EL CLUB DE LA BUENA ESTRELLA: LAS HIJAS


Advertencia: la mayoría de los nombres de los lugares y de los personajes estarán basados en romanizaciones anteriores al hanyu pinyin, en especial Wade-Giles y Yale, las cuales fueron usadas hasta la década de 1980 cuando se hizo más popular el pinyin. Sin embargo, cuando un nombre esté en una romanización distinta al pinyin, colocaré esta entre paréntesis y en cursiva.

Para continuar con el Mes de la Madre, nos quedamos en Estados Unidos pero cambiamos la Costa Este por la Oeste. De la Ciudad de Nueva York a San Francisco. De la Gran Manzana a la Ciudad Dorada. Allí exploramos la relación entre las madres y las hijas de la diáspora china en dicha ciudad, el pasado y el presente y todo ello influye en sus vínculos familiares mientras las madres y luego una hija juegan mah jong. Este es el argumento de la novela El club de la buena estrella de la escritora estadounidense Amy Tan.

La novela está dividida en cuatro partes con cuatro capítulos cada una, de la misma manera que un mah jong, el juego que acostumbran a jugar las madres del libro. A pesar de lo que simboliza el cuatro en la cultura asiática, este número es importante en el mah jong porque necesita cuatro jugadores para poder jugarlo, se necesitan cuatro discos que representan los cuatro vientos para el juego y se requieren cuatro clases por ficha. La historia se desarrolla principalmente en San Francisco en 1987, con algunos pasajes en las ciudades chinas de Kweilin (Guilin), Ningpo (Ningbo), Taiyuan y Wushi (Wuxi).

Sin embargo y debido a que la entrada pasaba de las treinta páginas, decidí dividirlas en partes. En esta parte hablaré de las hijas, las cuales integran el Club de la Buena Estrella. En la parte anterior, analicé a las madres.

Las hijas que ocupan los reflectores también son cuatro: Jing-Mei Woo, Rose Hsu Jordan, Waverly Jong y Lena St. Clair.

 

JING-MEI WOO

Ming-Na Wen (Chun-Li en Street Fighter, voz de Mulan en la película de Mulan de 1998, Agente May en Agents of S.H.I.E.L.D. y Fennec Shand en The Mandalorian) como Jing-Mei. Derechos reservados: Hollywood Pictures.

Jing-Mei «June May» Woo (精妹, Wú Jīng-Mèi) es la hija de Suyuan. Nació en 1951 porque dice que Waverly, la hija de Lindo, tenía más o menos mi edad (Tan, p. 152) y con la que se tiene un desprecio mutuo, además de decir que su madre murió seis días antes de su cumpleaños treinta y seis (Tan, p. 222). Al medir 1,68 de estatura, es algo más alta que las demás hijas de las integrantes y muchos chinos, algo que Suyuan atribuye a su abuelo materno, oriundo del norte y posiblemente de ascendencia mongola. Entiende el mandarín, pero no sabe hablarlo. Siempre ha sentido que la relación de su madre nunca fue sencilla pues esta la reprochaba por su personalidad desenfocada de la vida, como se ve cuando estudia dos carreras sin concluir ninguna y se convierte en redactora de textos publicitarios.

Cuando era más pequeña, Jing-Mei fue sometida por su madre a buscar si ella era un prodigio en cualquier área, algo que al parecer Jing-Mei no es. Un día, cuando su madre ve un episodio de Ed Sullivan, decide que Jing-Mei se convierta en una concertista de piano, para lo cual la inscribe en clases de piano, algo que Jing-Mei no quiere pero que debe acatar para no contrariar a su madre.

Un día, cuando su madre y Lindo presumen los logros de sus hijas, empieza a creer que su madre quiere que sea pianista solo para presumir a una hija talentosa y poder competir con Lindo Jong y su hija ajedrecista Waverly, por lo que para un espectáculo de talentos se autosabotea no ensayando de manera adecuada. Como era de esperarse, en el día del espectáculo Jing-Mei no toca bien y su madre queda decepcionada, por lo que unos días después todo desemboca en una amarga discusión entre madre e hija, en la que Jing-Mei grita que preferiría no haber nacido y haber muerto como las gemelas del primer matrimonio de su madre. Después de eso, Jing-Mei decidió no cumplir las expectativas de su madre, no siendo una alumna destacada, no entrando a una universidad de prestigio y ni siquiera concluyendo sus estudios superiores, tomándolo como una forma de desafiar a su madre. Para cuando tiene treinta y seis años, es una mujer que ya tiene un divorcio encima y tiene problemas para aceptar su herencia china.

Cuando su madre muere, Jing-Mei se da cuenta de que en realidad nunca conoció a su madre y que no sabe cómo hacer las paces consigo misma por todo lo que hizo pasar. Cuando se entera de que será la nueva integrante del Club de la Buena Estrella tras la muerte de su madre, se sorprende. Aunque al principio no parece muy interesada en el mah jong, con el tiempo lo comprende y le coge gusto, al punto de que les pide a las demás que no la llamen June, su nombre occidental, sino por su nombre chino.

También se muestra sorprendida cuando las demás mujeres del grupo le revelan que recaudaron dinero para que ella viaje a China a ver a las hijas del primer esposo de su madre. Esto pone a pensar a Jing-Mei, ya que nunca conoció a su madre por completo, pero a instancias de An-Mei, Lindo y Ying-Ying, acepta y empieza a pensar en su madre para así tener de que hablar con sus hermanas.

Tres años después, Jing-Mei viaja a China con su padre a conocer a sus hermanas. Al llegar a Guangzhou, ella conoce a Aiyi, la tía de su padre, que lo apodaba Syau Yen (小雁, xiǎo yàn), que significa «pequeño ganso salvaje», a la cual su padre está emocionado de volver a ver y ella a él. También conoce a la enorme familia de Aiyi, ya convertida en bisabuela, que se han hecho ricos e incluso han construido y son dueños de un hotel.

Ya en el hotel y antes de partir a Shanghái, su padre le habla sobre el pasado de su madre y le explica el significado de su nombre, «hermanita de la esencia». Ahí es cuando Jing-Mei comprende que su madre solo quería que ella aceptara su herencia china, cómo en ella Suyuan buscaba el espíritu, la esencia de las hijas a las que no pudo salvar, las expectativas que quería para sus hijas mayores y que tenía puestas en Jing-Mei pero que esta no quiso cumplir. Ahora entiende más que nunca que debe reunirse con sus hermanas, para honrar el deseo de su madre y ser la esencia, es decir, asumir su yo chino sin dejar su lado estadounidense.

 

ROSE HSU JORDAN

Rosalind Chao (Leona en Más allá de los sueños, Pei-Pei de Un viernes de locos y Hua Li de la película de Mulan de 2020) como Rose. Derechos reservados: Hollywood Pictures.

Rose Hsu Jordan es la hija de An-Mei. Al parecer, era muy cercana a June cuando era niña, tal como esta última lo menciona en el primer capítulo, pero también es muy amiga de Waverly y de Lena. Es una persona a la que le cuesta tomar la iniciativa, por lo que a menudo deja que alguien tome una decisión por ella.

Cuando tenía catorce años, Rose sufre una tragedia familiar: su hermano menor, Bing, a quien debía vigilar y al cual descuidó en un lapso al intentar detener una pelea entre Luke y Mark, se acercó demasiado a la orilla y una ola se lo llevó. Nunca lo encontraron, algo que le causó a Rose cierto sentimiento de culpa y que se tradujo en su incapacidad para tomar una decisión.

Rose ha estado casada con Ted Jordan, un dermatólogo con el que parece ser feliz a pesar del racismo de la madre de él y de que An-Mei desconfía de él por ser waigoren5. Su falta de decisión sería un problema durante su matrimonio de quince años pues si había que tomar una decisión importante, ella no lo hacía, lo cual con el tiempo se volvió motivo de frustración. No es de extrañar que el matrimonio acabara por desmoronarse.

Con todo y durante el proceso de divorcio, Rose siente que su mente está llena de confusión tras darse cuenta de que Ted nunca la vio a ella como su igual, pero igual no sabe qué hacer, por lo que acude a su madre y luego mira su descuidado jardín. Una llamada de Ted para presionarla para que firme los papeles de divorcio hace que Rose finalmente tenga la voluntad para tomar una decisión al respecto, algo que sorprende a Ted, que se da cuenta de que ya no puede darla por sentada.

 

WAVERLY JONG

Tamlyn Tomita (Kumiko en Karate Kid II y Cobra Kai, la esposa de Antonio Banderas en Cuatro habitaciones [segmento: Los malportados] y Alegra Aoki en The Good Doctor) como Waverly. Derechos reservados: Hollywood Pictures.

Waverly Jong es la hija menor y la única hija de Lindo, razón por la que en su familia es apodada Meimei (妹妹, mèimei), que en chino significa «hermanita». Su nombre es inglés significa «prado lleno de álamos temblorosos». Ella recibió su nombre de Waverly Place, una calle dentro del Chinatown de San Francisco donde la familia Jong se estableció. De hecho, su nombre completo es Waverly Place Jong. Al ser la única hija mujer de Lindo, es evidente que ella va a tener su punto de vista. Nació el 17 de marzo de 1951, lo que la convierte en un Conejo de Metal.

De acuerdo con la astrología china, un Conejo es generoso, amable y discreto a lo que Waverly añade «supuestamente sensible pero con tendencia a ser susceptible e inquietarme a la primera señal de crítica» (Tan, p. 183). Cabe destacar que, además, el Conejo de Metal, signo al que pertenece Waverly, es astuto, tenaz, posee una gran habilidad para los detalles, es dedicado cuando le gusta su labor y se preocupa demasiado por sus deseos y metas. Sin embargo, también es arrogante y poco comprometido. ¿Waverly se ajusta a estas características?

Cuando ella era niña mostró interés en el ajedrez gracias a un tablero de ajedrez que su hermano Vincent recibió una Navidad. Al ver jugar a su familia y no comprender las reglas, Waverly va a la biblioteca y lee varios libros de ajedrez para comprender mejor las jugadas. Pronto empieza a jugar el ajedrez y a jugar con sus hermanos, pero cuando estos ya no quieren seguir siendo sus adversarios, ella decide buscar nuevos oponentes. Encuentra uno en Lau Po, que le derrota varias veces y le enseña todo tipo de tácticas. Para el final del verano, Waverly se convierte en una destacada ajedrecista y su madre empieza a apoyar sus habilidades.

En una partida en el parque, un hombre le sugirió a Lindo que Waverly podría participar en los campeonatos de ajedrez. Después de varias actitudes contradictorias, Waverly es alentada por su madre para participar. En su primer campeonato compitió con un chico de Oakland que casi la vence, pero luego de recordar varias de las tácticas aprendidas de Lau Po, ella logra derrotarlo. A medida que Waverly tenía éxito en el ajedrez, ella ganó más y más campeonatos, primero dentro de California y luego fuera de California, ganando en todas las divisiones para alguien de edad al punto de que a los nueve años Waverly se ha convertido en la campeona nacional de ajedrez, siendo apodada la Gran Esperanza Blanca.

Sin embargo y a medida que pasaba el tiempo, Waverly cree que su madre usaba los triunfos de su hija en el ajedrez como una forma de presumir y mostrar ante todos su éxito como madre, algo que le causaba mucha incomodidad a la niña y se lo hace saber a su madre, lo que esta no toma nada bien y ambas se distancian. Con el tiempo y a raíz del deterioro de la relación con su madre, Waverly perdió su pasión por el ajedrez y luego de ser derrotada por un muchacho al que le había ganado años antes, se retiró del ajedrez. Para entonces ella tenía catorce años.

Cuando cumplió dieciocho años, Waverly se enamoró locamente y se fugó con Marvin Chen, un compañero de la universidad un año mayor que ella. El matrimonio no funcionó y luego de unos años en los que tuvieron una hija, Shoshana (siendo la única de las hijas de las integrantes del Club de la Buena Estrella que tiene descendencia), se divorciaron. Unos años después, ella conoce a Rich Shields, un compañero de trabajo más joven que ella, pero esto no impide que ambos se enamoren, viviendo un amor pleno y sincero. Sin embargo, Waverly teme que su madre no acepte a Rich, más cuando él no es capaz de seguir las normas de etiqueta durante una cena que ella planeó junto con Suyuan.

Sin saber qué hacer, Waverly va a haber a su madre para confrontarla y decirle que se casara con Rick aunque a ella no le agrade. En realidad, a Lindo sí le agrada a Rick; solo quería que Waverly dejar de tenerle miedo y que expresase lo que siente. Con ello en mente, Waverly finalmente se siente aliviada de que su madre la apoya y la ama sin importar qué.

Como dije antes, la relación entre Waverly y Jing-Mei siempre ha sido difícil. Cuando eran niñas, Waverly siempre le presumía a Jing-Mei, recordándole que no era una niña genio como ella, algo que hacía que esta última siempre se sintiese humillada. Incluso ya adultas y divorciadas, las dos no dudan en lanzarse dardos mutuamente sobre su trabajo y como la empresa de Waverly no paga a tiempo los encargos de la agencia de Jing-Mei.

 

LENA ST. CLAIR

Lauren Tom (voz de Amy Wong en Futurama) como Lena. Derechos reservados: Hollywood Pictures.

Lena St. Clair es hija de Ying-Ying y de su esposo estadounidense, siendo la única hija sobreviviente del matrimonio. Nació en Oakland, pero cuando tenía diez años se fue a vivir a San Francisco con sus padres. Se parece a su padre en su complexión, sus pies y su nariz grande, pero heredó algunos de los rasgos faciales de su madre como sus ojos y sus pómulos. De ella también heredó su mirada asustada y como ella también su signo zodiacal es Tigre6. Es amiga de Rose Hsu Jordan.

De niña, Lena tenía que traducir lo que su madre decía y que su padre no podía entender, pero a menudo tendía a traducir cosas opuestas a lo que decía su madre y no entendía por qué esta era controladora con ella. Ya en San Francisco y ante el cambio constante del mobiliario por parte de su madre, su cama termina situada contra una pared en la que oye el abuso doméstico en el apartamento de sus vecinas, las Sorci. Pronto entabla una pequeña relación de complicidad con Teresa, la hija.

El constante cambio de posiciones del mobiliario le hace pensar a Lena que su madre quiere buscar equilibrio para que las cosas salgan bien, pero cuando su madre coloca una cuna al lado de la ventana Lena entiende que su madre está embarazada. Un niño de la edad de Lena su hubiese alegrada con la llegada de un hermanito o una hermanita pero cuando ve que su madre se tropieza constantemente a pesar de estar embarazada, intuye que el embarazo terminara en el infortunio. Por desgracia, Lena no se equivocó: el bebé nace con anencefalia y muere al poco tiempo de nacer.

Como Lena sabe que su madre tiene la capacidad de predecir cosas que le van a ocurrir a la familia, teme a lo que diga a su madre. Cuando esta le dijo que al dejar granos de arroz en su cuenco, esto indicaría que se casaría con un hombre malo. Lena pensó que se trataba de un vecino suyo que la atormentaba, por lo que en su mente deseó que no fuese así y que muriera, así comenzó a comer menos, desarrollando un trastorno alimenticio con el que sigue luchando incluso de adulta pues siempre está a dieta (al punto de no tolerar el helado) y es fanática de los aeróbicos. En efecto, no se casó con su vecino: este murió a los diecisiete años por complicaciones del sarampión, en concreto de panencefalitis esclerosante subaguda, una enfermedad que aparece años después de que una persona haya tenido sarampión. O al menos eso parece dado los síntomas del muchacho poco antes de morir y el hecho de haber tenido sarampión a los doce años.

Volviendo a Lena, ella siguió su vida, convirtiéndose en diseñadora de interiores y es trabajando en una empresa de diseño y construcción de restaurantes que conoce a Harold Livotny, el que se convertiría en su esposo. Ella es la que le propone que dejen la empresa en la que están y que él cree su propia compañía de arquitectura, Livotny y Asociados, en el que es accionista y uno de los directivos y ella una asociada y coordinadora de proyectos. Lena empezó a dar ideas para distinguirse de otras firmas como realizar diseños temáticos. Las ideas de Lena ayudan a la compañía a tener éxito y a expandirse.

Sin embargo, Lena empezó a sentirse resentida por no recibir el crédito que merece gracias a sus propuestas, teniendo que estar a merced del diseñador de interiores a pesar de que ella es la autora de algún proyecto. Además, le molesta la imposición de Harold de igualdad económica, algo que tienen desde que comenzaron a salir, en lo que respecta a gastos aun cuando él gana siete veces lo que gana ella y muchas veces gasta más que ella, teniendo Lena que pagar de su bolsillo el dinero que ella no gasta o decirle que pague al exterminador de pulgas del gato de ella aun cuando él se lo regaló, siendo todo eso abuso financiero.

Luego de que su madre llega y ella le pide que no toque una mesa que ella detesta pero que Harold adora porque la diseñó cuando era adolescente, Lena tiene una reflexión y se da cuenta de lo que infeliz es su matrimonio. Esto la lleva a tener una discusión con Harold.

 

Mientras leía esta novela, no pude evitar recordar este diálogo de Los Simpson, que apareció en el episodio Insane Clown Poppy de la duodécima temporada, cuando los Simpson acuden a una feria del libro. Allí Lisa intenta elogiar a Amy Tan, pero las cosas no salen como ella esperaba.

—Señorita Tan, me fascinó El club de la suerte. Ahí vi como el vínculo madre e hija triunfa sobre la adversidad.

—No, no es lo que pretendí decir. No pudiste haber equivocado más.

—Pero…

—Por favor, siéntate. Me avergüenzo por las dos.

 

Este diálogo refleja la relación entre las madres y las hijas de la novela; cómo las madres se sienten decepcionadas al ver que sus hijas no siguen sus enseñanzas y cómo las hijas no saben qué hacer para complacerlas. Las razones tienen que ver con la cultura local y el contexto histórico en que se han criado ambos grupos, los cuales hacen parte de la brecha generacional que las separa.

Empecemos por la crianza dentro de la cultura local. Las hijas nacieron y se criaron en los Estados Unidos, por lo que tienen un estilo de comunicación más directa, más habitual en una cultura de bajo contexto, por lo que no son capaces de entender lo que sus madres intentan decirles.

¿Qué es una cultura de bajo contexto? De acuerdo con la página Masterclass, es una cultura en que la franqueza y la expresión individual son más valoradas y tienen un énfasis en una información más explícita. Los mensajes son más directos y se busca una expresión clara y sin rodeos. En este tipo de cultura, las palabras son más importantes que los significados, se busca más los logros individuales que los colectivos, pues a diferencia de la cultura de alto contexto, en la cultura de bajo contexto las relaciones interpersonales no tienen importancia; estas pueden durar tanto como el tiempo para conseguir el objetivo dure y es posible entrar en un círculo social y salir de él sin problemas. La cultura estadounidense, que es conocida por su individualismo arraigado, es un ejemplo de cultura de bajo contexto.

Un ejemplo de ello son las hijas de las integrantes del Club de la Buena Estrella. Ellas solo quieren una conversación directa con sus madres, algo que sus madres prefieren transmitir a través de acciones y gestos. Sin embargo, como las hijas no tienen la capacidad de ver los mensajes escondidos a través de sus gestos y sus acciones, las hijas la malinterpretan y las consideran mujeres frías, cerradas, excesivamente críticas y anticuadas.

Les daré los ejemplos en cada pareja de madre e hija. Suyuan le hace ver a su hija de varias maneras que debe tener un enfoque en su vida, pero Jing-Mei cree que su madre solo la crítica y que quiere competir con Lindo y Waverly. An-Mei le intenta hacer ver a Rose que Ted se dedica a malas mañas y que ponga las cosas en claro, pero Rose piensa que su madre le pide que intente salvar su matrimonio. Lindo quiere que Waverly se desprenda de su inseguridad, que diga lo que siente y que puede confiar en ella pero, al igual que Jing-Mei con Suyuan, Waverly cree que su madre solo quiere sacarle sus defectos a colación. Ying-Ying le dice un proverbio chino a Lena sobre como una cosa es el resultado de otra y deja caer la horrible mesa de Harold para que se dé cuenta de lo infeliz que es su matrimonio y que no debe dejar que alguien más tome el crédito de su trabajo, pero Lena tarda en comprender las acciones de su madre.

Las hijas también luchan con la cuestión de su herencia china y su crianza estadounidense, lo cual también hace parte de la ya mencionada cuestión de las culturas de alto y bajo contexto. Jing-Mei quiere conocer tanto sobre su madre que rechaza que llamen June, su nombre occidental, prefiriendo usar su nombre chino, pero al mismo tiempo no tiene idea de acercarse a su herencia china, por lo que para ella el viaje a China implica no solo conocer a sus hermanas sino también asumir su esencia china.

En el caso de Rose, pensó que la manera de pensar y actuar china no era la correcta al considerarla muy cerrada y poco flexible, por lo que creyó que la estadounidense sería más adecuada, solo para darse cuenta de que un punto de vista con más opciones no significa la mejor.

Con el paso de los años, aprendí a elegir entre las mejores opiniones. Los chinos tenían opiniones chinas, mientras que los norteamericanos las tenían norteamericanas, y en casi todos los casos la versión norteamericana era mucho mejor.

Sólo más adelante descubrí que la versión norteamericana tenía un grave defecto. Había demasiadas alternativas, por lo que era fácil confundirse y elegir mal. Era lo que me ocurría en mi relación con Ted (Tan, p. 214).

 

Por su parte, Waverly también sufre esto, pues parte de ella quiere expresarle sus sentimientos a su madre pero la otra parte teme que si lo hace su madre lo tome como falta de respeto y lo pueda usar en su contra:

— […] ¿Quieres que le diga a mi madre que se calle?

—Claro, ¿por qué no?

—Pues… no sé si está legislado explícitamente, pero jamás puedes decirle a una madre china que se calle. Podrían acusarte como cómplice de tu propio asesinato (Tan, p. 191).

 

La brecha generacional también es relevante en la novela, al igual que en la novela de Ernest Hemingway, Fiesta (The Sun Also Rises). Las hijas son baby boomers, generación comprendida entre 1946 y 1964. Este grupo demográfico nació y creció en una relativa prosperidad económica, por lo que tenían la visión de que el mundo cambiara para mejor, que cada generación estará en mejor posición que ellos y tienden a tener un punto de vista materialista. El primer grupo de esta generación, al que pertenecen las hijas, tuvo que vivir la contracultura, la Guerra de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles, la segunda ola del feminismo, la inestabilidad política y el alunizaje. El hecho que los boomers esperan que todo sea mejor es algo que menciona Lena:

[…] recordé un artículo que leí sobre los nacidos en la posguerra. Decía que somos una generación que espera lo mejor y, cuando lo conseguimos, nos preocupamos pensando que tal vez deberíamos haber esperado más, porque, después de cierta edad, todos los réditos disminuyen (Tan, p. 169-170).

 

Esto que dice Lena también representa una preocupación que suelen tener los baby boomer. A menudo se sienten confundidos cuando esperan que algo salga bien o que una situación difícil mejore solo para ver como no obtienen los resultados que desean o dicha situación empeora. A medida que van envejeciendo, los frutos de su trabajo, ya sea en el trabajo y en el hogar cada vez son menores, por lo que a menudo tienen un punto de vista conservador. Por ello, al ver tantos cambios al mismo tiempo van a ser personas que quieren mantener el status quo, el mismo que ellos crearon en sus años más jóvenes.

Por ello, la brecha generacional entre ellas, nacidas en una época de penurias e inestabilidad política, y sus hijas se refuerza más, pues estas últimas, criadas en un ambiente económica y familiarmente estable, con más oportunidades que las que tuvieron sus madres, dan por sentado lo que las rodea y ven a sus madres como anticuadas, criticonas y frías, sin entender las dificultades por las que pasaron sus madres, las cuales solo buscan que sus hijas se entiendan a sí mismas, que las entiendan a ellas y, en los casos de An-Mei y Ying-Ying, que no adopten sus comportamientos sumisos, más o menos un «no quiero que mi hija sea como yo».

Lo sé porque me educaron a la manera china: me enseñaron a no desear nada, a tragarme la desgracia de otros, a comerme mi propia amargura.

¡Y aunque enseñé a mi hija lo contrario, ella ha seguido el mismo camino! Tal vez se deba a que soy su madre y es mujer, y yo soy hija de mi madre y mujer también. Todas somos como unas escaleras, un escalón tras otro, que llevan arriba y abajo pero en la misma dirección (Tan, p. 239).

 

He aquí lo que pienso hacer. Reuniré mi pasado y lo contemplaré, veré algo que ya ha sucedido, el dolor que cortó y separó mi espíritu. Retendré ese dolor en mi mano hasta que se haga duro y brillante, más claro, y entonces podré recuperar mi fiereza, mi lado dorado, mi lado negro. Usaré este dolor agudo para atravesar la dura piel de mi hija, para cortar y separar su espíritu de tigre. Ella luchará contra mí, porque así es la naturaleza de dos tigres, pero yo venceré y le daré mi espíritu, pues así es como una madre ama a su hija (Tan, p. 283).

 

Otro tema que se ve aquí es la llamada crianza tigre, muy común en la cultura asiática así como en su diáspora y de lo que ya había hablado hace tres meses en Perfume de hielo. Suyuan se siente avergonzada de que Jing-Mei no me muestra interés ni talento en algo que ella pudiese mostrarle a los demás, sintiéndose menos que Lindo, cuya hija es una niña prodigio del ajedrez, por lo que intenta que Jing-Mei se convierta sin éxito en concertista de piano. Lindo hace todo lo posible para que su hija se dedique al ajedrez y nada más, ya sea impidiendo que juegue con sus amigos en el callejón como hacía antes o eximiéndola de las tareas de casa.

Después de todo lo extenso que ha sido este análisis, me ha dado cuenta de que a veces cuando una obra tiene un reparto coral, por más que les importancia a varios personajes por igual, habrá algunos que no sobresalgan como es debido. En este caso, siento que Lena es el personaje más subutilizado, pues se enfoca demasiado en su vida amorosa y no tanto en la relación con su madre como ocurre con los otros personajes. Aunque me encanta la manera como Ying-Ying busca impedir que el comportamiento sumiso que Lena ha aprendido de ella no rija su vida como lo hizo con la suya, pienso que Tan debió darles más tiempo de interacción tanto en el pasado como el presente teniendo el rol comunicativo que Lena tenía para con Ying-Ying. Además, las historias de Rose y de la propia Lena técnicamente terminan en un final abierto, lo cual para algunos podría ser decepcionante. Fuera de eso, la novela tiene una ejecución magnífica.

Ahora, volviendo a la conversación entre Lisa Simpson y Amy Tan, ¿quién tiene la verdad? Pienso que ambas. Sí, el vínculo entre madre e hija triunfa sobre la adversidad como dice Lisa, pero también muestra que el choque cultural y generacional entre madres e hijas siempre estará presente en el sentido que las madres siempre buscarán que sus hijas acepten su identidad china y sus hijas siempre intentarán que sus madres comprendan su punto de vista. Sin embargo, también es positivo ver como las viejas generaciones buscan que sus descendientes se hagan valer y no cultiven comportamientos destructivos como la sumisión que las destruirían como mujeres y como seres humanos en cualquier relación. Sin duda, la recomiendo.

NOTAS

5 Término con el que los chinos designan a los extranjeros.

6 Considerando que las hijas de las integrantes del club de mah jong son cercanas, es fácil suponer que Lena es Tigre de Metal (inició el 17 de febrero de 1950 y terminó el 5 de febrero de 1951).

 

BIBLIOGRAFÍA

Ebsco. (2025) High-context and low-context cultures. https://www.ebsco.com/research-starters/communication-and-mass-media/high-context-and-low-context-cultures

Masterclass. (7 de abril de 2022) High-Context Culture: 4 Characteristics of High-Context Cultures. https://www.masterclass.com/articles/high-context-culture

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