EL ETERNO FEMENINO
Advertencia: esta entrada contiene algunos destripes.
Para terminar con el Mes de la Mujer, pasamos de la Italia de los años 1920 a la Ciudad de México de mediados de 1970. Una obra de teatro en el que una mujer tiene todo tipo de sueños en un salón de belleza. Ese el argumento de El eterno femenino de la escritora mexicana Rosario Castellanos, que fue publicada en 1975.
El eterno femenino se divide en tres actos. El primer acto tenía
cinco escenas llamadas Obertura, Luna de miel, La anunciación, La cruda
realidad, Crepusculario y Apoteosis. El segundo acto no posee escenas, su
narración es continua; sin embargo, sus pasajes se podrían considerar como
escenas, dada su estructura. El tercer y último acto vuelve a dividirse en
escenas, las cuales son y se llaman Jornada de la soltera, Flor de fango,
Usurpadora, Mujer de acción y Al filo del agua, aunque solo la primera escena
está nombrada como tal con su nombre. La obra termina con Corridos, una serie
de poemas realizados por Castellanos.
En el primer acto, a la dueña de un salón de belleza le ofrecen usar
un nuevo aparato electrónico en un secador de cabello para que la mujer que lo
use sueñe lo que ella desee con solo oprimir un botón. Para ello, decide
probarlo con Lupita, una clienta habitual del salón de belleza y que había
pedido una cita para arreglarse el cabello porque ese día es el de su
matrimonio. Lupita usa la máquina
inductora de sueños y a través de ella ve pasar como sería su vida al casarse
con Juan, su prometido, es decir, su matrimonio, los hijos que tendrían y, por
supuesto, su vejez.
En el segundo acto y al aterrarse de soñar con su vida, vuelven a
usar el aparato en Lupita. Esta vez sueña que se encuentra en una feria y se
mete en un espectáculo donde ella habla con Eva y ella le muestra como ocurrió
la caída del hombre en el Jardín de Eden desde su punto de vista. Poco después,
Lupita se encuentra con varias figuras femeninas importantes de la historia
mexicana: la Malinche, Sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez, la
Emperatriz Carlota de Bélgica, Rosario de la Peña y la Adelita. Cada una
muestra una parte de la historia de México a través de sus propios ojos. En
gran medida, las seis mujeres se muestran como seres con temple y determinación
a su manera, lo que asombra a Lupita. Pero en ese momento, ocurre un apagón, lo
que deja inútil tanto a la maquina como el secador, lo que desespera a Lupita
porque tiene el peinado a medio hacer, lo que da pie al tercer acto.
En este último acto, a Lupita le hacen probar diferentes pelucas
que hacen lo mismo que la máquina: hacer que la mujer sueñe. A través de ellas,
Lupita sueña que tiene varias profesiones; algunas que la ponen a pensar y
otras no muy de su agrado. Sin embargo, el carácter inconformista y caprichoso
de Lupita hace mella en ella y eso se refleja en el final.
Lupita es el personaje principal de la obra. Al ser una futura
novia, tiene el típico comportamiento de lo que en inglés se conoce como bridezilla, una novia que está obsesionada con que todo salga perfecto en el día
de su boda al punto de mostrar un comportamiento grosero y malhumorado. Lupita
se muestra más o menos así porque ella desea verse bien para su boda, al punto de
usar la maquina soñadora junto con el secador, lo que la lleva a tener sueños y
pesadillas, cosas que la alteran bastante. Y ni hablar de las pelucas, con las
cuales está cada vez más insatisfecha, al punto de explotar en ira.
La dueña del salón de belleza es una mujer que se vio obligada a
abrir dicho negocio luego de la muerte de su esposo. No parece estar muy de
acuerdo con usar el aparato soñador, pero decide hacer una prueba con Lupita,
para saber si debería tenerlo. Luego de presenciar la pesadilla de Lupita en el
primer acto, la dueña considera al aparato una abominación, por lo que ordena
retirarlo.
La peinadora es la mujer que se encarga de hacerle el peinado a
Lupita y, por lo tanto, de atenderla. Sin que su jefa se dé cuenta, no quita el
aparato soñador del secador cuando esta le ordena hacerlo, sino que lo calibra
para evitarle pesadillas a Lupita, algo que lleva a esta última a hablar con
las seis mujeres importantes de la historia de México en el segundo acto.
El agente es el hombre que le ofrece el aparato a la dueña. Según
él, las mujeres duran una hora en un secador de cabello, un tiempo en el que él
considera puro ocio, por lo que el aparato soñador les permitirá soñar lo que
quieran mientras este se encuentre conectado al secador. El fin de ello es
evitar que una mujer piense mientras esté en un secador porque para él, el
pensamiento es el mal.
En cuanto a las seis mujeres, tendrían que hablar sobre cómo Castellanos
refleja la manera de ser de cada una.
Malinche o Malintzin es mostrada como alguien que ayudó a Hernán
Cortés a sacar de Moctezuma del poder por la manera como este la ha tratado a
ella y a su pueblo. Tiene un pensamiento lo suficientemente práctico como para
hacer que Cortés diga que incendió los barcos (algo que en realidad hizo un
soldado suyo que fumaba tabaco, regalo de los indígenas) para que sus hombres
no puedan rebelarse y que no se quite la armadura, para hacerles creer a
Moctezuma y a sus súbditos que él es un dios y ella su consorte.
La relación entre Malintzin y Cortés no viene del amor, como Lupita
cree, sino que era más bien una asociación: ella le servía de interprete y él
la ayudaba a vengarse de Moctezuma, un ser responsable de su esclavitud.
Rosario de la Peña revela su verdadera relación con Manuel Acuña,
el poeta. En realidad, ella estaba enamorada de él, pero él solo la veía como
una inspiración para sus poemas, por lo que su propuesta de matrimonio lo
perturba tanto que lo lleva al final que ya se conoce.
Juana Inés de la Cruz revela que se convirtió en monja como una
forma de alejarse de todo tipo de vanidad y porque el matrimonio no le atraía demasiado.
Para ella, ser monja fue una forma práctica de escribir poesía con toda
tranquilidad.
Josefa Ortiz de Domínguez es vista como una mujer inteligente, que
finge ser una esposa sumisa, desinteresada en las conversaciones entre su
esposo, el corregidor y otras figuras de autoridad y analfabeta. En realidad,
es una mujer relacionada con los revolucionarios y que adora la poesía de Sor
Juana Inés de la Cruz, algo que asombra a su esposo, que no esperaba eso de
ella y cuando le pregunta por qué se convirtió en revolucionaria, ella dice que
lo hizo por aburrimiento.
Carlota de Bélgica se muestra como una mujer ambiciosa, que desea
reinar sobre un reino, pero como su esposo tiene pocas probabilidades de ser
emperador de Austria, lo insta a aceptar la propuesta de gobernar México como
su emperador y a seguir en el trono a pesar de lo endeble que este siempre fue,
algo que ella no acepta. También se niega a darle un hijo a Maximiliano hasta
que el trono esté asegurado. Sin embargo, Carlota no estaba junto a él cuando
lo fusilaron pues se fue a Francia para implorarle a Napoleón III que volviese
a mandar tropas, precisamente para proteger a Maximiliano.
Por último, Adelita aparece como una mujer desencantada con los
generales que dirigieron la Revolución Mexicana y los considera la base de los
actuales problemas de México, al ser un movimiento corrupto e incompetente. No
sabe leer ni escribir, es anticlerical y se muestra hostil hacia Carlota y
Juana Inés de la Cruz.
Un detalle que me gusta de la obra de teatro es su estilo
surrealista. El hecho de que la realidad pase a la fantasía es bastante
notable, pero no es cualquier fantasía. Muchas de ellas involucran a la
protagonista viendo su futuro, teniendo varias profesiones o conversando con
distintas mujeres de la historia de México. De hecho, el segundo acto es el más
interesante y mejor estructurado, pues muestra como cada notable personaje
femenino mexicano da su punto de vista de la historia o sobre sí misma, ya sea
la Conquista de México, la Independencia, el Imperio Mexicano o la Revolución
Mexicana. Además, el hecho de que Lupita aparezca teniendo varias profesiones
hace pensar que existen varias Lupitas de mundos paralelos.
También hace alusión a la literatura mexicana a través de la mujer,
ya sea como creadora o como musa, como se ve con Sor Juana Inés de la Cruz o
Rosario de la Peña. Juana Inés de la Cruz habla sobre sus desafíos al ser
poetisa y al mismo tiempo estar en un claustro, algo que eligió por lo mucho
que le disgustaba el matrimonio. Por su parte, Rosario de la Peña muestra que
la clave de su aura como musa era la fuente de la poesía de Manuel Acuña y el
cómo la ruptura de la misma fue la que provocó la desgracia de Acuña.
Otro detalle de la novela se ve en el machismo del agente que le
proporciona el aparato soñador a la dueña del salón de belleza. Es obvio que no
desea que una mujer tenga pensamientos porque, desde su punto de vista, esto
solo puede traer el mal. Además, cree que el aparato evitará el ocio en las
clientas del salón de belleza, que también ve como algo terrible. Sin duda, el
agente quiere que una mujer esté ocupada, pero sin ningún tipo de idea sobre su
cabeza. Si ese no es un punto de vista machista, no sé qué más lo sea.
El eterno femenino también muestra cómo a veces la actitud de una
persona la lleva a quedarse sin nada, que es lo que se ve con Lupita que no
queda satisfecha con ninguna peluca pero además hace algo que muchos
consideraría irrespetuoso y que la dueña, con justa razón, estuvo en su derecho
de reprenderla y echarla de su negocio.
El eterno femenino es una obra de teatro que merece ser tanto leída
como representada. Tiene los típicos temas sobre la mujer como el matrimonio,
la maternidad, su visión como musa en el arte y la literatura, su rol detrás
del poder y la búsqueda de sí misma, pero también maneja un estilo surrealista
que le hace pensar a uno si en realidad son sueños de Lupita o son cosas que le
ocurren de verdad. En verdad lo recomiendo.
Con esto, termino el Mes de la Mujer. En él, exploré la búsqueda de la libertad, la búsqueda de una misma y un viaje sobre el género y todo lo que representa, ya sea a través de los sueños o dialogando con figuras femeninas emblemáticas. Fue un viaje de, más que nada, búsqueda del mismo ser: el ser mujer. Espero que las próximas den esa impresión. Gracias y hasta luego.
Me parece muy original y novedosa 😊💜
ResponderEliminarEn verdad lo es. Por ratos no parece una obra de teatro, aunque lo sea puesto que juega mucho con los sueños y la imaginación. Además, es una especie de testamento de Castellanos, pues murió un año antes de la publicación de la obra. Saludos.
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