LA ÚLTIMA HOJA
¿Conocen esa historia de una muchacha que se encuentra muy enferma y dice que cuando la última hoja de un árbol caiga morirá? Bueno, muchas de esas historias beben de un cuento llamado La última hoja del escritor estadounidense O. Henry, conocido por haber escrito El regalo de los reyes magos, cuento que reseñé hace más de 7 años. El cuento se publicó en 1905 en el periódico The New York World, para luego republicarse 2 años después en la colección The Trimmed Lamp and Other Stories.
La última hoja trata sobre dos compañeras de piso (roommates), Sue y Johnsy, que viven en
un edificio de apartamentos baratos mientras intentan labrarse una carrera como
pintoras. Mientras Sue cuida a Johnsy cuando esta última lucha con una neumonía
y piensa que cuando caiga la última hoja de la hiedra que está en el muro
contiguo a la ventana del apartamento ella morirá. Por supuesto, Sue no quiere
esto e intenta motivar a que Johnsy aparte esas ideas y busque la forma de recuperarse. La historia se desarrolla a principios del siglo XX, en
el barrio neoyorquino de Greenwich Village, el cual ha sido conocido como cuna
artística y de distintos movimientos sociales, artísticos y políticos.
Obviamente las protagonistas son Sue y Johnsy. Empezaré con Sue.
Ella viene de Maine y, como cualquier aspirante a artista, ella llega a Nueva
York a entrar en la escena bohemia y cultural que ofrece el barrio y la ciudad.
Para sostenerse mientras intenta lograr su meta, realiza bocetos y dibujos para
cuentos publicados en revistas. En Nueva York conoce a Johnsy, con la que vive
desde hace seis meses, según da a entender el relato. Se encarga de cuidar de
ella durante la neumonía que casi la mata y es su carácter determinado lo que
la motiva a buscar de cualquier modo que Johnsy tenga una razón para luchar y
recobrarse de la neumonía.
Por su parte, Johnsy, cuyo nombre es Johanna, viene de la otra
costa de los Estados Unidos, en concreto de California. Como Sue, también llegó
a Nueva York a intentar labrarse como artista y así la conoce. Ambas tienen tantas
afinidades que las dos deciden vivir juntas no mucho tiempo después. El gran
sueño de Johnsy es pintar la bahía de Nápoles.
Sin embargo, una epidemia de neumonía durante un noviembre en Nueva
York ataca a varias personas, siendo Johnsy una de las afectadas. Al
enfermarse, Johnsy se obsesiona con una hiedra que crece en una pared que está
junto frente a la ventana del apartamento que comparte con Sue y la cual adora.
Al mismo tiempo que la hiedra se está deshojando como algo típico de la época
del año, Johnsy empieza a contar de manera decreciente las hojas que le quedan
a la hiedra, las cuales representan su tiempo restante de vida, al menos para
ella. En resumen, Johnsy cree que cuando la última hoja de la hiedra caiga se
irá con ella, es decir, morirá.
Además de Sue y Johnsy, hay otros dos personajes que hacen que la
historia no se trata solo de dos mujeres, con una de ellas teniendo deseos de
morir y la otra luchando para que la primera siga con vida. Esos dos son el médico
que atiende a Johnsy y el señor Behrmann.
El médico tiene diálogos en contadas ocasiones y solo se limita a
monitorear a Johnsy, pero es la persona que le da la clave a Sue para que
Johnsy se recupere: encontrar una razón para seguir viva. Como el médico no
tiene idea sobre la relación entre ambas, cree que a Johnsy le hace falta un
hombre en su vida, algo que hoy en día se consideraría machista aunque era lo
habitual en la época: una mujer debía casarse, ya que el matrimonio era
considerado honorable para ella.
El señor Behrmann es un inmigrante alemán que vive en Estados
Unidos, algo que se nota en sus diálogos en el idioma original, ya que habla
inglés con un acento alemán. Como Sue y Johnsy, llegó a Nueva York para
convertirse en un artista reconocido, pero después de cuarenta años nunca logró
el éxito y para ese momento de su vida se gana la vida posando como modelo de
pintura para artistas pobres, como el caso de Sue y Johnsy, que no pueden
costear un modelo profesional. A pesar de su poco éxito en su campo, Behrmann
no pierde la esperanza de pintar su obra maestra, algo que lleva planteándose desde
que llegó a Nueva York.
A pesar de tener una actitud un poco hosca, el señor Behrmann tiene
un gran aprecio por Johnsy, lo cual se muestra cuando se entera de su
enfermedad. La obsesión de Johnsy con la última hoja tendría mucho que ver con
lo que le ocurre a Behrmann hacia el final del cuento, ya que eso finalmente lo
motiva a hacer su obra maestra, pero a un gran costo.
La última hoja explora temas como la esperanza, el sacrificio, la
compasión y el arte. En el cuento se nos muestra varias veces como la esperanza
es la mejor arma para que una persona se recupere de una enfermedad. Tal como
lo dice el médico que atiende a Johnsy, la única probabilidad de salvarse «es
que ella quiera vivir» (p. 106). Con ello en mente, Sue busca la forma de Johnsy
encuentre las ganas de vivir. Pero el señor Behrmann va más allá: finalmente
tiene la idea para hacer su obra maestra, solo para mantener las esperanzas de
Johnsy en la vida.
El sacrificio es un tema bastante evidente, el cual se puede
explorar a través del señor Behrmann que busca la forma de que Johnsy siga con
vida y deje de pensar que va a morir. Al enterarse del amor de ella por la
hiedra y su inquietud por la última hoja lo motiva a por fin hacer la obra de
su vida, aunque esto implique un sacrificio. Pero para Behrmann, su acción
tiene valor y sentido cuando vemos cómo termina la historia.
Otro tema que se puede encontrar es la compasión. A pesar de que
tiene que hacer un trabajo importante solo para poder comprar comida para que
Johnsy se fortalezca, también busca la forma de que esta última no siga
pensando que se va a morir. Todo el cuento muestra como Sue se desvive por Johnsy
al punto de preferir dibujar en el cuarto de ella solo para cuidarla y
vigilarla y como Behrmann también quiere ayudar a Johnsy. Sue demuestra cuanto
quiere y le preocupa Johnsy y el señor Behrmann se muestra lo suficientemente
preocupado por ella al punto de hacer algo implicar un enorme sacrificio para
él.
El arte es un elemento importante en el cuento puesto que tres de
los personajes son artistas. Tanto Sue como Johnsy se dedican al dibujo y a la
pintura al punto de que ambas tienen una asociación laboral. Como ninguna de
las dos ha alcanzado todavía la estabilidad, se dedicaban a ilustrar para
cuentos publicados en revistas. Tal como lo dice O. Henry, «los pintores
jóvenes deben allanarse el camino del Arte ilustrando los cuentos que los
jóvenes escriben para las revistas, a fin de facilitarse el camino a la Literatura»
(p. 106). Esto demuestra que la pintura y la literatura iban y van de la mano
para aquellos que deseen hacer parte del mundo artístico.
Todo esto también refleja un recurso narrativo común: el artista
muerto de hambre. No debe ser tomado a mal: esto significa que es una persona
dedicada al arte pero que esto no le permite tener una buena situación
económica. Al igual que Sue y Johnsy, el señor Behrmann entra en esa categoría.
Peor aún, porque nunca había hecho su así llamada obra maestra a pesar de
siempre planear, lo cual suena a procastinación, aunque más tarde se entiende
que es más bien una falta de inspiración. Como las muchachas, el señor Behrmann
hace dibujos, pero en su caso para fines comerciales y/o publicitarios,
completamente su sustento como modelo para pintores pobres.
Sin embargo, cuando el señor Behrmann se entera de que Johnsy está
enferma y que podría morir, una idea se enciende en su cabeza y esto
desembocaría en pintar al fin su obra maestra. No obstante, dicha obra también
terminaría siendo algo mucho más significativo cuando combinas el arte con el
sentido de sacrificio.
Un detalle menor aunque no por ello menos interesante es la
relación entre Sue y Johnsy. O. Henry nos da pistas que dan matices ambiguos
sobre la relación entre ellas. Al principio del cuento, pareciera que solo son
buenas amigas y socias pero a medida que Sue cuida a Johnsy vemos la manera
como ambas se tratan. Ambas se llaman a sí mismas «querida» la una a la otra y
Johnsy llama a Sudie (Susie en la traducción) más que Sue. Esto da a pensar si
ellas en realidad tienen una relación amorosa o algo así. Más aún cuando el
doctor pregunta si Johnsy ha sufrido una desilusión amorosa a causa de un
hombre y Sue niega que haya un hombre de por medio con total seguridad.
El hecho de que Sue y Johnsy fueran pareja no sería algo
descabellado dada la manera tan familiar y cariñosa como se hablan entre sí.
Sin embargo, por la época en la que viven (principios del siglo XX, nada menos) eso
significaría que Sue y Johnsy tendría que mantener su relación de manera
discreta, casi completamente privada.
En resumen, La última hoja es una historia de esperanza, compasión y sacrificio que nos muestra que no siempre debemos dejarnos llevar por el fatalismo y que debemos encontrar una razón para mantener la esperanza, además de que nos muestra como el arte es una manera de plasmar nuestros sentimientos. Es un cuento que sin duda recomiendo y que me ha animado a querer leer más cuentos de O. Henry.
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