CUMANDÁ


Para terminar el mes del Amor y de la Amistad, analizaré la novela Cumandá del escritor ecuatoriano Juan León Mera que fue publicada en 1879.

Cumandá está dividida en 20 capítulos que nos cuenta una trágica historia de amor, la lucha entre indígenas y colonizadores y entre las creencias locales y el cristianismo. La historia se desarrolla en los años anteriores a los movimientos independentistas en Suramérica y en lo que sería la actual provincia ecuatoriana de Chimborazo.

Ahora hablaré de los personajes, tanto principales como secundarios: Cumandá, Carlos Orozco, su padre José Domingo Orozco, Tongana, Pona y Yahuarmaqui.

Cumandá es la hija de Tongana y Pona. Se distingue del resto de la tribu de los záparos por su tono de piel claro y es una joven dulce y decidida. A pesar de considerarse cristiana, admite que sus padres y ella nunca han profesado esa religión, sino que prefieren adherirse a las creencias de su tribu.

Un día se encuentra con un joven que no pertenece a ninguna de las tribus que habitan la zona, sino que hace parte del pueblo blanco: Carlos Orozco. Apenas ambos se conocen, se enamoraron al instante, sin saber que su relación desataría una guerra entre colonos e indígenas, una guerra que solo traería dolor y tragedia a las vidas de todos.

Carlos Orozco es el interés amoroso de Cumandá. Hijo de José Domingo de Orozco, se educó en un internado y lejos de su padre luego del incendio en el que murieron su madre y todos sus hermanos. Dieciocho años después de la tragedia, se une a la misión religiosa de su padre que se encuentra en la selva.

Aspirante a poeta, una vez que llega a una región cercana a la selva, se encuentra con Cumandá y se enamora de ella. Pero el hecho de ser caucásico y de origen español hace que los indígenas desconfíen de él y busquen la forma de separarlo de Cumandá, aunque ella busca la forma de lograr que la vida de Carlos esté a salvo. Sin embargo, un giro en la trama cambia lo que sabíamos sobre Carlos y Cumandá y hace que la historia tenga un final trágico.

José Domingo de Orozco es el padre de Carlos. No se lo puede considerar malvado, pero tiende a tratar los indígenas como un pueblo destinado a la servidumbre, no a la salvación. Luego de la casi total pérdida de su familia, José Domingo se convierte en dominico misionero que trata de evangelizar a los indígenas, pero no contaría con que su hijo se enamoraría de una joven perteneciente a las tribus que quería convertir. Pronto descubre que no toda su familia murió e incluso algo que él consideró espantoso.

Tongana es el padre de Cumandá. Es uno de los líderes de su tribu, los záparas. Debido a sus prejuicios contra los colonos, hace todo lo posible para evitar que Cumandá fraternice con Carlos, al punto de casarla con el líder de otra tribu. Sin embargo, sus decisiones junto con las de Yahuarmaqui y de José Domingo, serían los causantes del final trágico de la novela, pues tiene mucho que ver con el giro de la historia.

Pona es la madre de Cumandá. A pesar de la oposición de su esposo a las tradiciones cristianas, ella ha educado a sus hijos, en particular a Cumandá, tanto con las costumbres indígenas como las cristianas. Al igual que Tongana, sabe mucho sobre los Orozco y sobre Cumandá, por lo que ella tiene mucho ver con el final.

Yahuarmaqui es uno de los jefes más importantes de los jíbaros, la otra tribu que vive en la zona. Aunque pertenece a una tribu rival a la de Pongana, ambos hicieron un acuerdo de no agresión en el que no se atacarán y unirían sus fuerzas para pelear con los criollos. Además, busca que Cumandá se convierta en su esposa para sellar dicho pacto.

La novela trata sobre la colonización en el este de Ecuador, que en aquel entonces solo estaba habitado por tribus indígenas. En este caso, nos muestra la disputa entre los indígenas y los criollos llegados allí que pretendían evangelizarlos, pero también mantenerlos en un estado de servidumbre, con el que los indígenas estaban en contra, por lo que hay varios enfrentamientos entre sí. Peor aún, la intolerancia entre indígenas provoca aún más violencia.

Es estas condiciones que Cumandá y Carlos se conocen y se enamoran a pesar de la oposición de todos al ser de dos grupos que se desprecian por completo. Ambos hacen todo lo posible para estar juntos y se llaman hermanos, pues es una costumbre entre los záparos llamarse así. Sin embargo, y como Romeo y Julieta, Carlos y Cumandá no están destinados a estar juntos, no tanto por la oposición entre indígenas y blancos, sino por un secreto que se revela hacia al final de la novela.

Esta novela refleja el amor trágico de una manera que no esperaba. Refleja bastante el amor a primera vista y, en cierta forma, el amor fraternal porque, más como novios, Carlos y Cumandá parecieran hermanos, por la forma en la que se tratan. Sin embargo, ambos están dispuestos a sacrificarse por el bienestar del otro, algo que sería vital al final de la novela.

Cumandá es un ejemplo claro del amor trágico y nos muestra que a veces el amor no siempre puede triunfar y que los secretos siempre saldrán a la luz. No es la mejor novela romántica que he leído, pero el tiempo que invertí en ella lo valió. La recomiendo.

Con esto, concluyo el Mes del Amor y de la Amistad. Realizamos un viaje a través de la superación personal para alcanzar el amor, encontrar el verdadero amor en medio de una desgracia y amar más allá de la edad o la etnia. Esperemos que el próximo año sea menos complejo, pero igual de enriquecedor. Como siempre, les pido que se inscriban en la página de Facebook de Mi Baúl de Libros y que me sigan en Twitter como @irinacaicedoa. Gracias y hasta pronto.

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