DESDE ALLÁ

Para empezar con el Mes del Padre, quiero presentar una entrada sobre un cuento llamado Desde Allá, escrito por la autora española Emilia Pardo Bazán. Aunque la mayoría de sus obras están clasificadas con parte del movimiento naturalista, este cuento es de estilo costumbrista, en el que se muestran las tradiciones y costumbres de la sociedad española del siglo XIX.
En este cuento sólo hay tres personajes: Don Javier de Campusano y sus dos hijos, los mellizos José María y María Josefa. Don Javier de Campusano era un hacendado que en el pasado había roto relaciones con su hermano mayor por causa del dinero que heredaron de sus padres y que lamentablemente acabó en tragedia, por lo que temía que la historia se repitiera con sus amados hijos.
Los mellizos, por su parte, fueron educados de manera distinta. María Josefa permaneció con su padre incluso cuando este enviudó mientras que José María estuvo alejado casi toda su vida desarrollando una carrera en el ejército por decisión de su progenitor hasta que este lo mandó llamar una vez estaba empezando a agonizar para mantener la unión entre los dos.
Cuando a Don Javier le llegaba la hora de morir mandó a llamar a cada uno de sus hijos por separado y les reveló a cada uno la ubicación de un tesoro. Después de la muerte y el sepelio, los mellizos comentaron lo que le había dicho su padre a cada uno; ambos se confundieron al principio pero llegaron a la conclusión de que quizá su padre había guardado dos tesoros.
Para confirmar las sospechas de ambos van a buscar los tesoros; primero el de María Josefa y luego el de José María y en efecto encuentran dos baúles llenos de monedas de oro. Al final encuentran un mensaje de su padre en el fondo de cada baúl en los que les da su bendición si ambos los leen juntos. Sólo entonces comprenden que el verdadero tesoro que les dejo no era el dinero sino que ambos estuvieran unidos como hermanos.
Esta historia trae como mensaje el amor fraternal. Para Don Javier, la trágica trifulca con su hermano lo marcó profundamente al punto de querer evitar todo lo posible una pelea entre sus dos hijos si llegaba a faltar así que prefirió dividir su herencia en dos partes para no hubiese pelea entre ellos y lo escondió en dos lugares distintos. José María y María Josefa de Campusano no sólo reciben un legado monetario de su padre sino uno verdadero y perdurable para ellos: la unidad y el amor.

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