CARTAS DESDE LA TORMENTA


Para continuar el mes de la Madre, lo hago con la novela Cartas desde la tormenta de Bridget Asher, seudónimo de la escritora estadounidense Julianna Baggott.
Cartas desde la tormenta trata sobre tres generaciones de mujeres (abuela, tres hijas y nieta) de una misma familia que se han reunido en la casa de la matriarca -Augusta Rockwell- después de que el huracán Sandy inundara, pero no destruyera la casa. De forma paralela, las vidas de dos de las tres hijas de Augusta han sufrido reveses similares a los de un huracán. Estando toda la familia reunida, se descubren muchos secretos que Augusta había dejado ocultos durante casi treinta años.
La novela está compuesta por una introducción, treinta y ocho capítulos distribuidos en cinco partes y un epílogo. La primera parte y la tercera tienen cuatro capítulos; la segunda, seis; la cuarta parte, diez y la quinta y última, catorce. La introducción se desarrolla en el verano de 1985; la primera parte, el 30 de octubre de 2012, día en que las costas de Nueva York y Nueva Jersey se paralizaron a causa del huracán. Las demás partes se desarrollan entre julio y agosto del año siguiente. El epílogo ocurre dos años y medio después, más o menos en el 2016.
Durante las cinco partes, Augusta y sus hijas Esme, Liv y Ru no sólo tratan de revelar sus secretos, sino que también descubren información sobre su verdadero padre, porque Augusta desea que él se vaya a vivir con ella para ambos puedan terminar la vejez juntos, ya que no tiene sentido que él se siga escondiendo.
Todas descubren que su padre ha influido de alguna manera en sus hijas, aunque de forma lejana, excepto en Ru, porque ella lo había contactado cuando tenía diecisiete años y le dijo que no se metería en su vida. Esto hace que Esme esté enojada con él, así que, junto con la familia, todos hacen un viaje para que él se disculpe con el que fue el primer amor de Esme.
Augusta Rockwell es la matriarca de la familia Rockwell. Crío sola a sus tres hijas -Esme, Liv y Ruby “Ru”-, aparte de su ama de llaves, Jessamine. Nacida aproximadamente en 1943, Augusta tuvo una vida familiar difícil, algo que influyó notablemente en su vida: no tener ningún compromiso con nadie. Aunque da a luz a sus tres hijas, sus respuestas a quién es su padre siempre son que es un espía, lo cual corresponde a su propia personalidad: honesta pero misteriosa. Cuando Liv la acusa de acostarse con desconocidos, se siente muy ofendida porque sabe que no es verdad, aunque no está lista en ese momento para decirles la verdad. Cuando todas se reúnen en el verano de 2013, el interés por el paradero del padre de sus hijas se incrementa y ella les cuenta la verdad.
Esme, nacida a principios de 1970, es la mayor de las hermanas. Vivía en el campus de un colegio privado de carácter internado que está en la Costa Este, pero no está claro si este se encuentra en Nueva York o Nueva Jersey. Está casada con Doug Toomey (cuyo apellido sólo es mencionado en el epílogo), un docente que la engaña y la abandona por una dentista francesa, aprovechando un viaje de estudios a Europa. Es la única de las hermanas Rockwell que tiene descendencia, siendo esta una hija, a la que llamó Atty por Atticus Finch de Matar a un ruiseñor.
Esme se ve obligada a regresar a casa de su madre porque su medio de vida dependía del trabajo de Doug como profesor del internado y al renunciar a este cuando se queda en Francia, ella y su hija ya no tenían donde vivir. Aunque está frustrada por su situación, tiende a guardarse su tristeza para sí misma. Pronto vemos que ella nunca ha dejado de pensar en su primer amor, Darwin Webber, con quien tuvo un noviazgo, pero el joven desapareció misteriosamente. Descubre que su desaparición tuvo relación con su ausente padre, que no aprobaba a su novio.
Liv, la hermana mediana, nació en 1971, siendo tan sólo un año menor que Esme, pero es considerada la más hermosa de las Rockwell. Cuando tenía diecisiete años, se enamoró de un joven de su edad llamado Teddy Whistler, el cual estaba profundamente enamorado de ella, pero que fingía salvar personas para darse más importancia de la que tenía. Debido a todo el asunto, Teddy fue enviado a una correccional, por ser menor de edad, y Liv, a un internado.
Después de esta primera y fallida experiencia romántica, Liv decidió que si se casaba lo haría con hombres ricos; nunca por amor sino por pragmatismo e interés de ser protegida por alguien, por lo que siempre tiene a la mano anuncios de hombres que buscan esposa. Luego de obtener una inesperada herencia, Liv se casa tres veces, siendo una vez viuda y dos veces divorciada. No tiene hijos porque no le gustan los niños, algo que reconoce ante su sobrina.
A pesar de su desprecio por la maternidad, se lleva bien con Atty porque ella está dejando su infancia y pasa por la adolescencia. De hecho, les da consejos de cómo lograr que su vida sea más llevadera. Su buena relación con su sobrina contrasta con las que tiene con sus hermanas, que son tensas, en particular con Ru, con la que tiene fricciones por haber escrito sobre su vida.
Un detalle de Liv es su adicción al alcohol y a los medicamentos con receta, en particular benzodiazepinas, razón por la que antes de llegar a casa de su madre es enviada a un centro de rehabilitación, aunque también por dañar el apartamento de su exmarido, el tercero. Sin embargo, pese a que se considera alcohólica, no cree que sea drogadicta porque sólo consume medicamentos recetados. A medida que avanza la novela, sus ideas sobre si misma empiezan a cambiar.
La benjamina de las tres, Ruby, más conocida como Ru, nació en 1976. Dotada de una memoria eidética y una personalidad aventurera y arriesgada, Ru es escritora, aunque sólo lanzó un libro, que fue adaptado al cine y le hizo ganar dinero, pero también le ganó el desprecio de Liv, por ser la inspiración para el material. En el momento de que el huracán Sandy toca las costas de Nueva Jersey, ella se encuentra en una choza vietnamita buscando inspiración para su nuevo trabajo y desea romper su compromiso con un productor de cine.
A pesar de ser la más brillante, Ru siempre trata de buscar la forma de escapar de los compromisos, algo que hace que no haya tenido una relación estable hasta el momento. Cuando decide que es hora de volver a casa, en lugar de regresar a Los Ángeles se va a casa de su madre, al mismo tiempo que sus hermanas y su sobrina. Fue la única que decidió buscar a su desaparecido padre para saber que lo decía su madre era verdad y lo comprobó.
Atty Rockwell-Toomey es la hija de Esme y la única nieta de Augusta. Debido a su comportamiento en el internado donde su padre trabajaba y ella estudiaba, no tiene un buen expediente académico, lo que le impediría entrar a las mejores universidades de Estados Unidos. En la novela se descubre que Atty actúo así en el colegio debido al acoso y al aislamiento que sufría por parte de sus compañeros de clase. Le gusta mucho escribir en Twitter a través de su iPhone, pero a raíz del viaje se permite madurar y que hay más cosas que su iPhone y su Twitter, como intentar completar la colección de Nancy Drew1 y cuando lo hace, se lleva una gran sorpresa.
Nick Flemming es el marido de Augusta y el padre de sus tres hijas. Él y Augusta se conoció cuando él la vio en un bus y corrió hacía para estar cerca de ella. Aunque ambos siempre se amaron, el trabajo de él (era espía) les impedía tener una relación como cualquier otra; aun así, ambos decidieron tener hijos porque Augusta sentía la necesidad de amar y criar niños. Tuvieron tres hijas en un lapso de seis años: Esme, Liv y Ruby “Ru”.
Aunque Nick nunca estuvo en casa, desde la lejanía estaba pendiente de las vidas de sus hijas y, con la excepción de Ru, que lo confrontó cuando tenía dieciséis años y le advirtió que no manejara su vida, manipuló las relaciones amorosas de Esme y Liv al creer que estarían mejor con otras personas. Conociendo lo que pasó con el matrimonio de Esme y la drogadicción de Liv, se puede decir que las cosas no resultaron como él esperaba.
Uno de los temas que trata Cartas desde la tormenta son las relaciones familiares. En el caso de las Rockwell, tienen una relación tan tensa y difícil entre madre, hijas y nieta que ninguna de ellas puede comunicarse de manera apropiada. Augusta tiene problemas con sus hijas, que la acusan de haberse acostado con desconocidos para tenerlas, y cuando conocen a su padre, no comprenden porque ella nunca se casó ni vivió con él. Y esto sólo es el principio de las cosas.
Nick Flemming, el padre de sus hijas, vigiló con sutileza desde lejos las vidas de sus dos hijas mayores al intentar darles una vida que él consideraba la más segura para ellas. Por eso apartó a los novios de juventud de Esme y Liv, con resultados fallidos. Liv se volvió una cazafortunas adicta a las drogas con receta y Esme se casó con un hombre enamorada de su amor de adolescencia y fue abandonada por el primero tan pronto como este tuvo la oportunidad.
Tras el lamentable abandono de su esposo, Esme reprimió sus sentimientos y acató todas las órdenes del internado sin quejarse, en el que se quedaron viviendo hasta que Atty concluyó su año escolar con un expediente académico y disciplinario nada bueno. Al regresar a la casa de su madre, pronto nota que ya no confía en si misma porque siempre estuvo enamorada de un hombre que desapareció y se casó con otro, pensando que con él tendría estabilidad y seguridad.
Por su parte, Liv ha condicionado su vida al convertirse en una cazafortunas porque para ella el dinero y la seguridad que este le brinda son lo más importante. Tiene como lema “El amor te ama”, y así se ha dedicado a una vida hedonista y egocéntrica, en donde el alcohol y las drogas son las mejores aliadas. Asimismo, mantiene una rivalidad con Ru por haber escrito sobre su tiempo de adolescente y sobre su primer amor.
En cuanto a Ru, escribió un libro sobre la relación entre su hermana Liv y su novio de la adolescencia, Teddy Whistler, lo que le granjeó la enemistad de ella y tensó su relación, algo que se nota a lo largo de la novela. Aparte de esto, aunque está comprometida con un productor de Hollywood, pronto se da cuenta que nunca ha estado enamorada de él y por eso su viaje a Vietnam resulta una excusa para escapar de su relación. Una vez regresa a Estados Unidos, rompe el compromiso y regresa a casa de su madre y se une a la odisea de su madre, de sus hermanas y su sobrina de encontrar a su padre y hacer un viaje familiar de reconciliación.
La tercera generación, Atty, curiosamente se lleva bien con sus tías y sus abuelos, aunque le cuesta crear una conversación con su madre, que no se ha recuperado del abandono de su esposo, algo que la adolescente se dio cuenta, por lo que actuó con rebeldía en su anterior escuela y por el acoso y el aislamiento que sufrió allí.
Para resumir, Augusta, sus hijas y su nieta tienen el mismo problema: no saben cómo comunicar sus problemas y sus temores, problema que necesitan y desean superar mediante una especie de terapia de grupo familiar.
Ahora analizaré las relaciones madre-hija. Y no sólo incluiré la relación de Augusta entre sus tres hijas, sino también la relación entre las hermanas y Atty, la única nieta que tiene Augusta.
Augusta tiene una relación difícil con sus hijas, en especial con Esme y con Liv, las cuales cuando eran adolescentes la acusaron de haberse acostado con desconocidos para tenerlas, no permitirles tener amistades por fuera de la casa y en el caso de Esme, alejarla de su amor de juventud, sin saber que esto había sido obra de su padre. Estas cosas hacen que sus dos hijas mayores sientan molestia, aunque no odio, a su madre. Sin embargo, le agradecen que les permitiera quitarles la fobia a las tormentas y saber cómo manejarlas.
Con Ru las cosas son distintas. Augusta ayudó a nutrir la memoria eidética y el interés por la lectura y la música de ella, algo que intentó con sus hijas mayores, sin éxito. Ru absorbió estas cosas y esto es algo que, en cierta forma, fue una gran influencia como escritora, aunque también sirvió observar las vivencias de sus hermanas mayores, en especial Liv.
Ahora pasaré a la relación entre Esme y su hija Atty. Así como el abandono del padre de Atty las afectó en todos los sentidos, del mismo modo su interacción madre-hija sufrió también. Esme deja de confiar en si misma porque cree que su juicio no es el mejor, incluso en su manera de criar a Atty, lo que lleva a la adolescente a refugiarse en su Twitter y en la lectura de libros de Nancy Drew y no le dice a su madre lo que ocurría en el colegio. Debido a la lejanía entre ella y su madre, Atty busca refugio en sus tías Liv y Ru, con las que se identifica en cualidades.
Liv ve en Atty a una niña brillante pero atormentada por el acoso y la intimidación que sufrió en su último año en el internado y trata de elevar su autoestima dándole consejos, algunos no muy buenos. Incluso Liv comete un acto impulsivo para con Atty, aunque ella creyó que lo hacía en el mejor interés de la adolescente.
La interacción de Ru con Atty no es tan amplia como lo es con Liv; sin embargo, tía y sobrina descubren que tienen la misma personalidad inquisitiva y la misma tendencia a tratar de escapar de los problemas que ambas tienen, aunque este rasgo también lo comparten con Liv.
En lo personal me gustaron varios de los personajes y su evolución a lo largo de la historia, aunque también hay otros cuyo carácter no está tan definido. El uso de elementos para hacer que la trama funcione mejor como el regalo de Chejov y el famoso arma de Chejov, son unos pocos y están bien utilizados. El ritmo es ameno, ni muy lento ni muy rápido y es agradable la referencia a bandas de los años 80 como Duran Duran y The Smiths.
Sin embargo, el final es algo ambiguo y los destinos de los personajes son resueltos en un epílogo que no está mal; un poco sentimental, aunque un tanto moralista. En general, la novela está bien pero no es mejor que otras de su tipo.
NOTA
1 Personaje ficticio creado por el publicador Edward Stratemeyer. Apareció por primera vez en 1930. Es una joven detective aficionada que pasa su tiempo resolviendo misterios. Se ha convertido en un ícono cultural en los Estados Unidos.

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