LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS
Advertencia: para los que no han leído la novela o han visto alguna de
sus adaptaciones, habrá destripes (spoilers).
Para terminar el Mes de los Niños y del Idioma, lo haré como suelo hacer: con una doble entrada. Si en la entrada dedicada a la lengua española analicé los cuentos de la compilación ¡Socorro!, en esta la elegida es una novela corta japonesa más conocida por su adaptación animada. Me refiero a La tumba de las luciérnagas de Akiyuki Nosaka.
La tumba de las luciérnagas es una novela corta que retrata a Seita y Setsuko, un par de
hermanos que deben buscar la forma de sobrevivir como puedan luego de que un
bombardeo los dejara sin casa y en el proceso a su madre. A lo largo de sus 18
páginas (más dependiendo de la edición) que la historia tiene, Seita y Setsuko
deben hacer frente al racionamiento de comida, al abuso verbal de su tutora y,
por último, al hambre y a la desnutrición que terminaría siendo decisiva para
ambos. Fue publicada en 1967 en la revista literaria Ōru Yomimono y a menudo es publicada junto con otra novela, Las algas americanas.
La novela es conocida por su adaptación animada de 1988
realizada por Studio Ghibli y dirigida por el gran Isao Takahata, al cual
mencioné brevemente en De los Apeninos a
los Andes, pero también tuvo dos adaptaciones de acción en vivo: un telefilme en 2005 que es
un poco menos fiel al libro y le da un punto de vista distinto a un personaje
del que hablaré más adelante y una película estrenada en cines en 2008.
Los personajes principales son Seita y Setsuko, un par de hermanos
hijos de un teniente de navío que se encuentra en el frente, a bordo de la embarcación
Maya y del
que no se ha tenido noticias desde entonces. La historia se desarrolla en la
ciudad de Kōbe y sus alrededores en un periodo de seis meses, más o menos desde
el 16 o 17 de marzo de 1945 (bombardeo de Kōbe) al 22
de septiembre de 1945 (muerte de Seita).
Seita es el hermano mayor, con 14 años1. Se ha hecho
cargo del cuidado principal de Setsuko a causa de la ausencia de su padre y de
la enfermedad de su madre y luego completamente tras la muerte de esta última. Al
ser criado bajo una óptica militarista y nacionalista, Seita considera que el
honor y el Imperio son primero y que todos deben sentirse orgullosos. Por eso
siempre lleva consigo la foto de su padre marino.
Tras la muerte de su madre a causa de un bombardeo, Seita y su
hermana se van a vivir con la prima política de su padre, pero debido al cada vez mayor
malestar de la mujer para con los dos huérfanos, Seita y Setsuko se van a vivir
a una cueva usada como refugio antiaéreo y Seita logra proveer para él y para
su hermana cazando ranas y robando hortalizas de los vecinos hasta que ya no
puede hacer esto último. Mientras viven allí, los dos hermanos buscan consuelo
observando las luciérnagas por la noche. Al mismo tiempo, Seita debe lidiar con
la enfermedad cada vez mayor de Setsuko a causa de la desnutrición. Finalmente,
puede acceder al dinero que su padre dejó en el banco, pero ya es demasiado tarde
para Setsuko y, por supuesto, para él. Termina sus días en la estación
Sannomiya el 21 de septiembre de 1945, un día después de que se aprobó una ley
que protegía a los huérfanos de guerra.
Setsuko es la hermana menor, de solo 4 años. Al ser tan pequeña,
Seita debe velar por su bienestar debido a la ausencia de su padre por la
guerra y la enfermedad cardiaca de su madre. Es la típica niña que le gusta
jugar al aire libre y siempre está sonriente. Sin embargo, también representa a
los niños pequeños que quedan en medio de la guerra y que sufren como
consecuencia de esta pues ella es termina sufriendo las consecuencias del
hambre debido a que es más joven. La escena donde Setsuko invita a Seita a
comer piedras y puñados de tierra, alucinando con que son comida es
desgarradora, aún más en la película animada de 1988, pues sabemos que no hay
marcha atrás y que Seita no puede hacer nada por ella. Setsuko pasó a mejor
vida el 22 de agosto de 1945, exactamente 30 días (1 mes) antes que Seita.
La tía de Seita y Setsuko es la adulta que queda a cargo de los dos
menores cuando la madre de ambos muere y el padre sigue en el frente naval. A
pesar de que se llama tía, lo cierto es que ni siquiera es parienta directa por
sangre de los niños, es la esposa de un primo paterno, el cual había muerto en
el frente. Madre de dos hijos, se muestra resentida por hacerse cargo de dos
niños que ni siquiera son parientes cercanos y se lo hace saber a Seita. Además,
presiona a Seita para que venda los quimonos de su madre para comprar comida y
le recuerda a este lo importante que es luchar por la patria. El constante
comportamiento pasivo-agresivo de la mujer es lo que lleva a Seita y a Setsuko
a vivir en la cueva y, por supuesto, a sus muertes.
La historia es un ejemplo de cómo el punto de vista cambia de
acuerdo con la cultura local. Para los lectores japoneses, Seita hizo lo
correcto al no rogarle a su tía el quedarse en casa y buscar mantener a su
hermana menor como diera lugar. En cambio, para los lectores occidentales Seita
sería visto como una persona egoísta y orgullosa, que fue responsable de lo que
le ocurre a él y a su hermanita. Sin embargo, hay que tener en cuenta el contexto
en el que él se ha criado.
Seita se ha criado para pensar que el honor y el orgullo son lo más importante en la vida. Sí, como un samurái. Por ello, ni siquiera se le pasa
por la cabeza buscar el perdón de su tía porque para él el honor es lo primero,
aunque eso implique pasar hambre y que signifique su muerte y la de
Setsuko. A eso se le suma que Seita es un muchacho de catorce años, que no
comprende que mantener el honor no siempre es la decisión sabia y que a veces
la razón y el deseo de supervivencia son más importantes, en particular cuando
se está en una situación muy compleja como lo es una guerra.
Por otra parte, aunque se vio obligado a madurar rápido a causa de
la guerra, asumir la responsabilidad de cuidar de su hermana es muy difícil
para Seita. Él sabe que no solo debe pensar en sí mismo sino también en
Setsuko y en su bienestar. Sin embargo, Seita internamente vive una lucha entre
salvar a Setsuko o mantener su honor y está claro qué camino terminó eligiendo.
En la novela, la tía de Seita y Setsuko menciona que ambos tienen
parientes por parte de padre con un parentesco más cercano al suyo en Kōbe, lo
que indica que tal vez ellos tenían primos o tíos paternos en la misma ciudad.
Sin embargo, como la ciudad fue atacada por aire dos veces, una en marzo y la
otra en junio, sin contar el bombardeo de prueba que tuvo lugar un mes antes
del primero, había muchas posibilidades de que varios de ellos pudieran estar
muertos o, de no, se encontraran en una situación similar o peor a la de ambos
hermanos. Por lo tanto, aunque hubiesen podido contactarlos si estuviesen
vivos, posiblemente no estarían en condiciones de ayudarlos.
También se menciona que la madre de Seita y Setsuko tenían
parientes en Tokio, pero al mismo tiempo se da a entender que los niños no
tienen tan roce con ellos y que hace años que no los ven. Y ahí también entraría el mismo
problema que con sus parientes paternos: Tokio también fue bombardeada. De
hecho, ese evento ocurrió unos días antes que el de Kōbe y se sabe que ese
ataque aéreo fue el más mortífero y destructivo de la II Guerra Mundial, fuera
de las dos bombas atómicas. Por ende, dichos parientes harían parte de los
damnificados en el mejor de los casos o muertos en el peor.
Hablando de la tía, ¿por qué se mostró hostil hacia los niños, en
particular hacia Seita? Al igual que Seita, ella también tiene una visión nacionalista
y militarista y piensa que todos deben aportar a la guerra, ya sea en el frente
o en el trabajo civil. Para ella, el que su hija trabaje en una fábrica o que
su hijo siga asistiendo a la escuela a pesar de la guerra es una
forma de contribución al Imperio. En su mente, Seita debería seguir asistiendo
a la escuela o por lo menos colaborar de manera laboral ya fuera trabajando
como bombero o algún pequeño trabajo no calificado que dé algo de dinero. Por
ello, la mujer muestra un comportamiento criticón al ver que Seita no vuelve a
la escuela o que trabaje en algo (ser bombero no es una opción para él debido a
su temor al fuego), oportunista pues a pesar de vender los quimonos de la madre
de los niños no comparte el arroz comprado con ellos, algo que en lo que al
parecer su hija le avergüenza, pero no es capaz de comentar y calumniadora pues
difunde rumores sobre Seita, haciendo que los vecinos desprecien a los dos
huérfanos. En la adaptación de 2005 al menos la tía tiene una justificación más
comprensible en su comportamiento pues la muerte en el frente de su marido le
generó un cierre emocional completo al tener que encargarse sola de cuatro
hijos, uno de ellos asmático. La adición de dos niños que no son parientes
cercanos es algo que, por más quiera, no puede permitirse.
La historia me deja una duda, ¿qué pasó con el padre de Seita y
Setsuko? Para los que no conocen la historia del Frente del Océano Pacífico de
la II Guerra Mundial, la embarcación en la que estaba el padre de ambos, el
crucero Maya, fue hundido el 23 de
octubre de 1944, unos cinco meses antes del bombardeo de Kōbe. En ese evento,
336 hombres perdieron la vida y los 769 que fueron rescatados fueron llevados
al acorazado Musashi, que al día
siguiente también fue torpedeado. Allí murieron 143 de los rescatados; por
ende, en total fallecieron 479 hombres del Maya,
por lo que el padre pudo haber muerto en el Maya
o en el Musashi de haber sido
rescatado. Es decir, es probable que el padre ya hubiese fallecido para la
época del bombardeo de Kōbe, pero debido a la censura del gobierno japonés en
ese entonces, es normal que Seita solo se enterara una vez que la guerra
hubiese concluido.
Es obvio que en un periodo de guerra, la información que la
ciudadanía recibe está mucho más restringida. En el caso de Japón, la
explicación radica en su nacionalismo: para mantener la moral alta en la
población se les ocultó deliberadamente las derrotas japonesas y para evitar
que los soldados sobrevivientes divulgaran la verdad, no eran enviados a casa
sino que los trasladaban a otros frentes. Solo se sabría la verdad después de
la rendición del país. Esto también te pone a pensar que las posibilidades de
que el padre de Seita y Setsuko se encuentre vivo eran bastante bajas,
considerando que la Armada Imperial perdió un total de 334 embarcaciones y más
de 300.000 hombres.
Nosaka mencionó que La tumba de las luciérnagas es una
historia de doble suicidio. Al analizar la novela detenidamente, es
comprensible por qué lo dice. La pequeña Setsuko pierde la vida, sí, pero el
saber que su madre ya no está con vida y que lo haya sabido por boca de alguien
diferente de Seita pudo impactar en su psique, puesto que después de contárselo
a Seita, la salud de ella toma un giro descendente hasta el final.
Lo mismo ocurre con Seita. Pudo haber usado el poco dinero que le
quedaba y que había podido sacar para poder mantenerse pero el sentimiento de
culpa e impotencia por no haber podido hacer nada para salvar a Setsuko le
quitó la voluntad de seguir viviendo. A eso se le suma el hecho de que la
rendición de Japón y la posible muerte de su padre son otros duros golpes para
alguien que se ha criado bajo el militarismo y el nacionalismo como Seita. El
saber que ya no tiene familia, que falló en su deber como hermano y que su país
se rindió destruyó cualquier deseo que Seita tenía de seguir viviendo.
La tumba de las luciérnagas tiene un gran trasfondo personal. Akiyuki Nosaka tuvo que hacerse
cargo de su hermana menor durante la II Guerra Mundial. Al igual que Setsuko,
su hermana murió de desnutrición. A diferencia de su alter ego literario que
vendría a ser Seita, Nosaka logró sobrevivir a los difíciles años de la guerra
y de la posguerra, pero siempre tuvo un sentimiento de culpa por no poder
podido hacer nada para evitar su muerte. Escribir La tumba de las luciérnagas fue una manera de resarcir el
sentimiento de impotencia y una manera de compensar a su hermana.
Esta es una historia que nos muestra que en la guerra al final los
sectores más vulnerables de la población son los que más van a sufrir las
consecuencias y cómo la falta de solidaridad en la población acaba causando aún
más daño. Al final, depende de nosotros saber si es mejor seguir ignorando lo
que ocurre o hacer parte de la solución.
NOTA
1 En la novela se menciona que es estudiante de tercer año de secundaria, siendo los 14 años la edad a la que se cursa este grado, por lo que esta es su edad más probable.
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