UNA SUERTE PEQUEÑA
Para continuar con el Mes de la Madre, esta semana analizaré la novela Una suerte pequeña de la escritora argentina Claudia Piñeiro.
Una suerte pequeña está compuesta por varios capítulos que están
repartidos en tres partes llamadas Cuaderno de bitácora: Volver, La amabilidad
de los extraños y Boston. Se desarrolla entre la localidad de Temperley,
perteneciente a Lomas de Zamora, uno de los 135 partidos de la Provincia de
Buenos Aires, y la ciudad de Boston, Massachusetts.
Cuaderno de bitácora: Volver nos cuenta la historia de Mary Lohan,
cuyo verdadero nombre es María Elena “Marilé” Pujol de Lauría, una argentina
que, después de veinte años viviendo en los Estados Unidos y tras la muerte de
su compañero sentimental, regresa a su país en una aparente investigación sobre
un colegio pero que en realidad esconde la visita a un profesor de historia que
resulta ser su hijo, al cual no ha visto en todo ese tiempo.
La amabilidad de los extraños nos muestra los comienzos de Mary, su
solitaria vida familiar, su matrimonio, su maternidad, por qué abandonó a su hijo
y a su esposo, cómo llegó a los Estados Unidos y cómo conoció al que sería su
marido por veinte años.
La última parte, Boston, nos muestra sus fallidos intentos de
hablar con su hijo, tras lo cual ella regresa a Estados Unidos sin nada en
teoría, pero un tiempo después recibe una agradable sorpresa.
Mary Lohan o María Elena Pujol de Lauría es la protagonista de la
novela. Nació y creció en Temperley, allí conoció a su esposo, Mariano Lauría, y
tuvieron a su único hijo: Federico. En apariencia su vida parece ser la envidia
de muchos, pero su matrimonio dista mucho de ser feliz pues se ha distanciado
de su esposo, y cuando comete un grave delito por el cual ella podría ir a la
cárcel, escoge huir y dejar a su hijo con su padre, cuando este solo tenía seis
años.
Uno pensaría que Mary es una cobarde por abandonar a su niño para
no responder por su crimen, pero desde su punto de vista, consideró que si
permanecía al lado de su hijo, el niño podría sufrir rechazo social y acoso,
por lo que ella decide sacrificar la relación con Federico para salvarlo de una
vida de ostracismo.
A pesar de lo que hizo, Mary está segura de querer reestablecer los
lazos con su hijo porque siente que ya es el momento de hacerlo. Ella sabe lo
que quiere y no se va a rendir en ello.
Mariano Lauría es el esposo de Mary, con la que se casó siendo
joven. Después del nacimiento de Federico, ambos se distancian, por lo que no
le molesta que Mary se vaya a los Estados Unidos. Aunque separados, Mariano
jamás se divorció de Mary ni ella de él. Posiblemente murió antes del regreso
de Mary a Argentina, puesto que no es mencionado.
Federico Lauría es el único hijo de Mary. Desde el principio,
siempre supo que Federico sería su único hijo, pues ella también lo había sido
y sabe que su matrimonio no está bien, ya que Mariano y ella ya no sienten lo
mismo. A pesar de todo, Federico amaba a su madre de niño tanto como ella lo
ama. Tras la partida de su madre, es criado por su padre y cuando crece, se
convierte en profesor de historia en el colegio donde estudió cuando su madre
se fue, se casa y tiene una hija, a las cuales ama profundamente.
Robert Lohan es el marido estadounidense de Mary. Ella lo conoce
cuando los dos están sentados juntos en el vuelo hacia Boston. Él es la primera
persona que la ayuda en un país donde ella no conoce a nadie y con el tiempo
ella se enamora de él, viven juntos y ella lo ayuda en su trabajo. Nunca se
casan porque ella jamás le pide el divorcio a Mariano, pero su relación casi
pareció un matrimonio. Para el comienzo de la novela, Robert ha fallecido
recientemente a causa de un cáncer de estómago.
En esta novela, el tema es el sacrificio. En varias novelas, las
madres hacen todo tipo de cosas y se ven obligadas a renunciar a mucho por el
bienestar de sus hijos, pero en esta novela Mary se priva de la crianza de su
hijo por el bien de este, para que él pueda tener una vida feliz de la que no
gozaría si ella se queda a su lado.
De hecho, la manera de actuar de Mary es similar a la de Kate
Clephane, la protagonista de la novela La renuncia, puesto que las dos hicieron
algo similar: renunciar a sus hijos para no ser un obstáculo en sus vidas. Sin
embargo, lo de Mary es mucho más serio que lo hizo Kate, puesto que en su caso
hubo un crimen y no alguien que prefirió ser mujer a ser madre pero que al
final decide dejar que su hija se case con el hombre que la joven ama. A pesar
del tiempo y la distancia, Mary siempre ha buscado la forma de reestablecer la
relación con su hijo, siempre con paciencia y esperanza.
Un problema de la novela es su desarrollo. A pesar de tener una duración promedio (240 páginas), le falta un poco de desarrollo en sus personajes y pienso que la novela se pudo haber desarrollado mejor. Quizá también su inusual estructura la hace un poco difícil de leer, por lo que a pesar de que me recordó a La renuncia, no estoy segura de recomendarla.
Comentarios
Publicar un comentario