COMO AGUA PARA CHOCOLATE
Advertencia: para los que no han
leído la novela o visto la película, habrá alerta de destripes (spoilers).
Después de haber estado en la Francia de la
década de 1920, pasamos al México de principios del siglo XX y a una mujer
amante de la cocina que debe luchar contra las tradiciones de su familia. Supongo
que ya se imaginarán de qué novela estoy hablando y así es. Esta semana
analizaré Como agua para chocolate de la escritora mexicana Laura Esquivel, que
hace parte de las 100 mejores novelas en español según el diario español El
Mundo.
Como agua para chocolate es una novela de 12
capítulos cuyos nombres son los meses del año y sus subtítulos son nombres de
recetas culinarias. A medida que la preparación es descrita también se cuenta
parte de la historia de Tita de la Garza, la menor de tres hermanas que viven
en un rancho cerca de Piedras Negras, un poblado del estado mexicano de
Coahuila. De hecho, el libro tiene su propio subtítulo: Novela de Entregas
Mensuales con Recetas, Amores y Remedios Caseros, el cual habla del contenido
de la misma. En cierta forma, este subtítulo recuerda a las novelas por
entregas que se publicaron durante el siglo XIX y parte del XX, así se haya
publicado de forma integra en 1989. Sí, este año se celebra el trigésimo
aniversario de su publicación.
La edición de Círculo de Lectores (izq.) y la edición por el aniversario de plata de su publicación
Como agua para chocolate fue un éxito crítico y
comercial en el momento de su publicación, lo que la llevó a ser traducida a 30
idiomas y a una adaptación al cine en 1992. Ayudó que esta última fuese hecha
por el entonces esposo de la autora, Alfonso Arau. Como la novela, la película
también fue un gran éxito. Todo esto hizo que la novela se convirtiera en parte
de la cultura popular mexicana.
Ahora analizaré a los personajes.
Josefita “Tita” De la Garza es la protagonista
de la novela y la menor de las tres hermanas. Nació prematura un 30 de
septiembre en la cocina del rancho familiar y fue alimentada y criada por
Nacha, la cocinera de la familia, que le enseñó el arte de cocinar, mismo que
le serviría para expresar sus más profundos sentimientos. Además, llegó a crear
sus propias recetas que permanecieron de generación en generación.
A pesar de estar enamorada de Pedro Muzquiz, Tita
no puede casarse con él por ser la hija menor ya que la tradición familiar
indica que debe mantenerse soltera para cuidar de su madre hasta el día en que
esta muera. Sin embargo, a lo largo de su vida Tita lucha de manera constante
contra las tradiciones de la familia que le han costado felicidad a la familia
y busca que no ocurra lo mismo con las siguientes generaciones.
Pedro Muzquiz es el amor de la vida de Tita,
pero se casa con Rosaura, la hermana mediana debido a la tradición familiar de
la familia De la Garza. Se hace evidente que se casa con Rosaura para estar
cerca de Tita. Con Rosaura tiene dos hijos: Roberto, que murió a los pocos
meses de nacido; y Esperanza.
A pesar de ser el amor eterno de Tita, Pedro es
un hombre cobarde que es incapaz de luchar por ella, pero no duda en ponerse
celoso cuando ella empieza a atraer la atención de John Brown; lo cual se
demuestra cuando se comparta de manera agresiva con Tita.
Rosaura De la Garza de Muzquiz es la hija
mediana de Mamá Elena y esposa de Pedro, siendo dos años mayor que Tita. No le
gusta cocinar a causa de un trauma de la infancia y de hecho es una persona
melindrosa a la hora de comer; al contrario de Tita que ama la cocina y es una
comensal no muy exigente. En sus dos partos, tuvo complicaciones que casi le
cuestan la vida y en el de Esperanza, quedó incapacitada para tener más hijos.
Por su forma de actuar uno la consideraría igual
de autoritaria como su madre, pero hay que hacer contexto: ella quiere
preservar las tradiciones de su familia, tal como Mamá Elena hubiera querido, y
aunque no le importa que su esposo la engañe, de ninguna manera aceptará que él
le sea infiel con su hermana.
Mamá Elena es quizá el personaje más odiado de la
novela. Sólo acepta que sus hijas la llamen mami y no mamá, porque para ella
mamá es una palabra que indica falta de respeto; está empecinada en hacer
cumplir la tradición familiar así esta haga infeliz a Tita y no duda en golpear
a sus hijas si estas no se comportan como ella quiere. Cuando queda
incapacitada por el ataque de unos revolucionarios, Tita regresa para cuidarla,
aunque Mamá Elena asegura que Tita quiere envenenarla. Al final, ella muere por
culpa de su paranoia sin razón, pero su fantasma atormenta a Tita por mucho
tiempo.
Cuando uno lee la novela y se descubre el
secreto que Mamá Elena siempre guardó uno es capaz de comprenderla y de hecho Tita
se da cuenta de que su madre era una mujer llena de amargura a causa de un amor
imposible, al igual que su hija menor. Además, al enviudar, quedarse sola con
tres hijas y a las puertas de la Revolución Mexicana, se ve obligada a hacerse
cargo del rancho familiar y criar a sus hijas de la manera más severa posible.
John Brown es el médico más cercano en los
ranchos cercanos a Piedras Negras. Es viudo y tiene un hijo, Alex. Cuando Tita
sufre una crisis nerviosa tras la muerte de su sobrino Roberto, la recibe en su
casa y gracias a sus cuidados y su atención, ella recuperó el deseo de vivir
que creía haber perdido. Poco a poco, John se enamora de Tita y de manera
sincera y espera casarse con ella, incluso a pesar de la tradición familiar que
tienen las De la Garza. Es uno de los pocos que alaban la habilidad culinaria
de Tita.
Gertrudis De la Garza es la hija mayor de Mamá
Elena. No tiene mucha importancia hasta el tercer capítulo cuando prueba las
codornices en pétalos de rosas que Tita preparó y se va del rancho a hacer una
nueva vida. Aunque Mamá Elena prefiere pensar en ella como que no existe,
Gertrudis se comunica con Tita y le revela su verdadero paradero y su destino,
así como Tita se entera de su origen. En los últimos capítulos reaparece unas
cuantas veces y descubrimos que hizo durante su ausencia. No sabe cocinar, pero
es muy amante de las torrejas de natas y admira el talento culinario de Tita,
pues considera que cuando ella muera algo de la familia se perdería.
Esperanza Muzquiz De la Garza es la única hija
superviviente de Pedro y Rosaura. Nació tres meses antes al igual que su tía Tita por
lo que esta última decide darle la misma dieta que Nacha uso con ella para
evitar que ocurriera lo mismo que con Roberto. Esperanza resulta ser el caballo
de batalla entre Tita y Rosaura. Rosaura quiere cumplir la tradición haciendo
que su hija la cuide hasta que ella muera, pero Tita desea romper con esta
tradición y hacer que Esperanza sea dueña de su propia vida. En el último
capítulo se descubre si fue más fuerte la tradición de Rosaura o el deseo de un
nuevo comienzo familiar de Tita.
Nacha es la cocinera de la familia De la Garza.
Se encargó de atender el parto prematuro en el que nació Tita, de alimentarla
pues Mamá Elena fue incapaz de amamantarla, y de enseñarle a cocinar. Se podría
decir que Nacha era una madre sustituta para Tita siendo cariñosa y
paciente con ella de esta manera contrastando con Mamá Elena, a pesar de que
por su edad ya estaba sorda. En el segundo capítulo descubrimos un poco de su
historia y el destino final del personaje.
Uno de los temas que trata Como agua para
chocolate son las tradiciones, las cuales se transmiten a través de la
gastronomía y de la familia. Por ejemplo, Tita mantiene las tradiciones
mientras cocina mientras que Mamá Elena y Rosaura quiere seguir la tradición de
que la hija menor debe evitar el matrimonio al estar destinada a cuidar de su
madre hasta que muera. Sin embargo, Tita siente que esta tradición frustró su
vida porque no pudo casarse con el hombre que ella amaba y peor aún que este se
casara con su hermana, por lo que intenta romperla con su sobrina para que ella
pueda gozar del amor, algo que ella no pudo hacer.
La gastronomía también es un elemento típico de
la novela pues se sabe que Tita expresa sus emociones al cocinar e incluso a
medida que se muestra su historia también se narra la preparación de alguna
receta que ella misma realiza. A veces debe cambiar la receta ante la falta de
algún ingrediente, pero esto no altera el sabor del plato.
La rebelión es algo importante en la novela.
Tita pasa de ser una jovencita sumisa al comienzo a una mujer que está
dispuesta a hacer lo que sea para evitar que las tristes costumbres de su
familia sigan perpetuándose y destrozando la vida de las mujeres. También se
atreve a confrontar a su madre, aunque esto implique recibir fuertes golpizas de
su madre y que esta la atormente más allá de la muerte.
Como agua para chocolate es un exponente del
realismo mágico que muestra las cosas irreales como si fuera parte de la
realidad. Entre varios ejemplos se encuentran cuando Tita llora cuando hace las
codornices y sus lagrimas se vuelven rosadas, los cambios abruptos de peso de
Rosaura y más detalles que se pueden encontrar en la novela pero que no
describiré para no destripar más la historia.
Analizando, me he dado cuenta que la historia
termina en un chiste de desenlace absurdo. No diré por qué, pero cuando lo lean
entenderán un poco lo que digo. Además, es muy difícil de entender el amor de
Tita hacia Pedro, pero supongo que no puedes olvidar al hombre que amas y que
debes ver a diario, sobre todo si está casado con tu hermana.
La novela no tiene problemas con el ritmo y no
es tan compleja como otras que están clasificadas dentro del realismo mágico. Sin
embargo, cuesta un poco empatizar con los personajes porque no es fácil
justificar sus acciones y su manera de pensar. Para mí, es una novela con la
que se puede empezar el hábito a la lectura, pero no creo que sea adecuada para
un lector devoto.
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