considera que no luce tan bien como
Ilse, pero otros personajes si la encuentran bonita.
Érika tiene un temperamento cálido,
perseverante y resiliente pues a pesar de sufrir los regaños y las bofetadas de
su madre no deja que eso la afecte, sino que se refugia en el afecto que siente
por su medio hermano Oliver y por su abuela paterna, con la que es muy cercana.
Aparte, ama mucho a Ilse a pesar de que esta la trata mal. Es su amor por ella y
su deseo de que ella regrese para que las cosas vuelvan a la normalidad lo que
la motiva a buscarla.
¿Por qué digo que Érika es una persona
resiliente? Porque logra adaptarse a las circunstancias cambiantes de su entorno.
Soportó bien el divorcio de sus padres, vivir con sus abuelos paternos durante
dos años y luego regresar al lado de su madre junto al nuevo esposo de esta. A
pesar de la vida cómoda que posee gracias al segundo matrimonio de su madre,
Érika valora el afecto por encima de cualquier cosa.
Por supuesto, Érika no es perfecta. El cambio
familiar generado por la ida de su hermana mayor -a la que prometió no revelar
nada- le causa ansiedad y a su vez, problemas de salud, timidez ante otras
personas distintas de su familia y pesadillas, todo esto último producto de su
ansiedad. Todo ello hace que se refugie en su abuela paterna y en su deseo de
encontrar a Ilse.
Ahora, se preguntarán por qué dije antes que
Érika es narradora no fiable, al menos al principio. Eso se debe a que ella
trata de buscar una justificación para las acciones de Ilse, cree ciegamente en
lo que le dice y piensa que estará bien en donde esté, pero cuando descubre que
su hermana no le dijo la verdad, se siente tonta y molesta consigo misma. En
resumen, Érika sí es una narradora
no fiable, pero sólo porque su conocimiento de los hechos es limitado a causa
de su edad.
Al contrario que Érika, Ilse tiene un carácter malhumorado,
rebelde, difícil y con una lengua afilada. Suele tener constantes pleitos con
su madre y a menudo trata mal a Érika, a veces como desquite y a veces porque
sí. Físicamente, es considerada una joven hermosa, con el atractivo de una
modelo de revista o de publicidad, como lo dice su hermana:
“Ilse es
como de propaganda. Por supuesto, no de una propaganda de detergente o de
pastas al huevo.
Es como
una modelo de esas propagandas modernas de “autos rápidos para jóvenes”.
Es una
chica Coca-Cola, Martini, Jet-Set.
Sólo
externamente, por supuesto”.
p. 14
Aunque en apariencia Ilse es una adolescente
bonita y llena de amigas, la realidad es que ella es una persona alienada
-porque deja de visitar a sus abuelos maternos cuando su abuelo empezó a sufrir
de demencia senil y también la relación con Érika se daña-, desprecia a sus
compañeras de clase al tildarlas de “vacas estúpidas” y considera que su única
amiga es Amrei, una ex compañera de la escuela en la que estudió cuando vivía
con sus abuelos paternos. Esta es una conclusión a la que llega Érika cuando
entrevista a las personas que se suponían que la conocían. Ilse es un personaje
que muestra dos facetas: una exterior, la Ilse rebelde, que ven la mayoría, y
una interna, frágil y sensible, que sólo Érika y su abuela paterna pueden ver.
Ilse representa a los niños que sufren la
desintegración familiar ya que, a pesar de su temperamento, no posee la
resiliencia de Érika y de hecho es incapaz de soportar la adversidad. A
diferencia de Érika, Ilse nunca logra superar el divorcio de sus padres ni que
sus padres se volvieron a casar con otras personas como se ve en su manera de
tratar a sus medios hermanos tanto paternos -aunque estos nunca aparecen en la
novela- o maternos o incluso a sus padres. El tener comodidades gracias al
segundo matrimonio de su madre sólo empeora las cosas porque a ella no le gusta
la actitud arrogante y clasista que muestra su madre y el hecho de que deja de
visitar a sus abuelos paternos cuando el abuelo empieza a tener demencia senil
indica que ella era
muy cercana a su abuelo y no soportó ver su deterioro mental.
Como Érika, Ilse también sufre de ansiedad,
pero en su caso se manifiesta en dos comportamientos: el primero, es que se
come la piel de sus uñas. Érika explica que su hermana solía comerse las uñas,
pero cuando empezó a pintárselas se empezó a comer la piel. El segundo aparece
más adelante y consiste en que Ilse recurre a mentir para dulcificar y
aparentar que su vida es mejor de lo que en realidad es, como una forma de
tapar el vacío de la misma.
Érika e Ilse pertenecen a lo que sería una familia ensamblada
o reconstituida, que es un núcleo familiar conformado por padres que
tienen uno o varios hijos de relaciones anteriores. Este tipo de familias también
son conocidas como “los tuyos, los míos, los nuestros”. En el caso de Ilse y
Érika, viven con su madre Lotte; el esposo de ella, Kurt; y sus hijos en común,
Oliver, de seis años, y Tatiana, de cuatro. El padre de ellas también se volvió
a casar y tuvo dos hijos con su nueva esposa mientras que Kurt tiene un hijo de
su primer matrimonio.
En la novela sólo se muestra la relación de las
hermanas Janda con Oliver y Tatiana. Érika adora a Oliver y su vínculo con él es
estrecho, incluso más que con Ilse, pero apenas puede soportar a Tatiana dado
el carácter
caprichoso y molesto de la pequeña. Ilse finge que le desagradan sus
hermanitos, aunque no tiene problemas en jugar con ellos en el parque. Sin
embargo y como Érika, tampoco le agrada el comportamiento de Tatiana, razón por
la que una vez peleó con su madre por causa de la niña cuando ella mató accidentalmente
al hámster que Ilse tenía.
En ¡Por favor, vuelve a casa! se ven muchos
conflictos familiares relacionados con los cambios de la adolescencia, la
incapacidad para comunicarse de forma apropiada, el autoritarismo familiar y
los desacuerdos en cuanto a la crianza de los hijos, como se ve en la
familia de las hermanas Janda y de otros compañeros de escuela de ellas.
Eso sí, Nöstlinger siempre se muestra en contra del autoritarismo, así este
venga de la misma familia.
La novela es un gran ejemplo de los adultos
son inútiles. Este es un recurso narrativo o tropo que consiste en
que los personajes adultos ya sea de un programa de televisión, una obra
literaria, una película, etc., son de poca o ninguna ayuda para los
protagonistas, que siempre son menores de edad. Esto mismo ocurre en ¡Por
favor, vuelve a casa! puesto que la mayoría de los personajes adultos no son de
mucha ayuda para Érika e incluso son un lastre, en particular, su abuelastra y sus
progenitores.
La abuelastra, la madre de Kurt, es una mujer
arrogante, autoritaria y que desprecia a las hijas de su nuera. Trata el problema
de Ilse como si fuera un caso más de trabajo social, que era su empleo antes de
pensionarse. Es decir, no mira las cosas de manera profunda sino desde su punto
de vista, el cual no es sensato ni analítico.
Los padres de Ilse y Érika tampoco son personas
equilibradas. En sus pocas menciones, se establece que el padre
nunca ha mostrado mucho interés en sus hijas y eso es algo en lo que
muchos están de acuerdo, incluso sus propias hijas. Para Érika, las visitas
quincenales son innecesarias y en un punto le dice a su madre que no quiere ver
más a su padre. Kurt está de acuerdo con la niña.
Lotte, la madre, es una mujer emocionalmente
inestable, que a menudo descarga sus
frustraciones y su rabia en sus hijas. A menudo recurre a las
lagrimas cuando hay problemas y no puede manejarlos. Peor aún,
tiende a culpar a los demás de los conflictos que ocurren y de sus errores.
Al igual que su suegra, también muestra arrogancia debido al estilo de vida que
posee gracias a su matrimonio con Kurt.
Los únicos personajes adultos que demuestran
estar interesados en Érika y en sus necesidades son su abuela paterna y su
padrastro Kurt. La abuela paterna quiere ayudar a Érika a encontrar a Ilse a
pesar de que a ella se le tiene prohibido inmiscuirse en la educación de sus nietas.
Por su parte, Kurt quiere establecer un vínculo
con sus hijastras porque se da cuenta de que el padre de las niñas no se
preocupa por ellas, al menos con Érika que sí se muestra dispuesta a ello. Por
otra parte, a Ilse no le importa la opinión de Kurt ni sus intentos de entablar
una relación con ella. Además, Kurt no está de acuerdo en la manera que Lotte
trata a sus hijas.
Por lo expuesto antes, a lo largo de la novela
y para encontrar el paradero de Ilse, Érika habla con toda clase de jóvenes que
conocían a su hermana, desde los más convencionales hasta los más excéntricos.
Curiosamente logra avances con los personajes estrafalarios, si uno considera
que Érika tiene un comportamiento relativamente normal, al menos en apariencia.
Son estos personajes los que hacen que el libro tenga momentos de humor dentro
de su tono dramático habitual.
¡Por favor, vuelve a casa! mantiene su ritmo fluido
desde el principio hasta el final, el cual es abierto, pero a diferencia del
tono esperanzador que deja la conclusión
abierta de El papagayo azul, la resolución
de la novela de Nöstlinger termina el conflicto principal pero no las causas
del mismo. Esto deja
al lector en una incertidumbre sobre el destino de la familia, el cual se ve
incierto y hasta tenebroso.
Para ser una novela de una escritora infantil,
la misma está muy bien estructurada. Tal vez el concepto ahora se consideraría
trillado porque se ha usado en muchos trabajos audiovisuales, pero la ejecución
es muy buena, los personajes están bien trabajados y reflejan los distintos
conflictos que nos conciernen y un final tan sombrío como realista. Pienso que es
un libro que ha envejecido bien, ya que sigue siendo muy actual. Lo recomiendo
mucho.
BIBLIOGRAFÍA
(1995) Nöstlinger, C. ¡Por favor, vuelve a casa! Editorial Normal S.A., Bogotá, Colombia.
174 p.
hola! lectura que provoca, no se bien si ira, pena, dolor o omprension pero mueve, gracias, tampoco sabiamos de la muerte de la autora, saludosbuhos que te comparten.
ResponderEliminarEsta novela suele generar este tipo de sentimientos. Y sí, es normal que muchos no supiéramos de la muerte de Nöstlinger. Yo me enteré cuando estaba buscando de casualidad su biografía en agosto y por eso quise hacerle un homenaje en el blog. Los escritores de literatura son muchas veces ignorados.
EliminarPerdón, omití la palabra infantil. Los escritores de literatura infantil muchas veces son ignorados. Saludos.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmuchas gracias por escribir sobre este libro, me parece demasiado maravilloso como para que no se hable mucho sobre el.
ResponderEliminarSupongo que los otros libros de Nöstlinger hicieron que este palideciera en comparación. Saludos.
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