PERSONAJES FEMENINOS DE GUERRA Y PAZ
Advertencia: para aquellos que
no han leído la novela, habrá varios destripes (spoilers).
Como recordarán en la entrada sobre los personajes masculinos de Guerra y paz, dije que haría tres entradas sobre dicha novela. Si en la
anterior me encargué de los personajes masculinos, para finalizar el Mes de la
Mujer esta semana es el turno de los personajes femeninos.
Las mujeres de Guerra y paz que analizaré son
Natasha Rostova, Maria Bolkonskaya, Sonia y Hélène Kuragina.
NATASHA ROSTOVA
En el sentido de las manecillas del reloj: Audrey Hepburn en la película de 1956, Morag Hood en la miniserie de 1972 y Lily James en la miniserie de 2016
La condesa Natalia Ilínichina “Natasha” Rostova
es la tercera hija e hija menor del conde Ilia Rostov y su esposa, la condesa
Natalia Rostova, de soltera Shinshina. Sus hermanos mayores son Vera y Nikolái
y su hermano menor, Piotr “Petia”. Al inicio de la novela tiene trece años y al
final veintiocho, lo que significa que su año de nacimiento es 1792.
Natasha no es hermosa, pero posee mucha
vitalidad y entusiasmo, además de tener un gran talento para el canto. Es muy
cariñosa con los suyos y es muy cercana con su prima Sonia, lo cual se ha
criado, tiene una gran camaradería y es testigo de la relación entre ella y
Nikolái. Aunque sabe que Sonia sólo tiene ojos para Nikolái, también está
consciente de que su hermano ya no siente lo mismo por Sonia.
“Sé muy
bien, aun cuando no sé cómo, que tú no te casarás con ella… Estoy segura”
p. 371
Debido a su condición social y a su manera de
ser, Natasha goza de mucha más atención por parte de pretendientes que Sonia o
Maria. Su primera propuesta de matrimonio viene de parte del oficial militar
Vasili Denisov, amigo de Nikolái, pero ella lo rechaza, debido a que ella está
interesada de su amigo de la infancia Boris Drubestkoy. También Pierre
demuestra estar enamorada de Natasha.
Sin embargo, los gastos excesivos de su padre y
la perdida de dinero de Nikolái cambian la situación familiar y obliga a la
familia a mudarse al campo para reducir los costos. Natasha se adapta muy bien
a la situación y no les molesta regresar a Moscú sólo para eventos sociales.
En la fiesta de Año Nuevo de 1810 y ya con
diecisiete años, Natasha conoce al príncipe Andréi Bolkonski, con él cual baila
después de ser rechazada por Drubetskoy. Andréi empieza a interesarse en
Natasha y ella en él. Después de una visita y un almuerzo con los Rostov, ambos inician
un noviazgo que culmina en compromiso al poco tiempo. La gran objeción viene
del viejo príncipe Bolkonski, que no gusta de los Rostov porque estos están
empobrecidos y sugiere una separación de un año para saber si la relación entre
ambos va en serio.
Natasha aguarda con paciencia el viaje de
Andréi a Europa Central, pero en una función de ópera conoce a los hermanos
Kuragin y se siente atraída por Anatoli, lo que hubiera acabado en una
desgracia de no ser por Sonia. Aun así, el incidente le causa un daño moral a
la reputación y a la misma Natasha, que intenta quitarse la vida.
A pesar de atravesar por un momento oscuro de
su vida, este acaba convirtiéndose un nuevo comienzo y una transformación para
Natasha, de la misma manera en la que Pierre logra encontrar la riqueza
espiritual que no consigue en la alta sociedad rusa. Luego de su intento de
suicidio, Natasha se refugia en la fe y empieza a madurar.
Esto último se ve en el Incendio de Moscú,
cuando la familia espera hasta el último minuto para salir de allí. Natasha se
encarga de liderar la salida y se ocupa de atender a los heridos. Es aquí donde
se reencuentra con Andréi y finalmente hay un cierre en la historia de ellos
que le permite a Natasha rehacer su vida con un hombre que siempre la ha amado
y con el que logra la felicidad.
Sé que muchos critican la última parte de la
novela en la que descubrimos a una Natasha completamente diferente, que
prefiere la fe y el hogar a los eventos sociales. Sin embargo, deben de tener
en cuenta el punto de inflexión que cambia su vida para siempre: su intento de
suicidio y su doloroso proceso de maduración. Analicemos.
Cuando Natasha atentó contra su vida, estaba pasando
por una situación muy mala: rompió su compromiso al cambiar a un hombre sin
tacha y con valores por uno amoral y libertino, algo que le generó dolor y
culpa al saber que cometió un gran error, quizá por su ingenuidad que la hizo
dejarse llevar por las apariencias. Al sobrevivir, probablemente Natasha pensó
que su recuperación ocurrió porque debía buscar un nuevo rumbo en su vida.
También es posible que ella decidiera que nunca más pasaría por algo así y tal
vez consideró nunca más ir a fiestas. En su lugar, invirtió sus energías en su
fe redescubierta y dedicarse a los suyos y a los demás como una forma de
sanación. Ya casada con Pierre, decide que su familia es lo más importante y
por esto, prefiere pasar su tiempo con ellos y administrando la casa. Esta es
su felicidad.
MARIA BOLKONSKAYA
En el sentido de las manecillas del reloj: Anna Maria Ferrero en la película de 1956, Angela Down en la miniserie de 1972 y Jessie Buckley en la miniserie de 2016
La princesa Maria Nikolaievna Bolkonskaya es la
única hermana del príncipe Andréi Bolkonski.
Maria se distingue por su devoción a su fe
ortodoxa, su poca belleza física teniendo como único atractivo sus ojos y por
el hecho de estar sujeta a su neurótico padre, el viejo príncipe Nikolái
Bolkonski, que la trata como poca cosa y la compara siempre con su dama de
compañía, la señorita Bourienne. Todo esto hace que la princesa Maria sea
tímida y muy callada, algo que muchas personas, como por ejemplo Natasha, confunden
con arrogancia.
Como heredera de la familia Bolkonski, Maria sería
considerada una excelente opción de matrimonio, pero su falta de atractivo
físico, el tener un padre neurótico y la propia manera de ser de Maria hacen
que nadie quiera casarse con ella. A pesar de ser ninguneada todo el tiempo por
su padre, este le proporciona la libertad de casarse si así lo desea, como se
ve cuando Anatoli Kuragin pide su mano. El viejo príncipe está consciente de
que los Kuragin quieren la unión por motivos económicos; sin embargo, él quiere
que Maria siga su instinto.
“[…]
Acuérdate de una cosa, hija mía; mis principios reconocen a una muchacha el
derecho de elección. Eres libre, pero no olvides que de la decisión que tomes
depende la fecilidad (sic) de toda tu vida. […] Él se casará con quien le
ordenen pero tú eres libre”
p. 266
Maria Bolkonskaya es uno de esos personajes que
suelen pasar desapercibidos, siempre detrás de otros, apoyando
incondicionalmente a sus seres queridos a través de la fe. Ella considera que
la fe en Dios protege a los suyos y que tarde o temprano ellos entenderán el
amor al prójimo y el perdón a las ofensas. Sin embargo, ella también cree que
no es necesario preocuparse por sí misma porque piensa que la felicidad y el
matrimonio no están al alcance de su mano.
Su manera de ser contrasta mucho con su hermano
Andréi, que no comprende dónde puede estar Dios en un mundo vicioso. En cambio,
aunque Maria sabe que el mundo es cruel, también está lleno de fe y esperanza.
“Yo sólo
ruego a Dios y espero que un día me escuche. […] Él te salvará y te llevará a
Sí porque sólo en Él residen la verdad y la paz”
p. 129-130
Además y a diferencia de otros personajes,
Maria puede ver más allá de otros personajes al analizar sus caracteres y su
forma de ver la vida e intenta que estos busquen una forma de cambiar su vida.
Maria se hubiese convertido en una mujer rica
pero triste y solitaria, sin ninguna compañía, si un hombre que no esperaba no
hubiese aparecido en su vida y cambiase su manera de ver la misma. Finalmente,
ella es capaz de decidirse por sí misma y por su felicidad, tal como su padre
quería.
SONIA
En el sentido de las manecillas del reloj: May Britt (en frente de Jeremy Brett) en la película de 1956, Joanna David en la miniserie de 1972 y Aisling Loftus en la miniserie de 2016
Sonia está enamorada de Nikolái desde su
adolescencia y de hecho ellos juraron casarse, pero la condesa Rostova no está
de acuerdo con la relación pues prefiere que su hijo se case con una heredera
rica. Al ser Sonia una huérfana sin dote no es vista como un prospecto de
matrimonio adecuado. Por esto, la condesa Rostova constantemente la humilla y
la acusa de ser ingrata con la familia que la ha acogido, más aún cuando
rechazó la propuesta de matrimonio de Fiódor Dólojov, compañero de armas de
Nikolái.
Poco a poco vemos que, aunque Sonia ama de
manera incondicional a Nikolái, este ya no siente lo mismo por ella y sólo
mantiene el compromiso por honor, mas no por amor. Sin embargo, su relación parece
reafirmarse después de que Nikolái combate en Austerlitz, lo cual complica aún
más la situación de Sonia dentro de la familia, que está pasando por graves
problemas económicos. Básicamente, el debate en la vida de Sonia es seguir a su
corazón o sacrificar su amor por el bienestar de su familia adoptiva.
La campaña francesa en Rusia cambiaría el
destino de los dos para siempre. Nikolái conoce a una joven adinerada de la que
se enamoraría de forma inesperada y que podría ser la salvación de la familia,
lo cual confunde aun más la mente de Nikolái. Sonia se da cuenta de esto mejor
que el mismo Nikolái y decide renunciar a su amor para salvar a la familia a la
que tanto se ha consagrado porque sabe que es la única con la libertad de tomar
esa decisión.
Muchos lectores critican a Tolstói por permitir
que Sonia terminara como una niñera solterona dentro de los Rostov, pero en
cierta forma esto era lo que iba a pasar. La misma Natasha sabía que ella jamás
se casaría con Nikolái tanto por las diferencias sociales como el hecho de su
familia nunca aceptaría el matrimonio, por contravenir la regla estándar de que
un hombre debe casarse con una mujer rica, algo que Nikolái no estaba dispuesto
a hacer. Además, era evidente que Nikolái mantenía el compromiso con Sonia por
honor y no por amor. Por otro lado, Sonia es un tipo de persona que prefiere el
sacrificio que seguir sus propios deseos, pues el egoísmo no es uno de sus
defectos, y siente que su posición siempre será esa.
““A quien
es rico todo le será dado y poseerá todavía más; pero a quien nada tiene le quitarán
incluso lo poco que posee.” Ella es quien nada posee y quién ha sido desposeída
de todo. ¿Por qué? Lo ignoro. Quizá porque carece de egoísmo… Pero lo cierto es
que todo se lo han arrebatado… Debo confesarte que me da mucha pena. Antes deseaba
que se casara con Nikolái, pero presentía al mismo tiempo que tal matrimonio no
se efectuaría jamás. Es la “flor estéril” de la Escritura, pero a veces me
parece que no tiene los mismos sentimientos que nosotros.
La
condesa María objetó a Natasha que aquellas palabras del Evangelio tenían otra
significación, pero viendo a Sonia, acababa por dar la razón a su cuñada. Sonia
parecía, efectivamente, resignarse a su destino de “flor estéril” y a no darse
cuenta de lo penosa que resultaba su situación. Hubiérase dicho que, como los
gatos, parecía familiarizarse más con la casa que con las personas que la habitaban.
Cuidaba a la condesa, acariciaba a los niños y se mostraba siempre dispuesta a prestar
todos los servicios imaginables, y todo esto era aceptado por los demás como una
cosa natural y sin expresar por ello el menor agradecimiento”
p. 1265
HÉLÈNE KURAGINA
De izquierda a derecha: Anita Ekberg en la película de 1956, Fiona Gaunt en la miniserie de 1972 y Tuppence Middleton en la miniserie de 2016
La princesa Elena Vasilievna “Hélène” Kuragina
es hija del príncipe Vasili Kuragin y tiene como hermanos a Hippolite y a
Anatoli. En la novela se la presenta como el prototipo de la mujer fatal.
Como su padre, Hélène es un gran ejemplo de
arribista social, pues ella cree que casarse bien es hacerlo con un hombre
adinerado. Cuando su padre no obtiene el título de conde Bezujov, porque el
viejo conde legitimó a su hijo Pierre, el príncipe Vasili decide que para poder
manejar la fortuna Bezujov es mejor casar a Hélène con Pierre. Además, le gusta
jugar con los sentimientos y la reputación de los que la rodean, junto con su
hermano Anatoli, la persona más cercana a ella y su cómplice en sus
actividades.
Desde el primer momento la unión resulta un
fracaso pues Hélène le es infiel de manera repetida a Pierre y no muestra
ninguna conciencia o culpa por ello. Para ella, lo más importante es ser parte
de la alta sociedad rusa. Sin embargo, cuando Pierre la deja de manera
temporal, ella se ve obligada a suplicarle que vuelvan juntos ¿Por qué?
Para los que han leído Anna Karenina, sabrán
que la protagonista fue castigada por su relación adúltera al ser aislada de
todo evento social moscovita o petersburgués, ya que como sabemos, la doble
moral de la sociedad castiga a una mujer de manera más severa que a un hombre
cuando se trata de infidelidad. Es obvio que Hélène temía perder la posición
que había adquirido al casarse con Pierre y además al ser la anfitriona en la
residencia Bezujov ella lograría restaurar la reputación que Pierre había
perdido a causa de las acciones que realizó como consecuencia de su traición.
Suena extraño, pero dado que Hélène se desenvuelve muy bien dentro del ámbito
social, mientras que Pierre en este sentido es más torpe, esto es factible.
Hélène se vuelve el contraste de Maria, Pierre
y Natasha e incluso el de Andréi. Mientras Pierre y Natasha pasan por el
sufrimiento para alcanzar la riqueza espiritual, Andréi la descubre en un
momento crítico de su vida y Maria cree incondicionalmente en ella, Hélène
busca la conversión religiosa por interés y conveniencia. Piensa que si se
cambia de religión podrá anular su matrimonio con Pierre y podrá casarse con
alguno de sus amantes. El destino final de ella es mucho más lamentable y
triste que el de Andréi y es una muestra de la manera en la que ella vivió.
A diferencia de sus contrapartes masculinas,
los personajes femeninos de Guerra y paz nos muestran un poco de los estilos de
vida y sus motivaciones. Algunas pueden buscar lo que es mejor para sus
familias y otras lo que más desean es un matrimonio, ya que sea porque aman la vida
hogareña o por puro arribismo, pero en general todas buscan la mejor manera de
ser felices y en ese sentido, todas menos Hélène cumplen con su objetivo.
Con esta entrada, termino el Mes de la Mujer. En
este mes las mujeres buscan la forma de darle un sentido a su vida a través de
la maternidad, el ensueño, la solidaridad, la espiritualidad o en el peor de
los casos, el adulterio. Algunas pasan por momentos difíciles para lograrlo,
pero por desgracia otras reciben las consecuencias de sus actos o la naturaleza
se encarga de destrozarles la vida. Espero que el próximo Mes de la Mujer tenga
historias menos duras y más optimistas. Hasta el próximo sábado.
BIBLIOGRAFÍA
Tolstoi, L. (1974). Guerra y paz (I). Barcelona, España. Bruguera.
Tolstoi, L. (1974). Guerra y paz (II). Barcelona, España. Bruguera.
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