EL TATUAJE DE LA CONCUBINA
La entrada de esta última semana de marzo es El tatuaje de la concubina de la autora estadounidense de origen chino-coreano Laura Joh
Rowland, especializada en misterio. El Tatuaje de la Concubina es el cuarto
libro de una serie de dieciocho libros sobre un detective del Japón del siglo
XVII, Sano Ichiro1, que se encarga de resolver misterios durante la
dictadura del shogun Tokugawa Tsunayoshi.
Desafortunadamente, la serie no ha sido traducido en su
totalidad en español (el último libro fue publicado en diciembre pasado) y
además las editoriales que la publicaban lo hicieron en desorden y sólo tradujeron siete de
ellos, así que sólo he podido este libro hasta ahora y lo hice en 2013 por primera vez.
Sin embargo, cada vez que puedo, lo releo para captar más detalles.
Antes de hablar del libro, quiero hacer un resumen histórico: el
shogunato Tokugawa empezó en 1603 y terminó en 1868, con la abolición del cargo
de shogun, equivalente al cargo occidental de dictador, y el restablecimiento
de los poderes del emperador. A esto último se le llama restauración Meiji.
Tokugawa Tsunayoshi, el shogun que se menciona en el libro, fue el quinto
Tokugawa. Es muy conocido por el apodo de “perro shogun” por sus leyes de
protección hacia los perros, las cuales eran tenían un corte draconiano y
fueron uno de los primeros ejemplos de leyes contra el maltrato animal.
De acuerdo con el pequeño resumen de los tres primeros libros que
aparece allí, Sano Ichiro era hijo de un ronin2 e inicialmente era
un doshin3. Cuando resolvió su primer caso de asesinato (descrito en
Shinju, el primer libro) y el intento de uno contra el shogun Tokugawa
Tsunayoshi, este lo elevó al cargo de sosakan4. Luego de resolver
otros dos homicidios descritos en Bundori y en El Camino del Traidor, se gana
el prestigio de la corte pero también a enemigos muy poderosos como el
chambelán del shogun, Yanagisawa, el cual quiere destruirlo a toda costa.
En este libro, mientras contrae matrimonio con Ueda Reiko, la hija
de un magistrado, a Sano se le encarga resolver la muerte de una de las
concubinas del shogun, la Dama Harume, que era su favorita y la más reciente,
la cual se había hecho un tatuaje amoroso en el momento de su muerte. Durante
esta difícil y peligrosa labor, Sano se topa con la limitada y triste realidad que tienen
las mujeres de su tiempo, lo cual cambiará su forma de pensar y lo hará
discutir y plantearse su matrimonio con Reiko. Más aún Reiko resulta ser una
mujer persistente, obstinada y con grandes habilidades de detective, algo que
para Sano es duro de aceptar, pero finalmente logra hacerlo.
Para poder investigar sobre la muerte de la Dama Harume le pide
ayuda a su aliado, el doctor Ito Genboku, un ex médico de la corte imperial condenado al depósito de cadáveres de Edo de por vida por haber realizado
disecciones, algo ilegal en la época. El doctor Ito revela, mediante el uso de
ratones, que la tinta presente en el tatuaje fue la que causó su muerte, que este
veneno era bish y que probablemente había sido vendido por un buhonero llamado
Choyei, que ya debía de ser anciano pero que era prófugo de la justicia. Sano también decide investigar el diario íntimo de la Dama Harume en busca de algún amante
puesto que el tatuaje indica que no para el shogun.
Luego Sano y Hirata van al Interior Grande, las dependencias de las
mujeres para entrevistar a la madre del shogun, la Dama Keisho-in y a la otoshiyori5,
Chizuru. A pesar de sus reticencias y su temor hacia su superiora, Chizuru
revela que Harume no era una joven querida por todos y que tenía problemas con
dos personas: la Dama Ichiteru y el teniente Kushida Matsutatsu. Después de ir a ver
al bakufu6 y de recibir una protección inesperada del chambelán
Yanagisawa, Sano se va a entrevistar al teniente Kushida y Hirata a la Dama
Ichiteru, pero este último lo acepta un poco aterrado debido a su falta de
experiencia con mujeres de clase alta.
Las entrevistas dejan claros varios detalles: Sano ve que aunque
Kushida era un hombre obsesionado por Harume, no cree que haya envenenado a
Harume por su forma violenta y repentina de reaccionar a la ira y su gusto por
la naginata7, así que de haber querido usarla contra Harume lo
habría hecho. Por su parte, Hirata no logra sacarle información a la Dama
Ichiteru pues ella lo seduce y su atracción inmediata por ella hace imposible
que pueda interrogarla de manera adecuada. Durante las investigaciones de Sano
y Hirata, se muestra el punto de vista del chambelán Yanagisawa y cómo planea
usar el caso de la Dama Harume para destruir a Sano y a su otro enemigo en la
corte, que sólo sabremos más adelante. Luego Sano presencia la disección de la
Dama Harume y descubre que estaba embarazada, lo que complica aún más la situación
si el bebé era del shogun.
Mientras todo ello se da, Reiko se niega a aceptar su situación de
casada y quiere ayudar a Sano a resolver el asesinato de la Dama Harume, con la
consiguiente negativa de él y el deterioro de su relación, así que Sano
aprovecha el tiempo que debería dedicar a Reiko para leer el diario de la Dama
Harume y descubre que ella tenía dificultades para acoplarse a su situación,
igual que Reiko y que tenía un amante, el cual identifica de inmediato: el caballero
Miyagi Shigeru, daimio8 de la provincia de Tosa, al cual entrevista
junto a su esposa. Está claro que la dama Miyagi compró el frasco de tinta y
que el daimio no tuvo relaciones íntimas con Harume, pero si la veía desnudarse porque
él sólo se excitaba cuando veía mujeres.
Entretanto, Reiko se pone a investigar a escondidas de Sano interrogando
a su prima Eri, una funcionaria de palacio9. Reiko se entera de
que Kushida se había metido en el cuarto de Harume unos días antes de su homicidio
y que la Dama Ichiteru se había peleado cuerpo a cuerpo con Harume y la había
amenazado. Cuando Reiko revela sus hallazgos a Sano, este se burla y ella se
molesta con él, diciéndole que no volverá a hablarle de sus avances. Entonces
Sano va a ver al magistrado Ueda, para averiguar sobre los sospechosos y cómo
puede arreglar su matrimonio con Reiko. El magistrado Ueda menciona un
homicidio de la hija de un soldado que involucraba a los Miyagi, pero que ni la
Dama Ichiteru ni el teniente Kushida tenían antecedentes. El magistrado Ueda le
dice que debe intentar complementarse con Reiko y que debe dejar de lado su
terquedad.
Esa misma noche, el teniente Kushida irrumpe en la mansión Sano y
después de una gran lucha, es reducido por Sano, Reiko, Hirata y varios
guardias. Cuando lo atan, lo interrogan para que diga por qué irrumpió en la
mansión. Nos enteramos que Kushida mintió en parte de su testimonio porque si
había entrado en el cuarto de la Dama Harume, lo que confirma la información de
Reiko. Kushida dijo que mintió pero que sólo había entrado allí para poder
robar el diario y saber quién era el amante de la Dama Harume y cuando supo que
el diario estaba en la mansión Sano, decidió irrumpir allí para hurtarlo.
Sano lo envía de inmediato a prisión domiciliaria, no a la prisión de Edo como
se acostumbraba, debido a su clase samurái. Después lee de nuevo el diario de la
Dama Harume y descubre que había un poema escondido sobre un amante oculto de ella que por
su fama y su clase podrían ponerlos a él y ella en peligro. Sano intuye que
debe haber un amante desconocido.
Sano se va a interrogar de nuevo a Chizuru sobre los orígenes de la
dama Harume y entendió al fin porque Harume no encajaba en el Interior Grande.
Luego de recibir el permiso de Chizuru, se va de nuevo a buscar en el cuarto de
la Dama Harume y encuentra una bolsa con cabello y tres uñas que él se guarda para
saber por qué ella la tenía y una carta de amor amenazadora firmada por la Dama Keisho-in. Para buscar información va a visitar a Jimba,
el padre de Harume, que le confirma que Harume temía a alguien dentro del
Interior Grande. Poco a poco comprende que a la Dama Harume le costaba asumir
su rol como mujer al igual que Reiko.
Entretanto, Hirata va a ver a su informante del bajo mundo, La
Rata, que dirige un espectáculo de fenómenos que llama su “Casa de los
Monstruos”, puesto que le pidió que informara sobre algún hallazgo de Choyei,
el buhonero, pero La Rata niega haberlo encontrado, aun así Hirata no lo cree.
Luego de todo eso, se va a ver a la Dama Ichiteru puesto está ansioso por verla otra
vez. Ichiteru droga a Hirata y le dice que la Dama Keisho-in y su confesor y
amante, el sacerdote10 Ryuko mataron a la Dama Harume porque quieren
gobernar Japón. Hirata va a revelarle sus hallazgos a Sano.
Mientras todo eso ocurre, Sano va a ver un juicio al que fue
invitado por su suegro, el magistrado Ueda. Ahí descubre que la víctima tenía
los mismos síntomas que tuvo la Dama Harume, lo que indica que se usó el mismo
veneno. Cuando se reúne con Hirata para buscar a Choyei, encuentran que este ha
sido mortalmente herido por un cliente desconocido. Aunque Sano y Hirata
intentan hacer que Choyei describa a su asesino, no lo consiguen antes de que
este muera. Y para empeorar las cosas, el teniente Kushida ha escapado de su
prisión domiciliaria.
A escondidas de Sano, Reiko va al templo de Zojo para entrevistar a
su ex maestro de koto11, Fukuzawa, ya que este dictaba clases a
las mujeres en el Interior Grande. Como sabe que Sano piensa inculpar a la dama
Keisho-in y al sacerdote Ryuko y sabe que ello le causaría la muerte a toda su
familia, necesita salvar a su marido y a si misma, pero Fukuzawa, que ya es
anciano, no recuerda haber conocido a Harume ni detalles sobre el Interior
Grande.
Mientras Reiko tristemente contempla el lago artificial, de repente
Fukuzawa recuerda haber visto al actor Shichisaburo, el amante del chambelán
Yanagisawa, entrando a la habitación de la Dama Keisho-in, sacando algo
parecido a un papel (su carta) y yendo a una habitación del fondo (la de la
Dama Harume) pero Fukuzawa lo reconoció aun cuando estaba vestido de mujer por los
ademanes que su familia hacía de generación en generación ya que el maestro
Fukuzawa había tocado para el abuelo de Shichisaburo y también había visto actuar
al joven. Finalmente Reiko intuye que todo es un plan del chambelán Yanagisawa
para provocar la caída de Sano e intenta regresar al castillo de Edo para
alertarlo.
Precisamente en ese momento Sano y Hirata llegan a los aposentos de
la Dama Keisho-in para acusarla a ella y al sacerdote Ryuko de cometer el
homicidio de la Dama Harume con base en su diario íntimo, la carta de la Dama
Keisho-in, los testimonios de Jimba y la Dama Ichiteru. La dama Keisho-in explica que la carta era para el sacerdote Ryuko, pero Sano se niega a creerle. Después de que Ryuko
les advierte las consecuencias de tal acusación, de repente llega la nota de
Reiko en la que le revela la estratagema del chambelán Yanagisawa. Es ahí
cuando se da cuenta de que la Dama Keisho-in es otro rival para el chambelán
Yanagisawa, que desea que sea exiliada, puesto que el shogun jamás mataría a su
adorada madre. Y la razón de todo ello era porque estaba cansado de la cantidad
de dinero que se gastaba en los templos budistas y quería expulsar a los
sacerdotes y apoderarse de los templos, protegidos por ella. Después de
descubrirlo todo, Sano, Hirata, la Dama Keisho-in y el sacerdote Ryuko unen
fuerzas para derribar al chambelán Yanagisawa.
Finalmente Sano reconoce el valor, la tenacidad y la intuición de
Reiko, que resultaron más acertadas que las suyas ya que de no ser por ella, ambos habrían
sido ejecutados. Ambos logran entender que pueden ser tanto esposos como
compañeros y por fin tienen su noche de bodas. Sano y Reiko acuerdan seguir con
la investigación; Sano iría a Asakusa para averiguar sobre el amante secreto de
la Dama Harume y Reiko entrevistaría a los Miyagi.
Ya en Asakusa, Sano va a la posada donde se veían la Dama Harume y
el caballero Miyagi e interroga al dueño que confiesa que ella se veía con un
joven samurái vestido con ropa sencilla, lo que confirma que su amante no eran ni el
caballero Miyagi ni el teniente Kushida. Después se va a la parte de atrás de un templo y encuentra unos manipuladores de cadáveres que vendían pelo y uñas de
cadáveres, lo que explicaba la bolsa de la Dama Harume. Cuando interroga a los
manipuladores de cadáveres, que eran etas12, estos confirman que la
Dama Harume compró una vez sus productos y que ella tenía un romance con su
jefe, de nombre Danzaemon. Entonces Sano se da cuenta que el amante secreto de
la Dama Harume era un descastado y que por su romance prohibido ambos hubieran
sido ejecutados de haber sido descubiertos.
Por su parte, Reiko va a la mansión de los Miyagi para tratar de
averiguar si la pareja tuvo que ver con el asesinato. Mediante la conversación,
Reiko está casi segura que el asesinato lo cometieron los Miyagi, pero decide
acompañarlos a su cabaña de las montañas para confirmar sus sospechas.
En ese momento, Sano va al poblado de los etas guiado por Mura, el
asistente eta del doctor Ito y el único descastado que Sano conoce. Mura lo
lleva a la casa del jefe de los etas, Danzaemon. Este le habla sobre su romance
con la Dama Harume, el cual empezó cuando se encontraron en el Templo de
Asakusa, pero ellos ya se conocían desde niños. Dijo que amaba a Harume porque
el amor que le daba lo hacía sentirse limpio, puro y amado, algo que no podría
darle otra mujer de su condición, ni siquiera su esposa. Nos enteramos que el
hijo que esperaba la Dama Harume era de él, puesto que el shogun no podía ser y
el caballero Miyagi no la tocaba. Él también indicó que además de la Dama
Ichiteru y del teniente Kushida, había otra persona que le había arrojado una
daga a la Dama Harume y que aunque no pudo ver la totalidad de su rostro, supo
que era una mujer de clase noble por sus cejas rasuradas13. Después
de terminar la entrevista, Sano pudo ver la dignidad de Danzaemon, su liderazgo y su amor por su gente. Piensa que si no fuera por su cuna, lo consideraría un
mejor líder que el propio shogun.
Después de reunirse con Hirata, está listo para acusar a la Dama
Ichiteru, ya que es la que mejor encaja con la descripción de Danzaemon y por su claro odio
a la Dama Harume. Hirata aún es incapaz de aceptar que la Dama Ichiteru sea la
asesina, pero luego recordó la conversación con La Rata y notó que en realidad
La Rata habría sido sobornado o estaba haciendo chantaje ya que se había visto
con una mujer, supuestamente una clienta. Él asume que probablemente la clienta era la Dama Miyagi por su voz grave, aunque nunca la había visto,
ya que esta también tenía una voz así. Sano parece aceptar la teoría de
Hirata y se van a ver a Reiko, que ya debía de haber entrevistado a los Miyagi,
pero encontraron que sabía ido con ellos.
Entonces Sano y Hirata se van directo al palacio de los Miyagi para buscar a Reiko y ver a los Miyagi, pero descubren algo macabro: las concubinas del caballero Miyagi habían sido asesinadas en el baño y la culpable era la Dama Miyagi. Esto confirma que ella es la asesina de la Dama Harume y de Choyei. Sólo pueden ir a la cabaña de los Miyagi para intentar salvar a Reiko, que ya también ha descubierto que la Dama Miyagi mató a la Dama Harume, a Choyei, a la hija del soldado, a la cual también envenenó como a Harume y que incluso intentó asesinar a La Rata, pero la aparición de Hirata le salvó la vida. Por el contrario, el caballero Miyagi, a pesar de su voyeurismo, es un hombre inocente.
Al llegar Sano y Hirata empiezan a enfrentarse a la Dama Miyagi y luego se suman el teniente Kushida, que está dispuesto a limpiar su honor matando a la Dama Miyagi pero se enfrenta a Hirata, que también quiere limpiar el suyo, y el propio caballero Miyagi, que quiso enfrentarse a Sano para proteger a su esposa, pero es derrotado por este ya que nunca fue preparado para enfrentarse en combate a alguien, así que para limpiar su honor se practica el seppuku14. Cuando la Dama Miyagi presencia esto, está dispuesta a matar a Reiko, pero ella y Sano la reducen y la Dama Miyagi cae a un precipicio. Finalmente Sano ha aprendido a aceptar las habilidades y la ayuda de Reiko y Hirata ha recuperado su honor.
Cuando Sano revela su informe ante el shogun, se revela el plan del chambelán Yanagisawa en contra de Sano, la Dama Keisho-in y el sacerdote Ryuko. Ante la posible ejecución, Yanagisawa culpa de todo a Shichisaburo y dice que el joven actor actúo por su cuenta. Sorprendentemente, este se declara culpable y ello se debe a su verdadero amor por Yanagisawa por el que haría cualquier cosa incluso morir. El shogun, siendo tonto e ingenuo, le cree y le condena a muerte. Lejos de estar aliviado, Yanagisawa entendió que había destruido a la única persona que lo amaba de verdad y que tendría muchos seguidores pero nunca alguien que lo amara de verdad.
Hirata se reúne por última vez con la Dama Ichiteru. Ya ha averiguado que ella quiso hacerle daño a la Dama Harume y había fallado, pero aun así está dispuesto a castigarla. A la Dama Ichiteru no le importa porque para ella su castigo es su futuro, ya que ha sido relevada de concubina y deberá regresar a Kioto después de trece años infructuosos de intentar dar a luz un heredero para el shogun. Hirata finalmente puede ver que ella tiene una situación peor que la suya e incluso siente compasión por ella. Ahora puede seguir su camino sin dejarse seducir otra vez.
Al final del libro, Sano y Reiko finalmente pueden celebrar su boda como es debido y pueden ser compañeros en el amor y en el trabajo. Ahora tienen el apoyo de la Dama Keisho-in y están dispuestos a enfrentar las próximas intrigas de Yanagisawa.
Uno de los temas que trata la novela es la situación de la mujer japonesa en la época Edo, la cual sería muy similar a las tuvieron las mujeres hispanoamericanas hasta bien entrado el siglo XX o incluso hoy. Las mujeres eran consideradas menores de edad y no podían muchas profesiones distintas de ser esposa, monja, granjera, mendiga, prostituta, concubina o criada. El matrimonio ni siquiera era garantía de felicidad y tranquilidad ya que muchos maridos eran crueles con sus esposas como se menciona con la hermana del chambelán Yanagisawa, la niñera de Reiko o la mujer del juicio que Sano presenció. Muchas mujeres eran analfabetas o casi analfabetas ya que no podían estudiar más que caligrafía, música, ceremonia del té, artes manuales y arreglos florales si eran de clase noble o samurái. Las mujeres que tenían una educación superior a las demás eran vistas como raras por los demás, como ocurría con Reiko, la esposa de Sano. Aun así varias mujeres tratan de luchar contra los prejuicios para encontrar la felicidad en sus vidas aún a costa de sus vidas, como Reiko y la Dama Harume.
Otro tema que trata es la homosexualidad, un tabú antes y ahora. En el libro, Rowland muestra que la homosexualidad era bastante común en la clase alta; los hombres de clase noble o samurái se casaban con mujeres para mantener las apariencias pero preferían dedicarse a sus amantes masculinos; tal era el caso del chambelán Yanagisawa o el propio shogun. De hecho, la orientación sexual del shogun era conocido por todos pero nadie se atrevía a decirlo en público por temor a la ejecución. Además la madre del shogun, Keisho-in, no aceptaba la sexualidad de su hijo a pesar de que ella era bisexual.
Un detalle que se puede ver en el libro que, a pesar de que el bakufu tiene una red de espías por todo el país denominada metsuke, el chisme y el cotilleo son iguales o incluso más eficientes que esa red. Las mujeres, sobre las de clase alta, se le pasaban comentando las cosas que hacían sus maridos sin temor que a las encontraran puesto que muchos vendedores tenían lugares especiales y ocultos para ellas. De esta forma fue como Reiko, por medio de su prima funcionaria de palacio, se enteró de detalles que a la larga terminaron siendo irrefutables.
Me hubiera gustado hablar aquí sobre los personajes femeninos de El tatuaje de la concubina, pero decidí que es mejor que mencionarlas en una entrada gemela que publiqué junto con esta. Por lo tanto sólo puedo decir que este libro ayudó a fomentar mi interés por los distintos relatos de detectives y de investigación (léanse El Escarabajo de Oro). Me gusta el estilo detallista de Rowland, es excelente describiendo una habitación, una calle o la indumentaria de un personaje y me gusta mucho el estilo femenino y a la vez masculino de este libro. Para resumir, tiene de todo un poco; así que es una lástima que no hayan terminado de traducir toda la saga a nuestro idioma.
Concluyo que si les gusta el misterio, las intrigas, las escenas eróticas y las peleas, este es un libro recomendado.
Al llegar Sano y Hirata empiezan a enfrentarse a la Dama Miyagi y luego se suman el teniente Kushida, que está dispuesto a limpiar su honor matando a la Dama Miyagi pero se enfrenta a Hirata, que también quiere limpiar el suyo, y el propio caballero Miyagi, que quiso enfrentarse a Sano para proteger a su esposa, pero es derrotado por este ya que nunca fue preparado para enfrentarse en combate a alguien, así que para limpiar su honor se practica el seppuku14. Cuando la Dama Miyagi presencia esto, está dispuesta a matar a Reiko, pero ella y Sano la reducen y la Dama Miyagi cae a un precipicio. Finalmente Sano ha aprendido a aceptar las habilidades y la ayuda de Reiko y Hirata ha recuperado su honor.
Cuando Sano revela su informe ante el shogun, se revela el plan del chambelán Yanagisawa en contra de Sano, la Dama Keisho-in y el sacerdote Ryuko. Ante la posible ejecución, Yanagisawa culpa de todo a Shichisaburo y dice que el joven actor actúo por su cuenta. Sorprendentemente, este se declara culpable y ello se debe a su verdadero amor por Yanagisawa por el que haría cualquier cosa incluso morir. El shogun, siendo tonto e ingenuo, le cree y le condena a muerte. Lejos de estar aliviado, Yanagisawa entendió que había destruido a la única persona que lo amaba de verdad y que tendría muchos seguidores pero nunca alguien que lo amara de verdad.
Hirata se reúne por última vez con la Dama Ichiteru. Ya ha averiguado que ella quiso hacerle daño a la Dama Harume y había fallado, pero aun así está dispuesto a castigarla. A la Dama Ichiteru no le importa porque para ella su castigo es su futuro, ya que ha sido relevada de concubina y deberá regresar a Kioto después de trece años infructuosos de intentar dar a luz un heredero para el shogun. Hirata finalmente puede ver que ella tiene una situación peor que la suya e incluso siente compasión por ella. Ahora puede seguir su camino sin dejarse seducir otra vez.
Al final del libro, Sano y Reiko finalmente pueden celebrar su boda como es debido y pueden ser compañeros en el amor y en el trabajo. Ahora tienen el apoyo de la Dama Keisho-in y están dispuestos a enfrentar las próximas intrigas de Yanagisawa.
Uno de los temas que trata la novela es la situación de la mujer japonesa en la época Edo, la cual sería muy similar a las tuvieron las mujeres hispanoamericanas hasta bien entrado el siglo XX o incluso hoy. Las mujeres eran consideradas menores de edad y no podían muchas profesiones distintas de ser esposa, monja, granjera, mendiga, prostituta, concubina o criada. El matrimonio ni siquiera era garantía de felicidad y tranquilidad ya que muchos maridos eran crueles con sus esposas como se menciona con la hermana del chambelán Yanagisawa, la niñera de Reiko o la mujer del juicio que Sano presenció. Muchas mujeres eran analfabetas o casi analfabetas ya que no podían estudiar más que caligrafía, música, ceremonia del té, artes manuales y arreglos florales si eran de clase noble o samurái. Las mujeres que tenían una educación superior a las demás eran vistas como raras por los demás, como ocurría con Reiko, la esposa de Sano. Aun así varias mujeres tratan de luchar contra los prejuicios para encontrar la felicidad en sus vidas aún a costa de sus vidas, como Reiko y la Dama Harume.
Otro tema que trata es la homosexualidad, un tabú antes y ahora. En el libro, Rowland muestra que la homosexualidad era bastante común en la clase alta; los hombres de clase noble o samurái se casaban con mujeres para mantener las apariencias pero preferían dedicarse a sus amantes masculinos; tal era el caso del chambelán Yanagisawa o el propio shogun. De hecho, la orientación sexual del shogun era conocido por todos pero nadie se atrevía a decirlo en público por temor a la ejecución. Además la madre del shogun, Keisho-in, no aceptaba la sexualidad de su hijo a pesar de que ella era bisexual.
Un detalle que se puede ver en el libro que, a pesar de que el bakufu tiene una red de espías por todo el país denominada metsuke, el chisme y el cotilleo son iguales o incluso más eficientes que esa red. Las mujeres, sobre las de clase alta, se le pasaban comentando las cosas que hacían sus maridos sin temor que a las encontraran puesto que muchos vendedores tenían lugares especiales y ocultos para ellas. De esta forma fue como Reiko, por medio de su prima funcionaria de palacio, se enteró de detalles que a la larga terminaron siendo irrefutables.
Me hubiera gustado hablar aquí sobre los personajes femeninos de El tatuaje de la concubina, pero decidí que es mejor que mencionarlas en una entrada gemela que publiqué junto con esta. Por lo tanto sólo puedo decir que este libro ayudó a fomentar mi interés por los distintos relatos de detectives y de investigación (léanse El Escarabajo de Oro). Me gusta el estilo detallista de Rowland, es excelente describiendo una habitación, una calle o la indumentaria de un personaje y me gusta mucho el estilo femenino y a la vez masculino de este libro. Para resumir, tiene de todo un poco; así que es una lástima que no hayan terminado de traducir toda la saga a nuestro idioma.
Concluyo que si les gusta el misterio, las intrigas, las escenas eróticas y las peleas, este es un libro recomendado.
NOTAS
1 En
Japón cuando se nombra a una persona, primero va su apellido y luego su nombre
de pila.
2 Samurái
sin amo.
3 Patrullero/policía
de bajo rango en la era Tokugawa.
4
Investigador de homicidios.
5
Funcionaria mayor de palacio, es decir, la superiora de las funcionarias de palacio.
Su autoridad sólo estaba por debajo de la madre o la esposa del shogun y su
principal función era vigilar la puerta de la alcoba del shogun cuando estaba
con una concubina para evitar que las demás se aprovecharan en ese momento.
6 Palabra
para designar al Gobierno militar de Japón, es decir, el shogunato.
7 Lanza
japonesa de hoja curva con un largo asta. Parecida a una alabarda o una archa.
8 Señor
feudal.
9 Encargadas
de controlar y manejar los asuntos de las concubinas. Casi siempre eran ex
concubinas.
10 En este
caso, es un sacerdote budista.
11
Instrumento de cuerda japonés de la familia de las cítaras.
12 Término
feudal para los burakumin, un grupo social japonés que recibe un trato similar
a los intocables de la India. Ello se debe a las ocupaciones que tenían sus
ancestros como carniceros, curtidores, sepultureros, verdugos, etc.
13 Las
mujeres de clase noble se rasuraban las cejas y si estaban casadas, se teñían los dientes de negro.
14 Aun
cuando en Occidente se le llama harakiri al tradicional suicidio ritual y así se lo llama en el libro, los
japoneses usan este término que menciono en la entrada por ser poético y más refinado.
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