LA ZAPATERA PRODIGIOSA


Como ocurrió el año pasado, este año en este mes de Marzo también habrá un ciclo dedicado al Mes de la Mujer. La entrada que inicia el ciclo es La zapatera prodigiosa de Federico García Lorca, de quien ya había analizado la Trilogía Lorquiana el año pasado. A diferencia de otras obras de Lorca, esta tiene únicamente dos actos, convirtiéndola en uno de sus libros más cortos.
La zapatera es una mujer de dieciocho años, recién casada con un zapatero treinta y cinco años mayor que ella. Tiene un carácter alegre aunque un poco malhumorado, ama a los niños y le gusta hablar y recibir los cumplidos de todos, aun sintiendo la necesidad de recibir los de sus ex pretendientes. Esto último suele prestarse para las suspicacias de sus vecinas y del alcalde del pueblo en el que viven. Su esposo es un buen hombre, a diferencia del resto de los personajes masculinos, pero su temperamento es más sosegado y reposado que el de su esposa, al punto que ni siquiera considera levantar una mano contra ella.
Desde su juventud, la zapatera había amado los cumplidos de sus jóvenes pretendientes pero por consejo de su compadre se casó con el zapatero del pueblo, un hombre que fácilmente podría ser su padre, y todo por la relativamente buena situación económica del hombre. Ella lamenta mucho haberle caso a su compadre. Su esposo también se arrepiente de haber contraído matrimonio por consejo de su hermana, que murió poco después de la boda y que no quería que él se quedara soltero por siempre.
Obviamente las diferencias de carácter y edad hacen que la relación entre la zapatera y el zapatero sea difícil. Por ejemplo, en una escena la zapatera le dice a su esposo que cobrar dos pesetas por un par de zapatos es demasiado barato e intenta hacerle ver que debe cobrar por su trabajo, así el precio sea más alto. Tanto al zapatero como a la clienta no les hace gracia que ella se meta en ese tipo de asuntos.
Otro problema es que la zapatera, a pesar de estar entregada al hogar, no quiere estar todo el día en casa sino que añora caminar y hacer actividades típicas de una mujer joven de la época, algo que el zapatero intenta soportar pero le cuesta. Después de tener una discusión con ella, el zapatero la abandona y ella sólo se entera cuando el niño por el que tiene una predilección se lo dice. La zapatera se echa a llorar, un pequeño indicio de cuanto quiere a su esposo en realidad.
A pesar de su condición de abandonada, la zapatera se mantiene fiel a su marido y asume su nueva situación con valentía, abriendo una taberna donde antes estaba la zapatería y aunque recibe insinuaciones de muchos hombres, sigue siendo leal al hombre que quizá jamás vuelva a ver. El hecho de que también abra un negocio indica que no espera a vivir la caridad puesto que ella considera a sus vecinos como culpables de la ida de su marido. Su único consuelo es el niño, a quien tanto quiere y que es el único del pueblo que la defiende de las coplas y los chismes de los vecinos.
Pero las cosas parecen mejorar. Al pueblo llega un misterioso titiritero que dice venir de las Filipinas y quiere hacer una función en casa de la zapatera, a lo que ella acepta. El acto que el titiritero hace le hace recordar a la zapatera su vida anterior con su esposo lo que la entristece por lo mucho que recuerda esa vida y dando cuenta de lo mucho que lo extraña. Entretanto, ocurre un pelea entre dos mozos y las vecinas culpan de ello a la zapatera, pidiendo que ella se vaya del pueblo o será expulsada por la fuerza.
Ya sola junto al titiritero, la zapatera reflexiona sobre su vida y se da cuenta que en realidad ama a su marido más de lo que ella creía y de lo mucho que se mantendrá fiel a su memoria así nunca vuelva a verlo. No teme enfrentarse a las gentes pero si le importa que su esposo donde quiera que esté se encuentre bien. Finalmente el titiritero se revela como el zapatero y le declara su amor, pues se ha dado cuenta que ella es una mujer de gran valor y lealtad ante la adversidad y que ambos se aman. La obra termina con ambos abrazados y con las coplas burlonas contra la zapatera de fondo.
Analicemos a la zapatera. Como dije anteriormente, la zapatera tiene un carácter extrovertido y locuaz, pero tiende a ser un poco malhumorada. Siente la necesidad de vivir de acuerdo a su edad, aunque esto resulta difícil para ella y su esposo el zapatero. Ella confiesa no amarlo y no querer seguir a su lado, sin embargo cuando el zapatero se va de la casa, ella no sólo se da cuenta de lo mucho que lo extraña sino también que en realidad si lo ama.
También podemos su fortaleza ante la adversidad. Al ver que su marido quizá nunca regrese convierte la antigua zapatería en una taberna para poder subsistir pues en la época no era común que una mujer trabajara y normalmente las mujeres viudas o abandonadas terminaban viviendo de la caridad, algo imposible para ella dada su relación con el resto del pueblo. Decide no aceptar ninguna de las insinuaciones y vivir como si su esposo aun estuviera con ella.
Sin embargo, vemos que en un punto cuando la acusan de provocar una pelea se quiebra y siente que ya no puede más, que no le importa que le hagan daño porque al perder a su esposo ya no le queda nada. Esto demuestra su temor a la soledad y la infinita tristeza que subyace en su espíritu. Al ver todo aquello, su marido el zapatero revela su disfraz y acepta tanto su perdón como el de él. El final nos muestra que finalmente pueden seguir adelante con su vida de casados.
Un detalle que encuentro de la obra es el profundo machismo de los personajes, un rasgo que siempre se ve en las obras de Lorca de un modo crítico. Si nos ponemos a mirar los personajes, tanto hombres como mujeres están profundamente arraigados y reprimidos por la tradición y el machismo. El alcalde es un hombre sexista y tosco, cuatro veces viudo, que no dudaba en ser violento con sus difuntas esposas y que cree que la mujer debe estar subyugada al hombre. No le importa piropear a la zapatera pues espera que ella haga lo que él quiera. No lo logra.
En cuanto al resto de los hombres, en su mayoría mozos, aunque son menos desagradables que el alcalde, tienen un comportamiento similar al de él, fastidiando a la zapatera cuando ya no tiene esposo e insinuándosele cada vez que entran a la taberna. Las mujeres de la obra son en su mayoría chismosas, envidiosas y no soportan un carácter como el de la zapatera.
Los únicos personajes realmente agradables de la obra son el zapatero y el niño. Cuando el zapatero se aleja del pueblo, el niño queda como el único que defiende a la zapatera de las mentiras que se dicen de ella y lo hace porque sabe que no es cierto y porque ella es muy buena con él. El niño representa el único contacto que tiene la zapatera con el resto de los habitantes del pueblo, los cuales la desprecian y también es el único que identifica de inmediato al titiritero como el zapatero.
El zapatero también es distinto de los otros ya que él no se casó por amor sino por presión y a diferencia del resto de los hombres, no cree que golpear a su esposa sirva para que ella se gane su respeto. Sin embargo, también es una persona que se deja influir por lo que dicen, lo que ocasiona que abandone a su esposa. Sin embargo, cuando regresa disfrazado y se da cuenta de que la zapatera en realidad es una mujer mucho más valiosa de lo que creyó, puede ver que en realidad la ama y desea que ambos vuelvan.
Digamos que esta obra de Lorca es agradable y es muy fácil pasar el rato al leerla e incluso es un poco bueno ver como la zapatera es una de las pocas protagonistas que tienen otra oportunidad de rehacer su vida, algo que desafortunadamente el resto nunca llega a tener o simplemente la desperdicia. No es de mis preferidas pero a veces es bueno ver que alguna de las mujeres de las obras de Lorca tiene un final feliz. Ahora dejamos España para ir a una tierra antigua.

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