LA PATA DE MONO


Lo prometido es deuda. Les dije que la entrada que cerraría octubre sería La pata de mono del escritor británico William Wymark “W. W.” Jacobs, publicada en 1902, y ahora voy a hablar sobre esta historia que ha inspirado tanto al cine como a la televisión.
Recuerdan que les hablé un poco de ella cuando mencioné el mes pasado en las entradas de El sueño de una noche de verano y Troilo y Crésida las referencias que de esta historia se pueden encontrar en los distintos medios. Pues si han visto, por ejemplo, el episodio Treehouse of Horror II de la tercera temporada de Los Simpson, en concreto, la pesadilla de Lisa, recordarán que se trataba de una mano de mono que concedía deseos pero que estos traían consigo un efecto negativo. Algo similar se puede ver en los capítulos 18 al 21 del manga xxxHolic de las CLAMP (episodio 8 del anime). Estos elementos también pueden ser vistos en la trilogía de El Lich de Hora de Aventura (El Lich, Finn el Humano y Jake el Perro).

Dos de las representaciones más exactas de este cuento.

Volviendo al cuento y como lo dejan claro las distintas adaptaciones, todo comienza cuando el sargento mayor Morris se presente ante una familia, los White, y les presenta una pata de mono y les dice que esta es capaz de conceder deseos siempre que se digan los deseos en voz alta (como en Los Simpson) y que la sostengan con la mano derecha, pero que les recomienda tirarla o quemarla debido a que cada deseo siempre trae algo malo. El señor White, obviamente, no le cree y se queda con la pata de mono.
Los hechos suceden en cadena. El primer deseo que el señor White pide son doscientas libras1 para pagar unas deudas que tenía. Ocurre que días después, cuando creyeron que la historia de la pata de mono no era cierta, los White se enteran de que su único hijo, Herbert, murió en un accidente laboral pero que recibirían una compensación por ello, la cual resultan ser… doscientas libras. Los White quedan tan devastados como aterrados por el poder de la pata de mono.
El segundo deseo es concedido cuando la señora White le pide a su esposo que use la pata de mono para revivir a Herbert. El señor White, que sabía lo desfigurado que quedó su hijo a causa del accidente laboral que le costó la vida y por el hecho de que ya había pasado una semana, se niega pero ante la insistencia de ella, accede. De pronto sienten que alguien se acerca a la casa y la señora White se da cuenta de que es su hijo, pues el cementerio donde estaba enterrado se encontraba a sólo unos 3 kilómetros de allí.
Aterrado por la impresión que tendría su esposa si viera el desfigurado y descompuesto cuerpo de Herbert, el señor White pide su tercer y último deseo, pero no se menciona en qué consistió; sólo se sabe que cuando la señora White abrió la puerta no encontró a nadie.
El concepto de conceder deseos es algo que ya he mencionado en entradas anteriores como El diablo de la botella y En la diestra de Dios Padre. En todas se menciona que el poder de esta facultad tiene una gran utilidad pero también equivale una gran responsabilidad. Este es el primer elemento que tiene La pata de mono. Cuando el señor White pidió el primer deseo no se detuvo a pensar en las consecuencias que tendrían la codicia y el egoísmo en ese instante. Asimismo, tampoco escuchó las recomendaciones de su amigo, el sargento mayor Morris, y de su propia esposa que desconfiaba de la pata (exacto, como Marge Simpson). Esto llevó a los hechos sucedieran en cadena y como si fueran una bola de nieve.
El segundo elemento es la implicación de cambiar el destino. Al intentar hacerlo debes pagar un precio, que siempre quiere decir dolor y destrucción. Al querer más dinero, los White acaban perdiendo lo que más amaban: su hijo. Peor aún, al intentar enmendar el daño que ya se ha ocasionado las cosas sólo empeoran. De esta forma, al final se acaba pidiendo que desaparezca (probablemente ese fue el deseo del señor White) o que todo vuelva a ser como era antes de encontrar la pata de mono. En resumen, para Jacobs, el destino es algo ya escrito que no se debe cambiar.
Además de todo lo que ya expuse, también está el concepto de causa y efecto, del que ya hablé en la entrada de Jane Eyre. Dependiendo de nuestros actos, así sufriremos las consecuencias, ya sean positivas o negativas. En el caso de los White, el deseo de dinero implicó la pérdida de su único hijo y el intento por revivirlo, que regresara tal como se encontraba y no como era antes. Debido a esta implicación, el señor White opta por pedir un deseo que anule lo que ha ocurrido.
A pesar de la falta de monstruos y de su edad, el cuento no ha perdido ese toque macabro y temible que Jacobs le imprimió. ¡Caramba! Este cuento me impresionó mucho al leerlo y no sólo en mal sentido. Después de leerlo por mí misma, ahora comprendo porque el cine y la televisión tienen a esta historia como una de las más inspiradoras y referenciadas del mundo.
Con esta entrada, concluyo el mes de octubre que me dio algunas sorpresas y otras no tanto. Casi todas las historias tienen un final sombrío y otras se podrían considerar como un final a secas. En general lo disfrute, aunque me deja mucho en que pensar.
NOTAS
1 Cerca de 19.400 libras ajustadas a 2014.

Comentarios

  1. Si bien quiero hacerte presente que casi todos los cuentos dejan la puerta abierta a otras interpretaciones (en ello podemos ver la maestría del autor, como en este caso), me parece muy bueno tu comentario. Muchas gracias por este espacio tan rico.

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