PERSUASIÓN


Esta semana decidí que el libro elegido sería Persuasión, una de las novelas póstumas de la escritora británica Jane Austen. Esta novela fue publicada en 1818 junto con La abadía de Northanger en un solo volumen. Me ha tomado unos cuantos años leerme las novelas de Austen dado que su bibliografía es corta y quiero tener paciencia para ello, algo que no se ve mucho en mí.
Antes de empezar a hablar sobre esta novela, déjenme contarles algo. A finales de octubre del año pasado tenía que escoger una de seis películas para realizar un ensayo sobre la relación cine-literatura. Decidí escoger dos: la novela de la que voy a hablar y Del amor y otros demonios, ya que los dos autores, Austen y García Márquez son de mis autores favoritos. La versión que vi de Persuasión fue el telefilme del canal británico ITV realizado en 2007 y este trabajo me motivó mucho más para decidir leerme el libro.
La protagonista de esta novela es Anne Elliot, hija de Sir Walter Elliot, un baronet, que fue persuadida a los diecinueve años de rechazar a un joven marino, Frederick Wentworth, por no tener fortuna ni aspiraciones. Ahora a los veintisiete años, está resignada a ser solterona e ignorada por su familia, la cual no aprecia su dulzura y disposición para con los demás y sólo tiene el consuelo de Lady Russell, su gran amiga y consejera.
En ese intervalo de ocho años, muchas cosas cambiaron. Frederick Wentworth ha sido ascendido a capitán y ha hecho una gran fortuna, mientras que el padre de Anne ha adquirido deudas de tal magnitud que se ve obligado a alquilar su residencia, Kellynch, a un contralmirante, el señor Croft, que casualmente es cuñado del capitán Wentworth. Sir Walter alquila una pequeña pero elegante casa en Bath y se instala con su hija mayor, Elizabeth, mientras que envía a Anne con su hermana menor, Mary, la única de las hermana Elliot que está casada.
Hay quienes dicen que Anne Elliot es una versión más madura de Fanny Price, la protagonista de Mansfield Park. En cierta forma es verdad ya que ambas son bondadosas, dulces, prudentes e incluso inquebrantables cuando la situación lo requiere, pero Anne tiene algo que Fanny carece: un fuerte círculo de amistades, que le permite sentirse querida aun cuando su propia familia no sea buena con ella. Con esto no digo que Fanny Price no tenga amigos; es sólo que su círculo es más reducido que el de Anne y por eso su búsqueda de confianza en si misma es más larga y compleja que la de Anne.
Volviendo a Anne, su viaje de recuperación emocional empieza cuando viaja a Uppercross, la residencia de los Musgrove, su familia política. Esto le permite estar en contacto con los Musgrove, que la aprecian mucho más que su propia familia y también con el capitán Wentworth, lo cual revive sus sentimientos por él. Su mejora le permite ser incluso un consuelo y una ayuda para el entristecido capitán Benwick al punto de que él logra recuperarse de la pérdida de su prometida y se casa con una mujer opuesta en carácter a él, una relación que a pesar de todo parece funcionar ya que se complementa el uno al otro.
Su nueva imagen interior y exterior es notada por todos cuando llega a Bath, sobre todo por el heredero de su padre, el señor William Elliot. Este personaje es el típico villano Austen, los cuales suelen tener dos caras; una que muestran ante el público y otra que se manifiesta en su vida privada. En el caso del señor Elliot, desea por esposa a Anne para mantener el vínculo familiar pero quiere que Sir Walter se aleje de la amiga de su hija Elizabeth, la señora Clay, ya que de casarse con ella, podrían tener un hijo y así su posibilidad de ser baronet se desvanecería; así que al mismo tiempo que corteja a Anne también corteja a la señora Clay.
Sin embargo, Anne, al igual que Fanny Price y a diferencia de Elizabeth Bennet y de Marianne Dashwood, tiende a estudiar mejor a las personas y de esta manera las juzga de manera más acertada. Ella nota algo raro en el señor Elliot que hace que este no la convenza hasta que su amiga, la señora Smith, le confirma que su esposo le ayudó con sus problemas económicos, pero cuando se casó con su primera esposa, la cual era muy rica, se olvidó de ellos y se negó a ayudarla cuando su esposo murió. Inclusive fue cruel con su primera esposa. Esto la ayuda a decidirse por el capitán Wentworth cuando le propone matrimonio y no arrepentirse de ello.
Por su parte, el capitán Wentworth nunca dejó de amar a Anne ni siquiera cuando ella lo rechazó, pero su gran defecto es su orgullo ya que de no ser por él, Anne y él se hubiera reconciliado años antes. Parece que una de las cosas que lo motivó a hacer fama y fortuna fue poder ser digno de tener la mano de Anne aun cuando el amor entre ellos siempre fue sincero. Como el capitán Wentworth es tan silencioso y sosegado como Anne, no daba a mostrar sus sentimientos y por eso muchos creían que estaba interesado en alguna de las hermanas Musgrove. Cuando el señor Elliot empezó a cortejar a Anne, el capitán Wentworth sintió que estaba por perder a Anne así que le escribió una carta a Anne en la que le revelaba sus sentimientos y le pregunta si desea casarse con él. Ambos logran estar juntos y para siempre luego de ocho años de separación.
Para mí, el personaje de Lady Russell es similar al de Sir Thomas Bertram de Mansfield Park ya que ambos sienten un genuino aprecio por las protagonistas y quieren orientarlas pero juzgan más a las personas por su posición que por su carácter, lo que los lleva a cometer grandes errores. Lady Russell actúa como una madre sustituta para Anne y por ello es su gran consejera; pero a pesar de que ella es mucho menos vanidosa que Sir Walter, tiene un orgullo de clase y por ello persuade a Anne para que no se case con el capitán Wentworth ocho años antes por no tener dinero ni posición y desea que contraiga matrimonio con el señor Elliot, no obstante todo ello lo hace porque quiere a Anne y cree que eso es lo mejor para ella. Sin embargo Lady Russell acepta al capitán Wentworth cuando tiene la oportunidad de hablar con él y se da cuenta de que había cometido un error al juzgarlo mal y le da la bendición a Anne para que se casen.
Los personajes de Sir Walter y Elizabeth son realmente tontos, presumidos y en mi opinión, unos jueces de carácter aún peores que Lady Russell, ya que sólo valoran a las personas que son tan vanidosas como ellas y a las que los adulan, una razón por la que no son afines a Anne, que es más bien humilde y reservada. Por eso no es de extrañar que al final se sientan tristes cuando se dan cuenta del plan de la señora Clay y cortan toda relación con ella y lo que es peor, para Elizabeth se diluye cualquier posibilidad de contraer matrimonio con el señor Elliot en caso de que Anne lo rechazara. Al final Austen da a entender que Elizabeth quizá nunca llegue a casarse, algo que confirma P. D. James en La Muerte Llega a Pemberley.
Debo decir que disfruté del libro y la película, pero lo que más me gustó del libro es su mensaje de esperanza, decisión y confianza en uno mismo. Para Anne recuperar su fe en si misma y al capitán Wentworth expresar sus sentimientos que se había negado a revelar son los grandes esfuerzos que ambos realizan para romper cualquier prejuicio que los separó y estar juntos otra vez.

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