LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SIGISMUNDA
Como es costumbre en Mi Baúl de Libros, un sábado de abril tiene
dos entradas; una dedicada a los niños y otra al idioma español. Si la primera
es Ana de Tejas Verdes, la que corresponde a nuestro idioma no es otra que la
que es considerada la última obra de Miguel de Cervantes Saavedra, Los trabajos
de Persiles y Sigismunda, que este año cumple cuatro siglos de publicación.
Para mí, es pasar de la Isla del Príncipe Eduardo a viajar por la mayor parte
del occidente de Europa hasta la ciudad de las siete colinas y centro de la
Iglesia Católica: Roma.
Los protagonistas de la novela son una pareja cuyos nombres son
Periandro y Auristela1. Ambos jóvenes provienen de familias reales
del norte de Europa y un año antes de que la historia empiece, ellos habían
abandonado sus países, junto con algunos criados leales y habían viajado con el
fin de llegar a Roma, convertirse al catolicismo y contraer matrimonio, pero se
hacen pasar por hermanos para no levantar sospechas.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional (sí,
ese es su nombre completo) se divide en cuatro libros: el primero tiene
veintitrés capítulos, el segundo y el tercero veintiuno y el cuarto y último
catorce. Cabe destacar que además de narrar la historia de Periandro y
Auristela, también hace pausas para mostrar historias de otros personajes,
entre bárbaros y católicos, con los que viajan o se van cruzando en su viaje
hasta Roma. Esto se conoce como narración enmarcada, algo que ya había
analizado en Frankenstein o el moderno Prometeo.
La historia se desarrolla en cuatro años y probablemente se ubica a
mediados del siglo XVI, entre los reinados de Carlos I de España (V de
Alemania) y su hijo Felipe II. Sin embargo, esto es difícil de precisar ya que
mencionan personajes históricos conocidos que no fueron contemporáneos como
Francisco Pizarro y Juan de Orellana.
La novela Los trabajos de Persiles y Sigismunda se puede considerar
una novela tan similar como distinta a El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha, su antecesora. Las dos son novelas de aventuras; aunque hasta ahí llega
el parecido porque mientras Don Quijote parodia a los libros de caballería (y
de hecho le dio el golpe de muerte a este tipo de obras, ya en declive
irreversible), Los trabajos de Persiles y Sigismunda sigue de manera fiel el
modelo bizantino.
¿Qué es una novela bizantina? Basada en las novelas griegas, una
novela bizantina es un tipo de obra en la que los protagonistas, con frecuencia
parejas románticas que desean estar juntos, viajan y sufren muchas pruebas
difíciles, sufrimientos y, a veces, separaciones, antes de alcanzar el final
feliz: estar juntos de por vida. Por ejemplo, la novela Los novios de Alessandro Manzoni tiene algunas características de la novela bizantina a pesar
de no considerársele una en el sentido estricto de la palabra. Como dato
curioso, Persiles y Sigismunda hace alusiones a la mitología greco-latina de
forma analógica, como el mito de Apolo y Dafne, que se aplica a Sigismunda y
cualquiera de sus pretendientes.
En el primer libro, Periandro y Auristela, separados hacía dos años
por una tormenta, se reúnen para enterarse de que ella y sus damas habían sido
vendidas al rey de Dinamarca y a su hijo y heredero Arnaldo. Por suerte para
ella y su sequito, Periandro logra encontrarla y ellos logran evitar que ellas
sean vendidas con ayuda de un bárbaro español cuyo nombre era Antonio, un
toscano llamado Rutilio y un inglés de nombre Mauricio, entre otros personajes,
a quienes les cuenta su situación parcialmente. La fiel ama de Auristela,
Cloelia, muere.
Cervantes no dice a qué religión pertenecen Periandro y Auristela. Sin
embargo, puesto que la mayoría de los países nórdicos habían adoptado el
luteranismo a principios del siglo XVI, lo más probable que era que ellos
pertenecieran a dicha religión. Lo cierto que ambos están tan interesados en el
catolicismo que desean llegar a Roma para bautizarse allí y casarse. Ellos,
sobre todo Auristela, poseen una fe inquebrantable y una enorme creencia en la
esperanza. Esto es algo que se pondría a prueba cuando Periandro y Auristela se
vuelven a separar debido a una tormenta en la mar. Auristela es embarcada con
todas las mujeres del barco junto a Mauricio, que actúa como su guardián. Este
navío también zozobra y llega a una isla donde Auristela se reúne con
Periandro.
En el segundo libro, Cervantes nos da indicios de que la relación
entre Periandro y Auristela es más que de simples hermanos. Cuando el capitán
del navío en que se quedaron las pasajeras femeninas les cuenta la historia de
un certamen que Periandro ganó y fue premiado por Sinforosa, una de las
princesas de la isla Scinta2, se describe que Auristela siente celos
al escucharlo pero intenta disimular que su relación con Periandro no es
familiar. Sin embargo, estos se calman cuando Periandro asegura que no ama a Sinforosa;
no obstante, Sinforosa y su anciano padre, el rey Policarpo, quieren casarse
con Periandro y con Auristela de manera respectiva.
Mientras se encuentran en la corte nos enteramos que ellos no son
hermanos sino enamorados y que sus verdaderos nombres son Persiles y
Sigismunda. Viendo que terminarían separándose, Auristela decide apelar a Sinforosa
y le hace ver que tendría muchos problemas con Arnaldo si ella y su padre
insistían en casarse con ellos. Sabiendo que Arnaldo podía declararles una guerra
que fácilmente perderían, Sinforosa acepta lo que Auristela le dice. Sin
embargo, las manipulaciones de Cenotia, la hechicera mora de la corte del rey
Policarpo hacen que a este le cueste el trono y la vida después de que la mate.
Sus hijas son expulsadas y llegan hasta la Isla Bárbara.
Ante el desorden, Periandro, Auristela y su grupo toman una
embarcación para salir de la isla Scinta de una vez por todas. Antes y durante
el viaje Periandro cuenta cómo ubicó dónde estaban localizadas Auristela y sus
damas y cómo se libró de ser sacrificado por un grupo de bárbaros y terminó en
el mismo navío en que estaban Arnaldo y Auristela. Al final del segundo libro
el grupo se fragmenta pues Mauricio, su hija Transila y su yerno Ladislao se quedan
en la Isla Scinta para llegar después a Inglaterra y Rutilio, en la Isla de las
Ermitas mientras que el resto a España a continuar su recorrido o para
establecerse allí.
En el tercer libro el grupo desembarca en Lisboa y desde allí
peregrinan hasta llegar a territorio español. Allí el grupo se separa una vez
más; quedándose en España Antonio padre y Ricla, por lo que sólo permanecieron
cinco personas: Periandro, Auristela y los hijos de Antonio padre, Constanza
(que se casa y enviuda en menos de un día) y Antonio hijo. Detrás, los sigue
Arnaldo. De allí llegan a Argel e interactúan con los lugareños, dándose cuenta
que los prejuicios que han escuchado sobre los moros son falsos y se les une un
bajero manchego llamado Bartolomé que desea ir y llevarlos hasta Francia tras
lo cual regresa a España; allí hacen actos de caridad y llaman la atención del
duque de Nemurs, que quiere por esposa a Auristela. Ante la negativa de ella, el
duque y sus tres damas los acompañen hasta Roma. Ellas hacen amistad con
Auristela.
Para el cuarto y último libro, Auristela se encuentra de nuevo con
Arnaldo, que aún piensa en ella. Las tres damas dejan sus deseos por el duque
al darse cuenta que no tomará a ninguna por esposa. Todos llegan finalmente a
Roma y tanto el duque como Arnaldo declaran su deseo de casarse con Auristela
pero se dan por vencidos cuando ella manifiesta su deseo de no contraer
matrimonio con ninguno. Arnaldo le cuenta al grupo los destinos de Rutilio
(establecido ya en Roma); de Mauricio, su hija Transila y su yerno Ladislao
(establecidos de nuevo en Inglaterra) y
de las hermanas Policarpa y Sinforosa (la primera muerta y la otra
establecida en la Isla Bárbara), además de que todos se enteran del trágico
destino de Bartolomé.
Una mujer local llamada Hipólita se enamora perdidamente de
Periandro y quiere casarse con él a pesar del rechazo de Periandro. Esta, en
venganza e influida por un hombre suyo llamado Pirro, decide envenenar a
Auristela, desistiendo poco después al darse cuenta que Periandro también
moriría si moría Auristela.
Cuando se recupera, Auristela intenta persuadir a Periandro para
que no se case con ella y le revela a Antonio y a Constanza que Periandro no es
su hermano y las identidades de ambos. Estos la persuaden de la decisión que ha
tomado y le hacen ver que si ama de verdad a Periandro, debe cumplir el voto
que ambos juraron que harían en Roma.
Por su parte, Periandro se encuentra con su antiguo ayo Seráfido,
mientras este último estaba contando la historia de cómo se conocieron Persiles
y Sigismunda a Rutilio y se entera de la enfermedad de Magsimino, su hermano
mayor y prometido de ella, que había ido a Roma para mejorar su salud. Esto
anima lo suficiente a Periandro para ir a la iglesia de San Pablo, donde se
encuentra con Auristela y al resto del grupo junto a Hipólita, que lo estaban
buscando. Con ellos también se reúnen Seráfido y Rutilio. Todo se aclara y
Pirro es ejecutado por sus crímenes.
Con la bendición de su ya moribundo hermano y luego de sepultarle
en la iglesia de San Pablo, Persiles y Sigismunda (que ya no tienen necesidad
de usar los nombres de Periandro y Auristela) se casan, lo mismo que Antonio y
Feliz Flora, una de las damas del duque de Nemurs, Constanza y Arnaldo, el cual
se casa con la hermana menor de Sigismunda. Persiles y Sigismunda tuvieron
vidas largas y plenas.
Voy a hablar de los personajes principales y algunos de los
secundarios, en particular los del grupo que acompaña a los protagonistas.
Persiles, también llamado Periandro, es el hijo de los reyes de la
isla Tile u Tule, que también es llamada Islanda3. Conoce y se
enamora de Sigismunda cuando ella es enviada a su país para convertirse en
esposa de su hermano mayor y heredero Magsimino. La situación se pone difícil cuando
ella le corresponde, no teniendo más opción que escapar de allí. Es descrito
como valiente y posee habilidades como navegar en barca, esgrima y tiro al
blanco que le sirven para ganar un torneo en la Isla Scinta, pero también es
una persona que se preocupa por los demás.
Sigismunda, también llamada Auristela, es la heredera de Frislanda4,
una isla del norte. Su madre la envía a la isla Tile para que se case con el
heredero al trono de dicha isla pero acaba por enamorarse de Persiles, que es
el hermano menor. Siendo una relación prohibida, ambos se fugan de la isla para
irse al continente. A pesar de su educación en otra religión, a Sigismunda le
llama más la atención el catolicismo y sigue sus preceptos. Decide que su
destino final será Roma en donde podrá bautizarse como católica y casarse con
Persiles.
Sin embargo, poco después de salir de la isla Sigismunda es
capturada y vendida a Arnaldo, que desea casarse con ella. De alguna manera,
Persiles logra localizarla y le hace pasar por su hermana para que ella esté
bajo su cuidado. El carácter piadoso y dulce de Sigismunda inspira a varios
tripulantes que deciden acompañarlos en el viaje al continente europeo para
lograr sus propósitos.
A pesar de su personalidad tranquila, un defecto que tiene
Sigismunda son sus celos que se manifiestan cuando Persiles es pretendido por
Sinforosa, la hija Policarpo, rey de la Isla Bárbara. No soporta que otra mujer
quiera casarse con Persiles porque siente que él es el único que ella puede
amar y no desea que otra ocupe su lugar. Por suerte, Persiles ama de verdad a
Sigismunda y le da su valor aunque no puedan revelar su verdadera relación.
Otro detalle de Sigismunda es que su situación única entre las
mujeres. Puede ser una dama en apuros, como
es lo usual en los personajes femeninos de la época, pero a diferencia de
Constanza y por su educación, Sigismunda sabe lo que quiere con respecto al
matrimonio. No desea que ello sea por imposición ni nada parecido, sino que
quiere hacerlo con el hombre que ama, Persiles. Como sabe que muchos la
pretenden, finge tener un voto de castidad para evitar el matrimonio forzado
con alguno de ellos. De esta manera, mantiene su virginidad sólo para el hombre
que ama.
Arnaldo es el hijo mayor del rey de Dinamarca, por lo tanto es su
heredero. Su carácter es terco e impulsivo. Es en sus manos que cae Sigismunda
cuando se separa de Persiles. A causa de su belleza pero sobre todo de su
carácter, Arnaldo se enamora de ella y quiere convertirla en su esposa, algo a
lo que ella se niega pues asegura que no es igual a él en el sentido económico
y social. Cuando Persiles encuentra a Sigismunda mienten sobre su relación por
seguridad y le dice a Arnaldo que ella está bajo su protección. Sin embargo,
Arnaldo sigue al grupo porque aún cree que Sigismunda en algún momento se
casará con él. Desiste por fin cuando ella revela su verdadera identidad y su
relación con Persiles, por lo cual opta con contraer matrimonio con la hermana
menor de Sigismunda, Eusebia.
Los siguientes son los hermanos Antonio y Constanza de Villaseñor,
unos españoles bárbaros. Al principio del viaje ambos venían con su padre,
también llamado Antonio y su madre Ricla; pero cuando el grupo de Persiles y
Sigismunda llega a España Antonio padre y Ricla se quedan allí mientras que sus
hijos continúan el viaje hasta Roma. Constanza adquiere una fortuna inesperada
al casarse y enviudar de un tío, un rico conde, herencia que usa para financiar
el viaje. Antonio se casa con una dama francesa mientras que Constanza espera
volver a casar en algún momento de su vida. Constanza también es sosegada como
Sigismunda pero es más sumisa al aceptar las imposiciones de sus mayores.
Mauricio es un inglés de religión católica que viaja junto a su
hija Transila y su yerno Ladislao. Mauricio pasó mucho tiempo buscando a
Transila cuando ella se fuga por negarse a tener sexo con los hermanos de él
antes de que ellos consumen su matrimonio. Sin embargo, ella parece amar a
Ladislao. Al final él, su hija y su yerno llegan a Inglaterra.
Rutilio es un toscano nacido en Siena que, al igual que Persiles y
Sigismunda, tiene la meta de llegar a Roma para dedicarse a la fe tras huir por
haberse enamorado de la hija de un caballero y después de que una hechicera lo
liberara. Sin embargo, decide hacer una parada en la Isla de las Ermitas ante
las necesidades fervorosas de los locales, llegando a su destino en la misma
época que la pareja y encontrándose con un criado de Persiles. Se enamora de
Policarpa, heredera al trono de la Isla Scinta, pero no llegan a nada y ella
muere tiempo después.
El rey Policarpo, rey de la Isla Scinta, y sus hijas Policarpa y
Sinforosa reciben al grupo de Persiles y Sigismunda cuando estos llegan a la
isla, en la que Persiles había estado y ganado un torneo. Desde entonces,
Sinforosa ha estado enamorada de Persiles y desea ser su esposa y lo mismo
ocurre con el anciano Policarpo cuando conoce por primera vez a Sigismunda.
Sin embargo, tras su fachada de aparente amabilidad Policarpo puede
llegar a ser tiránico cuando no consigue lo que se propone. Hace todo lo
posible para que el grupo no se vaya de la Isla Scinta pero ellos lo consiguen.
Cuando se da cuenta que se fueron, hace matar a Cenotia por no evitar la fuga y
sus acciones también le cuestan la vida. Su hija Sinforosa se convierte en el
único miembro de la familia que queda con mi vida tras su muerte y la de su
hija Policarpa.
El duque de Namurs, como Arnaldo, se enamora de Sigismunda cuando
se entera de las historias que circulan de ella y después de ver un retrato que
un artista le pintó. También quiere casarse con ella pero también falla en
ello. Tiene tres damas: Deleasir, Belarminia y Feliz Flora, que deseaban
contraer matrimonio con el duque aunque al enterarse de que este pretende a
Sigismunda pierden todo interés. La más joven y rica de todas, Feliz Flora, es
desposada por Antonio hijo.
Hipólita es una rica dama romana. Cuando conoce a Persiles por
primera vez, se enamora de él pero se entera de que está comprometido con
Sigismunda. Gracias a las manipulaciones de Pirro, hace envenenar a Sigismunda
aunque desiste al ver el sufrimiento de Persiles por la enfermedad de
Sigismunda, prefiriendo que él sea feliz con la mujer de la que está enamorado.
Un recurso que usó gran parte de los escritores del Siglo de Oro
fue el uso de lugares imaginarios y Cervantes no fue la excepción. Si en Don
Quijote se usó de forma moderada, en Los trabajos de Persiles y Sigismunda lo
hizo en abundancia no sólo para los protagonistas sino también para los lugares
no continentales a los que se desembarcaban. Esto, para dejar que el lector se
guie por su imaginación o porque Cervantes creía en verdad que dichas islas
existían.
Mi problema con esta novela es su densidad, propia de los libros de
Cervantes. Si uno se distrae aunque sea por un minuto cuando estás leyendo Los
trabajos de Persiles y Sigismunda, es difícil que puedas comprender el resto de
la lectura. Otro problema que algunos personajes son planos; no tienen mucho
desarrollo ni evolución. Les sugiero leer este libro cuando ya se haya leído
algo de Cervantes porque considero que este no es el libro más adecuado para
adentrarse en el universo cervantino. Fuera de eso, si se logra comprender es
un libro con un buen ritmo e incluso llamativo.
NOTAS
1 Desde
aquí (excepto cuando habló de la división del libro) hasta el análisis de los
personajes, llamaré a Persiles y a Sigismunda por sus nombres falsos.
2 Isla
imaginaria ubicada en el Atlántico Norte. En la modernidad se la ha ubicado en
las Islas Shetland, que pertenecen a Escocia.
3 Isla
imaginaria ubicada en el lejano norte. También llamada Thule, algunos
consideran que podría ser Noruega a pesar de estar en el continente europeo;
algo probable dado que el noruego era la lengua de Persiles. Se sugiere que
también se puede tratar de la actual Islandia. Otros creen que podrían ser los
archipiélagos escoceses Shetland o las Orcadas o incluso toda la península
escandinava (Noruega y Suecia).
4 Isla
imaginaria ubicada en el Atlántico Norte, que aparecía en los mapas de los
siglos XVI y XVII. En un principio se creía que dicha isla era la actual
Islandia pero en el mapa Zeno de 1558 está alejada de Islandia. Algunos creen
que pueden ser las Islas Feroe; sin embargo están separadas por varios
kilómetros de distancia. Otros creen que puede tratarse de la Isla Fair, que
pertenece a las escocesas Shetland pero está entre estas y las Orcadas. No se
la debe confundir con la región isleña de Frisia, actualmente repartida entre
Países Bajos, Alemania y Dinamarca.
Comentarios
Publicar un comentario