EL MAYORAZGO

Luego de una semana de descanso y para continuar con el Mes de Halloween, esta semana analizaré la novela corta El mayorazgo del escritor alemán E. T. A. Hoffmann, publicada en 1817.

El mayorazgo es una historia de más de 100 páginas en la que Hoffmann narra la historia de una casa solariega por la que dos ramas de una misma familia se disputan y en la que ocurren hechos inexplicables, que se cuenta a través del sobrino nieto del abogado de la familia. La historia se desarrolla entre la década de 1790, aunque hace saltos a la década de 1760 y 1810.

Ahora hablaré de los personajes.

Ernest Theodor es el narrador de la historia. No funge como protagonista de la misma, sino como un observador y un recopilador de la historia de la familia propietaria del mayorazgo. Aparece por primera vez en compañía de su tío abuelo, en calidad de invitados de la familia R., pero no se lleva muy bien con el barón debido a que Theodor prefiere la música a la caza, que es la actividad favorita del barón, algo que lo acerca a la baronesa, Seraphine, por quien siente una limerencia.

Sin embargo, durante la estadía en la mansión ocurre un evento trágico que obliga a Theodor y a su tío a regresar a la ciudad donde ambos residen. Cuando su tío abuelo se empieza a sentir enfermo, le cuenta la historia sobre la familia del barón, la cual resulta ser más escabrosa de lo que Theodor esperaba.

Ernest es el tío abuelo de Theodor. Es procurador, es decir, abogado de la familia R. En calidad de abogado, conoce toda la historia de dicha familia, la cual está llena de misterios, traiciones y asesinatos, la cual le cuenta a su sobrino nieto en caso de no pueda encargarse más de los asuntos familiares.

Franz, el mayordomo es, precisamente, el mayordomo de la familia R y sucesor de Daniel, el anterior mayordomo. Antiguo montero, es un hombre preocupado por su labor que trata en lo posible de hacer que Ernest Theodor siga las reglas de la mansión.

Daniel es el mayordomo anterior de la familia R. Aunque ya había fallecido para el momento en que se desarrolla la historia, su presencia se mantiene en la casa como testigo de lo que ocurrió en ella y porque oculta un terrible secreto sobre lo que ocurrió con uno de sus amos, en concreto Wolfgang.

El viejo Roderick fue el patriarca de la familia R. Era un hombre obsesionado con tener una familia que perdurara en el tiempo durante muchos años, pero solo tuvo cuatro hijos: dos varones, Wolfgang y Hubert, entre los que siempre hubo mucha rivalidad, y dos mujeres que se quedaron solteras durante el resto de sus vidas.

El primer barón R. no solo estaba obsesionado con tener una dinastía que durara muchos años y con construir un faro, sino también con que sus hijos contrajeran matrimonio con mujeres que fueran adineradas y de cuna noble. Por eso, se distanció de su hijo mayor cuando este mostró interés en casar con una mujer que pertenecía a una familia noble pero empobrecida y también explicaría la soltería de sus hijas. Esto sería vital para la disputa que habría entre sus descendientes.

Wolfgang es el hijo mayor del viejo Roderick, el primero barón R. Este hijo resultaría ser, por así decirlo, el rebelde de la familia al preferir casarse con una mujer de la que se enamoró aunque esta no cumpliera con las condiciones que su padre quería, por lo que se fue de la casa. Ambos tendrían un hijo que sería relevante más adelante en la historia cuando se hace adulto. Irónicamente, ese hijo que tuvieron recibió el nombre de su abuelo: Roderick.

Una vez fallecido su padre, Wolfgang decide reclamar lo que por derecho le corresponde: el título de barón y la casa de R. Con todo ello, manda a construir una nueva mansión para reemplazar la dañada torre y la casa, que empezaba a deteriorarse, además de buscar que su esposa, Julie Von St. Val, se vaya a vivir con él junto a Roderick, el hijo de ambos. Su rivalidad con Hubert es tan fuerte que llegan incluso a sacarse, por así decirlo, los trapitos al sol. Muere en circunstancias poco claras, las cuales serían reveladas al final de la novela.

Hubert es el hijo menor del primer barón, Roderick. Luego del fallecimiento de su padre y de que su hermano mayor, que reclamaba la herencia, perece de forma inesperada y en ese momento poco clara, asume el mayorazgo, si bien nunca llega a vivir en la casa familiar, residiendo todo el tiempo en Curland y destinando el dinero empleado por Wolfgang para crear una nueva mansión en arreglar la que ya tienen.

Hubert tiene dos hijos, pero el sentimiento de culpa y el temor de que la rivalidad entre sus hijos cause una desgracia, decide separarlos, enviando al menor a Rusia, el cual muere un año antes que él. Él dura poco tiempo como barón pues siempre intuyó que no duraría mucho tiempo vivo algo que, en efecto, ocurre. Sin embargo, al fallecer le deja una gran y desagradable sorpresa a su hijo. Hacia el final de la historia, se revela su complicidad con Daniel y su rol en la muerte de su propio hermano.

Hubert, hijo es el hijo de Hubert. Al igual que ocurrió con su padre y con su tío, también tuvo una gran rivalidad con su hermano menor, algo que casi los lleva a hacerse daño. Por ello, su padre Hubert se vio obligado a separarlos, enviando al menor a estudiar a San Petersburgo. Si bien esto aseguró el derecho de herencia de Hubert, hijo en un principio, al final se descubre que no tiene tanto derecho a heredar la mansión como él pensaba, porque aparece en escena Roderick, el hijo de su tío Wolfgang. Ahí no tuvo más remedio que claudicar y dejar la mansión para irse a San Petersburgo, tal como lo hizo su hermano menor. No tendría un final feliz.

Roderick es el hijo de Wolfgang y el verdadero heredero de la mansión y el título de barón. Debido a que su padre se casó con una mujer que estaba por debajo de su condición social, el matrimonio de sus padres, así como su propio nacimiento estuvieron prácticamente ocultos del resto de la familia R.

Como sus padres murieron cuando era pequeño, Roderick fue criado por un amigo de su padre hasta que tuvo edad suficiente para poder reclamar lo que le correspondía por ser el hijo del hijo mayor del primer barón R. Pero al igual que su tío Hubert, Roderick prefirió residir en Curland y no en la mansión, a la que solo iba una vez por año, mientras escogió seguir con la idea del faro que quiso construir su abuelo.

Seraphine es la esposa de Roderick, el hijo de Wolfgang. Es la única hermana de Hubert, hijo y, por lo tanto, prima de Roderick. Cuando su hermano pierde el derecho a heredar el título de barón, ella hubiera quedado desamparada si Roderick no se hubiese casado. Es amante de la música y de hecho sabe tocar el arpa pero escuchar la misma le causa ansiedad, por lo que no tiene la oportunidad de escuchar música hasta que Theodor toca el piano.

El mayorazgo trata sobre las disputas de herencia y cómo las mismas pueden destruir a una familia. La rivalidad entre Wolfgang y Hubert a causa de las exigencias de su padre hizo que uno de los hermanos cometiera un crimen solo para mantener el derecho de herencia, por lo que esto haría que la mansión guardara ese y varios secretos más y también fue objeto de varios sucesos extraños.

Pero la disputa familiar no solo se limitó a Wolfgang y a Hubert, también se extendió a los hijos del propio Hubert. Como si se trata de un castigo por sus acciones o cualquier tipo de efecto bumerán, sus propios hijos heredaron la rivalidad de su padre y de su abuelo, llegándose incluso a intentar matarse entre sí, algo que preocupó a Hubert porque temía que se repitiera la historia, aunque en su caso él logró solucionar el problema antes de tiempo. Sin embargo, sin darse cuenta terminó allanando el destino para la familia R.

El factor de terror que tiene El mayorazgo radica en la típica estructura de la casa gótica. En este caso, es una mansión que se está cayendo a pedazos en la que cada luna llena aparece un espectro que causa el terror en todo aquel que lo vea. El espectro no es otro que Daniel, que no puede descansar con lo que ha hecho en su vida, pero sus acciones solo se revelarían al final de la novela, porque es una novela en la que el giro del final desentraña el secreto que se oculta.

Ciertamente, El mayorazgo ya no posee el mismo factor de terror que tendría hace más de 200 años, pero nos muestra cómo la codicia y la mala paternidad crean desgracias a toda la familia y a sus descendientes. No sé si recomendarla.

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