CHOCOLATE AMARGO

Después de haber estado por el Mes Colombiano, analizaré algunos libros de forma aleatoria hasta que comience septiembre, que es el Mes del Amor y de la Amistad tanto en mi país como en el blog. La novela de esta semana es Chocolate amargo de la escritora alemana Mirjam Pressler, que falleció el 16 de enero de este año. Fue publicada en 1980 y fue su opera prima.

Chocolate amargo está dividida en diecinueve capítulos y trata sobre Eva, una adolescente con sobrepeso y baja autoestima que sufre todo lo que sufren los adolescentes con sobrepeso en nuestra sociedad, pero también encuentran personas que la aman por lo que es y poco a poco recupera su autoestima. La historia se desarrolla en Múnich durante un verano en la década de 1970.

La novela tiene los típicos elementos de una novela de aprendizaje o bildungsroman pues está una joven que pasa por la típica etapa de la adolescencia con todos los desafíos que eso implica. Sin que se avance varios años en la historia, Eva aprende mucho sobre sí misma cuando conoce a Michel y a Franziska y poco a poco se da cuenta de que ella tiene en sus manos la posibilidad de aceptarse como es.

Eva tiene quince años y estudia en una escuela de niñas. Tiene buenas notas, sobre todo en inglés, pero su sobrepeso la hace una adolescente retraída y solitaria. No comparte sus tristezas con sus padres; sin embargo, cuando conoce a Michel por primera vez se siente amada tal y como es, algo de lo que se da cuenta poco a poco.

A menudo, se muestra a Eva buscando formas de luchar con su sobrepeso y al mismo tiempo se ve los desordenes alimenticios que tiene. Por lo general, se restringe en las comidas para luego comer demasiado en la noche. Sin embargo, poco a poco acepta su peso y que, aunque podría perderlo, también aprende a aceptarse tal y como es y también aprende que tiene más dentro de sí misma que no esperaba tener.

Michael, más conocido como Michel, es un joven de dieciséis años (los cuales cumple en el transcurso de la novela) que aspira a convertirse en marinero. Viene de una familia de clase obrera y es el tercero de ocho hermanos. Es el primer joven del sexo opuesto con el se relaciona y se podría decir que su primer novio. Con el tiempo ambos saben que tendrán que separarse, pero también entienden que pueden mantener su relación a distancia.

Franziska es, por así decirlo, la estudiante transferida. Proviene de Fráncfort y aunque al principio le cuesta adaptarse al sistema escolar bávaro, pronto logra ponerse al día. Se hace amiga de Eva desde el primer momento en que ella se sienta a su lado, algo que sorprende a Eva pues no había tenido ninguna compañera de asiento por su temor a ser rechazada por su sobrepeso.

La familia de Eva está compuesta por su padre, Fritz; su madre Marianne y su hermano menor Berthold. Es la típica familia disfuncional.

Fritz es un hombre de mal carácter, dominante y autoritario, que impone mano dura a su familia. Su esposa y sus hijos le temen, pero Eva encuentra formas de confrontarlo y de vengarse de él como por ejemplo comerse su salmón.

Marianne es una mujer dominada por su marido y que trata de hacer lo posible para complacer a sus hijos. A causa de su vida vacía, le pide a Eva que estudie, que vaya a la universidad o que por lo menos consiga trabajo y no se case tan joven para que así no tenga que depender de un hombre como le sucede a ella.

Berthold tiene diez años y es el hermano menor de Eva. Su nacimiento fue muy esperado por su padre, pero donde Eva es una buena estudiante, Berthold es todo lo contrario: mimado y desaplicado, no parece tener interés en los estudios y de hecho se dice que está a punto de repetir el grado.

La novela trata temas como el primer amor, la obesidad y los trastornos alimenticios. Eva se enamora de Michel al ser el primer hombre que se interesa en ella y que la ama tal y como es. Aunque no puedan pasar mucho tiempo juntos porque él hará su carrera, ambos deciden seguir juntos sin importar las circunstancias.

En cuanto a los problemas de peso de Eva, ella se odia a sí misma por ser tanto sobrepeso y al tratar de lidiarlo por sí misma acaba con un desorden alimenticio en el que se levanta en la madrugada para comer lo que no comió durante el día. Pronto se da cuenta de sus hábitos y decide poner de su parte, a pesar de saber que no será fácil.

Después de varios años esperando leer esta novela, pensé que sería una gran experiencia. Por desgracia, es uno de esos libros que es mejor leer cuando eres adolescente pues su ritmo y ejecución son bastante rápidos y aunque el desarrollo como personaje y la conclusión de la novela muestra que ella podría tomar un buen camino gracias a que por fin encontró el apoyo que necesitaba, estos aún están lejos de ser buenos. Es una novela que se puede leer cuando eres adolescente pero que si lo haces siendo adulto no generará ningún tipo de emoción.