BUEN VIAJE, SEÑOR PRESIDENTE
Y
para concluir El Mes Colombiano, lo hago con Buen viaje, señor presidente, el
primer cuento de la compilación Doce cuentos peregrinos, cuyo tema es la
situación de los inmigrantes latinoamericanos en Europa. En este cuento, los
personajes viven en Ginebra, una de las ciudades más importantes de Suiza y de
Europa puesto que allí se encuentran gran parte de las instituciones más
importantes del mundo como el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Palacio
de las Naciones1, el Foro Económico Mundial y el CERN2.
Los
personajes principales son el presidente, cuyo nombre nunca es mencionado (un
recurso muy común en las obras de García Márquez), un chofer de ambulancia de Martinica llamado Homero Rey de La Casa y su esposa puertorriqueña, Lazara Davis. Homero
era partidario y admirador del presidente y debió exiliarse a Suiza por ello,
aunque se da a entender que era más bien su falta de voluntad la que no le permitía regresar a su país. En cuanto al presidente, después de ser derrocado, permaneció en
Martinica hasta que debió viajar a Ginebra para buscar solución a un dolor
inexplicable y debía someterse a una cirugía compleja y arriesgada.
Los
caminos de ambos se cruzan un día en que el presidente lo sorprende después de
varios días de espiarlo y lo invita a almorzar al saber que Homero sólo come
una vez en casa, por la noche. Luego de recordar los momentos del golpe de
estado, Homero invita al presidente a comer arroz con camarones en su
apartamento. Cuando Lazara se entera de la noticia no le cae muy en gracia.
El
presidente se muestra como una persona calmada, realista y consciente de las
circunstancias a diferencia de Homero, que a decir verdad, es más bien ingenuo,
tímido y con muy poca voluntad. Lazara es muy similar al presidente puesto que
comprende perfectamente la realidad, pero carece de la serenidad que este posee
y por el contrario, es malhumorada. Desde el principio siente antipatía hacía
el presidente porque piensa que es un corrupto, un falso y un avaro, debido a
que trabajó como niñera en una familia enemiga del presidente, teniendo una visión
distinta de la que Homero tiene del presidente.
Poco
a poco vemos que la intención de Homero y Lazara está lejos de ser inocente. En
realidad querían venderle al presidente un servicio fúnebre en caso de que
muriese, un negocio común entre los empleados del hospital, que aunque aportaba
poco dinero, ayudaba un poco a Homero y su familia de cuatro personas (él, su
esposa y su dos hijos). Tanto Homero como Lazara necesitaban el dinero pues ya
estaban gastando los ahorros de cinco años para sus hijos, así que ambos
mintieron para ganarse su favor a pesar de sus distintas opiniones hacia él.
En
la cena Lazara sintió mucho más desprecio por el presidente de lo sentía antes
de conocerlo pero sus modales y su espíritu hospitalario le permitieron
disimularlo. Por su parte el presidente se la pasó lamentándose de haberse
convertido en mandatario de la Martinica pues sentía que no era el hombre
indicado y a pesar de que Homero defendió sus acciones, consideró que él, sus
predecesores y sucesores buscaban o el poder o simplemente el cargo. También se
lamentaba por la pérdida de su único hijo, que fue ejecutado por sus compañeros
opositores del presidente, y de su esposa, que sucumbió ante la pena. Al
término de la cena, la opinión de la pareja no cambia para nada.
Vemos
que Homero no miente sobre la situación económica del presidente puesto que en
realidad no tiene dinero para pagar la operación y apenas puede cubrir sus
gastos en su hotel de cuarta categoría. Para poder pagar la cirugía, el
presidente le pide a Homero que le ayude a vender sus propias joyas y las de su
difunta esposa. Lazara decide hacerlo ella misma pero obtiene poco dinero; así
que el presidente decide vender un reloj y un juego de mancuernas y
pisacorbatas para completarlo. Finalmente Lazara termina tan convencida como
Homero de la triste situación del presidente.
Cuando
el presidente es operado, pierde toda la fuerza física que lo caracterizaba y
se vuelve un hombre débil como un hombre de su edad. Con el tiempo, va
recuperando sus fuerzas y contra el consejo de los médicos, regresa a Martinica
dejando su reloj y su anillo de bodas para los hijos de Homero y Lazara como
recuerdo de agradecimiento y una manera de completar los ahorros de los niños,
que una vez más Homero y Lazara debieron usar para que el presidente hiciera su
viaje de regreso.
La
estadía en Ginebra demuestra ser inspiradora para el presidente puesto que
decide vivir su vida al máximo, dejando de lado las prohibiciones que le
imponían y creando un movimiento para recuperar el poder sólo para no morir de
viejo en su cama.
En
el cuento se puede ver que el presidente tenía muchos problemas tras su
derrocamiento como las prohibiciones sobre ciertos alimentos o caminar con un
bastón y estaba visiblemente abatido por la pérdida de su familia. Todas estas
restricciones las va venciendo poco a poco al alternar con Homero y Lazara y se
inspira para darse una nueva oportunidad en su vida: la oportunidad de
disfrutarla tal como desea. Dejar su anillo y su reloj a Homero y a Lazara
representan también su deseo de dejar atrás su pasado, como parte de ese deseo.
NOTAS
1 Sede
europea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Allí están varios de
sus organismos como la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO,
por sus siglas en inglés) y la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).
2
Siglas en francés del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, ahora
conocido como la Organización Europea para la Investigación Nuclear.
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