PADRES E HIJOS
Advertencia: para los que no han leído la novela, hay algunos
destripes (spoilers).
Para continuar con el Mes del Padre y después
de una entrada sobre una novela mexicana bastante decepcionante, esta semana pasamos
a Rusia y de allí analizaré la novela Padres e hijos del escritor Iván
Turguénev y que se publicó en 1862.
Padres e hijos es una novela de 24 capítulos
que nos describe a dos personajes, Evgueni Vasíliev Bazárov y Arkadi
Nikolaévich Kirsánov, un par de jóvenes recién graduados de la universidad que
se sienten desencantados con lo que hay a su alrededor y deciden hacer un corto viaje para conocer a varias personas de distintas clases sociales.
Padres e hijos trata varios temas como el
nihilismo y las relaciones parentales. Asimismo, muestra los cambios
generacionales, económicos y sociales que ocurrieron en la Rusia de 1859 de
forma realista y sin dejar reflexiones moralizantes, algo que diferencia a
Turguénev de otros autores como Fiódor Dostoievski y Lev Tolstói.
Evgueni Vasíliev Bazárov es un médico recién
graduado. Es hijo de Vasili Ivánovich, un médico de guerra autodidacta y de
Arina Vlásieva, una mujer de origen burgués. Sus apodos familiares son Eniúsha
y Eniúshenka. Se considera a sí mismo como un nihilista, alguien que rechaza
todo lo establecido. Desprecia el romanticismo, no le gusta Aleksandr Pushkin,
no siente respeto por lo militar, no cree en la moral, en Dios o en su propia
generación, y tampoco muestra cariño por sus padres, que han hecho muchos
sacrificios para darle una educación completa. Esto lo muestra como una persona
indolente y aunque tiene la oportunidad de tener el amor, la desperdicia por su
manera de ser y por la falta de decisión de su interés amoroso.
A medida que la novela se desarrolla podemos
ver que Bazárov no tiene fe en nada ni siquiera en sí mismo y considera que no
nació en la época adecuada para que sus ideales tengan valor o puedan ser de
utilidad.
La relación entre Bazárov y sus padres es
bastante compleja. Sus padres lo adoran por encima de todo, la cual es normal
puesto que Evgueni es hijo único. Sin embargo, Bazárov se muestra frío ante las
muestras de cariño de sus padres que se encuentran felices ante la llegada de
su hijo tras tres años sin verlo.
Arkadi Nikolaévich Kirsánov es hijo de un
terrateniente menor, Nikolái Petróvich Kirsánov y nació en 1836. Su madre,
Masha, murió cuando tenía once años de edad y por ello pasó al cuidado de una
niñera, Yegórovna, que falleció durante su estancia en la universidad. Aunque
al principio parece seguir las ideas nihilistas de su amigo Bazárov, pronto
vemos que estas no son sus verdaderas creencias, demostrando su carácter
ingenuo. Su apodo familiar es Arkasha, aunque también lo llaman Arisha.
A diferencia de Bazárov, Kirsánov es empático
con sus seres queridos e incluso con otras personas como los padres de Bazárov
o Katia. Muestra tristeza por la pérdida de Yegórovna, su niñera y para él su
figura materna y tiene sentimientos románticos hacia Katia. No le gustan muchos
los planteamientos de Bazárov ni su frialdad para con su familia y esto poco a
poco crea un abismo entre ellos y por último se separan.
La relación familiar de Kirsánov es muy
distinta de la de Bazárov. Arkadi siente un gran amor y respeto por su padre,
su tío, su difunta niñera, la concubina de su padre, su medio hermanito… En
fin, para Kirsánov todos ellos son su familia y él cree en ello, al igual que
en la fe y el amor. Conservar sus creencias en estos elementos es lo que lo
ayuda a mantener su humanidad. Además, a pesar de que a veces se siente
confundido, cuando Kirsánov desea llevar algo a cabo sigue sus convicciones.
Nikolái Petróvich Kirsánov es el padre de
Arkadi. Tiene cuarenta y cuatro años y desde los treinta y dos es viudo. Su
oficio es terrateniente, puesto que posee tierras que administra a través de
intermediarios y que es labrada por siervos. El mismo Nikolái se percata de que
el rumbo de los tiempos está empezando a cambiar pues empieza a tener problemas
con sus administradores, que no hacen su trabajo, y por las distintas disputas
con sus siervos.
Por suerte para él, tiene dos personas que le
alegran la vida. La primera es su primogénito Arkadi, que acaba de terminar la
universidad y de quien espera que lo ayude a administrar mejor Marino, su casa
ancestral, y se quede con él en el campo en lugar de irse a San Petersburgo. La
otra es su hijo pequeño Dmitri “Mitia”, concebido con su concubina Féniechka, y
al que adora con el alma. Sin embargo, vacila mucho para casarse con Féniechka.
La relación de Nikolái entre sus hijos difiere
mucho entre sí, por la manera en las que los engendró y a la edad a la que los
tuvo. Como tuvo a Arkadi más joven, dirige gran parte de su atención hacia su
educación ya que espera que Arkadi dirija Marino algún día, pero siempre
muestra sus sentimientos hacia su hijo mayor.
Con Mitia, el trato es un poco diferente pues al
pequeño lo engendró ya en su madurez. Se muestra cariñoso y adorable con él, la
cual es una actitud normal para un padre con un bebé. Además, en su compañía
luce más relajado que con Arkadi. Aunque esto se puede comprender: Nikolái
considera que su herencia ya está garantizada con Arkadi y quiere vivir
tranquilo sus últimos días, sabiendo que deja su hacienda en buenas manos, lo
que lo hace deseoso de poder educar a Mitia como desee. En cuanto a Mitia, no
es visto como potencial heredero por su edad y su situación legal.
Vasili Ivánich Bazárov es el padre de Evgueni y
ex médico militar. A diferencia de su hijo, que fue enviado a estudiar
medicina, él la aprendió de forma autodidacta y aun así tuvo un gran desempeño
durante los periodos de guerra. Por su matrimonio con Arina Vlásieva, una
burguesa rural, obtuvo una hacienda y tierras que le permitieron vivir sin
estrecheces, pero tampoco tenía comodidades. Esto se ve en el hecho de que, a
diferencia de los Kirsánov, ellos tienen poca servidumbre en la casa, siendo
Arina Vlásieva la que hace la mayor parte del trabajo doméstico. Por ese hecho,
no se encuentra en contacto con las nuevas ideas que su hijo profesa, por lo
que se sorprende por ello, e insiste en mantener lo tradicional.
Al contrario que Nikolái Petróvich con Arkadi, la
relación de Vasili con Evgueni es difícil porque por más orgullo que sienta de
su hijo desea que este sienta aprecio por las cosas que hay a su alrededor y
desarrolle una actitud más optimista, pero Evgueni siempre se cierra ante ello.
De la misma forma, quiere que su hijo valore todos los sacrificios que él y su
esposa han hecho para que tenga estudios universitarios y sea mejor médico que
él. No hay duda de la tristeza y el dolor que siente Vasili ante el pesimismo
de su hijo y lo que le ocurre hacia el final de la novela.
Anna Serguéievna Odintsova, de soltera
Loktiéva, es una viuda rica de veintiocho años que vive en una bella propiedad,
Nikólskoe, junto su tía anciana y su hermana Katia. Ella es la anfitriona de
Bazárov y Kirsánov después de conocerse durante un viaje a la ciudad y los dos se
sienten atraídos por ella debido a que la encuentran interesante y brillante,
distinta de las jóvenes con las que ellos estaban habituados a tratar sin
importar que ella les lleve cinco años a los dos. Es una mujer que vive de manera
independiente y es determinada gracias a las decisiones que tomó para su vida,
por lo que es también tiene ideas liberales y avanzadas para su tiempo.
El hombre por el que ella se siente atraída es
Bazárov. Los dos encuentran afinidad en las ciencias naturales y eso los
acerca, pero la diferencia de edad, social y filosófica es determinante en la
incapacidad de lograr una relación duradera por parte de ambos. Es decir, por
más amor que haya entre ellos jamás podrán estar juntos.
Padres e hijos es un ejemplo de cambio
generacional similar al de la novela Fiesta (The Sun Also Rises), pero
aquí se emplea en un contexto más amplio, es decir, abarca lo social, lo
económico y lo filosófico. En esta novela, las dos generaciones que se muestran
son la que corresponde a los padres de Bazárov y al padre y al tío de Kirsánov
y a la que pertenecen Bazárov y Kirsánov ¿En qué se diferencian?
Analicemos. La generación a la que pertenecen
los padres de Bazárov, el padre de Kirsánov, así como su tío, vivieron sus años
productivos durante el reinado de Nicolás I de Rusia, un zar autoritario y
conservador, que promovió el nacionalismo ruso y el excesivo control a su
población. Debido a esto, en general son personas que sólo quieren pasar sus
últimos días en paz y leer libros del romanticismo, como se ve en la actitud de
Nikolái Kirsánov y en los padres de Bazárov. Además, siente un gran amor por su
país, por las costumbres eslavas y mantienen la lengua francesa como idioma
común.
En cuanto a la generación de Bazárov y
Kirsánov, son jóvenes de educación universitaria, que están influidos por lo
occidental, por los filósofos y escritores alemanes y no tienen sentido del
respeto por el sistema existente. Buscan, además, transmitir sus ideales a la
sociedad de su tiempo. Una muestra del rechazo por lo establecido es su
desprecio por el francés y en cambio, prefieren hablar en latín o en italiano. De
hecho, esta generación representa a la futura intelligentsia, un grupo
social e intelectual que creaba, guiaba, lideraba y difundía sus propias
actividades en pro de la cultura y la política social.
Ocurre que el zar durante ese periodo era
Alejandro II, un monarca caracterizado por sus ideas liberales y progresistas
como la promoción de la educación universitaria, la creación de jueces
elegibles al reorganizar el sistema judicial y un gobierno local autónomo y la
reorganización del ejército. Sin embargo, la medida por la que pasó a la
historia fue la emancipación de los siervos en 1861, de la cual podemos ver
algunos efectos en la novela pese a que cuando se escribió esa acta todavía no se
había firmado.
Entre las consecuencias de la emancipación de
los siervos encontramos la desidia de los intermediarios del terrateniente y
las distintas disputas que hay entre siervos y patrón o entre otros siervos.
Para resolver dichos problemas, se crea el título de juez de paz, que fungía
como intermediario entre las personas que llegan hasta ellos para litigar. Como
parte de este cambio, uno de los personajes adquiere este título. No diré cuál,
para que ustedes puedan leer la novela y saberlo.
Otro tema que trata el comienzo de la adultez.
Más de una persona siente que a menudo no tiene idea de lo que quiere hacer con
su vida cuando concluye el bachillerato o la universidad y es lo mismo por lo
que pasan Bazárov y Kirsánov. Habiendo estudiado medicina, Bazárov no siente
deseos de ejercer su profesión ya que al ser nihilista no cree en ella. Las
conversaciones que tiene con Anna Serguéievna Odintsova hacen mella en él
porque por fin decide practicar la medicina.
Por su parte, Kirsánov es mucho más inseguro e
ingenuo que Bazárov porque no sólo no está seguro de saber que quiere hacer con
su vida, sino que tampoco cree que el nihilismo sea para él porque él cree en cosas como el amor, la familia, la fe, la esperanza… Todo esto hace que él
empiece a comprender que hay cosas en las que vale la pena creer o que permiten
saber que rumbo va a tomar su vida.
La manera de ver el amor entre los personajes
por generaciones difiere entre sí. Por ejemplo, Nikolái Petróvich siente
aprecio por Feniéchka; no obstante, no está seguro de casarse con ella, quizá
porque piensa que la diferencia de edad hace mella o porque después de haber
enviudado no desea darse una nueva oportunidad mientras que su hermano Pavel
Petróvich, pese a ser soltero por elección, está enamorado de Feniéchka, pero
respeta la relación entre ella y su hermano y quiere mantener su convicción de
abstenerse del matrimonio.
En la otra generación Bazárov y Kirsánov
demuestra que su manera de ver el amor termina creando una separación entre
ambos. Bazárov se jacta de no creer en el amor al cual considera cursi y pueril,
pero eso no le impide enamorarse de Odintsova; sin embargo, por las creencias
nihilistas de él, que contrasta con el optimismo de ella, y por las señales
contradictorias entre ambos son incapaces de tener una relación.
Por su parte, el carácter inocente de Kirsánov le
permite alejarse del nihilismo y darse cuenta de que no es para él. Con esto, al
principio siente admiración por Odintsova, pero no pasa de eso pues al conocer y
al tratar a la hermana menor de ella, Katerina Serguéievna “Katia” Loktiéva se
enamora de ella y tiene el valor de decidir por sí mismo.
A diferencia de las anteriores novelas de este
ciclo, disfruté mucho leer esta novela y me agradó mucho el concepto, la
ejecución, los temas que trata y el final que, aunque es predecible, deja una
buena sensación. Quizá los personajes sean un poco débiles porque no tienen una
personalidad definida, pero la mayoría tienen una evolución considerable que
les permite tomar decisiones adecuadas. Puedo decir que este autor del que me
animaría a leer otra novela y por supuesto, recomiendo Padres e hijos para
aquellos que querían leer sobre los cambios generacionales y sobre las ideas
que pueden diferir de las de sus padres.
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