AMANTE SIN REPOSO

Antes de empezar un nuevo Mes de la Madre, decidí hacer una pequeña pausa y realizar el reto literario del mes. En este mes sería leer un género que nunca hayas leído. Como la poesía es el género que menos leo, este fue el elegido. En concreto, analizaré un madrigal del escritor español Francisco de Quevedo en el cual tiene varios nombres. Se lo ha llamado Madrigal o Está el ave en el aire con sosiego, pero el nombre más probable es Amante sin reposo.

Antes que nada, me gustaría definir qué es un madrigal. Un madrigal es un poema en el que se combinan versos heptasílabos, es decir, de siete sílabas con versos endecasílabos, versos de once sílabas, con una rima consonante, es decir, cuando los sonidos (fonemas) coinciden a partir de vocales acentuadas, que se pronuncian con más intensidad. Generalmente el tema de un madrigal es el amor, pero también abarca temáticas como la reflexión o la naturaleza.

Volviendo al poema, ¿Amante sin reposo es un madrigal? Sí. Hay nueve versos, de los cuales solo uno es heptasílabo (es-tá en-la-so-la-tie-rra), siendo el resto endecasílabos. Además, salvo el quinto verso (Yo solo, que nací para tormentos, verso importante más adelante), los versos siguen una rima consonante en un esquema AA-BB:

Está el ave en el aire con sosiego,                (A)

en el agua el pez, la salamandra en fuego,   (A)

y el hombre, en cuyo ser todo se encierra     (B)

está en la sola tierra.                                      (B)

 

Hay un pequeño truco. Los últimos versos tienen una apariencia de decasílabos, es decir, tienen diez sílabas, pero realmente son endecasílabos. La clave está en la rima día-mía. Las dos palabras son hiatos, secuencias de vocales que se encuentran juntas, pero pertenecen a silabas distintas. El hiato se produce cuando hay dos vocales fuertes (aéreo), cuando hay una vocal abierta y una cerrada tónica (país) o dos vocales cerradas débiles que indica una doble pronunciación en la vocal (chiita).

En el caso de los dos últimos versos de Amante sin reposo, día y mía son hiatos debido a que ambas tienen una vocal abierta (a) y una cerrada acentuada (í) y por ello, ambas palabras son bisílabas (dí-a, mí-a). Esto hace que los dos versos (los ojos tengo en agua noche y día/ y en fuego el corazón y el alma mía) tengan en total once sílabas:

lo-s o-jos-ten-go en-a-gua-no-che y-dí-a

y en-fue-go el-co-ra-zón-y el-al-ma-mí-a

 

El tema de Amante sin reposo es la pasión que una persona siente y que lo desborda. El narrador compara su pasión con los cuatro elementos, primero usando con animales y por último en sí mismo para reflejar como los cuatro elementos actúan en él. Es evidente que Quevedo hace al ser humano el centro de todo lo que lo rodea (y el hombre, en cuyo ser todo se encierra). De esta manera, Quevedo le da al poema un toque de antropocentrismo, algo raro en un trabajo barroco. Sin embargo, en realidad esta visión tiene un tono melancólico pues siente el amor le causa dolor al mismo tiempo que la pasión lo consume.

En conclusión, Amante sin reposo es un poema que nos muestra cómo el amor lleva a la pasión y al dolor al mismo tiempo, pero también es un gran ejercicio a la hora de estudiar la gramática. Solo por eso, lo recomiendo.

 

BIBLIOGRAFÍA

Quevedo, F. de. Amante sin reposo. https://ciudadseva.com/texto/amante-sin-reposo/

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