FEDRA


Y para terminar un nuevo de Mes del Amor y de la Amistad, pasamos de la Rusia de finales del siglo XIX a la antigua Grecia donde una mujer rechazada por su hijastro, decide destruirlo. Ese es el argumento de la tragedia Fedra del dramaturgo francés Jean Racine.

Fedra es una tragedia compuesta por cinco actos y treinta escenas, las cuales se distribuyen de forma casi homogénea: del segundo al cuatro acto hay cuatro actos, mientras que en el primer acto hay cinco escenas y en el quinto y último, siete. En el idioma original, la obra está escrita en versos alejandrinos1, algo que se pierde en la mayoría de las traducciones. La historia se desarrolla en Trecene, una ciudad-estado (polis) del Pelóponeso.

Fedra cubre al personaje homónimo, que sufrió el dolor de ser abandonada por Teseo, uno de los clásicos héroes de la mitología griega y también uno de los más controvertidos. A pesar de haber abandonado a Ariadna, hermana de Fedra, no tuvo ningún problema en raptar a Fedra poco después para casarse con ella. Sin embargo, Fedra acaba enamorándose de su hijastro Hipólito, algo en lo que hubo engaños y venganzas por parte de dioses y que acabaría destruyendo a dos personas.

Para realizar esta obra, Racine se basó en la historia mitológica de Fedra, pero también tuvo en cuenta versiones de autores como Hipólito de Eurípides (aunque dicha obra tenga su nombre, la historia de Hipólito está entrelazada con la de Fedra) y Fedra de Séneca. Si les gustaría que hiciera un análisis sobre la historia de Fedra bajo la perspectiva de Eurípides y de Séneca, lo pueden dejar en los comentarios.

En su tiempo, Fedra no tuvo mucho éxito en su estreno, más que nada debido a intrigas de sus rivales, Pierre Corneille y Nicolas Pradon, que eran protegidos por la Duquesa de Bouillon. Debido a esto, Racine dejo de realizar obras de teatro con temas seculares y se entregó por completo a la religión y al rey, hasta que en 1689 se le encomendó escribir la obra Ester. Hoy en día, a Fedra se la considera una de las obras más importantes de Jean Racine y es una de las más representadas.

Fedra es una mujer que tiende a ser pasional y obsesiva, como se nota cuando se enamora locamente de Hipólito, aun sabiendo que no es natural porque, aunque no compartan vínculos de sangre, él es el hijo de su esposo y ella es su madrastra. Peor aún, ella espera que el joven le corresponda. Como es natural, esto no ocurre y aquí la obsesión de Fedra se transforma en venganza, pues si no puede obtener lo que quiere, ella lo destruirá ¿Recuerdan a Medea, que asesinó a una joven, a sus padres y a sus propios hijos solo porque su amante la abandonó? Bueno, Fedra decide que si Hipólito no quiere estar con ella, destrozará la relación entre padre e hijo, para castigarlo. Sin embargo, y a diferencia de Medea, ella no mide las consecuencias de sus acciones, por lo que acaba tomando una decisión drástica, pero esperada.

Por su parte, Hipólito es el hijo de Teseo con la jefa de las amazonas. Es visto como un potencial heredero de Teseo, pero su ascendencia escita hace que no sea visto como una opción por varios miembros de la corte. Es un joven integro que se muestra reacio a aceptar las muestras de amor de su madrastra, tanto porque no le parece correcto en el sentido moral, no solo porque es la esposa de su padre y porque tener una relación con ella sería una traición a su padre, como por el hecho de que Hipólito tiene ya tiene a alguien en su corazón: Aricia, a la que ama de verdad. Sin embargo, el rechazo de él hacia Fedra acaba por desatar la despiadada venganza de ella.

En cuanto a Teseo, él sigue mostrando que, a pesar de ser considerado un héroe, tiene graves defectos. Si ya había demostrado ser un desagradecido luego de que Ariadna lo ayudara a salir del laberinto de Minos, aquí se muestra como un hombre bastante crédulo, pues prefiere dar crédito al testimonio de su propia esposa que creerle a su hijo. Su credulidad lo lleva a cometer con su hijo un acto igual de horrible que lo que hizo con Ariadna.

Aricia es una mujer perteneciente a una familia real ateniense enemiga de Teseo y que está en su palacio como trofeo de guerra por parte de este. Con la muerte de Teseo, teme que estar en peligro pero al mismo tiempo sabe que está siendo considerada como opción al trono de Trecene por su linaje real ateniense, incluso por encima de Hipólito, de quien está enamorada. Por ello, ambos liman asperezas en una conversación en la que revelan sus sentimientos. Nada puede hacer para evitar la tragedia que se avecina.

Enona es la nodriza y confidente de Fedra. Es ella la que alienta a Fedra a calumniar a Hipólito tras el rechazo de este y la que manipula a Teseo para que castigue a su hijo. Para ella, cualquiera que se atreva a rechazar a la mujer que ha criado debe recibir su merecido. Sin embargo, su comportamiento manipulador está a la par de su cobardía como lo demuestra en el quinto acto cuando prefiere evitar asumir su castigo haciendo algo drástico.

Fedra de Jean Racine nos muestra como el despecho y la obsesión son terribles consejeros en el amor. La protagonista se obsesiona con su hijastro y al no poder tener su amor, decide vengarse de él, pero cuando entiende las consecuencias de lo que hizo, al final toma una decisión drástica.

Se podría decir que el amor obsesivo de Fedra hacia Hipólito no solo es un amor unilateral, porque es ella la que quiere estar con Hipólito, pero él no tiene el más mínimo interés en ella. También es un ejemplo de lo que se conoce como amor tóxico, porque Fedra es capaz de hacerle daño a Hipólito solo por su rechazo.

Por el contrario, el amor entre Hipólito y Aricia está lleno de sinceridad y muestra las típicas muestras de un par de personas que les cuesta expresar sus sentimientos, tal como Hipólito hacia Aricia al menos lo difícil que era revelar lo que sentía debido a la disputa entre su familia y la de ella. Por su parte, Aricia corresponde al amor de Hipólito y por ello intenta salvarlo del castigo injusto que Teseo le da. Por desgracia, cuando la obsesión, la ira y la falta de confianza son una receta para destruir todo.

Fedra es una historia sobre cómo la obsesión y el amor no correspondido pueden ser tan dañinos y destrozar todo lo que esté a su alrededor. Si disfrutan de las obras de teatro basadas en la Antigua Grecia, puede que Fedra sea de su agrado, pues cumple con el mismo destino de muchas obras de teatro de corte griego antiguo: lo malo que va a ocurrir, siempre terminará pasando.

Este mes fue mucho más complejo de lo que esperaba. Este mes vimos a un hombre cuyo amor fue consumido por la venganza sutil, a otro que prefirió seguir su deber al llamado de su corazón, una mujer que se desvive y se somete a hombres que tarde o temprano dejarán de estar en su vida y otra que quiere destruir al hombre que la rechazó. Espero que las historias del próximo año sean mucho más positivas. Gracias y hasta luego.

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