SANTUARIO
El
libro de esta entrada me dejó intrigada una vez lo terminé ya que pensé que la
autora de este libro sólo sabía hacer finales trágicos o que te dejan un
sinsabor, pero cuando leí este libro me encontré completamente diferente y
cambió por completo mi perspectiva sobre la escritora. Aunque lo leí en
diciembre decidí publicarlo este mes para que coincidiera con el Mes de la
Madre.
¿De
qué libro estoy hablando? Se trata de Santuario, una novela temprana de la
escritora estadounidense Edith Wharton, muy conocida por sus novelas
desarrolladas en el seno aristocrático tanto del Viejo como del Nuevo Mundo.
Esta fue su tercera novela en ser publicada después de La piedra de toque y El
valle de la decisión, pero antes de La casa de la alegría, su primera novela de
importancia, y de la cual hablaré en un futuro. La mayoría de los libros de
esta autora tiene finales trágicos o finales que dejan decepcionado a más de
uno. Algunos críticos los consideran realistas, pero para mí el realismo de
Wharton hace que sus finales siempre tengan algo que me deja mucho en que
pensar.
La
protagonista (casi todos los protagonistas de Wharton son mujeres) es Kate
Orme, más tarde Peyton. Al principio de la obra comienza como la típica heroína
Wharton siendo ingenua e insegura. Está comprometida con su novio Denis Peyton a
quien considera su hombre ideal pero se entera de lo mentiroso y disimulado que
puede llegar a ser y hasta donde es capaz de llegar para poder encontrar un
beneficio propio. Al no querer contraer matrimonio con él, piensa en romper el
compromiso o cuando mucho posponer la boda, pero la madre de Denis de alguna
manera intuye lo que va a hacer Kate y le dice que mantenga la decisión de
casarse con él. Kate se casa con Denis a sabiendas de que quizá no vaya a ser
feliz con él.
Pasa
el tiempo y Denis muere después de siete años de matrimonio, dejando a Kate
sola con el hijo de ambos, Dick, y con una situación económica inestable. Ella
se ve obligada a criar a su hijo, organizar las finanzas y luchar para darle
una carrera a Dick. Sus esfuerzos son recompensados cuando él se gradúa de
Bellas Artes y se convierte en un arquitecto con renombre a pesar de su
juventud. Los años de lucha y sacrificio la han convertido en una mujer menos
ingenua y más intuitiva, pero aún es la mujer discreta que era de joven.
Nos
enteramos de que Dick se ha presentado a un concurso de arquitectura junto con
un socio, Darrow, al cual respeta mucho. Kate desea que su hijo gane, pero Dick
cree que con Darrow en el concurso no tiene oportunidad de ganar ya que los diseños
de este son muy reconocidos y admirados. En este conflicto entra Clemence
Verney, una mujer manipuladora e interesada que está saliendo con Dick y desea
que él gane y por ello entabla conversación con Kate; sin embargo ella percibe
sus verdaderas razones y se da cuenta de que la señorita Verney está presionando
a Dick para que gane el concurso.
Darrow enferma de neumonía y muere, nombrando a Dick como dueño de sus
asuntos en una carta que este último muestra a su madre. Kate está preocupada
porque cree que su hijo usaría los diseños de Darrow; de esta manera actuando
de la manera codiciosa y mentirosa que hacía Denis, el padre de Dick. Ella
intenta averiguar si él ha usado sus diseños o los de Darrow. Como no lo logra,
Kate se llena de angustia para intentar salvar a su hijo de cometer un error,
así que llega a su estudio para hablar con Dick. Al no haber respuesta, ella
abre la puerta y encuentra a Dick y unos bocetos destruidos. Él le revela que
abandonó el concurso, que se dio cuenta de que ella siempre lo supo y que se
preguntaba si él usaría los diseños de Darrow. Dick dijo que había tratado de
hacer todo lo posible para conseguir crédito por sí mismo, pero descubrió que
estaba dándole la espalda a ella y dejando de lado la lucha que ella ha
mantenido por él. Dick le agradece a su madre por estar siempre ahí cuando lo
ha necesitado.
Es
interesante resaltar la influencia del escritor estadounidense Henry James,
autor de Otra vuelta de tuerca, pues que esta obra está llena de suspenso y
angustia. Kate siente que no sabe si su hijo Dick está haciendo las cosas
correctamente y quiere averiguarlo, no sólo para saberlo sino también para
disuadirlo. La angustia por intentar saberlo me hace querer mantener la
atención y ganas de continuar leyendo.
Hay
que recordar que Henry James era un gran amigo de Edith Wharton e influyó de
cierta manera en su obra. Desafortunadamente parece ser que la crítica no fue
demasiado benevolente con sus obras tempranas o sus cuentos, los cuales tienen
un estilo similar a Santuario o puede ser también que ella temió que la
criticaran porque su estilo fuera similar al de su amigo, ya que no se dedicó a
escribir más este tipo de obras. Una lástima porque esta novela me ha gustado
mucho más que alguno de sus libros más reconocidos como La casa de la alegría.
Me
gusta mucho el hecho de que el personaje, Kate, tiene la capacidad de intuir lo
que está ocurriendo o lo que va a ocurrir y que aparentemente su hijo Dick
también tenga un poco de esa intuición, ya que sabe que su madre tiene idea de
todo lo que él está haciendo. El cambio del personaje de Kate también es algo
para resaltar, porque ella pasa de ser una joven ingenua y sumisa, dispuesta a
acatar las órdenes de los demás aunque no quiera, a ser una mujer madura
decidida e instintiva, que no le importa ayudar a su hijo para disuadirlo de cometer
los mismos errores de su fallecido progenitor. Pero es el sentido de intuición
de madre e hijo lo que define la historia y hace que finalmente Dick tome una decisión
inesperada pero que al fin y al cabo acaba siendo la correcta.
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