EL VALLE DEL ARCO IRIS
Para terminar el Mes de los Niños del Idioma, además de quedarse en España, viajamos hasta Canadá, en concreto hacia la Isla del Príncipe Eduardo. Conoceremos a un grupo de niños que buscan jugar, divertirse y aprender a comportarse mejor. Esa es la trama de El valle del Arco Iris de la escritora canadiense Lucy Maud Montgomery.
El valle del Arco Iris está compuesto por 35 capítulos. A
diferencia de la mayoría de la serie de Ana Shirley, solo abarca dos años y no
varios. Además, a pesar de que Ana Shirley es protagonista, aquí más bien ocupa
el rol de observadora, pues el foco principal lo tienen sus seis hijos, los
cuatro hermanos Meredith, que son hijos del nuevo pastor, y Mary Vance. El
valle del Arco Iris fue el quinto libro de la saga de Ana Shirley en ser
publicado, pero cronológicamente es el séptimo, lo cual se nota más al
comienzo, pues este empieza tres meses después del final de Ana de Ingleside,
su predecesor.
Los personajes principales son los cuatro hijos del pastor John
Meredith, que ha llegado recientemente a Glen St. Mary: Gerald “Jerry”, Faith,
Una y Carl; los seis hijos de Ana y Gilbert: James Matthew “Jem”, Walter
Cuthbert, las mellizas Anne “Nan” y Diana “Di”, Shirley y Bertha Marilla
“Rilla”, los cuales aparecieron en los libros quinto y sexto. Además de los
Meredith y los Blythe, también el protagonismo lo tiene Mary Vance, una
huérfana a la que los Meredith y los Blythe rescatan de una vida llena de
maltrato.
Gerald “Jerry” Meredith es el hijo mayor del señor Meredith. Tiene
doce años al inicio del libro. Es inteligente y honesto, pero también es un
poco travieso al mostrar cómo se mete todo el tiempo en los servicios de los
metodistas, causando problemas con la congregación presbiteriana de su padre.
Faith Meredith es la hija mayor y la segunda en orden de
nacimiento, con once años al principio. Tiene un carácter travieso, impulsivo y
despistado, lo que la hace meterse en problemas, pero también es valiente, lo
cual demuestra cuando va a ver a Norman Douglas, el ermitaño del pueblo. No se
lleva bien con las niñas de Glen St. Mary, pero se hace amiga de Nan y Di.
Solía tener un gallo como mascota, algo de lo que muchos se burlaban, hasta el
capítulo 18.
Una Meredith es la hija menor y la tercera en orden de nacimiento.
Tiene diez años cuando empieza la novela. Tiene un temperamento sensible, dulce
y tímido, pero ella también es algo delicada, como se ve en el capítulo 28 y
cuando su difunta madre le pide a su esposo que la cuide especialmente a ella
porque, a diferencia de sus hermanos, no le sería fácil adaptarse al mundo por
su manera de ser. A pesar de su timidez, ella tiene un rol muy importante hacia
el final de la novela para que las cosas entre su padre y Rosemary West lleguen
a una resolución.
Thomas Carlyle “Carl” Meredith tiene nueve años al comienzo de la
novela, siendo el hijo menor y el benjamín de los Meredith. Por alguna razón,
le gusta jugar y llevar a todas partes sapos, ranas y toda clase de animales
pequeños, lo cual provoca tantos problemas como la impulsividad de Faith.
James Matthew “Jem” Blythe es el hijo mayor de Ana y Gilbert, luego
de haber tenido una hija que murió poco después de nacer, trayendo consuelo a
la pareja y fue el único de los seis hijos que sobrevivieron a la infancia que
nació en la Casa de los Sueños, en el quinto libro. Al comienzo de la novela, tiene
trece años y es un niño seguro de sí mismo, sin caer en el exceso de confianza.
Es aficionado a las ciencias naturales y el favorito de Marilla. Es él el que
tiene la idea de que los Meredith formen el Club de la Buena Conducta para que
aprendan a portarse bien por su cuenta ante la falta de supervisión y cuidado
adecuado.
Walter Cuthbert Blythe es el segundo hijo de los Blythe, que tiene
doce años al inicio. Heredó el temperamento imaginativo y el amor por la
naturaleza de su madre, Ana Shirley. También se lo considera el más guapo de la
familia, pese a que no posee ningún parecido físico con algún pariente de Ana o
Gilbert. Al preferir la poesía a los juegos rudos y al deporte, es considerado
afeminado por la mayoría de los niños.
Anne “Nan” y Diana “Di” Blythe son las hijas mellizas de diez años de
los Blythe, siendo Nan parecida a Gilbert y Di, a Ana. Nan es descrita como
alegre y delicada, mientras que Di es la más cercana a Walter, pues ella
aprecia la poesía que su hermano escribe en secreto.
Shirley Blythe es el quinto hijo de los Blythe y el hijo varón
menor. Tiene ocho años al inicio del libro. Desde su nacimiento, Susan Baker,
la empleada de los Blythe, lo cuido debido al complicado posparto de Ana. Al
ser el favorito de Susan, Shirley siempre va en busca de ella para lo que
proteja, cuando se siente triste o enfermo o cuando quiere que lo mime. Sin embargo
y a diferencia de la mayoría de los personajes infantiles de la novela, Shirley
no posee una historia ni es desarrollado como personaje, lo cual en cierta
forma es un desperdicio.
Bertha Marilla “Rilla” Blythe es la menor de los hijos de Ana y
Gilbert, la cual nace en el sexto libro. Cuando la novela empieza, ya tiene
seis años, no le gusta que se burlen de ella y menos de su ceceo, pero también
es algo vanidosa, como lo era Ana de niña.
Mary Vance aparece por primera vez en el capítulo 5. Es una niña
huérfana de padre y madre de doce años al comienzo de la novela que vive con la
señora Wiley, una mujer que la sometía a abuso físico y laboral. Cuando los
Meredith la encuentran, intentan buscar una persona que se haga cargo de ella y
solo Cornelia Bryant lo hace luego de que Una le ruegue que la adopte. En los
primeros capítulos, usa lenguaje vulgar, el cual deja de usar cuando la señora Elliot
se hace cargo de ella. Al tener un carácter un tanto presuntuoso y poco tacto a
la hora de hablar, los niños Meredith y los niños Blythe no le tienen mucho
cariño, pero al mismo tiempo siguen tratándola con amabilidad. De hecho, Mary
se lleva mejor con los niños que con las niñas.
Mary Vance es presentada como un personaje paralelo de Ana Shirley,
cuando esta era una niña. Ambas llegaron al asilo de Hopetown luego de perder a
sus familias y de allí fueron enviadas a personas que querían adoptar un niño.
Mientras que la experiencia de Ana, aunque compleja, estuvo llena de amor; la
de Mary fue lo contrario al ser víctima de abuso infantil, algo que la llevó a
fugarse y acabar en el Valle del Arco Iris. A pesar de las dos son muy
trabajadoras, Mary carece de la imaginación que caracteriza a Ana, siendo más
bien realista, como se ve en sus reacciones ante el relato del Flautista de
Hammelin.
John Meredith es el pastor presbiteriano de Glen St. Mary. Es un
hombre dueño de una imaginación desbordada y de una personalidad bastante
distraída, algo que lo lleva a cometer varios traspiés. Se gana el aprecio de
varios de sus feligreses, pero también el desprecio de otros que lo consideran
un padre desatento e irresponsable con sus cuatro hijos. En parte se debe a
que, al haber enviudado cuatro años antes, ha llenado el dolor con la lectura,
la imaginación y su trabajo de pastor.
A pesar de amar a sus hijos, no siempre sabe lo que debe hacer con
respecto a ellos, algo que algunos de sus feligreses le resaltan y le dicen que
debe casarse otra vez, un pensamiento que no pasa por su cabeza por respeto y
amor a la esposa que tanto amó y que le dio cuatro criaturas, hasta que conoce
a Rosemary West, la cual comprende su manera de ser y con la que aprende que se
puede amar otra vez.
En cierta forma, John Meredith también es un personaje paralelo de
Ana Shirley porque ambos son personas soñadoras e idealistas, a pesar de las
circunstancias. Sin embargo, mientras Ana logra imponer disciplina a sus hijos,
a John Meredith le cuesta más en este sentido por su inseguridad y porque
siente la necesidad de tener una persona a su lado para lograr orden en su
vida.
Rosemary West es una maestra de música que vive con su hermana
soltera, Ellen, trabajando más por vocación y amor que por necesidad económica,
pues no necesita el dinero. Es una mujer dulce y comprensiva. Cuando tenía
diecisiete años, estuvo comprometido con un joven marinero llamado Martin
Crawford, que falleció en un naufragio. Desde entonces, dice la señora Cornelia,
“no volvió a ser la misma”, viviendo con Ellen sin contraer matrimonio por un
acuerdo que ambas hicieron, hasta que conoce al pastor John Meredith y se
enamora de él, también aprendiendo que es posible amar de nuevo. Pero no sabe
si podrá aceptar su propuesta.
Ellen West es la hermana mayor de Rosemary. Viven de las rentas que
les dejaron sus padres, por lo que no tienen necesidad de trabajar. Es alegre,
amable y le gusta debatir sobre política y teología con John Meredith, temas
que maneja muy bien, aunque ambos no comparten el mismo credo (las hermanas
West son episcopalianas). Cuando era joven tuvo un noviazgo con Norman Douglas,
pero ambos terminaron distanciados por una discusión, puesto que ambos tenían
un fuerte temperamento, y nunca más se volvieron a hablar. Ellen se quedó
soltera, por el acuerdo que hizo con su hermana. Sin embargo, cuando las
circunstancias vuelven a poner en su camino a Norman Douglas, no sabe si podrá
casarse con él.
Norman Douglas es un granjero un poco ermitaño de Glen St. Mary
conocido por su fuerte personalidad. En su juventud estuvo enamorado de Ellen
West, pero tras una discusión, dejaron de hablar y él se casó por despecho con
una mujer de la que enviudó diez años antes del inicio de la historia, tiempo
durante el cual él no asistió a la iglesia.
Cuando Faith Meredith llega hasta a su casa como una forma de
ayudar a su padre sin que este lo supiera, Norman empieza a insultarla hasta
que Faith, que también tiene un fuerte carácter, le devuelve los insultos y le
dice lo que piensa de él. Esto cambia la vida de Norman Douglas, pues una cosa
que le gusta son las mujeres con carácter.
La tía Martha es la anciana prima de la madre de John Meredith, que
vendría siendo la tía segunda de él. Es el ama de llaves de la familia pero, a
pesar de eso, no es precisamente la persona más habilidosa en ello ya que no es
muy buena cocinera (siendo carne de cordero fría y llena de grasa lo que más
cocina, que Faith llamó “otravez” y que el resto de sus hermanos también lo
hacen) y mucho menos sabe lavar ropa de manera adecuada, aunque esto se puede justificar
debido a su edad y la pérdida de sentidos asociados a la edad como el oído y
parcialmente, la vista.
El valle del arco iris mantiene de los primeros dos libros de la
saga el estilo de novela de aprendizaje. En este caso, aquí vemos los primeros
años de la vida de los seis hijos de Ana y de los cuatro hijos del señor
Meredith, sus historias, su desarrollo y su interacción con todo lo que los
rodea. Además, sigue teniendo la descripción sobre la naturaleza que tiene el
primer libro de la saga al mostrar como los niños juegan en un pequeño vacío
del bosque que ellos llaman el Valle del Arco Iris en el que juegan, sueñan e
interactúan. Cabe notar, sin embargo, que, a falta de las escenas escolares
existentes en los primeros cuatro libros, hay más pasajes en la iglesia de Glen
St. Mary, los cuales son usados para mostrar la trama en torno a los Meredith.
Algo que se ve es que a menudo los Meredith tienen problemas para
comprender sobre cuándo deben portarse bien, algo que lo lleva a cometer actos
que terminan siendo mal visto por la congregación y por los habitantes de Glen
St. Mary, lo que los lleva a plantearse cómo mejorar su conducta mediante
penitencias, lo cual a veces puede desde ser muy sencillas o humillantes o ser muy
drásticas. Y por ello crean El Club de la Buena Conducta.
El Club de la Buena Conducta no es un mal concepto. De hecho, es
una gran idea para cuatro hermanos que, a falta de una guía adecuada, busquen
la mejor forma de corregir su comportamiento pues saben que no puede ser fácil
para su padre asumir esto luego de la muerte de su madre. Sin embargo, sus
castigos por su mala conducta a veces pueden ser desproporcionados para los
malos actos que cometen, por lo menos para los lectores contemporáneos.
Un detalle de la novela es que a pesar de su conducta traviesa, los
Meredith tienden a ser más sinceros en su manera de actuar, pensar y hablar,
mientras que la mayoría de sus detractores en apariencia tienen un buen
comportamiento pero en realidad son hipócritas.
Un tema que se trata en la novela son las segundas oportunidades en
el amor, como por ejemplo en las hermanas West, con Ellen dándose una nueva
oportunidad con su viejo amor y Rosemary encontrando un segundo amor, después
de haber pensado que nunca se volvería enamorar luego de perder a su primer
amor. Me gustaría un poco tratar mejor las relaciones amorosas de las West,
pero eso será en una próxima entrada.
El valle del arco iris hace referencias al flautista de Hammelin,
en concreto en los capítulos 8 y 35. En el capítulo 8, cuando los Blythe, los
Meredith y Mary escuchan el cuento del flautista, sacan sus opiniones sobre él,
pero el comentario de Walter es el que más llama la atención:
“Algún día, el Flautista de
Hammelin vendrá por esa colina y bajará al Valle del Arco Iris tocando una
alegre y dulce melodía. Y yo lo seguiré, lo seguiré hasta la costa, hasta el
mar, lejos de todos vosotros. No creo que yo quiera ir, Jem sí querrá porque
será una aventura increíble, pero yo no querré ir. Pero no podré evitarlo, la
música me llamará y me llamará hasta que no tenga más remedio que seguirlo”
p. 47
Su hermana Di le responde que todos seguirían al flautista si eso
ocurría, pero Walter explica que ella no podría ir con él.
“No. Vosotras os quedaréis
sentadas aquí, esperando. Esperaréis nuestro regreso. Y tal vez no volvamos,
porque no podremos volver mientras el Flautista siga tocando. Puede que nos
lleve por todo el mundo. Y vosotras seguiréis sentadas aquí, esperando”.
p. 47
Al final del capítulo 35, el cual es el último capítulo de la
novela, Walter de nuevo menciona al flautista.
“El Flautista se acerca, está
más cerca de lo que estaba aquella tarde en que lo vi. Su larga capa sombría
flota a su alrededor. Toca y toca… y nosotros debemos seguirlo… Jem, Carl,
Jerry y yo… por todo el mundo. Escuchad, escuchad, ¿no oís su música?”.
p. 178
Mary se enoja por el comentario de Walter y le dice que no inventes
cosas así, pero Jem está de acuerdo con su hermano, algo que zanja con la
siguiente frase, que es la última de la novela.
“Que venga el Flautista y que
sea bienvenido. Yo lo seguiré de buen grado en su viaje alrededor del mundo”.
p. 178
La alusión al flautista de Hammelin cobraría sentido cuando, en la
siguiente novela, ocurre un acontecimiento histórico que cambiaría la vida de
todos para siempre. No revelaré de qué se trata, si quieren leer la novela; sin
embargo, me gustaría hablar sobre ello si llego a analizar Rilla de Ingleside.
Para ser una novela sobre Ana Shirley y sus familiares, en realidad
sus hijos no tienen tanto protagonismo como se esperaría al ver la mayoría de
las portadas de este libro. La mayor parte de la trama la ocupan los Meredith, mientras
que, de los hijos de Ana, el que tiene más relevancia es Walter por su afición
a la poesía, por las referencias literarias que hace, y por un acto que hace en
el capítulo 17. De los seis hijos de Ana, el que menos sobresale es Shirley al
punto de que jamás interactúa con sus hermanos o con los Meredith.
En general, El valle del arco iris es una lectura maravillosa que
sigue el estilo de Ana de Tejas Verdes, ahora desde el punto de vista de sus
hijos, aunque no sean tan importantes como pareciera. Sin embargo, pudo haber
hecho algo mejor con algunos personajes que, en mi opinión, están
desperdiciados en la novela. También me gustó mucho la historia de amor entre
John Meredith y Rosemary West, pero quisiera tratarse sobre ello en una futura
entrada. Fuera de todo ello, es una lectura que yo recomiendo para los niños.
Con esto, concluyo el Mes de los Niños y del Idioma. Fue un mes en
el que se aprendieron muchas moralejas, no solo a través de las fábulas, sino
también sobre niños que tienen muchas aventuras y que deben pasar por muchas
adversidades antes de lograr su meta y su final feliz. Espero que el próximo
año las entradas puedan ser mejores. Nos vemos el 8 de mayo. Gracias y
hasta luego.
BIBLIOGRAFÍA
Montgomery, L. M. El valle del arco iris.
Comentarios
Publicar un comentario