SATANÁS
Para terminar el Mes Colombiano, lo haré con la novela Satañas del bogotano Mario Mendoza, la cual es su novela más reconocida. Fue publicada en 2002, por lo que este año se cumple 20 años de su publicación.
Satanás se compone de 10 capítulos y un epílogo. Nos cuenta cuatro
historias que al final tienen un punto en común: un restaurante italiano en
Bogotá. Además, fue adaptada al cine en 2007 con algunos cambios que no afectan
a la historia en sí. La historia se desarrolla en 1985, entre octubre y diciembre
de ese año.
María es una joven que se gana la vida con vendedora de tintos y
aguas aromáticas en una plaza de mercado de Bogotá. María tiene un duro pasado:
perdió a su madre a los cinco años cuando la guerrilla se tomó el pueblo en el
que vivía. Vivió un tiempo en una guarnición del ejército con su hermana Alix,
pero esta última se fugó de allí, por lo que María permaneció dos años más
hasta que también logró fugarse. Ella vagó por las calles hasta que un sacerdote la
llevó a una institución de caridad en la que vivió y estudió hasta que terminó
el bachillerato y tuvo que dejarla. Más adelante se revela la identidad de
dicho clérigo.
Desde entonces María trabajó en la plaza de mercado, ganando apenas
lo suficiente para sobrevivir y siempre con el deseo de encontrar a Alix. Allí
debe soportar el acoso sexual de otros vendedores y la falta de pago de los
mismos hasta que conoce a un par de jóvenes, Alberto y Pablo, que le ofrecen
trabajar con ellos seduciendo y drogando hombres para luego ser robados por ellos.
Pero un horrible evento que le ocurre la insta a buscar venganza contra dos
hombres que la agredieron y decide que no quiere saber nunca más de hombres en
su vida cuando conoce a Sandra. Luego de establecer una relación con Sandra,
vuelve a ver al sacerdote que la sacó de las calles y este la invita a un
restaurante italiano.
Andrés es un joven pintor que vive de pintar cuadros a toda clase
de individuos. Sin embargo, cuando una persona cercana a él está moribunda, sus
sentimientos afloran y los plasma en su pintura, retratándolas con todas sus
defectos, algo que se ve cuando pinta a su tío Manuel y Angélica, una joven que
estudió con él y de la que está enamorada, pero con la que luego se
desilusionaría. Tiene un tío, del cual se revela su identidad más adelante en
la novela, y que lo invitaría a un restaurante italiano.
El padre Ernesto es un sacerdote recientemente asignado a una
parroquia en Bogotá. Cree que las ideas de izquierda se pueden complementar con
la ideología en la que se ha educado, pero también es un hombre que debe lidiar
con varios demonios, tanto figurativos como literales. Primero recibe la
confesión de un hombre que luego asesina a su familia y luego lidia con una
joven endemoniada que intenta seducirlo. Todo esto deja al padre Ernesto
impactado en el sentido emocional, al punto de dejar el sacerdocio y llevar una
vida como un hombre seglar, al lado de su amante Irene, a la que invita a un
restaurante italiano a celebrar una nueva vida.
Pero si por algo es conocida la novela es por su cuatro
protagonista: Campo Elías. Este veterano de guerra, estudiante de Lenguas
Modernas en la Javeriana y tutor de inglés es un hombre profundamente amargado
con la vida, con la sociedad y con su madre, una mujer que a la que considera
poco más que despreciable y repulsiva y a la cual considera culpable del
suicidio de su padre.
En su diario, en el que describe lo que hace, se ve cómo cada
evento que le ocurre a Campo Elías lo insta a sentir cada vez más odio por todo
y cómo desea aniquilar a todo el que pueda, sin contar con que se obsesiona
cada vez más con la novela El extraño caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde.
Hasta que el día 4 de diciembre de 1986 decide dejar de lado su faceta de
hombre tranquilo y dar rienda suelta a sus propios demonios. Bueno, ya
entenderán y sabrán que fue lo que pasó.
Además de estos cuatro protagonistas, hay varios personajes
secundarios que sobresalen como Irene, la empleada doméstica de la parroquia;
una joven poseída por el demonio; Alberto y Pablo, los dos jóvenes que
contratan a María; la vecina de María, Sandra; Angélica, la joven de la que
Andrés estuvo enamorado; Doña Isabel; y la madre de Campo Elías.
Irene es la empleada doméstica de la parroquia y la amante del
padre Ernesto. Ambos suelen tener sexo, aunque es obvio que ella le recuerda
que debe mantener sus votos y él suele sentir remordimiento luego de ello.
Luego de enterarse de que él ya no será más sacerdote, Irene siente que ambos
pueden empezar una nueva vida y por ello deciden ir a Pozzetto.
La joven poseída (así me refiero a ella, pues no se menciona su
nombre) es una adolescente que vive en el barrio colonial de La Candelaria,
junto a su madre y una empleada doméstica. Cada vez que el padre Ernesto
intenta hablar con ella, siempre trata de seducirlo y le recuerda que después
de todo es un hombre, ya que constantemente le dice que es un pervertido y que
morirá de una forma espantosa. El destino de la joven se revela en el epílogo.
Alberto y Pablo son dos muchachos que hacen parte de un trio de
atracadores junto con María. Se encargan de entrenar a María en el arte de
seducir hombres ricos y drogarlos con escopolamina, para luego vaciar todas sus
cuentas y tarjetas. Luego del incidente que le ocurre a María, ella decide
dejarlos. Aunque ellos no están de acuerdo, entienden que ella no quiera seguir
y la dejan ir.
Sandra es la vecina de María cuando esta última vive en Chapinero,
gracias a Alberto y Pablo. Sandra y María son los contrastes de cada una.
Mientras María pasa por estrecheces, ha sido desplazada por la violencia y
habitante de la calle, Sandra proviene de una familia acaudalada. Si María
desea estudiar en la universidad pero no tiene recursos económicos, Sandra no
quiere seguir la carrera que su familia le ha escogido: Periodismo, porque ella
siempre ha querido estudiar Artes.
Sandra es abiertamente lesbiana y considera a los hombres como
menos que basura. De hecho, su desprecio por los hombres hace que haga migas
con María y que esta decida mudarse con ella.
Angélica es la ex compañera de clase de Andrés. Al no poder
consolidar su relación con él, ella empieza a tener una vida sexual
descontrolada y acaba por contraer sida. Cuando se vuelve a encontrar con
Andrés, ella le revela lo que hizo luego de su separación y que tiene esta
enfermedad. A pesar de ello, Andrés decide tener sexo con ella. Pronto Andrés
se da cuenta del tipo de persona que es ella y no quiere volver a verla.
Doña Isabel es una vecina de Campo Elías. Se encarga de recolectar
donaciones para los desplazados por la violencia, algo que la pone en conflicto
con Campo Elías, que considera a los desplazados como buenos para nada y
parásitos y, por lo tanto, se niega a donar, motivo por el cual es rechazado
por varios vecinos y un tendero, cuyo hermano es desplazado. Ya se imaginarán
qué ocurrió con Doña Isabel.
La madre de Campo Elías es una mujer que a menudo maltrata a su
hijo tanto física como emocionalmente y viceversa. Campo Elías siente mucho
odio por su madre por su manera de tratarlo y porque la considera la culpable
del suicidio de su padre. En el último capítulo se revela por qué él cree que
su madre llevó a su padre a quitarse la vida.
Un detalle de la novela es que tiene un estilo similar a Ciudad de Dios en el sentido de que un capítulo puede empezar bajo el punto de vista de
un personaje y luego pasa a otro, sin hacer pausas. La diferencia entre Satanás
y Ciudad de Dios es que la primera tiene las historias más largas, quizá porque
se centra en menos personajes que la segunda, y por lo tanto su ritmo es menos
confuso.
Satanás hace muchas referencias a El extraño caso del Doctor Jekyll
y Mister Hyde. Para Campo Elías, la dualidad de la novela con respecto al bien
y al mal refleja su propia lucha entre seguir llevando la vida que tiene y con
la que no está satisfecho o sucumbir a sus demonios internos. Sin embargo, es
evidente que Campo Elías es y siempre será un ser amargado e incapaz de
empatizar con los demás, por lo que al final se convierte en lo que él
considera Mister Hyde o el ángel exterminador. El propio mal.
Cabe destacar que la novela hace muchas referencias al
convulsionado y tenso ambiente colombiano de la década de 1980, donde el
narcotráfico, el terrorismo y la violencia estaban en su máxima expresión, y a
la creciente epidemia de sida, ambas reflejadas en personajes como María y
Angélica.
Aparte de que las cuatro historias terminan en el mismo lugar al
final, también se conectan en ciertos momentos. Con excepción de María, los
protagonistas se encuentran con Campo Elías antes de llegar a Pozzetto, lo que
refleja que sus vidas están entrelazadas y preparadas para compartir un mismo
destino. Porque eso también es algo que deja claro Satanás: el destino es
ineludible.
Encontré esta historia fácil de leer, a pesar de que como dije
antes su estilo de narración al de Ciudad de Dios, porque las historias no se
cuentan en un solo párrafo, sino en secciones, haciendo que la historia fluya
de manera uniforme. Además, no desaprovecha ningún personaje, haciendo que cada
uno brille por sí mismo. Quizá el único personaje que sacaría sin que la trama
se afecte sería Andrés, puesto que es el protagonista menos desarrollado y con
pocos conflictos. De hecho, es fácil entender porqué fue excluido de la
adaptación de 2007. Fuera de eso, es una historia ordenada y bien narrada.
Con esta novela, culmino el Mes Colombiano. Fue un mes en el que se analizó una historia de amor juvenil, el origen de varias tribus indígenas amazónicas, el final de una aventura a través del Amazonas y los motivos de un asesino y sus víctimas. Un mes lleno de similitudes y contrastes. Sin embargo, a diferencia de lo que he hecho, me tomaré un descanso de tres semanas para hacerme cargo de mi salud mental, que no ha estado muy bien en estos meses. Igual les pido que me sigan en mis redes sociales. Gracias y hasta luego.
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