ABRIL ENCANTADO
Y pasamos de Nueva Orleans a Italia, país al que acuden cuatro mujeres británicas a pasar vacaciones en abril para liberarse un poco de la monótona vida que llevan, sin imaginarse que este le ayudaría a encontrarse consigo mismas. Este es el argumento de la novela Abril encantado de la escritora británica Elizabeth von Arnim.
Abril encantado es una novela de 22 capítulos publicada en 1922 y
se desarrolla en dicha época (Los locos años 20) al igual que otras novelas
como Fiesta y El gran Gatsby. La novela se desarrolla al inicio en Londres y
luego en un castillo cercano a la ciudad de Génova, Italia.
Esta novela se caracteriza por no tener una sola protagonista, sino
que tiene cuatro.
La señora Lotty Wilkins (39 años) es una mujer casada con Mellersh-Wilkins,
un abogado que la obliga a ahorrar dinero en todo. Es descrita como una mujer rubia
o pelirroja con pecas. Buscando un escape de esa vida, se encuentra con un
anuncio en el que se alquila un castillo italiano, algo que llama su atención,
pero no tiene idea de cómo pagar algo tan caro. En ese momento, conoce a la señora
Arbuthnot que pertenece al mismo club de damas que ella y que también busca un
escape de la vida que lleva y las dos se convierte en amigas.
Lotty se muestra como una mujer incoherente al principio de la
novela, pero a medida que esta avanza vemos una parte alegre, optimista, integra
y amistosa de su forma de ser. Aunque al principio piensa que su matrimonio no
tiene el menor sentido, la llegada de su esposo hace que la chispa entre ellos
se reavive y ella siente como si ambos fueran novios otra vez.
La señora Rose Arbuthnot (33 años) es una mujer de fuertes
inclinaciones religiosas debido a que fue la hija de un sacerdote anglicano. Su
religiosidad es tal que no hace nada sin consultar antes con su vicario. De hecho,
ella tiene un mantra muy claro: Dios, Esposo, Hogar y Deber. Vive en Hampstead
con su esposo, Frederick Arbuthnot, que es siete años mayor que ella y con el
que lleva 13 años de matrimonio.
A diferencia de Lotty Wilkins, al principio Rose ama a su esposo,
pero no está contenta con su oficio: ser escritor de biografías de amantes de
reyes, pues a ella le da mucha vergüenza saber que sus principales ganancias se
dan a través de esta actividad. Quizá por eso, decide expiarse un poco al
llevar el dinero a la caridad, tal vez porque cree que el dinero estará mejor
en manos de las personas que más lo necesitan. Ella se caracteriza por sus ojos
oscuros.
El constante sentimiento de vergüenza, de infelicidad y el deseo de
tener un tiempo para sí misma hacen que Rose quiera tener unas vacaciones lejos
de su esposo, lejos de la iglesia, de todo lo que la llena de culpa. El destino
la hizo encontrarse con Lotty Wilkins y ver el anuncio del alquiler del castillo,
por lo que ambas deciden pasarse vacaciones en Italia. Pero incluso con sus
ahorros, siente que no tienen suficiente dinero para alquilar el castillo y las
dos no hablan italiano, por lo que se encuentra con otras dos mujeres, Lady
Caroline y la señora Fisher, que también quieren irse de vacaciones a Italia y
sí conocen el idioma. Ambas poseen dinero suficiente para que todas alquilen el
castillo y, de esa manera, las cuatro se van a Italia en abril.
Ya en Italia, la señora Arbuthnot se siente liberada de las obligaciones religiosas, de la actividad de su esposo y de la constante desaprobación que esta le genera e incluso piensa en su único hijo que nació muerto, aunque esto no le permite salir de su carácter retraído. Todo esto le permite pensar al principio que su matrimonio no es una ilusión y una fachada y su encuentro con el señor Briggs la hace tener sentimientos que no había tenido antes. Sin embargo, cuando su esposo aparece se da cuenta de lo mucho que en verdad lo ama y siente que su relación ha mejorado.
Las dos últimas mujeres que se unen al viaje, Lady Caroline y la señora
Fisher, no pueden más diferentes la una de la otra.
Lady Caroline «Scrap» Dester (28 años) es la más joven de las
mujeres, la que más dinero tiene y la única que no se ha casado. Es descrita
como hermosa y rubia, con el color similar al del lino. Representa a la nueva
mujer, tal como lo han sido Mina Harker y Vivie. Proviene de una familia, los
Droitwich, que pertenecen a la aristocracia británica. Es alegre y algo
traviesa. Adora pasar tiempo consigo misma afuera, fuma y viste de una forma
provocativa para la época, algo que pone los pelos de punta a la señora Fisher.
A pesar de ser la encargada de las cuentas, es despreocupada en ese sentido.
A la llegada del señor Briggs, se convierte en el objeto de
limerencia por parte de este, algo que ella encuentra fastidioso y nada
agradable. Esto se debe a que se siente atraída por un escritor de memorias, el
señor Ferdinand Arundel, un hombre mayor que ella, pero al que le agrada
escuchar conversar sobre literatura.
En un principio, Lady Caroline veía el viaje como una cura para
librarse de su amor imposible por el señor Arundel, solo para darse cuenta de
que no puede liberarse del sentimiento que es el amor y que este no le ha
traído ninguna alegría a su vida, algo que la llena de desolación. También le
permite darse cuenta de cuán caprichosa, mimada y egoísta ha sido en su vida,
por lo que decide hablar con el señor Briggs en un pasaje que nos dice mucho sobre
los dos.
La señora Fisher (unos 50 años) es la mayor de las mujeres y por
ello, es la encargada de administrar el castillo. Es viuda (su marido murió
once años antes) y se educó en la época victoriana con un padre crítico de arte
y literatura, por lo que posee un pensamiento más conservador que las otras
tres mujeres. Ve a Lady Caroline como una libertina, le molesta que la señora
Wilkins no sienta aprecio por su esposo e incluso sus pensamientos religiosos
chocan con los de la señora Arbuthnot. La señora Fisher tiene una frase que
resume su forma de pensar: Las cabezas de
las mujeres no se hicieron para pensar. Precisamente, al observar el
comportamiento de las tres mujeres, se siente como si estuviera en un circo,
por lo que suele estar más tiempo dentro del castillo que fuera, algo que
también se puede explicar en sus dificultades para caminar, razón por la usa un
bastón.
A pesar de mostrarse como una persona de carácter severo, Lotty cree
que hay más en ella y no se equivoca. Cuando aparece el dueño del castillo, el
señor Briggs, ella muestra otra faceta de su personalidad: una más encantadora
y benevolente, como una especie de figura materna para Briggs.
El señor Mellersh-Wilkins es el esposo de la señora Wilkins. A
pesar de que su apellido es compuesto, su esposa Lotty nunca lo ha usado,
siempre prefiriendo usar el último: Wilkins. Es un abogado absorto en su
trabajo y, por ello, descuida a su esposa, a la que siempre le exige ahorrar. Por
eso, no es sorpresa que ella quiera alejarse por un tiempo de él al irse de
vacaciones a Italia, pero luego le escribe para que vaya luego de la
insistencia de la señora Fisher, que no le agrada que una mujer casada ande de
vacaciones sin su esposo.
De esta manera, el señor Wilkins llega a Italia, más entusiasmado
por conocer a Lady Caroline que por querer volver a ver a su esposa. De hecho,
la llega a conocer en un momento bastante divertido en la novela aunque
incómodo para él.
Las vacaciones resultan ayudar en la relación entre ambos pues el
señor Wilkins se muestra cariñoso con su esposa y siente que su matrimonio se
ha reactivado. Logra llevarse bien tanto con la señora Fisher como con Lady
Caroline, pero es incapaz de romper el caparazón de retraimiento de la señora
Arbuthnot.
El señor Briggs es el dueño de San Salvatore. Es un joven huérfano pero adinerado que, por aburrimiento, decide alquilar su castillo para vacacionar. Decide llegar a este luego de que es alquilado por las cuatro mujeres y empieza a sentir limerencia por la señora Arbuthnot, hasta que conoce a Lady Caroline, por quien siente una atracción inmediata, pero la cual no es recíproca al principio.
El hecho de que lleguen los esposos de las inquilinas hace que se
sienta más cohibido y no sabe de qué forma revelarle sus sentimientos a Lady
Caroline. Pero al final él no tendría necesidad de hacerlo, pues las piezas de
este rompecabezas terminan armándose para él.
El señor Frederick Arbuthnot es un escritor de biografías, en
especial de amantes de reyes, tema que no es del agrado de Rose. Para evitar
conflictos, usa un seudónimo en sus trabajos, el cual ha adoptado casi como su
nombre de pila. Él no siente una gran predilección por su suegro, por ser el
causante del carácter reprimido y retraído de Rose. El conflicto con su trabajo
y su malestar ante la religiosidad de su esposa ha hecho que su matrimonio haya perdido el
amor.
Su contacto constante con círculos literarios lo lleva a cruzarse
con una familia aristocrática, cuya hija se interesa en él a pesar de la
diferencia de edad. Finalmente la encuentra a su llegada al castillo, pero al
ver de nuevo a Rose, siente el deseo de atenderla porque entiende que aún la
ama y nunca ha dejado de amarla, lo que evita un posible escandalo entre él,
Rose y la joven aristócrata. Por suerte, a Rose ya no le molesta estar con
Frederick y de hecho lo estaba esperando para estar con él. De esta manera,
Frederick y Rose quedan felices y enamorados más que nunca.
La novela empieza como una simple escapada de cuatro mujeres del
aburrimiento que les produce su vida cotidiana, pero luego se convierte en el
redescubrimiento de tres de ellas. Lotty empieza pensando que su esposo no la
valora para después ver como este es capaz de socializar con la severa señora
Fisher y demuestra su cariño, así como ella lo hace hacía él. La señora Fisher
pasa de ser una mujer rígida a una mujer más abierta y maternal para con los
demás, en especial con el señor Briggs.
Sin embargo, para Rose y para Lady Caroline el viaje resulta más
complicado. Rose cree que su matrimonio no tiene salvación y se da cuenta de
que su religiosidad ha sido más una barrera que un beneficio en su vida. Aunque
no pierde por completo su fe, comprende que esta no se debe entregar con
fanatismo y sacrificio. Esta es la clave para volver sentir amor por su esposo.
En cuanto a Lady Caroline, llega a Italia como una forma de
liberarse de todo aquello que la inoportuna como sus sentimientos por el señor
Arundel y sus innumerables admiradores. En resumen, ella busca en las
vacaciones un escape del amor que ella considera la agobia, solo para encontrar
más admiradores como el señor Wilkins (aunque este no considera serle infiel a
Lotty) y al señor Briggs. Cuando ve como las otras mujeres logran encontrarse a
sí mismas y sus esposos siente lo mismo por ellas, se siente desolada y triste,
pero al final ella misma logra encontrar su propio destino.
Porque sí, uno de los temas que trata Abril encantado es la
búsqueda de la esperanza y el amor, al menos para Lotty y para Rose. Las dos,
en su desesperación por abandonar de momento sus simples vidas como amas de
casa, logran encontrarse a sí mismas, tener algo de optimismo y, sobre todo,
amarse a sí mismas.
Abril encantado es una novela que me sorprendió porque en un
principio pareciera la típica historia de un grupo de mujeres que quieren dejar
por un tiempo la rutina, pero luego se convierte en una búsqueda del propio
ser, algo que nos deja claro la novela. Si uno no es capaz de amarse a uno
mismo, no hay forma de lograr que alguien más nos ame, que es algo a lo que
finalmente concluyen Lotty, Rose y Caroline. Sin duda, recomiendo esta novela y
ahora es el momento de abandonar Italia.
Hola ☺ Donde estabas con estas lecturas tano bellas?
ResponderEliminarFeliz de leerte y ojala pueda hacerme con ellas.
Saludosbuhos! !
Me he mantenido con el blog, pero a veces he tenido que pausas de 15 días porque a veces estoy muy ocupada en la universidad y el año pasado pasé por una etapa de depresión que me obligó a dejar de escribir por tres semanas. Sin embargo, seguiré haciendo reseñas hasta donde las fuerzas y la mente me lo permitan. Saludos.
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