CUENTO AZUL
Esta semana analizaré un cuento de Marguerite Yourcenar llamado Cuento azul, el cual no se publicaría hasta 1993, 6 años después de su muerte. ¡Quién diría que después de reseñar El cielo es azul, la tierra blanca la semana pasada ahora analizaré un cuento que tiene este color en su título!
Esta
historia trata sobre siete mercaderes que viajan hasta una ciudad del Mar
Mediterráneo atraídos por la historia de una gruta ubicada dentro de un palacio
en la que se cree se pueden conseguir valiosos zafiros. A lo largo del relato,
vemos cómo la travesía y obtención de las gemas resulta ser una prueba del
carácter de cada uno.
Ninguno
de los personajes del cuento tiene un nombre, por lo que me limitaré a llamar
tal como se refiere a ellos Yourcenar. En total, en el relato hay siete
mercaderes: el mercader griego, el mercader holandés, el mercader italiano, el
mercader francés, el mercader castellano, el mercader suizo y el mercader
irlandés. Los siete hombres llegan a un palacio ubicado en una desconocida
ciudad del Mar Mediterráneo, en donde una esclava los conduce a un lugar donde
se pueden pescar zafiros. No se establece en qué época se desarrolla el cuento,
pero es posible que esté entre mediados del siglo XIV y mediados del siglo XV.
El
mercader griego es un personaje que demuestra tener dos caras. Al principio se
muestra considerado como lo demuestra su interacción con el hombre nubio que
los recibe en la entrada del palacio de las mujeres y cómo les pide a estas que
no hablaran demasiado alto para no alterar a los animales. Pero luego vemos que
en realidad es un hombre codicioso, dispuesto a vender a personas solo para
obtener cualquier ganancia. Los que pasa con sus zafiros es consecuencia de
todo lo que hizo.
El
mercader holandés no es muy diferente del mercader griego. Al principio se
muestra cordial con la joven esclava al presentarle joyas que ella rechazó,
pero pronto demostraría ser codicioso y un depredador sexual, puesto que no
duda en tomar los zafiros que pesca la esclava e incluso intenta violentarla
cuando el mercader griego la ata al barco, solo para descubrir que ella ya no
estaba. Aunque no sufre las horribles desgracias del resto de los mercaderes,
igual su historia termina en un sin sentido pues termina cambiando sus zafiros
por algo que al final no fue de su agrado. Básicamente, todo su viaje fue para
nada.
El mercader italiano es uno de los peor librados en toda la
historia. Primero pierde los dedos de la mano izquierda, luego un perro sarnoso
le lame la mano amputada y por último le toca un final horrible al llegar a
Venecia. Sin embargo, si uno examina bien todo lo que hizo a su llegada a
Venecia, se podría que eso era predecible.
El mercader francés, también llamado el mercader de Turena, se
muestra como alguien muy optimista, que no se desmotiva ante la adversidad. Sin
embargo, también tiene dos defectos: su talasofobia (fobia al mar), que lo hace
preferir viajar por tierra en mula, y su ingenuidad. Luego de intercambiar sus
zafiros por unas monedas, se da una enorme descachada al pisar suelo francés.
Al igual que el mercader holandés, la suya también termina siendo una historia
sin sentido.
El
mercader castellano también sufre desgracias, incluso antes de entrar a la
gruta. Tras ser picado por un alacrán, va empeorando gradualmente pese a haber
obtenido sus zafiros. Antes de morir, le lega sus gemas al mercader suizo a pesar
de detestarlo.
El mercader suizo, a veces llamado mercader de Basilea, tiene una
relación bastante mala con el mercader castellano, a pesar de que hereda sus
zafiros. Pero ante el ataque de un corsario, toma una decisión poco inteligente
que combinada con su codicia acaba siendo su perdición.
El
último de los mercaderes, el irlandés, termina siendo el único que sale
relativamente indemne ante las desgracias de los demás. Fue el único que se
mostró compasivo con la esclava y aunque no tuvo zafiros, recibe de ella un
regalo más valioso. Luego del ataque del corsario, logra sobrevivir pues no
tenía ningún objeto de valor, por lo que pudo regresar a Dublín. Aunque no
tiene nada de valor y perdió el regalo de la esclava, se siente aliviado al
llegar a su país y encontrar a una niña de la calle que lo ayuda.
Todo el
relato nos muestra que buscar y obtener los zafiros es una prueba para medir el
carácter de cada mercader. Por eso, no sorprende que casi todos terminan mal,
con historias que terminan en un final sin sentido. Ya hablé de ese tipo de
historias en el análisis de El
banquete, por lo que podrán entender esa clase de finales.
De los
siete mercaderes, solo uno logra regresar a su país ileso pues siempre se lo
muestra compasivo y alejado de los actos imprudentes y horribles que cometen el
resto de los hombres. Además, es el único que no era codicioso, pues no se
entristeció cuando era su turno de recibir zafiros y a la esclava se le habían
acabado, pero recibe de buen agrado el regalo de ella del cual lamenta la
pérdida después, no por su valor económico pues no valía mucho, sino porque el
valor sentimental que tenía para él. Sin embargo, está tan tranquilo pues logra
conservar su vida y puede volver a empezar.
Como en
el cuento se menciona bastante el color azul, puede hacer que la narración se
sienta confusa por lo que necesario leerlo con paciencia y concentración, pero
siento que es hacia el final que la narración mejor y está mejor estructurada.
Aprecio bastante las referencias a las distintas ciudades que están ubicadas a
lo largo del Mar Mediterráneo, aunque con sus nombres antiguos como Ragusa
(actual Dubrovnik), Negroponto (actual Eubea) y Esmirna (actual İzmir). Todo
ello muestra como Yourcenar deja que en claro que, pese a las diferencias,
todos pertenecen al mismo Mediterráneo.
El final
es un poco ambiguo, pues el encuentro del mercader irlandés con la niña
habitante de la calle es algo difícil de entender. Podría pensar en eso como el
simbolismo de un hijo que regresa con su madre para que esta lo consuele, pero
también podría ser que la esclava del palacio podría ser la niña. No es algo
que pueda asegurar, solo diré que el final se puede interpretar como el lector
lo desee.
Para mí, Cuento azul es de esas historias que empieza de manera atropellada, pero cuanto más avanza más mejora la narración, por lo que considero que es bueno darle una hojeada. Una historia que si la lees de nuevo, te gusta más que la primera vez.
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