¡DILES QUE NO ME MATEN!


La entrada de hoy tiene un significado especial por ser la entrada número 100. Para ello, me iré con una entrada centrada en uno de los escritores más importantes del siglo XX: Juan Rulfo. La obra que elegí de él fue el cuento ¡Diles que no me maten! que se puede encontrar en la compilación de cuentos El llano en llamas.
La mayoría de las compilaciones de cuentos publicadas en la América Latina de la época no poseían un tema en común como tal. El llano en llamas es una excepción pues los temas comunes entre sus cuentos son la pobreza y la disfunción familiar.
Originalmente ¡Diles que no maten! iba a ir en el Ciclo del Padre de este año pero lo deseché debido a que su argumento no me pareció lo suficientemente indicado para ese mes. Como no quería dejarlo fuera de este año decidí colocarlo como lectura aleatoria, lo que significó analizarlo en noviembre. No me imaginé que este cuento iba a terminar siendo la entrada número 100.
¡Diles que no me maten! es básicamente una historia de venganza familiar entre un anciano y un hombre que desea vengarse a su padre, todo ello desencadenado por el egoísmo y la pobreza.
El cuento está conformado por sólo tres personajes, tres hombres: Juvencio Nava, su hijo Justino y el coronel Terreros. Juvencio Nava es un hombre que llevado por la pobreza y la sequía, se ve obligado a hacer que sus animales coman pasto del terreno de su vecino ante la negativa de darle el permiso de pastar allí. Después de un tiempo, su vecino amenaza con matar a uno de sus animales si siguen pastando en sus predios. Cuando eso ocurrió, los dos hombres se enfrentaron y Juvencio le dio muerte a su vecino.
Sin embargo, Juvencio no está orgulloso de ello porque obviamente mató a un hombre. Tuvo que dejar su pequeña finca e irse con su familia a otro pueblo donde pasaron muchas necesidades hasta el día en que es arrestado y condenado a muerte por el asesinato de su vecino, a pesar de que había ocurrido hacía ya cuarenta años.
Con todo, Juvencio no quiere morir y desea que su hijo les pida a los militares que no lo ejecuten. Sin embargo, su hijo se niega porque también tiene que pensar en su esposa y sus hijos, así que deja a merced a su padre. Juvencio debe esperar su ejecución y cuál no sería su sorpresa cuando descubre que el coronel que ha ordenado su ejecución es el hijo del hombre al que mató.
Desesperado, Juvencio le pide compasión por la edad que tiene pero el coronel se la niega y decide continuar, sólo pidiendo que emborrachen a Juvencio para que el dolor por los disparos sea menor. Al final la ejecución es completada.
¡Diles que no me maten! trata sobre conflictos rurales y venganza. Juvencio Nava era víctima de una sequía que estaba matando a sus animales por tener suficiente pasto para alimentarles y no tuvo más remedio que traspasar una y otra vez la valla de su vecino, Guadalupe Terreros, que le negó el pasto. Dada la intransigencia de ambos hombres a la hora de defender su terreno y su ganado, no sorprende que ambos terminaran en una pelea y con la muerte de Guadalupe.
Es aquí donde entra en escena el hijo del hombre asesinado, el coronel Terreros, que nunca olvidó el dolor por la muerte de su padre y el que su asesino siguiera con vida. Se da a entender que pasó años buscándolo hasta que finalmente lo halló. El coronel Terreros está movido por la venganza y su posición como militar le da la ventaja de poder ejercerla. Sabe que matar a Juvencio no le dará la tranquilidad que busca pero cree hacerlo le dará un poco de alivio y trata de que el sufrimiento del anciano sea menor cuando ordena que le den de beber hasta que se emborrache y así no siente tanto dolor en el momento del fusilamiento.
Juvencio Nava claramente está arrepentido de lo que le hizo a su vecino y siente que ya pagó por sus errores al haber acabado en la miseria después de haberse quedado sin tierras donde labrar. Pero eso no es suficiente para aplacar la venganza del coronel.
Un detalle es que a pesar de que Juvencio le pide a su hijo Justino que interceda por él, este no lo hace porque teme dejar desamparados a su esposa y a sus hijos y tal vez porque teme que sus hijos terminen tomando el mismo camino que el coronel. Así que prácticamente deja que ejecuten a su padre.
En lo particular, no disfruté mucho con este cuento. La trama sobre venganza y conflictos de tierra llaman la atención pero el ritmo es tan lento que a pesar de ser corto se tiene la sensación de querer terminarlo rápido. 

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