LA GUERRA DE LOS ROSE
Para terminar con este corto y agitado Mes del Amor y de la Amistad, pasamos de París a Washington D. C., a analizar a una pareja que, tras decidir que se van a divorciar, decide hacer lo posible para quedarse con la casa, incluso si eso signifique dañarse el uno al otro. Esa novela no es otra que La guerra de los Rose del escritor estadounidense Warren Adler, la cual vuelve a estar en boca debido a su segunda adaptación, que fue estrenada este año.
La guerra de los Rose, publicada en 1981, está dividida en 32
capítulos y, como dije antes, se desarrolla en la capital de los Estados
Unidos, Washington D. C., entre septiembre de 1979 hasta agosto de 1980. Ha
sido objeto de dos adaptaciones: la primera, que se estrenó en 1989 y la ya
mencionada segunda película. El título proviene de la famosa Guerra de las Dos Rosas (Wars of the Roses en inglés).
Los personajes principales es el matrimonio
que se enfrasca en dicha guerra, los dos Roses: Jonathan y Barbara. Los
secundarios son sus dos hijos, Eve y Josh; los abogados de Jonathan y Barbara,
Murray Goldstein y Harry Thurmont, respectivamente, y Ann, la au pair1.
Jonathan Rose es el esposo. Nacido en
Boston, proviene de una familia de clase media alta, siendo su padre un alto
funcionario. Conoce a Barbara en el verano de 1960 durante una subasta en Cabo
Cod cuando ambos eran estudiantes universitarios y hacían trabajos de verano, siendo
él un estudiante de posgrado en Derecho en Harvard y camarero en un hotel de
allí. Al verla entre el público, se sienta atraído por ella y decide hablarle,
siendo este el comienzo de su relación. No mucho después, ambos contraen
matrimonio a pesar de que no habían concluido sus estudios.
Con el tiempo, Jonathan se convierte en un
exitoso abogado mercantil de la Comisión Federal de Valores en Washington D. C.
Junto con Barbara, tiene dos hijos: Eve y Josh. Tanto Jonathan como Barbara aman
una casa que compraron diez años antes y en la que ambos han invertido su
tiempo y su dinero. Por ejemplo, él aprendió ebanistería, plomería, carpintería
y jardinería para arreglar la casa, amueblarla al gusto de ambos (en su caso,
instalando sus amadas figuras Staffordshire) y cultivar sus preciadas orquídeas.
Por eso, cuando Jonathan sufre una crisis de salud en la que cree que va a
morir y que resulta ser un ataque de su hernia de hiato, recibe la noticia de
que Barbara se quiere divorciar.
Aunque él está dispuesto a darle pensión
conyugal, pensión alimenticia, custodia compartida y la mitad de la casa, la
negativa de Barbara de aceptar solo la mitad de la casa y buscar la totalidad
de la misma hacen que Jonathan decida que no se quedará de brazos cruzados y a
pelear por la totalidad de la casa. Por eso, cuando descubre que Barbara uso
espuma de extintor en sus orquídeas y las mató en el proceso, en venganza
sazona de más la comida que Barbara entregaría a la embajada griega. De esta
manera, comienza la guerra de los Rose.
Barbara Rose (de soltera Knowles) es la
esposa y también es de Boston. Hija de profesores de secundaria, proviene de un
entorno económicamente menos estable que Jonathan. Siendo estudiante de
licenciatura en la Universidad de Boston, conoce a Jonathan en una subasta en
Cabo Cod. Ese verano, Barbara quería trabajar en la campaña presidencial de
John F. Kennedy, pero tuvo que tomar un trabajo como ayudante de repostería en
Cabo Cod ante la necesidad económica. Es asistiendo a una subasta que conoce y
se enamora de Jonathan. Cuando ellos se casan al año siguiente, Barbara toma la
decisión de abandonar la universidad para apoyar a Jonathan contra el consejo
de su madre, que le había pedido que tuviera algo que la respaldara en caso de
cualquier cosa.
Al igual que Jonathan, Barbara pone su
grano de arena en la casa que ambos compran aportando en la decoración y en la
cocina, puesto que a ella siempre le ha gustado la repostería, pero también a
la jardinería, en el caso de ella cultivando helechos espada y violetas
africanas. Como cualquier mujer ama de casa, Barbara se dedicó al cuidado del
hogar y a la crianza de Eve y Josh, sus hijos. Para el momento en el que la
historia comienza, Barbara ha comenzado un negocio de cáterin muy prometedor.
Al igual que Jonathan, la crisis de salud
de él le abre los ojos de Barbara. Ella se da cuenta de que él si muere, a ella
le daría igual su muerte. Es esta revelación la que la lleva a pedir el
divorcio y a contratar a Harry Thurmont, el mejor abogado de divorcios de
Washington.
Al principio, ella parece querer aceptar la
propuesta de Jonathan pero luego de una conversación con Thurmont, decide
pelear por la totalidad de la casa pues considera que abandonar sus estudios
para llevar una vida de ama de casa la hace merecedora de la casa. Para
Barbara, no es justo que Jonathan se quede con la mitad de la casa cuando ella
también fue un gran aporte a ella al haber dejado su vida para ser esposa,
madre, cuidadora y decoradora de interiores de la casa. Por eso, decide que
buscará la forma de quedarse con la casa sin importar que deba hacerle daño al
hombre con el que vivió diecinueve años, siendo sus métodos los más sádicos y
malévolos.
Esto inicia en Navidad cuando el árbol de
Navidad se incendia y Barbara culpa a Jonathan por ponerle al árbol unas luces
defectuosas (aunque para ser justos Jonathan había olvidado que estaban dañadas
o siquiera revisarlas). Para vengarse de su descuido, ella usa la espuma del
extintor en las orquídeas de Jonathan para dañarlas. Su intención era solo
sufrieran algo daño pero no calculó que esto las mataría. Esto activaría la sed
de venganza de Jonathan, que hasta entonces era alguien más calmado y cerebral
y, así, la guerra entre ambos.
Un detalle de Barbara es su visión negativa
sobre los hombres. Bajo su óptica, los hombres son poco comprensivos, tienen
alardes de superioridad, solo piensan con sus miembros y que confabulan entre
sí. Además, considera que a las mujeres no se las apoya como debería.
Eve Rose es la hija mayor de los Rose, de
dieciséis años. El divorcio de sus padres la toma por sorpresa y teme que pueda
generar peleas, algo que no le falta razón. Por ello, se refugia en la compañía
de Ann y en el cigarrillo, pues no quiere acudir a ninguno de sus padres, que
están divorciándose y destruyéndose entre sí.
Cuando se plantea la idea de que ella se
vaya de campamento, Eve se muestra muy reacia debido al giro violento que está
tomando el divorcio de sus padres, el cual que ante su ausencia empeore. Sin
embargo, no tiene más opción que aceptar, lo cual sería negativo pues, sin ella
ni Josh estando presentes en la casa, Jonathan y Barbara tuvieron todo el
tiempo libre para destruirse el uno al otro.
Joshua «Josh» Rose es el hijo menor de los
Rose, de doce años. Es aficionado al baloncesto. Al igual que Eve, el divorcio
lo afecta mucho al punto de retraerse y de refugiarse en los deportes. No desea
intervenir en el pleito de sus padres, pero cuando estos dejan de escribir, él
y su hermana se escapan del campamento para ir a ver a sus padres.
Ann es la joven au pair de los Rose
y ella representa al sustituto del lector. Oriunda de Johnstown, Pennsylvania, es
estudiante de máster de Historia en la Universidad de Georgetown. Como
cualquier joven que va a cursar la universidad, Ann busca un lugar donde vivir
y al ver el anuncio en el periódico que había puesto Barbara, aceptar
convertirse en au pair de la familia Rose a cambio de techo y comida.
Ann funge como un puente de comunicación
entre la familia Rose ante la tensión y posterior violencia intima entre
Jonathan y Barbara, al preferir no dar su opinión cuando se trata de las
relaciones de pareja e intentar apaciguar a Jonathan y a Barbara, sin éxito.
Está enamorada de Jonathan pero no quiere eso influya en que el divorcio se
ponga todavía más horrible de lo que ya lo es.
Cuando llegan las vacaciones, Ann se muda a
un albergue del YMCA, pero cuando ella es capaz de comunicarse con los Rose, va
a la casa solo para verla destruida por dentro y a dos personas hechas una
ruina física por la soberbia y el egoísmo. Esto la lleva a concluir que los
bienes solo traen pleitos y desgracias. Al no tener muchas opciones, Ann decide
buscar a los hermanos Rose e intenta recordarles a Jonathan y a Barbara que sus
hijos son más importantes que una casa.
Harry Thurmont es el abogado de Barbara. Es considerado el mejor
abogado de divorcios en Washington y es uno de los más despiadados, al punto de
que Jonathan lo hubiera contratado si Barbara no se le hubiese adelantado. Es
una persona que le gusta azuzar a su cliente para que consiga el mejor acuerdo
posible, pero incluso él tiene sus límites ya que en un momento dado se molesta
con la actitud soberbia y terca de Barbara. Se va de vacaciones en el último
tercio de la novela, dejando a una Barbara dispuesta a destruir la casa solo
para sacar a Jonathan.
Murray Goldstein es el abogado de Jonathan. Es un ex rabino
convertido en abogado de divorcios pero, a diferencia de Thurmont, está más
dispuesto a conciliar. Bajo su punto de vista, nunca se deben involucrar a los
niños en un divorcio. Sin embargo, también es alguien capaz de sacarse trucos
debajo de la manga, como cuando le dice a Jonathan que invoque una antigua ley
que le permita seguir viviendo en la casa durante el divorcio. Al igual que
Thurmont, tampoco le gusta el giro violento que toma el divorcio de los Rose y
prefiere irse de vacaciones, sin saber que la convivencia entre los Rose
tomaría un giro para peor.
Esta novela sería la típica historia de un matrimonio que se
desenamora y decide divorciarse, pero es mucho más que eso. Normalmente,
durante los divorcios uno de los dos cónyuges decide dejar su hogar y el otro
conserva la propiedad. O por lo menos fue así durante mucho tiempo. Ahora lo
común es dividir los activos a partes iguales y usar la modalidad de custodia
compartida para los hijos (si los hay).
El problema con el divorcio entre Jonathan y Barbara es que el
lugar donde viven, Washington D. C. o distrito de Columbia como se llama
oficialmente, solo permitía un divorcio de mutuo acuerdo tras un periodo de
seis meses. Pero si no había acuerdo, la espera era de un año sin incluir los
bienes, cuyo destino sería dado por un juez, algo que se podía demorar. Si los
juzgados en el distrito de Columbia estaban igual de saturados a los de mi
país, no me sorprende que Jonathan quisiera buscar la manera de forzar a
Barbara a dejar la casa y que Barbara intentara hacer lo mismo, todo ello antes
de que se cumpla el año.
Además, el lenguaje que emplea Harry Thurmont hace que Barbara
quiera luchar más por la casa. El hombre tuerce la oferta de Jonathan de manera
que Barbara se sienta ofendida y piense que la propuesta no es nada justa:
—Su marido ya le ha ofrecido a usted la mitad
del valor de la casa… —dijo Thurmont—. Pero eso es solo el primer envite. Una
pequeña fantasmada. Seguramente es usted quien tiene esa sartén por el mango; a
no ser, como le he dicho antes, que su intención sea irse de la casa. El
mantenimiento va a suponer un dineral.
—Mi negocio está empezando a arrancar —dijo
ella—. Con los pagos de mi marido y el extra que me saco debería llegar.
Thurmont negó con la cabeza y sonrió.
—No ha entendido usted mi insinuación. Su
marido le ha ofrecido a usted la mitad del valor de la casa y de sus
posesiones. Pero no la casa. No lo que tiene usted dentro. Solo el valor. Lo
cual significa que un tasador independiente irá a mirarlo todo y a determinar
cuál es el verdadero valor de mercado. Luego seguramente Jonathan pedirá un
préstamo y le hará un pago importante. Por lo que puedo calcular sin el
inventario, es posible que se lleve usted…, no sé, entre cuatrocientos y
quinientos mil dólares después de pagar las tasas de representación. Es un
montón de pasta. Debería ayudarla a pasar el largo y duro invierno (Adler, p.
94).
Con esto, Thurmont le hace ver a Barbara que Jonathan buscará un
préstamo por la mitad del valor de la casa para dárselo a ella y ella pueda
comenzar su nueva vida. Sintiendo que haber sacrificado sus metas para ser
esposa y madre sería en vano si ella solo recibe el pago de la mitad de la
casa, Barbara quiere la casa entera.
Por su parte Goldstein, el abogado de Jonathan, invoca una parte de
la ley (hoy derogada) de divorcio del distrito de Columbia que le permite vivir
en la casa durante los seis meses de espera, además de darle consejos para no
fastidiar de más a Barbara. Sin embargo, le advierte que no haga nada de lo que
pueda arrepentirse y en la novela se ve como Jonathan cumple con ese consejo.
Por ejemplo, en mi país (Colombia) los bienes adquiridos durante el
matrimonio pertenecen a ambas partes, por lo que deben ser divididos a la mitad
en caso de divorcio. Para ello, primero se averigua su precio y luego se
procede a dividirlos por acuerdo mutuo. Si esto último no ocurre, es un juez el
que debe determinar la distribución de acuerdo a las leyes. A menudo, puede
forzar una venta para que todo se divida de forma equitativa.
Sin embargo, cabe destacar que solo en enero de este año en
Colombia se pudo sancionar una ley (2442 de 2024) que permite el divorcio de
manera unilateral porque hasta entonces en el país solo se podía solicitar el
divorcio bajo ciertas causales (algunas de ellas difíciles de probar) o de
mutuo acuerdo, lo que significaba que a menudo una mujer podía quedar atrapada
en un matrimonio abusivo si su esposo no aceptaba el divorcio o no podía probar
el maltrato. En otras palabras, se puede pedir el divorcio sin necesidad de una
justificación para ello. Les recuerdo que solo desde 1992 se permite el
divorcio en Colombia, así que se tuvo esperar más de 32 años para modificar la
ley de divorcio.
Volviendo a la novela, el problema de Jonathan y Barbara es los dos
son demasiado orgullosos para claudicar, es decir, que alguno de los dos acepte
dejar la casa. Los dos tampoco están dispuestos a forzar la venta de la casa,
la cual a mi parecer hubiera sido el camino más sensato, sino que se meten en
una situación de tira sin afloje en la que creen que debe ganar el que pueda
más llegando a destruir sus bienes más preciados e incluso matando a sus
mascotas como la gata de Bárbara y el perro de Jonathan.
Por el lado de Jonathan, su incapacidad de dejar una relación que
ya no funciona es la que motiva sus acciones como permanecer en casa y destruir
el negocio de cáterin de Barbara, todo para que ella no lo deje y así se lo
hace ver hacia al final de la novela. Sin embargo, esta motivación si bien es
comprensible no lo exime de ser alguien inocente en la guerra porque en lugar
de claudicar o lo que fuese responde a la agresión de Barbara con agresión.
Por su parte, Barbara permite que su resentimiento y sus
frustraciones por dejar sus estudios al casarse a los diecinueve años dirijan
sus decisiones como espiar a Jonathan desde el cuarto de su hija, negarle
medicamentos a Jonathan e incluso lo que hace al perro de Jonathan. Este último
acto sin duda cruza una línea al pasar de una Barbara Rose resentida a una
Barbara Rose sádica. Además, para ser una mujer que piensa que la sociedad es
injusta con las mujeres, en realidad no ve a sus congéneres como amigas o
aliadas sino como rivales, enemigas o vendidas a la sociedad.
La actitud de Barbara se puede entender desde el contexto de la
época. En la novela, cuando los dos se conocen no pasan más de un año antes de
casarse ya que no era bien visto que una pareja viviera junta sin contraer
matrimonio, algo que se haría más aceptado en el trascurso de esa década. A eso
se le suma que una mujer debía dejar sus estudios, su trabajo o lo que fuese
una vez se convertía en una mujer casada y/o tuviese hijos, algo que Barbara
hace a pesar de que su madre, una maestra de escuela que ejercía su profesión,
le aconsejó que no dejara sus estudios. Aunque ya con sus hijos crecidos,
Barbara empieza con un servicio de cáterin que tiene buenas críticas, esto no
es suficiente para que ella pueda mantenerse a sí misma luego del divorcio y
aun así nunca ganaría lo que gana Jonathan en su trabajo. El hecho de no tener
un respaldo adecuado y más cuando ella es la que solicita el divorcio es lo que
motiva a Barbara a querer toda la casa, en lugar de simplemente aceptar la
mitad, tal como se lo proponía Jonathan.
En resumen, la incapacidad de dejar ir a alguien o algo o la falta
de estudios o de un fuerte colchón económico es lo que lleva a los Rose a
lastimarse el uno al otro, buscando que el otro afloje sin que esto ocurra y en
el proceso destruyen todo. La ruptura de las dos figuras figuras Staffordshire que representan a los
boxeadores Tom Cribb y Tom Molineaux que ambos compraron en la subasta donde se
conocieron representa la destrucción total que la soberbia de Jonathan y
Barbara crearon.
Si hubiese un ejemplo de una relación
amorosa destructiva en la que dos individuos dejan de amar y quieren destrozarse
el uno en el sentido físico y emocional, La guerra de los Rose es un
claro ejemplo de ello al igual que otras historias literarias de amor tóxico
como Lo que el viento se llevó o la de la entrada anterior. Si se pueden
sacar moralejas de esta novela, son al menos cuatro. Primero, no dejen sus
estudios ni de aprender una habilidad o un oficio, porque esto les permitirá
sobrevivir en caso de que el matrimonio no funcione y eso lo digo en momentos
en donde muchos quieren volver a una pareja tradicional donde el hombre trabaja
y la mujer cuida la casa. Segundo, si se van a casarse, háganlo con un acuerdo
en caso de que la relación deba terminar para que el divorcio sea lo menos
conflictivo posible, aunque en ese momento no tengan dinero ni bienes. Tercero,
negocien bien las cosas para evitar malentendidos y siempre busquen llegar a un
acuerdo. Y por último, no se apeguen tercamente al dinero o a una casa porque
tarde o temprano eso se irá. Siempre será mejor dividirlos y que cada quien
siga su camino por su lado.
No sé qué decir de esta novela. Me parece
que retrata a la perfección un divorcio que se vuelve amargo y es fácil ver
como los abogados de divorcio buscan su tajada, al agregar leña al fuego en
lugar de hacer todo lo posible para sus partes llegan a una conciliación.
También creo que exhibe cómo este proceso afecta a toda la familia. En ese
sentido, la novela cumple. Sin embargo, puede que el tono de la novela sea
bastante cruel para algunos, por lo que no es una novela para cualquier lector.
Por ejemplo, no la recomendaría a un amante de los perros. Si ustedes desean
leerla, pueden hacerlo.
Aunque fue un mes un poco difícil para mí, disfruté
analizar estas tres relaciones amorosas. Una balanceada, donde una mujer busca
casarse con el hombre aunque signifique dejar su vida de aristócrata; otra no
tanto, en la que un hombre se mantiene fiel a una mujer que entra y sale de su
vida con frecuencia; y la tercera y última, donde una pareja que una vez se amó
solo quieren que el otro se vaya, así se destruyan en el proceso. Espero que el
siguiente mes pueda analizar lecturas igual de provechosas. Gracias y hasta
luego.
BIBLIOGRAFÍA
Adler, W. (2025). La guerra de los Roses. Seix Barral.
NOTA
1 Persona que vive y trabaja en una familia de acogida. Normalmente se encargan del cuidado de los niños, el trabajo doméstico y reciben una asignación monetaria para uso personal.
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