LA CHICA DEL TREN
La historia gira en un principio en torno a la desaparición y
asesinato de Megan Hipwell, una joven esposa que vivía en los suburbios de Londres.
Hay una mujer que puede saber de ello pero que debido a sus problemas no está
segura de lo que sabe.
La chica del tren está compuesta por treinta y ocho capítulos, que
más que capítulos son los diarios que registran la vida de las tres mujeres protagonistas.
La historia se desarrolla a las afueras de Londres y el tiempo se ubica del 5
de julio al 18 de agosto de 2013. Sin embargo, para Megan sus fechas van desde
el 16 de mayo de 2012 hasta el 13 de julio de 2013, día de su desaparición y asesinato.
Las protagonistas son Rachel Watson y la fallecida Megan Hipwell,
dos mujeres que no tienen nada en común excepto que son antiguas vecinas. Un
día Rachel se entera de que Megan (que ella creía se llamaba Jess) está
desaparecida y que ella es la principal sospechosa al ser la última persona que
la vio con vida. Luego aparece en escena una tercera protagonista: Anna Watson,
además de otros personajes secundarios como el esposo de Megan, Scott y el
psicoterapeuta de ella, Kamal Abdic.
Rachel Watson es una mujer que vive su vida ahogándose en alcohol
para librarse de las frustraciones que le producen su matrimonio fallido y su esterilidad.
Su marido, Tom Watson, la abandonó por otra mujer con la que tuvo una hija a
causa de los problemas de Rachel y además se quedó con la casa en la que ellos
vivían. Desde entonces ella vive en casa de una amiga, sin trabajo ni rumbo
fijo. Debido a su alcoholismo, no es de sorprender que Rachel sea mentirosa
compulsiva; sin embargo, a medida que deja de beber empieza a recordar los
cabos sueltos que le permiten resolver el misterio. Ama los trenes, le encanta
su ruido y viajar en ellos.
Por su parte, Megan Hipwell siente que vive atrapada en un
matrimonio donde su marido, Scott, la trata como a un objeto y no le permite tener
intimidad ni vida más allá de ser ama de casa. Aun así, ella insiste en
mantener su hogar porque se siente incapaz de dejar a Scott, aunque luego
empieza a enamorarse de su psicoterapeuta, el cual la rechaza. Más adelante nos
enteramos sobre su vida antes de conocer a Scott, siendo esta muy triste, y que
tuvo un amante que está relacionado con su muerte, algo que se ve cuando se lee
su diario antes de su muerte.
Anna Watson es la actual esposa de Tom Watson, tras que este se
divorciara de Rachel. A ella no le importa haberse metido con un hombre casado
porque ella consideraba que lo estaba salvando de una vida de infierno que él
llevaba junto a Rachel. Juntos tienen una hija, Evie, que es su adoración. Constantemente,
Anna tiene que lidiar con los acosos ebrios de Rachel y siempre intenta que su
esposo le ponga un freno. Con el tiempo, Anna se da cuenta de que su vida con
Scott no es tan perfecta, que este le oculta secretos y le miente muy seguido.
No le gustan los trenes, por lo que le ha insistido -sin éxito- a Tom de que
vendan la casa.
Un detalle de La chica del tren es el uso del narrador no fiable, tropo del que ya he hablado
varias veces a lo largo del blog. En el caso de Rachel, lo es porque tiene
muchas lagunas mentales que están directamente relacionadas con su alcoholismo,
además de confundir los nombres de la pareja Scott y Megan con Jason y Jess e
imagina cosas extrañas con ellos. En esos desvaríos, ella comete acciones que
la meten en más de un problema y la convierten en este tipo de narrador.
Otro detalle es que tanto los personajes masculinos como los
femeninos son representados de manera negativa. Los primeros son retratados
como machistas, cínicos, infieles y condescendientes y las segundas como
débiles de carácter y dependientes. Además, todos los personajes tienen un
pasado oscuro, el cual muchas veces desean ocultar. Con esto, Hawkins quiso
mostrar que ni hombres ni mujeres son perfectos y que, por lo tanto, ninguno
está libre de culpa.
Probablemente, el único personaje masculino con buenas intenciones
es Andy, el hombre que socorrió a Rachel cuando se lastimó y también es quien
le da las pistas para que ella resuelva lo que en realidad ha ocurrido. Sin
embargo, es un hombre tan amante de la bebida como Rachel.
Es general, es difícil simpatizar con los personajes, en particular
con Rachel y Anna, debido a su personalidad dependiente y a su baja autoestima.
A pesar de que ambas saben que no tiene sentido estar atraídas por un hombre
que no es lo parece y cuya personalidad es siniestra, ellas sienten que no
pueden estar sin él y que incluso podrían perdonarlo.
Un tema que se trata en La chica del tren es hacer luz de gas o,
por su nombre en inglés, gaslighting,
que consiste en presentarle información falsa a una persona para que esta dude
de su memoria o de su percepción. Hacer luz de gas es considerado una forma de
abuso psicológico. Esto se ve cuando Rachel descubre que algunos de sus
supuestos recuerdos eran falsos y creyó por mucho tiempo que eran reales.
Para mí, La chica del tren es una historia en la que se muestra que
los personajes no son lo que parecen y que muchas veces estas esconden oscuros
secretos. Es un libro para pasar el rato, sabe mantener el suspenso y la acción
pero no me gustó tanto la parte final. Ahí siento que faltó algo en el momento
de la revelación, asemejándose más a una película de misterio de baja calidad
¿Lo recomiendo? Para las personas que les gusta la estructura del narrador no
fiable y el género thriller, sí; pero pienso que no sería del agrado de todos
por sus personajes nada agradables.
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