PAREJAS DE LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Lo que el viento se llevó es una de las novelas clásicas más populares que existen. Algunos la tachan de novela romántica, pero eso sería simplificarla porque además de romance, trata temas como la guerra, la abolición de la esclavitud y sus consecuencias, el patriotismo y los problemas maritales. También es una muestra de lo que una persona puede llegar a hacer con tal de proveer para su familia. Sin embargo, trataré sobre las parejas de esta novela, porque tratar totalmente la novela requeriría más de una entrada.
Hay diversas parejas establecidas en la novela Lo que el viento se llevó de la escritora estadounidense Margaret Mitchell. Sin embargo, hay dos parejas que sobresalen, que corresponden a los cuatro personajes que más sobresalen de la historia: Scarlett O’Hara, Rhett Butler, Ashley Wilkes y Melanie Hamilton.
SCARLETT O’HARA Y RHETT BUTLER, LA PAREJA ALFA
Katie Scarlett O’Hara y Rhett Butler son dos personas muy parecidas en carácter: ambos son rebeldes y egoístas, pero también son pragmáticos y determinados, ya que a ambos desean sobrevivir en una Georgia arruinada por la Guerra de Secesión y la Reconstrucción.
Scarlett es la hija mayor de un terrateniente irlandés, Gerald O’Hara, con quien tenía una relación de padre e hija basada en la complicidad, y de una distinguida dama del sur de Georgia, Ellen Robillard. Desde niña, vivió en un ambiente privilegiado y rodeada de sus vecinos y de los esclavos, con los que prefería jugar en lugar de con sus hermanas menores. Cuando creció, se convirtió en, por lo decirlo así, la reina abeja del condado ya que atraía a todos los hombres que la conocían. Lo irónico es que sólo había uno que le interesaba pero que no le prestaba atención: Ashley Wilkes.
A causa de ser el centro de atención de todos los hombres, Scarlett no tenía amigas y veía a todas las mujeres como rivales, incluidas a sus hermanas, excepto a su madre, a quien amaba y respetaba mucho. Al mismo tiempo, casi todas las jóvenes del condado la detestaban. Las únicas que le dirigían la palabra eran Cathleen Calvert y, por supuesto, Melanie Hamilton. A esta última también la veía como una rival al ser la prometida de Ashley.
Por su parte, Rhett también viene de una familia adinerada, pero de Charleston, Carolina del Sur. Fue expulsado de la Academia Militar de West Point, en Virginia, y se fue de Charleston a causa de un duelo que tuvo con un hombre, a cuya hermana había deshonrado por salir con ella sin un chaperón a su lado y regresarla a su casa demasiado tarde, tal como se lo contó Cathleen Calvert a Scarlett:
Tiene la reputación más terrible del mundo. Se llama Rhett Butler, es de Charleston y sus parientes son personas muy distinguidas, pero no se tratan con él. Caro Rhett me habló de él el verano pasado. No tiene relaciones con su familia, pero ella, como todos, sabe cuanto a él se refiere. Fue expulsado de West Point. ¡Figúrate! Y por cosas demasiado graves para que Caro las sepa. Y entonces sucedió el asunto de esa muchacha con la que él no quiso casarse. […] Dijo que no había…, que no le había hecho nada y no veía por qué tenía que casarse. Y, naturalmente, el hermano de ella fue a buscarle y él le dijo que prefería un balazo antes que casarse con una estúpida. Se batieron y el señor Butler mató al hermano de la muchacha y tuvo que marcharse de Charleston porque nadie quiere recibirlo.
p. 72

Ante la expulsión familiar, Rhett no tiene más opción que forjarse su propia fortuna, la cual consigue antes, durante y después de la Guerra de Secesión, mediante métodos cuestionables. No sorprende que Rhett sea considerado el igual a Scarlett ya que, como ella, tampoco es muy querido por sus pares, más que nada por predecir que el Sur perdería la guerra con el Norte, más aún cuando es presentado como invitado en la barbacoa de los Wilkes, dueños de la plantación Doce Robles:
Caballeros, ¿puedo decir una palabra? ¿Ha pensado alguno de ustedes, señores, que no hay ni una fábrica de cañones al sur de la línea Mason-Dixon? ¿Y en las pocas fundiciones que hay en el Sur? ¿Y en las escasas fábricas de lana y algodón? ¿Han pensado ustedes que no tenemos ni un barco de guerra y que los yanquis pueden bloquear nuestros puertos en una semana, haciendo que no podamos vender nuestro algodón al extranjero? Pero… claro es que habrán pensado ustedes en estas cosas. Lo malo de la mayoría de nosotros, los del Sur, es que no viajamos bastante o que no sacamos el suficiente provecho de nuestros viajes. Todos ustedes naturalmente, han viajado. ¿Pero qué han visto? Europa, Nueva York, Filadelfia, y las señoras, claro es, han estado en Saratoga. Han visto los hoteles y los museos, y los bailes, y las casas de juego. Y han vuelto a casa creyendo que no hay nada como el Sur. En cuanto a mí, he nacido en Charleston, pero he pasado estos últimos años en el Norte. He visto muchas cosas que ustedes no han visto. Los millares de emigrantes que lucharán gustosos con los yanquis, por la comida y unos dólares; las fábricas, las fundiciones, los astilleros, las minas de hierro y de carbón… y todo lo que nosotros no tenemos. Lo único que poseemos es algodón, esclavos y arrogancia… Nos aniquilarían en un mes.
p. 79-80

Por supuesto, el primer encuentro entre él y Scarlett, que fue en la barbacoa de los Wilkes, no fue nada agradable y ella termina despreciándolo y así seguiría siendo cada vez que se encuentran. Al mismo tiempo, Scarlett siente cada vez más una atracción por él, algo que nunca ha sentido por Ashley; pero sigue disfrazándolo de odio.
Poco después de la barbacoa, Scarlett contrajo matrimonio con Charles Hamilton, el hermano de Melanie, sólo para provocar escándalo, poder estar cerca de Ashley y darle celos. En su lugar, sólo vive con su esposo dos semanas antes de que este parta al frente justo una semana antes que Ashley. Charles ni siquiera llega a combatir pues en un periodo de seis semanas contrae sarampión, al cual sobrevive, pero luego muere de neumonía, una típica complicación de esta enfermedad. Las dos semanas que pasaron juntos fueron suficientes para que Scarlett concibiera y diera a luz a finales de 1861 o principios de 1862 a su hijo, que fue llamado Wade Hampton Hamilton. A causa de esto, se hace más cercana a Melanie por ser su cuñada a pesar de su disimulado desprecio hacia ella.
Durante la guerra, Scarlett trabaja junto a Melanie como enfermeras para el doctor Meade, algo que a Scarlett le desagrada, mientras que Rhett se dedica en un principio a violador de bloqueo, es decir, a dirigir barcos que evadían el bloqueo al que el Norte tenía sometido a los puertos sureños. Por esto, al comienzo se gana el respeto de sus pares e incluso propone a Scarlett como su pareja de baile para la recaudación del hospital a pesar de las protestas y de la doble moral de los presentes. Es llamado “capitán Butler”, aunque después de la guerra sólo unos cuantos siguen refiriéndose a él con dicho apodo.
Sin embargo, debido a que evitar el bloqueo naval se vuelve cada vez más peligroso, Rhett vende sus barcos y se dedica a la especulación, es decir, a revender a precios elevados productos que no se consiguen a raíz de la guerra. Esto acaba con la reputación que se había ganado como violador de bloqueo.
Conforme la guerra avanza, la opinión de Scarlett y Rhett sobre la misma cambia. Al principio, Scarlett apoyaba la guerra, pero cuando ve las nefastas consecuencias en ella misma, en sus seres queridos y el círculo personal que la rodeaba, no siente más que odio y rechazo. Para ella, la Guerra de Secesión nunca debió ocurrir. Sin embargo, también es consciente que no puede estar lamentándose por lo perdido y que debe salir adelante por sí misma y por los suyos sin importarle los métodos deshonestos que use.
En cuanto a Rhett, desde un comienzo él ve la Guerra de Secesión como una manera de hacerse rico a pesar de su supuesto rechazo por ella. Sin embargo, tras ayudar a Scarlett y a Melanie a salir de Atlanta, por primera vez él puede apreciar el orgullo por su región que sienten los hombres, aunque la causa sea perdida. Esto hace que Rhett decide pelear en la guerra porque siente vergüenza de haberse hecho rico a costa de ella y porque a pesar de todo, él posee orgullo sureño.
Después de la Guerra de Secesión, empieza la Reconstrucción. Para Scarlett, resulta su más dura prueba porque tras la derrota del Sur el gobierno consolidado por esclavos emancipados y sureños republicanos intenta quitarle Tara al aumentar los impuestos que debe pagar por ella. Cuando trata de consultar a Ashley se muestra nostálgico y derrotado y dice que sólo Rhett Butler es el único que tiene dinero. Con esta idea en mente, Scarlett decide conquistarlo para convertirse en esposa y así salvar Tara. Por eso, se hace un vestido con las cortinas de su difunta madre, a pesar de las protestas de Mammy, para conquistar a Rhett, de quien ha escuchado está en prisión y a punto de ser ejecutado.
Ya en Atlanta, Scarlett va a visitar a Rhett y casi parece que ella ha logrado su propósito, pero cuando él ve el mal estado de sus manos se da cuenta de la verdadera situación de Scarlett y ella no tiene más remedio que decirle la verdad. Incluso le ruega que le dé una letra de pago para poder cobrarla, a lo que Rhett se niega. Scarlett queda muy triste por su futuro incierto, pero mientras deambula por la calle se encuentra con el prometido de su hermana Suellen, Frank Kennedy, el cual ha logrado obtener cierto capital gracias a una tienda. Sabiendo todo esto, Scarlett engaña a Frank y lo seduce, casándose al cabo de dos semanas. Esto destruye por completo la relación entre ella y Suellen, la cual había sido tensa desde siempre.
Pronto no sólo paga la contribución de Tara, sino que compra un aserradero a su nombre en lugar del de su esposo con el que tiene mucho éxito, ya que la demanda de madera en la Reconstrucción es elevada, incluso valiéndose de mentiras para ganar más dinero. Luego compra otro aserradero, también a su nombre, y con ambos le va muy bien, llegando a dar la mayor parte de sus ganancias a Tara. Incluso logra que Rhett le preste dinero para expandir sus negocios y mejorar Tara. Este último logra salir de la cárcel gracias a un funcionario corrupto del Norte con el que hizo negocios ilícitos.
Sin embargo, convertirse en una empresaria hace a Scarlett una paria de la sociedad ya que todos menos Rhett, Melanie y la tía Pittypat la rehúyen. El rechazo social es aún mayor cuando empieza a tratar con los yanquis, algo inconcebible para la tradicional clase alta de Atlanta. En medio de esto, queda embarazada de Frank, algo que no le cae en gracia, dado que no le gustan los niños, algo que le confiesa a Rhett.
En junio, Scarlett se entera de la muerte de su padre, provocada por Suellen cuando esta intenta cobrar una indemnización del gobierno yanqui y para ello pretende engañar su padre al darle alcohol. Sin embargo, Gerald reacciona antes de firmar y no sólo no lo hace, sino que destroza el documento, se roba un caballo de su vecino Alex Fontaine e intenta salta una valla cerca de Tara; pero el caballo se asusta y arroja al señor O’Hara, algo que le ocasiona la muerte de manera inmediata.
Para evitar más problemas, Scarlett aprueba el matrimonio entre Will Benteen, un joven veterano de guerra que llegó a Tara y se quedó como capataz y mano derecha de ella, y Suellen, a sabiendas de que él ama verdaderamente a su hermana menor Carreen. Sin embargo, esta última se irá a un convento de Charleston porque no ha podido olvidar a Brent Tarleton, su prometido, que murió en Gettysburg; además Will ama Tara y sólo puede quedarse allí si se casa con Suellen. Scarlett aprueba el enlace porque comprende muy bien a Will y porque sabe que Suellen tendría que aceptarlo para evitar el ostracismo de sus vecinos, que no le perdonan haber traicionado al Sur.
Meses después, Scarlett da a luz a una niña a la que llaman Ella Lorena Kennedy. Al mismo tiempo, las tensiones raciales en Atlanta se intensifican y la violencia se hace mucho mayor con la aparición del Ku Klux Klan. Sin embargo, nada de ello le importa a Scarlett, que sólo quiere supervisar sus aserraderos, los cuales están perdiendo dinero ante la mala administración de Hugh Elsing y Ashley Wilkes, a los cuales Scarlett nombró directores; al primero por consejo de un conocido y al segundo para mantenerlo cerca de ella. Decide reemplazar a Hugh Elsing (a pesar de cometer errores menos graves que Ashley) con Johnnie Gallegher, un hombre de origen irlandés que es conocido por su desempeño en los negocios a pesar de su mala reputación, la cual no es infundada como se ve en la forma en la que trata a los prisioneros.
Debido al incremento de la violencia en Atlanta, Scarlett contrata como guardaespaldas a un campesino exconvicto llamado Archie, que tiene una deuda de gratitud con Melanie. Al principio, el hombre cumple bien su trabajo, pero luego renuncia cuando Scarlett decide contratar prisioneros para los aserraderos, pues él vivió de cerca las penurias de los presidiarios explotados por el gobierno para trabajar en aserraderos y prestar el servicio militar. Sin alguien que la proteja, Scarlett es victima de dos hombres que intentaron robarla y hacerle daño si no hubiera sido por la intervención de Big Sam, un exesclavo de Tara, que golpea y mata a uno de los hombres. En recompensa, por ser un hombre buscado y muy a su pesar, Scarlett envía a Big Sam a Tara donde puede ser de utilidad como capataz para su cuñado Will Benteen, puesto que Big Sam ya había sido capataz en Tara antes de la guerra.
Ante el ataque a Scarlett, se descubre que los hombres más prominentes de Atlanta (su esposo, Frank Kennedy; Ashley; el doctor Meade; Henry Hamilton, tío de Melanie; el abuelo Merriwether; Hugh Elsing; Tommy Welburn, cuñado de Hugh y varios hombres más) son parte del Ku Klux Klan y que se fueron a Shantytown, un barrio bajo habitado por negros, a cobrar venganza por Scarlett al buscar a los hombres que la atacaron, si es que Big Sam no logró matarlos del todo. Sin embargo, los yanquis (que tienen a Georgia bajo ley marcial desde la Reconstrucción) se enteran de esto y les tienden una trampa, de la que salieron librados casi todos gracias a la intervención de Rhett.
Rhett, junto con Belle Watling, la prostituta y dueña del burdel de Peachtree Creek, juran falso testimonio diciendo que los hombres estuvieron con las mujeres que trabajan para Belle y bebiendo allí. La treta resulta creíble para los yanquis por el prestigio que Rhett tiene entre ellos. Sin embargo, la artimaña fue tan humillante para la elite de Atlanta, que esta, en vez de mostrarse agradecida, desprecia aún más a Rhett.
No obstante, Rhett no pudo actuar a tiempo para salvar a Frank Kennedy y a Tommy Welburn, que son asesinados en la ida a Shantytown, y se ve obligado a hacer que Archie haga parecer sus muertes como producto de una riña. Esto llena de culpa a Scarlett, por todo el daño que le hizo a Frank durante su corto matrimonio y por su rol indirecto en su muerte, pues ella pensó que, de no haber insistido en seguir yendo a los aserraderos a pesar del peligro, nunca hubiera sido atacada.
Cuando Scarlett se lamenta y teme irse al infierno por sus acciones, Rhett la consuela y le anuncia que quiere casarse con ella. Scarlett duda porque después de dos matrimonios, no desea volverse a casar, pero Rhett le insiste en que ella nació para tener esposo y ambos formarían una buena pareja porque ambos son iguales: picaros, oportunistas y pragmáticos. Después de pensarlo, Scarlett acepta después de que Rhett anuncia que se irá por un año y que, al regresar, anunciará el compromiso.
La orgullosa clase alta de Atlanta está ofendida con el compromiso por la mala reputación de ambos y porque Scarlett lo anunció a tan sólo un año después de la muerte de su segundo esposo. Ni siquiera Mammy está a favor de la boda y se lo hace saber a Scarlett. Sólo Melanie está de acuerdo con la unión, pero coincide con el resto de la gente en que Scarlett debió esperar un poco más antes de casarse otra vez.
Durante su luna de miel en Nueva Orleans, Scarlett pudo disfrutar mucho de la ciudad y de la compañía de Rhett. Se dio cuenta de que, a diferencia de sus dos primeros esposos, él era un completo enigma ya que a veces era amable con ella y otras ocasiones impertinente. Además, tenía el carácter que no poseían Charles Hamilton y Frank Kennedy, pues de inmediato le impone a Scarlett vivir en el National Hotel hasta que la casa de ambos esté terminada porque no desea vivir en casa de la tía Pittypat y que no le dará dinero para su almacén y sus aserraderos, ya que según sus palabras:
no quiero contribuir a mantener a Ashley Wilkes.
p. 608

Scarlett elige cómo será la casa: al estilo de un chalé suizo y desea que la vieja sociedad atlantina asista a la casa. Sin embargo, Rhett le advierte que eso es poco probable porque estos los consideran unos scallawags y amigos de los republicanos y que se enojarían mucho más cuando vean el lujo en el que viven mientras la tradicional aristocracia de Atlanta apenas puede sobrevivir. No se equivocaría, porque los únicos que acudieron a verlos fueron el tío Henry, el anciano señor Merriwether y su nieta Maybelle, los hermanos Elsing y por supuesto, los Wilkes, y lo hacen por Rhett debido a su deuda de gratitud para con él.
Apenas la casa estuvo terminada, está se llenó de republicanos dirigidos por el gobernador Rufus Bullock, amigo de Rhett, y Scarlett se convierte en una magnifica anfitriona, aunque en el fondo ella odie a los republicanos más que nadie. La relación con los republicanos de los Butler los aleja por completo de la vieja guardia de Atlanta y sólo Melanie está dispuesta a seguir relacionándose con Scarlett.
Al poco tiempo, Scarlett queda embarazada, a pesar de no desearlo y quiere abortar, pero Rhett no se lo permite por los peligrosos métodos que se empleaban en la época. Da a luz a una niña a la que llaman Eugenie Victoria, pero debido a que Melanie compara los ojos de la niña con la bandera Bonnie Blue, todos acaban por llamarla Bonnie Blue o simplemente Bonnie.
El nacimiento de Bonnie hace que Rhett replantee todas sus acciones pasadas, dándose cuenta de que necesita limpiar su nombre para evitar que su hija sufra el mismo ostracismo que él y Scarlett, al ver las consecuencias que ello tiene para Wade, el hijo mayor de Scarlett. Disminuye su consumo de alcohol, se aleja de los yanquis republicanos y del gobernador Bullock y en cambio se afilia al Partido Demócrata y a organizaciones de veteranos confederados, hace alarde de sus ocho meses en el ejército y dona dinero a iglesias y a personas como la señora Merriwether; de esta forma, no sólo gana el favor de ella sino también el de la antigua aristocracia de Atlanta e incluso el de Mammy, que era fría con él desde el principio pero cambió cuando vio su comportamiento hacia su hija. De hecho, Bonnie saca los mejores sentimientos de Rhett, algo que Scarlett encuentra poco varonil, pero esto a Rhett no le importa, con tal de tener contenta a la niña.
Un día, para el cumpleaños de Ashley, todos se ponen de acuerdo para hacerle una fiesta sorpresa y Scarlett queda encargada de distraerlo. Cuando ambos quedan juntos, ambos tienen una conversación que muestra que ambos tienen ideales y pensamientos opuestos y poco a poco Scarlett empieza a darse cuenta del verdadero carácter de Ashley. Sin embargo, la escena queda sujeta a malinterpretaciones cuando Scarlett abraza a Ashley y son sorprendidos por India, la hermana de Ashley; Archie y la señora Elsing. Esto hace que todos crean que Scarlett y Ashley son amantes. Scarlett no quiere a la fiesta, pero Rhett la obliga a asistir por el bien de Bonnie y porque, en sus palabras, no soporta a una mujer cobarde.
A pesar del apoyo de Melanie, este incidente y la muerte de Bonnie fracturan la relación entre Scarlett y Rhett, algo que ella termina lamentando por haber culpado a Rhett de la muerte de Bonnie. Scarlett poco a poco se da cuenta de que siempre ha amado a Rhett, pero él ya no quiere nada con ella y sólo busca la paz consigo mismo, razón por la cual decide abandonar a Scarlett a pesar de que ella insiste en que se quede. Rhett le saca en cara las cosas que ha hecho ella con discursos contundentes:
¿no se te ha ocurrido nunca pensar que el amor más infinito puede disiparse? El mío se ha disipado. Contra Ashley Wilkes y tu loca obstinación, que te hacía aferrarte como un perro a cualquier cosa que creías desear… Mi amor se disipó, te lo repito.
p. 729

¡Eres tan cruel con los que te quieren, Scarlett! Coges su amor y lo sostienes sobre sus cabezas como un látigo.
p. 730

Cuando estuviste enferma y yo tenía la culpa, yo no me separé de la puerta, esperando que me llamases. Pero no me llamaste. Comprendí lo loco que había sido y que todo había terminado. Pero entonces estaba Bonnie, y comprendí que, al fin y al cabo, no se había acabado todo. Me gustaba pensar que Bonnie eras tú, hecha otra vez niña, antes de que la guerra y la miseria te hubiesen marcado. ¡Se parecía tanto a ti, tan voluntariosa, tan valiente, tan alegre y tan llena de ingenio! Y a ella podía mimarla y educarla mal, lo mismo que hubiera querido mimarte a ti. Pero no era como tú… Ella me quería. Podía recoger el amor que tú rechazabas y dárselo a ella, y esto era una bendición para mí… Cuando se marchó, se lo llevó todo.
p. 731

Eres muy joven para haber ganado todo el mundo y perdido tu alma, ¿verdad? No te asustes. No me refiero al fuego eterno que te espera por tu asunto con Ashley. Estoy hablando en sentido figurado. Siempre, desde que te conozco, has deseado dos cosas: a Ashley y ser lo suficientemente rica para mandar a todo el mundo a freír espárragos. Bueno, pues ya eres bastante rica, y le has dicho al mundo lo que has querido, y has conseguido a Ashley, si lo deseas. Pero todo eso no parece ser bastante todavía.
p. 732

Me sigo riendo. Pero ya he llegado al final de mi vida aventurera, Scarlett. Tengo cuarenta y cinco años, la edad en que un hombre empieza a conceder algún valor a las cosas que en la juventud trató tan a la ligera. La unión de la familia, el honor, la tranquilidad, tienen raíces demasiado hondas. ¡Oh, no me estoy retractando, no me arrepiento de ninguno de mis actos! Me he dado la gran vida. Una vida tan excelente, que ahora empieza a perder sabor y necesito algo distinto. No, nunca he pensado en cambiar más que las manchas de la piel, pero quiero conseguir la apariencia exterior de la respetabilidad. La respetabilidad ajena, querida mía. La tranquila dignidad que puede tener la vida, vivida entre gentes distinguidas. Cuando viví esa vida, no aprecié su sereno encanto. […] Scarlett, cuando tengas cuarenta y cinco años, acaso comprenderás de qué estoy hablando, y entonces tal vez, también tú, estarás cansada de seres amanerados, modales fingidos y emociones baratas. Pero lo dudo. Yo creo que siempre te sentirás más atraída por el brillo que por el oro… Sin embargo, no puedo esperar tanto para cerciorarme… Y tampoco deseo esperar. No me interesa. Me voy a errar por viejas ciudades, y viejas regiones, donde tal vez quede algo de los viejos tiempos… Soy tan sentimental como todo eso. Atlanta es demasiado nueva para mí.
p. 733-734

Scarlett, nunca he sido de esas personas que recogen los pedazos rotos, los pegan y luego se dicen a sí mismos que la cosa compuesta está tan bien como la nueva. Lo que está roto, roto está. Y prefiero recordarlo como fue, nuevo, a pegarlo y ver después las señales de la rotura durante toda mi vida. Acaso, si yo fuera más joven…  Pero soy demasiado viejo para creer en sentimentalismos, equivalentes a pasar una esponja y volver a empezar. Soy demasiado viejo para soportar la carga de mentiras corteses, que nacen de vivir en continua desilusión. No podría vivir contigo y mentirte, y mucho menos podría mentirme a mí mismo. Quisiera que me pudiese importar adónde vas o lo que quieres. Pero no puedo. Querida mía, no se me da un ardite.
p. 734

Scarlett queda desconsolada, pero al final tampoco se queda en Atlanta, sino que regresa a Tara, su hogar, para encontrar el consuelo y la paz allí y tal vez una forma de que Rhett regrese a su lado.
Scarlett es un ejemplo de una persona que está sola en la cima. Ha logrado hacer fortuna de las cenizas y sobrevivir a la guerra y a la Reconstrucción, pero al mismo tiempo ha alejado y ha perdido a todos los seres que la amaban y la apreciaban. Pierde a sus padres, a su única amiga, a su hija favorita y a los dos hombres que amó: al primero porque se dio cuenta de que sólo había amado el recuerdo que este dejó en su adolescencia y al segundo por no valorarlo como debía.
Por su parte, Rhett al principio es un pillo, pero tiene razones para serlo pues ese es su único medio de vida. Se vale de todo tipo de métodos deshonestos para adquirir fortuna y posteriormente a Scarlett, a quien ha amado desde el momento en la que la vio en la barbacoa de los Wilkes.
Sin embargo, cuando nace su hija Bonnie entiende que el dinero no viene acompañado de reputación y decide hacer todo lo que esté en su mano para restaurarla, sólo para que su hija pueda ser bien recibida por la vieja guardia de Atlanta. Además, se encarga de educar a Bonnie y no permite que Scarlett lo haga porque quiere que su hija crezca con carácter y no se convierta en un ser temeroso como sus hermanos mayores, todo ello causado por el nulo instinto maternal de Scarlett.
Cuando ocurre el asunto entre Scarlett y Ashley y ella sufre un aborto que estuvo a punto de costarle la vida, Rhett decidió que tiene suficiente de ella, pero permanece a su lado por su hija, a la que adora más que a nada. Pero cuando Bonnie muere y Scarlett lo culpa, Rhett en un principio se rinde ante la vida, aunque con el transcurso del tiempo y ante la muerte de Melanie, decide que lo mejor para él es pasar el resto de su vida en paz, algo que sólo puede hacer si se aleja de Scarlett.
ASHLEY WILKES Y MELANIE HAMILTON, LA PAREJA BETA
George Ashley Wilkes y Melanie Hamilton estaban destinados a casarse por acuerdo familiar desde su infancia, puesto que los Wilkes y los Hamilton se casaban entre sí, lo que significaba que Ashley y Melanie también tenían parentesco entre sí.
Para la mayoría de las familias del condado, está bien visto que los Wilkes y los Hamilton se crucen entre ellos porque los consideran extraños por preferir la lectura, la música, la pintura y viajar a la ciudad de Nueva York a las típicas actividades del Sur: la caza, la equitación y el póker. En resumen, como dice Gerald O’Hara:
Los Wilkes son distintos de todos nuestros vecinos, distintos de las demás familias que he conocido. Son seres raros, y es mejor que se casen dentro de su propia familia y guarden sus rarezas para ellos. […] ¡Si toda esa familia es del mismo estilo, y lo ha sido siempre! Y, probablemente, siempre lo será. […]. Tú fíjate cómo se largan a Nueva York para oír una ópera o ver una exposición de pintura. Y cómo encargan libros franceses y alemanes a los yanquis. Y se pasan las horas leyendo o soñando, sabe Dios qué, en lugar de pasarlas cazando o jugando al póker, como hacen las personas decentes.
p. 28-29

Los mejores matrimonios son aquellos que escogen los padres. […] Fíjate, si no, en los Wilkes. ¿Qué es lo que les hace conservarse dignos y fuertes a través de todas las generaciones? Pues sencillamente el casarse con sus afines; entre primos, como quiere su familia que lo hagan.
p. 30

Sin embargo, sólo una persona del condado está en contra de los matrimonios entre parientes y, por lo tanto, en contra del matrimonio entre Ashley y Melanie: Beatrice Tarleton, cuya familia es vecina de los O’Hara. Esto se debe a que ella vivió esto en su familia. Como resultado, se negó a casarse con un primo que su madre quería imponerle y en cambio, huyó con el que se convertiría en su esposo y padre de sus ocho hijos.
Estos matrimonios entre primos son una mala cosa. No es suficiente error que Ashley se case con la hija de Hamilton, sino que van a casar a Honey con ese Charles pálido y seco. […] Los primos no se deberían casar nunca entre ellos, ni aun los primos segundos. La sangre se debilita. No sucede como con los caballos. Podéis aparear una yegua con su hermano o un potro con su hermana y obtendréis buenos resultados, si conocéis la raza, pero entre la gente la cosa es distinta. Se podrán obtener buenas apariencias, quizá, pero vigor no.
p. 65

“[…] ya es hora de que cesen, porque empiezan a notarse los resultados. ¡Oh, no lo digo por Ashley, que es un guapo muchacho, aunque también él…! Pero mire a esas dos muchachas paliduchas. ¡Pobrecitas! Chicas monas, naturalmente, ¡pero tan pálidas! Mire también a la pequeña Melanie. Delgada como una caña y tan delicada que un soplo de aire se la llevaría, y sin pizca de gracia. […] Esa familia necesita sangre nueva, sangre fina y vigorosa, como la de mis niñas o la de Scarlett. Sus matrimonios consanguíneos los han hecho diferentes de los que los rodean. ¡Siempre enredando en el piano o atiborrándose la cabeza de libros! Apuesto a que Ashley prefiere leer a cazar. ¡Sí, lo creo sinceramente, señor O’Hara! Y mire los huesos de esa gente. Demasiado endebles.
p. 66

Sé lo que digo, porque tengo varios primos casados entre ellos, y le aseguro que sus hijos nacieron todos con los ojos saltones como sapos. ¡Pobres criaturas! Y, cuando mi familia quiso que yo me casara con un primo segundo, me encabrité como un potro. Dije: «No, mamá. Eso no es para mí. Mis hijos habrán de tener cascos y buena alzada.» Mamá se desmayó oyéndome hablar de caballos, pero yo permanecí firme y mi abuela me sostuvo. Ella era muy ducha en la cría de caballos y dijo que tenía razón. ¡Me ayudó a huir con el señor Tarleton! ¡Y mire a mis hijos! Grandes y sanos, sin padecer nunca un constipado, aunque Boyd no mide más que un metro setenta y cinco.
p. 66

A medida que transcurre la trama, vemos que la señora Tarleton tiene razón. El hecho de haberse mezclado entre sí ha hecho que los Wilkes y los Hamilton produjeran descendientes con salud y apariencia frágiles, sobre todo entre los Hamilton, ya que se describe que Charles y Melanie tienen salud quebradiza e incluso Melanie tiene un cuerpo de aspecto infantil. La tía de ambos, Sarah Jane, más conocida como Pittypat, que vivía con ellos tras la muerte de sus padres, posee un comportamiento y una madurez similares a la de una niña pequeña y por lo tanto, la tratan como tal.
Ni siquiera los Wilkes son inmunes a las consecuencias de sus costumbres endogámicas. Ashley y sobre todo sus hermanas India y Honey tenían un aspecto delicado y enfermizo, aunque no tanto como el de los Hamilton. De hecho, se dice que Ashley tiende a resfriarse con frecuencia.
Originalmente, la boda de Ashley y Melanie iba a ser en el otoño de 1861, pero ante la inminencia de la Guerra de Secesión, deciden adelantarla por acuerdo para el 1° de mayo, a fin de que Ashley pueda unirse a la milicia. Scarlett se casa con el hermano de Melanie, Charles, el día anterior, y lo hace sólo para darle celos a Ashley y estar cerca suyo. Ambos hombres, Ashley y Charles, duran poco tiempo con sus esposas antes de ir al frente de batalla; pero mientras Melanie lamenta no permanecer más tiempo con Ashley, Scarlett no siente prácticamente nada puesto que ella nunca se le había pasado por la cabeza la idea de casarse con Charles y nunca se sintió atraída por él.
Mientras Ashley permanece en el frente, Melanie se queda en Atlanta con la tía Pittypat y Scarlett, que se había quedado a vivir con ellas tras la muerte de Charles y el nacimiento de su hijo Wade. Ella extraña a su esposo de tal manera que teme que no le quede nada si él llegara a morir sin que hayan llegado a tener descendencia, ya que a Melanie le encantan los niños; en contraste con Scarlett, que detesta la maternidad. Esto se plantea cuando ocurre la decisiva Batalla de Gettysburg, en la que gran parte del ejército confederado es masacrado y termina torciendo el rumbo a favor del Norte.
Si Dios permitiese que Ashley…, creo que no podría soportarlo, si él muriese, moriría yo también. SÍ al menos tuviese un hijo suyo para consolarme de su pérdida… ¡Oh, Scarlett, qué suerte tienes! A ti te ha quedado un hijo de Charles… ¡Y a mí, si Ashley muriese… no me quedaría nada, nada! Perdóname, Scarlett, pero a veces tengo celos de ti […], porque tú tienes un niño y yo no. ¡A veces imagino que Wade es mío, porque es terrible no tener ninguno!
p. 180

Durante la Navidad de 1863, Ashley obtiene un permiso para estar con su familia durante ocho días. Llega un 21 de diciembre y se va un 29, no sin antes recibir obsequios por parte de Melanie y Scarlett. A esta última le pide que cuide de Melanie en caso de que le pase algo. Para ese entonces, el orgullo por el Sur que sentía Ashley se ha disipado al estar en el frente y ver que lo que dijo Rhett Butler en la barbacoa era cierto.
Los ocho días que Ashley estuvo con Melanie fueron suficientes para que esta concibiera y quedara embarazada, el cual es considerado por el doctor Meade de alto riesgo, dada la estrechez de sus caderas. Ella le revela su embarazo a Scarlett a inicios de 1864, algo que esta última no toma nada bien. Por esa misma época Ashley desaparece durante un reconocimiento y no se sabe sobre su paradero, pero gracias a los contactos de Rhett Butler -que mostró preocupación por Melanie a causa de su embarazo- averiguan que Ashley es prisionero en Rock Island, Illinois, un campo de prisioneros del que sólo salían con vida el 25%.
Melanie debió cuidarse mucho durante el embarazo, al punto que en las últimas semanas de este estuvo prácticamente en cama y sola con Scarlett y con Prissy, la esclava de esta última, porque el Doctor Meade les ordenó a ambas no irse de Atlanta por lo riesgoso de su embarazo. Su parto coincide con el último día del Sitio de Atlanta por parte del General Sherman. En medio de los disparos y los cañonazos, sin tener a un médico o a una comadrona para que la ayudara y con pocos recursos porque todos estaban ocupados con los heridos, Melanie dio a luz a un niño gracias a Scarlett y a Prissy al que llamó Beauregard y al que apodaron Beau. Las tres mujeres y el niño logran huir de Atlanta gracias a Rhett, que las deja para unirse al ejército.
Pronto, Melanie se da cuenta de que es incapaz de amamantar a su hijo a causa del poco desarrollo de su cuerpo, así que el niño fue amamantado por Dilcey, la antigua esclava de los Wilkes y uno de los pocos esclavos que se quedaron con los O’Hara.
Ashley regresa hacia el final de la guerra y los Wilkes se ven obligados a vivir en Tara a costa de Scarlett porque la plantación familiar, Doce Robles, fue quemada por los yanquis. A pesar de sus esfuerzos, Ashley no logra adaptarse a la vida en Tara, por su incapacidad en los trabajos de campo, como lo dice Will Benteen:
No se siente en su propia casa y tiene la impresión de no ser lo suficientemente útil para justificar su parte de manutención y la de su familia. No sabe nada del campo y se da cuenta. No es que no lo tome con gana, pero no ha nacido para granjero. Usted lo sabe mejor que yo. Cuando se pone a cortar madera, siempre parece que va a darse un hachazo en un pie. No sabe conducir el arado mejor que Beau; se llenaría un libro con todo lo que ignora de los trabajos del campo. No es culpa suya. No ha sido educado para eso. Y, caray, le preocupa ser un hombre y vivir en Tara a expensas de una mujer, sin darle gran cosa en compensación.
p. 491.

Ante esta situación, Ashley decide que probará suerte en Nueva York como empleado en un banco, aunque Scarlett lo nombra director de uno de sus aserraderos para tenerlo cerca; de esta manera, los Wilkes se van a vivir a Atlanta, no muy lejos de la tía Pittypat, algo que hace a Melanie muy feliz porque quiere volver a Atlanta.
A pesar de estar feliz con su hijo y su esposo de vuelta en Atlanta, el parto y los trabajos que pasa en Tara hacen estragos en la ya delicada salud de Melanie. Aun así, logra infundir tal distinción y honor entre la clase alta tradicional de la ciudad, que la nombran presidenta de varios clubes a favor de los veteranos, viudas y huérfanos de la Guerra de Secesión. Incluso aunque sus ideas no siempre obtengan el respaldo de los suyos, todos aprecian tanto a Melanie que las aceptan, como se ve cuando proponer arreglar las tumbas abandonadas de los soldados yanquis.
¡Por favor, señoras!. Les ruego que me dejen terminar. Sé que no tengo vela en este entierro, pues, fuera de Charles, ninguno de mis parientes cercanos ha sido muerto y, gracias a Dios, sé donde reposa mi hermano. Pero ¡hay tantas de nosotras hoy día que ignoran dónde están enterrados sus hijos, sus maridos, sus hermanos o sus…! […] Sus tumbas se encuentran en algún lado, en país yanqui, del mismo modo que hay aquí tumbas de soldados de la Unión. ¿No sería horrible oír hablar a una mujer yanqui de desenterrar a nuestros muertos y…? ¡Y qué consuelo, en cambio, enterarnos de que alguna buena mujer yanqui…! Y debe de haberlas; poco me importa lo que la gente diga, pero no todas las mujeres yanquis han de ser malas. ¡Qué consuelo saber que ellas arrancan las malas hierbas de las tumbas en que reposan los que amamos y que les ponen flores! Si Charles hubiera muerto en el Norte, sería para mí un gran consuelo saber que alguien… Y me tiene sin cuidado lo que ustedes piensen de mí, señoras. Yo presento mi dimisión en los dos clubs y yo… yo arrancaré todas las malas hierbas de todas las tumbas yanquis que encuentre y plantaré flores en ellas y… ¡y que nadie trate de impedírmelo!
p. 520-521

Cuando Scarlett se casa por tercera vez con Rhett y se gana aun más el desprecio de la antigua sociedad de Atlanta, Melanie permanece fiel a ella y esto hace que se distancie de su cuñada India y de la señora Merriwether, uno de los miembros más importantes de ella. Pero ni siquiera Melanie aprueba que Scarlett se relaciona con el gobernador Rufus Bullock, como se lo manifiesta a ella, al punto que sólo la visitará cuando Bullock no esté presente.
Siento muchísimo ofenderte, Scarlett, pero no puedo saludar al gobernador Bullock, ni a ningún republicano, ni a ningún scallawag. No les saludaré ni en tu casa, ni en ninguna otra. No, ni aunque tuviera que…, aunque tuviera que…, aunque tuviera que mostrarme grosera. […] Querida, lo que tú haces, lo haces siempre con alguna buena razón, y yo te quiero, y tengo confianza en ti, y no soy quien para criticarte. Ni permitiré nunca que nadie te critique delante de mí. Pero ¡oh, Scarlett!. ¿Puedes olvidar lo que esta gente nos ha hecho? ¿Puedes olvidar, querida, la muerte de Charles y la salud de Ashley arruinada y Doce Robles reducido a cenizas? ¡Oh, Scarlett! Es imposible que olvides a aquel hombre que tú misma mataste con la cesta de labor de tu madre en las manos. No puedes olvidar a los hombres de Sherman y lo que robaron y profanaron, a los que intentaron quemar todo el lugar y ahora empuñan la espada de mi padre. ¡Oh, Scarlett! Fue esa misma gente que nos robó y nos torturó y nos dejó a punto de morir de inanición, la que invitaste a tu fiesta. La misma gente que ha colocado a los negros por encima de nosotros para que nos gobiernen, que nos está robando e impidiendo votar a nuestros hombres. Yo no puedo olvidar. No quiero olvidar. No le dejaré a mi Beau olvidar, y enseñaré a mis nietos a odiar a esa gente. Y a los nietos de mis nietos, si Dios me diera una vida tan larga. ¡Oh, Scarlett! ¿Cómo puedes olvidar tú? […] Deseo que nos sigamos visitando como hemos hecho siempre, querida; sencillamente, dime qué días van a verte scallawags y republicanos y me quedaré en casa esos días.
p. 617-618

Las palabras anteriores de Melanie harían pensar que ella no acepta a los republicanos por orgullo, pero no es así. En realidad, lo hace por lealtad al Sur, al viejo Sur que ella misma representa a través de sus valores.
Un defecto de Melanie que resaltaría más adelante y que causaría su muerte es su intransigencia en desafiar las expectativas, el cual se hace visible cuando propone arreglar las tumbas abandonadas de soldados del Norte como mencioné antes y cuando quiere ser madre.
Debido al poco desarrollo de su cuerpo, el parto de su único hijo Beau fue extremadamente difícil y duró casi un día. Como ella nunca logró reponerse por completo de su parto, el doctor Meade y el viejo doctor Fontaine le advirtieron que no intentara tener más hijos. Sin embargo, desoye sus consejos y en 1873, nueve años después de dar a luz a Beau, queda embarazada otra vez, pero sufre un aborto espontáneo, al cual no sobrevive; nuevamente, esto representa un contraste con Scarlett, cuyos partos eran rápidos y casi indoloros y que incluso logró recuperarse del aborto que casi le cuesta la vida.
La tragedia de Ashley Wilkes es la destrucción de su mundo, el romántico viejo Sur, y su incapacidad de adaptarse al realista nuevo Sur, que le es ajeno. Todo lo que conocía -su casa, su dinero, su círculo de amigos- desapareció y nunca volverá. Aunque intenta seguir en la vida, pronto se da cuenta de que es incapaz de mantener a su familia debido a sus valores anacrónicos y poco realistas ante las nuevas circunstancias. Él es un caballero, como dice Rhett, pero en el mundo del nuevo Sur sólo sobreviven las personas que poseen pragmatismo, determinación y capacidad de adaptarse a los cambios, cualidades que Ashley no tiene; algo que todos, incluyendo su esposa Melanie, notan. Sólo Scarlett se da cuenta de esto cuando Melanie muere y ve que lo que amaba de Ashley era el recuerdo de su adolescencia, no el hombre.
Para Ashley, Melanie representa su todo en la vida algo que se ve en frases como “Melanie es el único sueño que no se desvanecía ante mis ojos” y “Si yo he sido fuerte es porque ella estaba a mi lado”. Tanto para él como para toda Atlanta, incluyendo a Scarlett, Melanie representa fortaleza, integridad, bondad y compasión; siendo el pilar de la antigua sociedad atlantina. Por eso, Scarlett finalmente se da cuenta de que Melanie era como su madre, porque todo el mundo se ponía a su lado, como la madre de miles que era.
Como pueden ver, estas dos parejas representan a ambos lados del Sur y también muestra como cada pareja se mueve a través de la Guerra de Secesión y la Reconstrucción. Algunos logran adaptarse al nuevo sistema y sólo una persona es incapaz de lograrlo y se ve obligada a seguir en un mundo que ya no le pertenece.
Con esto, termino el Mes del Amor y de la Amistad. Fue un mes un poco difícil, en el que tuve que hacer cambios, pero también fue gratificante. Espero que el próximo año sea un poco dedicada a este. Hasta pronto y gracias.

Comentarios

  1. hola! pese a lo extensa que es amo este libro y su pelicula que la vi varias veces, felicitaciones por la reseñaza! saludosbuhos.

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    Respuestas
    1. En realidad no es una reseña de la novela, sino un análisis sobre las dos parejas principales de la novela. Yo considero que esta novela se la puede comparar con Guerra y paz, pues ambas son similares, si bien Lo que el viento se llevó es más cruda. Para la novela, tengo más bien la idea de los radioclips. En cuanto a la película, no la he visto pero todos los comentarios son siempre positivos, así que algún día me gustaría verla. Saludos.

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