LA GRAN ZANAHORIA



Para empezar con un nuevo Mes de los Niños y del Idioma, lo haré con el cuento La gran zanahoria del escritor italiano de literatura infantil Gianni Rodari.
La gran zanahoria pertenece al libro Cuentos para jugar, publicado por primera vez en 1974 y que apareció en español 7 años después, tan sólo un año después de la muerte de Rodari. Antes de analizar, hablaré un poco sobre las historias que componen este creativo e interesante libro.
Cuentos para jugar fue un programa radial de la RAI realizado entre 1969 y 1970 en el que Rodari contaba diversas historias y les daba varios finales para que los niños escogieran el que más les gustaba y al final se sabía si este concordaba con el que más le gustaba a Rodari. Después de que el programa terminó su emisión, los cuentos aparecieron en la revista de historietas Corriere dei piccoli para luego aparecer en el formato de libro. Entre las historias que se pueden encontrar en Cuentos para jugar están El perro que no sabía ladrar, Aquellos pobres fantasmas y El doctor Terribilis.
La gran zanahoria trata sobre Oreste, un hortelano que un día encuentra una zanahoria más gruesa que las otras y es incapaz de sacarla por sí solo, así que le pide ayuda a su esposa Giuseppina, a su hijo Romeo y al abuelo. Como entre los cuatro no logran extraer la zanahoria, la familia pide ayuda a sus vecinos y poco a poco, los habitantes del pueblo donde viven se enteran sobre la zanahoria gigante y también se ponen a tirar.
Rodari plantea tres finales en el que muestran que tan grande es la zanahoria, si es una zanahoria o si logran sacar la zanahoria. Sí, en esos consisten esos tres finales. Obviamente, debemos escoger uno de ellos y luego en las notas de Rodari sabemos que pensaba él sobre esos tres finales. Parece que los tres finales le gustaban a su manera o por lo menos, eso es lo que se entiende.
En lo personal, La gran zanahoria no es algo del otro mundo, pero tampoco es un cuento terrible. Quizá lo que ocurre es que leí este cuento hace varios años cuando era niña o el hecho de que es una variación de El nabo, un cuento del folclore ruso que yo había leído en El mundo de los niños de pequeña y que precisamente nos muestra como entre varios seres cooperan para intentar sacar una verdura gigante. Considerando que Rodari viajaba con frecuencia a la antigua Unión Soviética, estoy segura que él conocía el folclore ruso y lo incorporó a algunos de sus cuentos.
Sin embargo, lo que buscaba Rodari con La gran zanahoria y las demás historias de Cuentos para jugar era la habilidad de presentar varios finales alternativos para que el narrador y los lectores pudiesen, como él mismo quería, jugar con estos y escoger uno de los finales o crear su propio final, algo que Rodari mencionaba al principio del libro y que no le molestaba. Si alguno de ustedes busca una lectura interactiva con sus hijos, les recomiendo mucho Cuentos para jugar, porque con este libro encontrarán este tipo de dinámica.

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