R. U. R. (ROBOTS UNIVERSALES ROSSUM)


Esta semana analizaré la obra de teatro R. U. R. (Robots Universales Rossum) del escritor y dramaturgo checo Karel Čapek, publicada en 1920. R. U. R. (Robots Universales Rossum) está dividida en cuatro actos y es conocida por ser la que dio a conocer el término robot, el cual viene de la palabra checa robota que significa trabajo servil, que era el que los siervos debían realizar para sus amos, y que se deriva de rab, que significa esclavo.

El primer acto tiene lugar en la fábrica de robots Rossum donde conocemos a Fabry y a Domin, dos directivos de la fábrica, los cuales le muestran a Emma, una joven británica, el lugar y a tres robots, diseñados para realizar el trabajo de los humanos. Emma proviene de una organización que buscar el bienestar de los robots, algo que en lo que Domin y Fabry no consideran siquiera porque los robots no están diseñados para tener sentimientos y sensaciones, algo que a Emma le genera pena, pero cuando le muestran las ventajas de robots, ella va cambiando de opinión. Domin, Fabry y el tercer directivo le ofrecen matrimonio, pero ella no sabe a quién elegir.

El segundo acto ocurre cinco años después del primero y vemos a una Emma casada con Domin. La estabilidad del matrimonio será puesta a prueba por una rebelión de robots que, hartos de que los humanos les den órdenes, deciden tomar el poder y masacrar a los humanos. A pesar de los peligros, Domin, Fabry y los demás directivos de R. U. R. deciden que se seguirán fabricando robots, pero que los países hagan sus propias fábricas, para los robots no puedan entenderse y evitar una nueva rebelión. Al mismo tiempo, consideran que la humanidad debe disminuir su tamaño e incluso extinguirse si eso significa que los robots sigan con las labores. Sin embargo, la rebelión parece empeorar como se da a entender cuando la alarma suena.

Para el tercer acto, los personajes principales están resguardados en la casa de los Domin y todos no pueden dejar de decir que es el fin de la humanidad, por lo que tienen dos opciones: negociar con los robots e irse a una isla a empezar una nueva civilización humana o dejar que los robots los asesinen. Busman, el gerente, propone usar el manuscrito de Rossum para negociar con ellos y así salvar sus vidas, no sin antes quemarlo para los robots no puedan hacerse con él. Sin embargo, Elena revela ante todos que le pidió al doctor Gall que les diera un alma a los robots para no pudieran odiar a los humanos y que quemó los dos ejemplares del manuscrito porque le molestaba que los humanos hubieran dejado de tener hijos. En ese momento, los robots logran irrumpir en la fábrica y matan a todos menos a Alquist para poder dominar el mundo.

En el cuarto y último acto, los robots dominan la Tierra pero no se sienten felices con ello al sentir que el exterminio de todos los humanos llegó demasiado lejos. Alquist, el único humano sobreviviente, ya no quiere seguirle el juego a los robots, los cuales quieren que les ayude a reproducirse o a amar, bajo amenaza de muerte. A Alquist le da igual porque ya se siente viejo y no desea seguir viviendo. Pero cuando descubre a una pareja de robots, uno de ellos con el nombre de la difunta Elena Domin, desea diseccionarlos para saber sus secretos. Ante la negativa de ambos, Alquist les pide que se vaya a poblar a la Tierra porque ha entendido que los robots son capaces de amarse de verdad.

Harry Domin es el director general de Robots Universales Rossum. Está a cargo de R. U. R. en general, convirtiéndola en una empresa internacional e importante, pues muchos países compran sus robots. Sin duda, se ha enriquecido con la empresa pero lo más que desea que los robots se encarguen del trabajo y convertir a la humanidad en una elite aristocrática. Lo que no pudo medir fue el alcance de las acciones de su esposa Elena, el cual sería crucial para la rebelión de los robots.

Fabry es el ingeniero jefe de R. U. R., siendo el encargado de diseñar a los robots de la manera como están diseñados. Por ejemplo, se dio cuenta de que los robots funcionan mejor a tamaño natural que en un gran tamaño. Además, dos robots que funcionan durante veinte años trabajarían mejor que un hombre cuya naturaleza física es más frágil

El doctor Gall es el jefe del departamento de Psicología de R. U. R., siendo el encargado de darles características emocionales a los robots. En un principio, él busca que los robots tengan un aspecto humano pero al mismo tiempo no tengan humanidad ni que aprendan a luchar. Al ser uno de los pretendientes de Elena, no pudo negarse a la petición de ella de darles un alma a los humanos, lo que terminaría siendo algo terrible.

Alquist es el jefe de talleres y el único personaje humano que sobrevive al final de la obra. Precisamente, el saber un oficio (construir robots) es la razón por la que los robots lo dejan con vida. Para el cuatro acto, está harto de estar en robots, de soportar sus inútiles exigencias de darles capacidad de reproducción y solo quiere que le llegue la muerte.

Elena es una joven británica que llega al país donde está ubicada R. U. R. para saber sobre los robots que fabrican allí. Al enterarse de que estos no son capaces de tener ninguna clase de sentimiento, dolor ni capacidad de reproducción, ella se siente ofendida y revela que es miembro de la Liga de la Humanidad, la cual busca que los robots gocen de un buen trato y protegerlos. Al mostrarle como los robots simplemente son máquinas perfectas destinadas a reemplazar al imperfecto ser humano, Elena parece cambiar de opinión.

Sin embargo y a medida que la rebelión de los robots se agravan, Elena revela que ella pidió al doctor Gall que les diese un alma a los robots para que pudiesen tener sentimientos, algo que ella tal vez pensó sería bienintencionado pero en realidad resultó no ser bueno porque los robots no tardan en desarrollar odio por los humanos y deciden exterminarlos a todos.

La obra trata algo que hoy en día se teme: una rebelión de los seres artificiales en contra de los seres humanos. Los directivos de R. U. R., que son humanos, consideraron que los robots podrían suplir las funciones de los humanos. Sin embargo, no se detuvieron a pensar que quizá los robots podrían desarrollan una conciencia y que los llevaría a rebelarse en contra de los amos, de la misma manera como unos obreros podrían rebelarse en contra de sus patrones.

Porque sí, también se puede apreciar algo como una rebelión obrera en contra de la clase burguesa. Esto es parte de las creencias anticomunistas por parte de Čapek, que no tiene ningún problema en mostrar cómo no siempre acabar con la clase arreglar todos los problemas. Los robots no son capaces de lograr una sociedad perfecta porque anhelan todo lo que los humanos pueden hacer pero que ellos no, como amar y tener hijos, algo que Alquist no dejan de replicarles: que nunca serán iguales a los humanos. Con esto, Čapek deja claro que por más que el poder cambie de manos, estas, de igual manera, no lograran igualarse a la anterior, algo que recuerda a la novela El Gatopardo con su frase de que, sin importan quienes sean los que se hagan con el poder, todos siempre se creerán superiores, es decir, la sal de la tierra.

Una rebelión de los robots era lo que buscaba evitar Elena con la Liga de La Humanidad al buscar que los robots recibiesen un buen trato y se les permitiera tener derechos como los humanos. Sin embargo y a pesar de sus buenas intenciones, Elena peca de ingenua al no comprender que darles un alma a los robots podía resultar perjudicial para los humanos. Tal vez no pensó que los robots estarían tan hartos de los seres humanos que querrían exterminarlos.

Toda la obra es un ejemplo de cómo el deseo de hacer dinero con base en la explotación laboral solo puede traer desgracias incluso a personas inocentes y que ni siquiera un cambio de poderes representa un cambio en la vida de una población si no se tiene un plan cuando se hace con el poder. Esto me hace pensar en esta obra como algo melancólico, aunque la parte final deja un poco de esperanza cuando Alquist ve a una pareja de robots y les dice que vaya a poblar la Tierra con el amor que ambos se tienen entre sí, por lo que quizá los robots tal vez logren una sociedad mejor a la humana, aunque dure menos. O quizá no.

No sé por qué, pero siento que leer R. U. R. no funcionó para mí por alguna razón. Tal vez le puse unas expectativas más altas y no las cumplió, lo cual me ha pasado antes. Bueno, solo espero que ustedes puedan darle una mejor interpretación y sea de su agrado.

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