LA TREGUA


Después de haber analizado una novela compleja la semana pasada, elegí una que nos presenta una trágica historia de amor sin edad. Ese el argumento de La tregua del escritor uruguayo Mario Benedetti, publicada en 1960.

La tregua está dividida en diez meses (febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, enero y febrero) en los que hay varias anotaciones desde los primeros días de un mes hasta los últimos. Es como leer un diario personal. Notarán que hay un espacio de cuatro meses entre septiembre y enero y la razón de ello está en la novela, una historia que abarca desde el 11 de febrero de 1958 hasta el 28 de febrero de 1959.

Martín Santomé es el protagonista de la novela. Nació el 13 de septiembre de 1908. Estuvo casado con una mujer llamada Isabel con la que tuvo tres hijos: Blanca, Esteban y Jaime. Tras la muerte de su esposa en su tercer parto, equilibró la crianza de estos con su trabajo de funcionario.

Para el momento en el que se desarrolla la novela está cerca de pensionarse y ya no tiene una relación cercana con sus tres hijos, pues estos ya tienen sus propias vidas. Es precisamente en esta transición cuando llega a su vida Laura Avellanada, una joven de la que se enamora perdidamente a pesar de la diferencia de edad, y con la que vive una intensa y profunda relación que Martín quiere concluir contrayendo matrimonio, pero el destino le juega un giro bastante inesperado.

Laura Avellaneda es la nueva empleada que Martín, la cual está bajo sus órdenes. Es tranquila y madura, aunque alegre. Apenas él la ve, se enamora de ella y él le revela sus sentimientos. Aunque ella siente lo mismo, en ese momento ella tenía un novio, por lo que no podía corresponderle. Luego de romper con su novio, entra en una relación con Martín.

A pesar de los veinticinco años de diferencia, su noviazgo resulta más feliz y estable de lo que se esperaría. Martín siente mucha alegría y energía al estar con Laura y ella demuestra más madura de lo que su edad sugiere. Incluso se alegra saber que se le predijo que viviría hasta los ochenta años y que sería madre, aunque a Martín no le anima mucho la idea de tener hijos con ella pero al mismo tiempo quiere que ella sea feliz con él, por lo que darle hijos no le suena tan descabellado.

Laura se muestra atenta con Martín, más aún cuando se comprometen, y lo demuestra durante el cumpleaños 50 de él. Pero este sería el último encuentro alegre que ambos tendrían porque las cosas darían un giro inesperado y no para bien.

Blanca es la hija de Martín. El único recuerdo que tiene de su madre es que se sentaba en una mesa a peinar su largo cabello. A pesar de no estar tan cerca de su padre, igual es la que más le habla y lo visita, al grado de presentarle a su novio Diego. Es la única de los hijos de Martín que llega a conocer a Laura, la cual es casi de su edad. Aunque no le gusta la idea de que su padre con una joven que podría ser su hija, sabe que si su padre es feliz con ella, no tiene problema con ello.

Jaime es uno de los hijos varones de Martín y fue después del parto de él que muere su madre, por lo no posee ningún recuerdo de ella. Inicialmente era el hijo más cercano a él, pero luego se vuelve hostil hacia él para luego distanciarse de manera definitiva a causa de un secreto que Jaime guarda y que Blanca después le revela a su padre.

Esteban es el otro hijo varón de Martín y es con el que menos tiene relación, apenas apareciendo en la novela.

Los padres de Laura, Rosa y el sastre – así lo llamaré, porque en la novela no se le menciona su nombre –, son personas muy contrastantes. Mientras Rosa se muestra como una mujer alegre y segura de sí misma, su esposo es más bien taciturno, anarquista y aficionado a la teosofía, que siempre hace trajes a la medida de un maniquí que posee en lugar de a la medida del cliente.

La tregua nos muestra una relación amorosa en la que la diferencia de edad es notable. Aunque he leído novelas donde hay parejas en las que varios años de diferencia, La tregua me ha parecido interesante al estar ambientada a mediados del siglo XX, en concreto, a finales de la década de 1950, y por la elevada diferencia de edad entre hombre y mujer. Aunque en esta década las mujeres todavía carecían de los derechos que posteriormente tendrían, es evidente la manera en la que Laura elige estar con un hombre que le lleva veinticinco años y más aún su jefe, no por interés económico ni por seguridad, sino porque lo ama de verdad. El hecho de tener sexo prematrimonial, una actitud trasgresora para la época, nos muestra a Laura como una mujer que elige con quien estar y casarse con quien desee.

Por su parte, Martín ama a Laura desde el primer momento en que la vio y, con una actitud que no se esperaría de un hombre de su edad, le revela sus sentimientos. A pesar de que Laura tiene una edad similar a su hija Blanca, él no la ve como una hija, sino como mujer. A menudo, en su mente la compara con su difunta esposa, pero al mismo tiempo valora su espíritu libre y su determinación.

Sin embargo, cuando pareciera que la historia de amor entre Martín y Laura tendrá un final feliz, Benedetti hace un giro argumental inesperado y nos muestra que no todas las relaciones amorosas están destinadas a un final feliz. En este caso, muestra que una relación en la que hay una gran diferencia de edad no puede durar.

En resumen, La tregua es una novela en la que un hombre maduro y una mujer joven se conocen y se enamoran sin importar la diferencia de edad entre ambos. Una relación verdadera en la que el amor y la complicidad priman, pero que al final no fueron suficientes para que esta sea exitosa. La recomiendo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

TIERRA DE JAUJA