FAHRENHEIT 451
Advertencia: para los que no han
leído la novela, hay alerta de destripes (spoilers).
Para terminar la Trilogía Distópica, analizaré
la novela Fahrenheit 451 del escritor estadounidense Ray Bradbury, publicada en
1953.
Fahrenheit 451 está compuesto por sólo tres
partes que no poseen pausas para pasar de una secuencia a otra, lo que
dificulta la lectura. Las tres partes se llaman La llama y la salamandra, La
criba y la arena y Fuego vivo. A causa de que las partes tienen nombres, uno
fácilmente podría pensar que son novelas cortas que conforman una novela larga.
La llama y la salamandra nos introduce a la
vida de Guy Montag, un bombero que se encarga de quemar libros pues el gobierno
establecido considera que poseer o leer libros es subversivo y que va en su
contra. Sin embargo, al conversar con una adolescente que podría ser su hija, Montag
empieza a tener dudas no sólo sobre su trabajo sino también sobre la sociedad y
sobre sí mismo. Su título se debe a que el símbolo de los bomberos es una
salamandra.
La criba y la arena nos muestra como Montag se
reencuentra con un hombre, Faber, con el que se había encontrado tiempo atrás,
en la casa de este último para copiar la Biblia que Montag posee por precaución
antes de que esta sea quemada. Ambos se mantienen en contacto mediante una
radio auricular mediante la cual Faber le da instrucciones a Montag. Después de
un incidente desagradable en su casa, Montag regresa a la estación de bomberos
y conversa con Beatty, que se alegra de su “retorno”. Después de una señal, los
bomberos van a su próximo destino y Montag se lleva una gran sorpresa. El
título hace una referencia a los deseos de Montag de buscar lo esencial y lo
bueno y como quiere alejarse de lo represivo y lo ilógico, pero también a un
recuerdo de su niñez.
La última parte, Fuego vivo, nos muestra lo que
ocurre a Montag poco después de que se descubre que posee libros, como deber
huir de las autoridades y que ocurre con él. El nombre viene de lo que ocurre
alrededor de Montag.
En Fahrenheit 451 se nos presenta una sociedad
en la que tener libros es peligroso y los bomberos se ocupan de quemarlos, pues
su antigua labor que es apagar incendios ya es obsoleta pues las casas son
antiincendios. En lugar de leer, la gente se dedica a ver televisión y a
escuchar radio, medios que están controlados y que les inculcan preocuparse con
el ahora, divertirse y los llenan de basura radial y televisiva. Ser
intelectual es un insulto en esta civilización. Generalmente las personas de
este universo se muestran superficiales y tontas.
Hablaré un poco de los personajes más
sobresalientes.
Guy Montag es el protagonista de la novela. Es
un bombero que se encarga de quemar libros. No se plantea dudas hasta que
conoce a una joven con la que tiene una amistad y cuando una mujer prefiere
suicidarse junto a sus libros. Allí empieza a pensar si los libros poseen algo
que valga la pena y la razón por la que se los incendia.
Mildred “Millie” Montag es la esposa de Montag.
A pesar de estar casada desde hace varios años, no tienen hijos debido a la
negativa de ella. Es una mujer que le encanta estar pendiente de su radio
auricular, que es el único medio de información que los Montag tienen. Es una
mujer de mentalidad frívola y apática y su círculo de amigas son exactamente
iguales a ella, por lo que es incapaz de unirse al deseo de Montag de buscar la
libertad del rígido ambiente en el que viven. Demuestra su verdadera manera de
ser en la última parte de la novela.
El capitán Beatty es el superior de Montag, por
lo tanto, el jefe de la estación de bomberos en la que trabaja. Es un hombre
que sabe cómo fueron las cosas debido a su anterior gusto por la lectura, pero
también acepta que los medios de comunicación, controlados en masa, han
permitido que las personas se preocupen menos por el arte y el lenguaje y lo
prefiere así. Al final de la novela, observamos lo que le pasa a Beatty.
Clarisse McClellan es una joven de diecisiete
años que Guy conoce un día y ambos se hacen amigos, similar a un relación padre
e hija. A diferencia de los adolescentes de su tiempo, le encanta observar y
estar al aire libre, razón por la que es considerada una inadaptada. Ella le
cuenta cómo eran antes las cosas, que ha escuchado a través de su abuelo. La
joven encontraría un final trágico, algo que a Montag le pesaría mucho.
Faber es un ex profesor de inglés que perdió su
trabajo cuando su cantidad de estudiantes disminuyó a prácticamente cero y
lamenta mucho no haber movido un dedo para evitar que prohibieran los libros.
Al principio se niega a siquiera hablar con Montag, pero cuando ve sus
verdaderas intenciones decide ayudarlo mediante una radio auricular, medio por
el que le da instrucciones para evitar que sospechen de él, mismas que Montag
casi siempre prefiere ignorar.
Al igual que 1984 y Un mundo feliz, en
Fahrenheit 451 vemos a una sociedad controlada por los más poderosos en donde
tener una idea diferente es peligroso. Si en 1984 y en Un mundo feliz, los que
se oponen al Ingsoc y los que no se aceptan la felicidad respectivamente son
los protagonistas, en Fahrenheit 451 los libros son los enemigos, así como la
persona que los tenga. Aunque se le da la opción de abandonar su casa, algunos
son quemados vivos o ejecutados por el hecho de tener un libro. La única forma
de preservar la información que los libros disponen es dentro de la mente. Esto
ocurre con un grupo de intelectuales que acogen a Montag cuando se descubre su
secreto y huye.
En Fahrenheit 451 lo que evita que la sociedad
se rebele es que se mantiene pendiente de los medios de comunicación, que en este
caso son la radio y la televisión, que les proporcionan a la gente una gran
cantidad de contenido basura y la inundan de publicidad. Debido a esto, las
personas en la novela en su mayoría tienen una mentalidad hueca y frívola; las
familias no son familias tanto porque los pocos niños que nacen (pues muchas
parejas optan por no procrear) son criados por el Estado o porque los padres
sienten poco interés por ellos sino porque la pareja (marido y mujer) no
comparten tiempo juntos. De hecho, el matrimonio no parece realizarse por amor
y se da mucha prioridad al divorcio, además de que muchas personas son cónyuges
en serie, es decir, se casan varias veces. Como ejemplo, resaltan las amigas de
Mildred que se han casado más de una vez y no se avergüenzan en decirlo.
Para entender mejor la novela hay que hacer un
poco de contexto social e histórico. Por la época en la que Ray Bradbury escribió
esta novela ocurrió uno de los eventos más vergonzosos en la historia de
Estados Unidos: la cacería de brujas por parte del senador Joseph McCarthy, que
se encargó de perseguir a cualquier persona sospechosa de tener vínculos con el
comunismo, a menudo de manera indiscriminada o irregular. Muchas personas,
sobre todo en el cine, terminaron en lista negra, es decir, incapaces de
trabajar durante mucho tiempo. Una de las obras que surgió de este periodo fue
Las brujas de Salem de Arthur Miller.
Bradbury, que además durante su adolescencia
quedó impactado con las quemas de libros por parte de los nazis, quiso plasmar
su descontento con la dirección de su país y para ello escribió Fahrenheit 451,
en el que, contrario a lo que se cree, quiso mostrar lo peligroso que puede llegar a ser
el antiintelectualismo. Como también en esa época era la Edad Dorada de la
radio y empezaba la televisiva, mostró en la novela cómo estos medios nos
distraen de los asuntos importantes, al igual que pasa con Mildred y su círculo
de amigos.
Sin embargo, el detonante para el desarrollo de
Fahrenheit 451 fue a finales de 1949 cuando Bradbury fue interrogado por un
policía una noche mientras caminaba, algo que se convirtió en un cuento, El
peatón, del que más tarde amplió su premisa en 1951 cuando alquiló una máquina
de escribir de la biblioteca Powell de la UCLA por diez centavos cada media
hora. Terminó el primer borrador, llamado El bombero, en tan sólo nueve días.
Más tarde, un editor le instó a duplicar el manuscrito, que terminó en otros
nueve días. Este borrador final sería Fahrenheit 451.
A diferencia de 1984 y Un mundo feliz,
Fahrenheit 451 presenta un final
diferente el cual es abierto y sujeto a interpretaciones, pero que deja una
sensación un poco más positiva que las otras novelas. Incluso da la
impresión de ser un gancho de secuela, aunque Bradbury consideró que la novela
había concluido allí; así que sí,
está sujeto a que el lector piense por sí mismo.
Disfruté la lectura de Fahrenheit 451 a pesar
de que fue un desafío para mí por su narración continua y sin pausas. Sin
embargo, el ritmo es un poco irregular pues no sabe si se va a detener o va a
continuar. Dejando de lado esto, es una historia que se puede disfrutar y
analizar. Los dejo con un vídeo de Ted Ed que nos exhorta a leerla.
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